Desafíos frente a la verdad objetiva
Introducción
Se considera ampliamente que la verdad objetiva es la piedra angular del pensamiento racional y la investigación científica. Por «verdad objetiva», nos referimos a la idea de que hay hechos y principios que existen independientemente de las creencias, los prejuicios y las opiniones personales que podamos tener. Muchos filósofos explican además que la noción de la verdad objetiva se relaciona con la existencia de una «realidad objetiva», que se refiere «a todo aquello que existe tal y como es con independencia de que se lo pueda percibir conscientemente (mediante la percepción, el pensamiento, etc.)».1
Las Escrituras cristianas afirman que existe una realidad objetiva que el ser humano puede conocer:
- La naturaleza objetiva y conocible de la existencia de Dios (Romanos 1:18-20)
- La naturaleza objetiva y conocible de las leyes morales de Dios (Romanos 2:14-15)
- La naturaleza objetiva de las Escrituras (Salmos 19:7-9)
- La naturaleza objetiva de Jesús y Sus palabras (Juan 14:6, Juan 18:37)
Aunque las Escrituras enseñan que la verdad es el camino hacia la libertad, también se centran en la realidad de la verdad como una persona: Jesucristo (Juan 8:32, 14:6). El fundamento de la verdad de la fe cristiana es la verdad objetiva de que «Cristo murió por nuestros pecados […] fue sepultado […] resucitó al tercer día según las Escrituras» (1 Corintios 15:3-5). En efecto, si Cristo no ha resucitado, la fe cristiana es ilusoria (1 Corintios 15:17).
Aunque las Escrituras afirman que hay una realidad objetiva accesible al ser humano, la idea de que existe la verdad objetiva ha sufrido una erosión a largo plazo, y algunos ponen en duda que exista. Las afirmaciones sobre la verdad del cristianismo en particular se han visto puestas en duda por diversos acontecimientos que probablemente afectarán la gran comisión y la iglesia de aquí al 2050. En este artículo analizaremos seis de los desafíos que han surgido en diversas partes del mundo.
Subjetividad y relativismo
Uno de los desafíos principales frente a la verdad objetiva procede de la idea de la subjetividad y el relativismo. Según la Enciclopedia de filosofía de Stanford, «el relativismo, en términos generales, es la opinión de que la verdad y la falsedad, lo correcto y lo incorrecto, las normas de razonamiento y los procedimientos de justificación son producto de convenciones y marcos de evaluación diferentes, y de que su autoridad se limita al contexto que les da origen».2 En pocas palabras, esto significa que lo que es verdad para una persona o un grupo puede no serlo para otro. Desde este punto de vista, el mundo ofrece muchas «verdades». Esto se complica aún más por la susceptibilidad posmoderna que sugiere que «mi verdad es mi verdad, y la verdad del otro es su verdad». Dada la emergente realidad de que las instituciones de autoridad (como la iglesia, el estado y la familia) han perdido confianza, las nuevas generaciones en muchas partes del mundo exploran las cuestiones de la verdad a través de aquellas personas influyentes de las redes sociales y las plataformas, muchas de las cuales ponen en duda el concepto de verdad objetiva.3
Mucha gente se niega a considerar que la verdad objetiva es una parte significativa de la realidad. Esta es una situación problemática que se ve agravada por el hecho de que actualmente haya un mayor desprecio a la filosofía, que tradicionalmente ha proporcionado las herramientas intelectuales que demuestran la naturaleza contraproducente del relativismo. Este desprecio queda reflejado en la afirmación del físico de fama mundial Stephen Hawking: «[…] la filosofía ha muerto. La filosofía no se ha mantenido al corriente de los desarrollos modernos de la ciencia, en particular de la física».4 Esta actitud hacia la filosofía y la lógica en la cultura occidental general, basada en la ignorancia del valor fundamental que tienen la filosofía y la lógica en todas las disciplinas académicas, incluida la física,5 ha perjudicado la capacidad colectiva de la sociedad para considerar qué es objetivamente verdadero y cómo podemos llegar a saberlo.
