Informe regional sobre el Caribe

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Descripción general de la región

Con una extensión que va desde el extremo norte de Latinoamérica y alcanza incluso Norteamérica y México, el Caribe es un archipiélago de más de 7000 islas y una población que supera los 44 millones de habitantes. Se hablan cuatro lenguas principales, además de múltiples dialectos indígenas. El Caribe cuenta con paisajes de una belleza exquisita y es famoso por sus playas, a las que muchos eligen como destino vacacional. Hoy en día, el Caribe afronta importantes desafíos sociales, financieros y medioambientales. Por su parte, la iglesia caribeña ha ido en declive, tanto en la cantidad de fieles como en la espiritualidad y el impacto misionero. Las sociedades misioneras enfrentan amenazas graves ante las catástrofes naturales, el cambio climático, las pandemias globales y la cultura global moralmente vacua.

En septiembre del 20201 y julio de 2023 (en la conferencia de líderes caribeños de Lausana celebrada en Georgetown, Guyana)2, y a fin de prepararse para L4 2024, los líderes caribeños participaron de llamadas de escucha para llegar a un consenso sobre sobre los siguientes cinco temas globales clave que configurarán la región hacia 2050.

  1. El evangelio y la misión en el mercado y en la diáspora
  2. Sanidad espiritual y el desafío de la salud mental
  3. La juventud caribeña y la iglesia
  4. El cuidado del medioambiente/de la creación y el evangelio
  5. La iglesia caribeña y el desafío de hacer discípulos

El evangelio y la misión en el mercado y en la diáspora

El pueblo caribeño está en movimiento dentro de la región y en el mundo. Sin embargo, aún es necesario que cada miembro de la iglesia enarbole el concepto el evangelio y la misión en el mercado y en la diáspora con miembros de la iglesia en todos los campos de actividad y lo entienda como una esfera de misión legítima y lógica. En este sentido, los líderes caribeños identificaron varias lagunas en la aceleración de la gran comisión: desde cierta falta de comprensión de la misión integral, hasta un discipulado inadecuado e incompleto, barreras idiomáticas, diferencias intergeneracionales y desafíos socioeconómicos.

Estos son algunos de los motivos que se dan para explicar estas lagunas: un concepto «misionero» restrictivo, una cosmovisión cristiana poco desarrollada y una formación inadecuada a la hora de obtener las habilidades, la comprensión, el conocimiento, la misión y la visión que le permiten al pueblo de Dios (incluidos los niños y los jóvenes) ser testigos efectivos en cada ámbito. Una aguda dicotomía entre «lo sagrado y lo secular» domina el paradigma de las comunidades evangélicas caribeñas.

Existen dos factores que propician la consecución de la gran comisión: por un lado, cada vez más pueblos cuentan con las Escrituras en sus idiomas indígenas específicos y, por el otro, la tecnología permite acceder de forma virtual y asincrónica a capacitaciones de gran calidad, por costos razonables y con gran flexibilidad. Además, los líderes caribeños afirmaron que tienen la oportunidad y el desafío de colaborar más e intercambiar recursos para investigar, personalizar y ofrecer programas y presentaciones del evangelio (como el evangelismo por medio del deporte) a grupos demográficos específicos y de reunir a especialistas en la materia o en la investigación para producir videos de capacitación efectivos y educacionales para los distintos grupos demográficos. De esta forma, se elimina la competencia y la duplicación de esfuerzos a la hora de ampliar o expandir la colaboración con las asociaciones cristianas de jóvenes y profesionales de la región y del mundo.

Sanidad espiritual y el desafío de la salud mental

Los países de Latinoamérica y el Caribe informan sistemáticamente tener niveles de felicidad más altos que los que podrían predecirse por las bases económicas nacionales. Sin embargo, también exhiben una alta prevalencia de afecciones de salud mental: los trastornos de ansiedad y depresión van en aumento. Estos padecimientos de salud mental, que están muy prevalentes en todos los países del mundo y afectan a una de cada ocho personas, son una crisis que está en aumento. Es necesario que ocurra una transformación urgente en el contexto actual, en el que nuestros países invierten el porcentaje más pequeño de sus presupuestos nacionales en brindar asistencia para la salud mental.4

Las afecciones de salud mental que no son tratadas son causa de suicidio. Las tasas de suicidio siguen en aumento: el suicidio es la tercera causa de muerte entre los jóvenes de 10 y 19 años en la región del Caribe.

Las afecciones de salud mental que no son tratadas son causa de suicidio. Las tasas de suicidio siguen en aumento: el suicidio es la tercera causa de muerte entre los jóvenes de 10 y 19 años en la región del Caribe.5 La iglesia caribeña está llamada a reconocer inmediatamente esta situación, a colaborar con la comunidad y tomar medidas para actuar como estrategas de intervención transformadora y líderes en el discipulado y el ministerio. Podemos contribuir en todas las comunidades para que la salud tenga un enfoque holístico: para que se le brinde tanta atención a la salud mental como a la salud física y a la salud espiritual de todos los grupos demográficos de nuestro pueblo (de los niños —pues la violencia que se recibe durante la primera infancia, cuando los niños están en desarrollo, los vuelve especialmente vulnerables—, de los jóvenes, los adultos y los ancianos).