En 2016, la palabra del año del Diccionario Oxford fue «posverdad». El artículo describe: «Posverdad es un sustantivo “referente a las situaciones o que denota las circunstancias en las que los hechos objetivos tienen menos influencia a la hora de conformar la opinión pública que las apelaciones a la emoción y a la creencia personal”».6 El comediante estadounidense Stephen Colbert popularizó una palabra relacionada, veracidad, como «la cualidad de parecer o de que lo perciban a uno como alguien verdadero, incluso si no se es necesariamente verdadero».7 Esta idea de «veracidad» hace que no se lleve a cabo una investigación reflexiva de la lógica de las creencias propias y daña la capacidad de las personas para reconocer un buen argumento. El evangelio de Jesucristo es, en efecto, un buen argumento sobre el problema de la humanidad.
Sin principios filosóficos básicos, el testimonio cristiano puede presentar puntos débiles de múltiples formas. Si falta conocimiento sobre la verdad y la realidad, puede que se generen creencias erróneas. Puede que las personas no se den cuenta de que su razonamiento es erróneo y se aferren a sus posturas por considerarlas verdades absolutas. Cuando el razonamiento deficiente se combina con el analfabetismo bíblico actual, el testimonio del evangelio se ve afectado de manera negativa.8
Para combatir los razonamientos pobres, es esencial que los pastores, los maestros y los demás líderes ministeriales enseñen a sus congregaciones conceptos filosóficos sólidos que los ayuden a entender, interpretar y comprometerse con las Escrituras de forma más reflexiva. C. S. Lewis proclamó: «La buena filosofía tiene que existir —si no por otra razón— porque hay que contrarrestar la mala filosofía».9 Cuando los cristianos no son buenos pensadores, pueden ser «zarandeados por las olas y llevados de aquí para allá por todo viento de enseñanza, y por la astucia y las artimañas de quienes emplean métodos engañosos» (Efesios 4:14).
Individualismo expresivo
Otro desafío frente a la verdad objetiva es el surgimiento del individualismo expresivo en Occidente. Este sugiere que «el bien supremo es la libertad individual, la felicidad, la autodefinición y la autoexpresión. Las tradiciones, las religiones, la sabiduría recibida, las normas y los lazos sociales que restringen la libertad individual, la felicidad, la autodefinición y la autoexpresión deben ser reformados, deconstruidos o destruidos».10 Esto ha contribuido al relativismo moral que tiene como premisa la autonomía moral, según la cual, siguiendo el análisis que hace R. C. Sproul del pensamiento de Jean Sartre (1905-1980), los seres humanos determinan sus propias libertades y ética.11 En un mundo así, donde la libertad y la expresión humanas son el objetivo final, se desata el caos y el colapso en los ámbitos de la sexualidad, la vida familiar y el tejido social, por nombrar solo algunos.12
A la existencia de una realidad objetiva externa al individuo se la podría percibir como una amenaza para la autenticidad personal y la libertad individual, ya que la capacidad de moldear la realidad como a uno le plazca es vital para alcanzar una autonomía definitiva. Sin embargo, cuando ya no se valoran la sabiduría o la autoridad externa, uno se esclaviza a sus puntos de vista individuales. Como afirmó Jesús, «y conocerán la verdad, y la verdad los hará libres» (Juan 8:32). Su proclamación fue, en parte, para liberarnos de nosotros mismos.
Sesgo de confirmación
«El sesgo de confirmación es la tendencia que las personas tienen a buscar información que respalde los puntos de vista que ya tienen. También lleva a las personas a interpretar la evidencia de maneras que respalden sus creencias, expectativas o hipótesis preexistentes».13 En otras palabas, las personas tienden a ver aquello que quieren ver y a interpretar la información de forma que respalde sus preconceptos. Al vivir en un mundo que se ha visto afectado por la caída, nos encontramos con que el pecado ha afectado toda nuestra experiencia humana. Por tanto, a nuestras aspiraciones, afectos y razonamiento se les dificulta conocer la verdad y vivir a la luz de la verdad. Como amantes de la verdad, los cristianos deben dejarse escrutar y examinar a fin de detectar si tienen algún sesgo de este tipo, aprender a superarlo y promover las virtudes intelectuales de la justicia, la imparcialidad, la honestidad intelectual y la humildad.14
Si no se lo reconoce, el sesgo de confirmación nos impide ser capaces de considerar la evidencia y la razón que están en conflicto con los puntos de vista del sesgo. Cuando el deseo entra en conflicto con nuestras creencias en Dios, se dificulta nuestra capacidad para razonar sobre Dios. Cuando el sesgo de confirmación se mezcla con el individualismo expresivo que predomina en Occidente, se desarrolla un ambiente de fragmentación intelectual y emocional. Esta circunstancia puede ser particularmente difícil cuando una persona ha sufrido un trauma religioso.
Rápida difusión de la desinformación
El auge de las noticias engañosas y la desinformación es otro desafío al que se enfrenta la verdad objetiva. Con la proliferación de las redes sociales e internet, es más fácil que nunca difundir información y propaganda falsas. Los cristianos son llamados a imitar a los judíos de Berea de Hechos 17, quienes examinaron la veracidad de las enseñanzas de Pablo. Tenemos que estar más atentos en esta época actual y venidera, comprobar las fuentes y discurrir qué cosas son verdaderas. De lo contrario, puede que, sin buscarlo, hagamos que aumente la confusión y la desconfianza del público, lo que hace que sea más complicado dar testimonio de las buenas nuevas de Jesucristo.
La narrativa del conflicto entre la ciencia y el cristianismo
Si bien la religión desempeña un papel relevante en las sociedades africanas, las generaciones más jóvenes cuestionan cada vez más las afirmaciones religiosas. Cada vez existen más comunidades humanistas, escépticas y ateas distribuidas en varias ciudades del continente africano en lugares como Lagos, Ciudad del Cabo y Nairobi. Las nuevas generaciones, que permanecen conectadas con otras partes del mundo a través de los nuevos medios de comunicación, favorecen este escepticismo general hacia las afirmaciones de la verdad cristianas15 que, a su vez, se ve impulsado por el punto de vista del materialismo científico. En el sistema cerrado que crea el naturalismo, los debates sobre el significado, el propósito y la racionalidad se ven dificultados.16 El materialismo científico sustenta la afirmación de que la fe y la ciencia son incompatibles, contribuyendo así a que haya más identidades no religiosas y ateas entre los jóvenes africanos urbanos.17
La narrativa del conflicto entre la ciencia y el cristianismo también se promueve en China, donde existe una estrecha relación con la ideología marxista. La percepción sobre este conflicto está generalizada gracias a, en parte, los líderes cristianos de Asia, que tienen más influencia en las opiniones de los creyentes sobre la ciencia que en Occidente, y a menudo, fomentan una actitud negativa hacia la corriente principal de la ciencia. La clave para corregir este escenario consiste en educar a los futuros líderes cristianos. Muchos eruditos cristianos han abogado a favor del argumento de que sus creencias están en armonía con la ciencia dominante, a la que distinguen del materialismo científico, del cual demuestran su falacia. En cambio, los líderes cristianos más jóvenes suelen reconocer la importancia de la ciencia y acogerían con agrado a eruditos que abordaran con respeto sus creencias y preguntas. Dado lo vasta que es la población asiática, la formación de futuros líderes cristianos en Asia es clave para influir en la opinión pública mundial futura sobre la ciencia y el cristianismo.
Se ha demostrado que el aumento de los «irreligiosos» está asociado a una educación científica generalizada y a una forma de pensamiento agnóstico, lo que dio lugar a una «crisis de creencias» de «proporciones épicas» en países de Europa Occidental como el Reino Unido.18 También se ven afectados algunos centros educativos asiáticos como Hong Kong y Singapur, donde se encuentran las mejores universidades de la región. En un foro organizado por la Sociedad Bíblica de Singapur bajo el título «Censo 2020, religiones y juventud», los panelistas señalaron que ha habido un descenso significativo del número de cristianos fieles en los grupos de entre 25 y 44 años, que el cristianismo parece estar perdiendo a los intelectuales y que muchos jóvenes se ven sofocados por las dudas. Mientras tanto, muchos ateos declarados plantean en internet objeciones agudas contra el teísmo cristiano, y muchos jóvenes que acceden con frecuencia a internet no encuentran en sus iglesias las respuestas a estas objeciones. Es una pena que este sea el escenario actual, pues existen numerosas publicaciones académicas de gran calidad que responden a estas objeciones.19 El problema es que, aunque muchos «irreligiosos» tienen una buena formación científica, no están bien informados sobre qué publicaciones académicas existen sobre la filosofía de la religión y la teología. Y estas publicaciones son sumamente importantes para entender cómo se relaciona la ciencia con el cristianismo.