En concreto, al abordar las afecciones y los desafíos de salud mental, debe existir un enfoque que logre un equilibrio constante entre las esferas de sanidad espiritual y las estrategias de intervención terapéutica, tanto psiquiátricas como psicológicas o de otra índole. También es necesario que exista una interacción social positiva junto con el desarrollo de las habilidades sociales y emocionales a fin de fortalecer la resiliencia.6

Los líderes caribeños afirmaron que es necesario eliminar el estigma de que quienes padecen trastornos de salud mental, tanto dentro como fuera de la iglesia, capacitando más sobre la salud mental a fin de diseñar intervenciones holísticas. Con estas intervenciones se debe priorizar, entre otras cosas, el bienestar mental en la educación teológica; la investigación para entender el papel que desempeña la iglesia al asistir a individuos con afecciones de salud mental; los factores culturales que influyen en la salud mental en el Caribe; los efectos del consumo de drogas por parte de los padres sobre la salud mental de los hijos; estrategias de prevención y pruebas de inteligencia emocional.

Además, los líderes caribeños también afirmaron cuán necesario es que se establezcan clínicas regionales holísticas para la salud mental y, de esta forma, los profesionales de salud mental puedan hacer contactos unos con otros, derivarse pacientes, apoyarse mutuamente y también educar a la iglesia (comenzando campañas contra el estigma de la salud mental, capacitando a instructores sobre la salud mental, escuchando a las personas que viven con afecciones de la salud mental y colaborando con profesionales de esta área, con sistemas educativos, familias, hogares con miembros con necesidades especiales y grupos de apoyo).

La juventud caribeña y la iglesia

Más de 11 millones de jóvenes (entre 11 y 29 años) residen en el Caribe, donde el 60 % de la población tiene menos de 30 años.7 Es necesario que la iglesia caribeña acepte, entienda y adapte métodos al gran cambio cultural que está produciéndose entre los jóvenes si vamos a alcanzar, captar y desarrollar líderes de «la próxima generación» para la iglesia evangélica caribeña.

Hoy en día, en el Caribe conviven siete generaciones distintas. Es fundamental, por tanto, que las tres generaciones de líderes de mayor edad que conforman el liderazgo activo de la iglesia8 entiendan a las generaciones de jóvenes (la generación Z y los milenials). Estos jóvenes, que van desde estudiantes de secundaria hasta jóvenes adultos, representan el futuro, las aspiraciones y las esperanzas de la región y la iglesia.

Hoy en día, en el Caribe conviven siete generaciones distintas. Es fundamental, por tanto, que las tres generaciones de líderes de mayor edad que conforman el liderazgo activo de la iglesia8 entiendan a las generaciones de jóvenes (la generación Z y los milenials). Estos jóvenes, que van desde estudiantes de secundaria hasta jóvenes adultos, representan el futuro, las aspiraciones y las esperanzas de la región y la iglesia. Debemos redefinir nuestra misión para este grupo demográfico y estar dispuestos a compartir un verdadero liderazgo intergeneracional con aquellos jóvenes (incluidos aquellos que se criaron en la iglesia) que están abandonando las congragaciones evangélicas tradicionales, reivindicando la «espiritualidad» y rechazando, al mismo tiempo, las formas tradicionales de religión organizada. Es necesario que se aceleren los esfuerzos para alcanzar y captar a estos jóvenes.

Los líderes caribeños plantearon la necesidad de que exista mayor autenticidad, compañerismo genuino, una redefinición de la misión, participación holística de los jóvenes y atención personal a la hora de alcanzar, captar, orientar y compartir el liderazgo de la gran comisión con el grupo demográfico de los jóvenes. Para llevar a cabo este enfoque, que se centra en las relaciones por encima de los meros dogmas religiosos, es necesario que haya coherencia entre las palabras y las acciones de los líderes y que ocurra un cambio en la mentalidad tradicional sobre las misiones, los misioneros y el discipulado en la iglesia para su desarrollo ministerial en el hogar, en la escuela y el mercado. Esto implica brindar escucha activa y tratar los temas difíciles de justicia social que preocupan a este grupo demográfico, integrado por los expertos en la materia a lo hora de alcanzar y discipular a sus pares.

Ellos son los expertos en la materia para este grupo demográfico, además de creadores/contribuyentes de contenido en las redes sociales. Por tanto, su conocimiento y cinismo ante la participación de la iglesia global en la colonización, la esclavitud y temas relacionados con la reparación se traduce en que piensen que la iglesia no está abordando esas cuestiones y obstaculiza su interacción con el evangelio. Si no tomamos medidas al respecto, nos arriesgamos a perder a una generación, especialmente si consideramos que políticos y académicos caribeños muy respetados en la escena regional y mundial se han hecho oír, pero la iglesia evangélica pareciera esquivar estos asuntos.