Un problema más profundo es el de la educación teológica, donde sigue imperando la idea errónea de que los filósofos David Hume e Immanuel Kant acabaron con los argumentos sobre la existencia de Dios en el siglo XVIII. Teólogos neoortodoxos como Karl Barth y muchos teólogos posmodernistas concuerdan con esta apreciación. Ignoran el hecho de que otros filósofos han demostrado que las objeciones de Hume y Kant son falaces.20 Contrario a lo que las masas populares creen (erróneamente), Hume y Kant no refutaron con éxito los argumentos a favor de la existencia de Dios, como el argumento cosmológico, el teleológico, el moral y el de los milagros. Estos argumentos han existido durante milenios e, incluso en nuestra época científica actual, se siguen defendiendo en revistas y monografías publicadas por editoriales académicas revisadas por especialistas líderes en el mundo, como Oxford y Cambridge University Presses, Springer Nature y Routledge.
Internet, sin embargo, no solo presenta los desafíos, sino que también también ofrece un gran potencial y oportunidades para difundir los contenidos de estos recursos de gran calidad. Es necesario que los seminarios, las iglesias y los ministerios estudiantiles universitarios conozcan estos recursos académicos de gran calidad, los cuales presentan pruebas y argumentos rigurosos (así como respuestas detalladas a las objeciones a estos argumentos) de la existencia de Dios, la resurrección y la deidad de Jesucristo, etc., y que se les enseñe cómo utilizarlos.
Pluralismo religioso
En la India, el hinduismo es particularmente reacio a las afirmaciones exclusivistas sobre la verdad que plantea el cristianismo. En la tradición vaishnava del hinduismo, existe desde hace mucho tiempo la idea de la encarnación, y muchos hindúes no tendrían ningún problema en considerar que Jesús, junto con Krishna, Buda y Gandhi, son avatares de Vishnu (la Divinidad). Sin embargo, el carácter único e irrepetible de la encarnación de Cristo en el cristianismo es contrario a la idea hindú de la multiplicidad de encarnaciones.21 Es importante que se lleve a cabo una defensa del trasfondo monoteísta judío antiguo y de las pruebas históricas relativas al origen de la cristología divina y de la resurrección22 para ayudar a las personas a comprender la singularidad de la postura cristiana.
Entre tanto, ha surgido un movimiento que aboga por la inculturación del evangelio en términos, símbolos y espiritualidades asiáticos. La visión del otro como interlocutor en el diálogo interreligioso se ha convertido en una de las principales formas de encuentro, y algunos teólogos asiáticos han dado un paso más allá y han abogado para que se considere a los escritos antiguos hindúes, budistas, confucianos y sintoístas como el «Antiguo Testamento» para los cristianos asiáticos.23 El peligro de estos enfoques es que pueden generar confusión (ya que los términos, los símbolos y las prácticas están estrechamente asociados a una red de creencias paganas) y hacer que los cristianos transijan. Las herejías han ido en aumento en Corea, China (como ilustra el famoso cristo femenino del culto del relámpago oriental) y otros países asiáticos.
Aunque las Escrituras afirman que algunas verdades pueden encontrarse en otras religiones y filosofías como resultado de la revelación general (Hechos 14:17, 17:28), también advierten sobre la distorsión y la supresión de la verdad que da lugar al pecado de idolatría (Romanos 1:18-25). «Lo que se necesita, por tanto, es que se desarrolle una teología plenamente satisfactoria de la pluralidad cultural y religiosa, en contraposición a una teología de pluralismo religioso. Esta teología debe, por un lado, tomarse en serio el carácter distintivo cristiano y bíblico y, por otro, debe reconocer tanto la maldad como la bondad de las culturas humanas y de las actividades religiosas».24 Se prevé que la apologética seguirá desempeñando un papel importante para las comunidades cristianas en la medida que busque discernir la verdad del error y cumplir la Gran Comisión.
En los contextos africanos, la verdad no es algo que se analice necesariamente, sino que se experimenta a través de las tradiciones orales y las narraciones de la comunidad. Esto significa que, debido a los lazos estrechos de parentesco, el individuo que cuestione las normas aceptadas deshonraría a los suyos. Además, en las cosmovisiones africanas ya existe una subestructura del mundo divino y el espiritual. En este contexto, puede que muchos afirmen creer en «Dios», sin que sea habitual que se cuestionen algunos de los supuestos de las religiones tradicionales africanas a la luz del trinitarismo cristiano, porque la existencia de Dios es algo que se da por hecho.25 El filósofo especialista en religión John Mbiti, por ejemplo, señala que, aunque muchos se convierten al cristianismo y al islam, «dejan atrás la religión africana, pero no se desprenden de su religiosidad tradicional».26 Esto significa que, los tradicionalistas africanos, a la hora de hacer apologética cristiana, no deben limitarse solo a defender las ideas intelectuales, sino que debe contextualizarse en los lazos de parentesco que mantienen unidas a las sociedades africanas. Sin embargo, las concepciones de «Dios» en las religiones tradicionales africanas, así como algunas prácticas culturales, plantean un desafío de sincretismo cuando se trata del tema de la verdad objetiva.27
La mayoría de los contextos africanos se basan en tradiciones orales donde la verdad se explora y experimenta a través de proverbios, canciones, mitos e historias. Esto significa que los marcos más analíticos para poner a prueba las afirmaciones de la verdad les resultan extraños a la mayoría de los africanos, cuyas visiones del mundo están influidas por las tradiciones orales, el respeto a la autoridad y la potencia del mundo espiritual, así como por la vergüenza y el honor en el contexto de la comunalidad. El tema de la verdad objetiva será, por tanto, importante para aquella iglesia que pretenda comprometerse eficazmente con las nuevas generaciones de africanos que navegan por las realidades globalizadoras y los desafíos que enfrenta la fe cristiana.
Dado que los jóvenes constituyen el 60% de la población africana y que esta se habrá triplicado en 2050, según el Foro Económico Mundial, es vital que el evangelio se muestre transparente.28 Para responder a los complicados desafíos intelectuales del continente africano será necesario que exista una sólida base apologética. Dicha base ayudará a los cristianos a criticar con compasión y veracidad los argumentos esgrimidos contra la fe cristiana, a recuperar las pruebas históricas de que la fe cristiana es innata en el continente y a arraigar de manera sólida a los nuevos cristianos en una cosmovisión y un marco bíblicos que los protejan y los capaciten en las volátiles realidades sobrenaturales y espirituales de la gran guerra del cosmos. La gran comisión es necesaria tanto entre la variedad de los grupos étnicos menos alcanzados (LRPs, por sus siglas en inglés) como entre la creciente población de jóvenes que se identifican como no religiosos. Después de todo, la Iglesia es el pilar de la verdad, en un mundo que niega la verdad.
Conclusión
En conclusión, la verdad objetiva se enfrenta a varios desafíos en el mundo moderno, como la subjetividad y el relativismo, el individualismo expresivo, el sesgo de confirmación, la rápida difusión de la desinformación, la narrativa conflictiva entre la ciencia y el cristianismo, y el pluralismo religioso. Aunque puede que estos desafíos dificulten la consecución de un entendimiento compartido de la verdad, es importante que sigamos luchando por mostrar objetividad y racionalidad en nuestro pensamiento y discurso. Si reconocemos estos desafíos y trabajamos para superarlos, podremos mantener el compromiso que hicimos de buscar de la verdad y el conocimiento.
Recursos
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