El cuidado del medioambiente/de la creación y el evangelio

El Caribe se enfrenta a problemas medioambientales graves y de gran alcance, tales como deforestación, inundaciones, pérdida de manglares y de arrecifes de coral, subidas del nivel del mar y, cada vez con más frecuencia, huracanes de categoría cinco.9 Además, las especies invasoras, la sobrepesca, las enfermedades nuevas y los efectos nocivos del cambio climático incrementan la inmediatez de los problemas medioambientales. Para la juventud caribeña, la falta de conciencia ecológica en el sistema educativo es un asunto sumamente preocupante.10

La iglesia caribeña, por su parte, no considera que el cuidado del medioambiente/de la creación sea una parte significativa del mandato del evangelio. A pesar de que afecta a todos los sectores (a la salud, la economía, los servicios sociales y la educación), sigue siendo un aspecto que la mayordomía cristiana ignora en gran medida. Esto puede tener varias causas, como una visión teológica limitada y deficiente de la misión integral y barreras y factores contribuyentes, tales como la teología del dominio, una escatología desequilibrada del retorno de Cristo y prioridades y programas políticos cortoplacistas y desacertados. Se han tendido ciertos puentes para remediar este tema, tales como: enseñar sobre la mayordomía de la vida entera, enarbolar una mentalidad de cultura del reino e interpretar bien las Escrituras (lo que incluye entender y honrar las prioridades de Dios sobre toda su creación).11

Es sumamente preocupante que nuestra misión siga centrándose principalmente en las almas de la gente y no lo suficiente en el mundo creado, como ordenan las Escrituras, lo que hace que el «Llamado a la acción de Jamaica» del 2012 sea aún más urgente en la actualidad.12 Otras cuestiones relevantes son las tasas récord de cáncer en Trinidad y Tobago (quizás relacionadas con las emisiones de gases de efecto invernadero derivadas de la producción de petróleo durante el siglo pasado). Según investigaciones, puede que la extracción de petróleo cerca de viviendas humanas se correlacione con niveles de cáncer más elevados de lo normal,13 lo que despierta cierta preocupación por el aumento de la extracción de petróleo en Guyana y Surinam. Además, las pruebas de la presencia de pesticidas y fertilizantes altamente tóxicos en la cadena alimentaria implicarían graves problemas de salud. La iglesia, por tanto, debe instruir a sus miembros y a la sociedad sobre estos asuntos. Algo más a considerar es que nuestras comunidades se ven afectadas por las políticas y las prácticas de gestión de residuos que son inconsistentes y tienen un impacto negativo en la salud (los gobiernos/los tecnócratas deben rendir cuentas). Es necesario que la iglesia tenga un cambio de paradigma, no solo en la manera de pensar sino también en la práctica, respecto al cuidado de la creación y al evangelio.

La iglesia caribeña y el desafío de hacer discípulos

En general, la iglesia caribeña hace un trabajo bastante bueno evangelizando, pero se queda corta con sus esfuerzos por discipular a otros. Podemos hacer mucho para mejorar significativamente al hacer discípulos dentro de todas las categorías de personas y todos los grupos demográficos: la iglesia entera debe llevar el evangelio entero a la comunidad entera. La pandemia de COVID-19 acarreó separaciones forzosas y desafíos tecnológicos, lo que restringió aún más los esfuerzos por hacer discípulos.

En el análisis anterior, se identificaron los desafíos de hacer discípulos y algunas soluciones ante los asuntos globales más críticos:

  • El evangelio y la misión en el mercado y en la diáspora: Se debe llamar, formar espiritualmente, capacitar y comisionar a todos los miembros de la iglesia (desde los niños hasta los jóvenes y los ancianos) para que sean misioneros en sus ámbitos de acción e influyan a nivel nacional, regional y en todo el mundo. A medida que vamos, ¡estamos enviados a hacer discípulos!
  • Sanidad espiritual y el desafío de la salud mental: Reconocer la realidad de los problemas de salud mental, adoptar un enfoque equilibrado y de oración entre las esferas de la sanidad espiritual y de las estrategias de intervención terapéutica (tanto psiquiátricas como psicológicas o de otra índole) al formar espiritualmente a las personas para el discipulado.
  • La juventud caribeña y la iglesia: Para reconocer y abordar el cambio cultural de nuestros jóvenes, será necesario que haya un cambio de paradigma en nuestra manera de pensar y en lo que llevamos a la práctica. Solo así vamos a vamos a alcanzar, captar y desarrollar un liderazgo sólido y bíblico de «la próxima generación» de jóvenes. Entre otras cosas, debemos estar dispuestos a comprometernos con los asuntos y las preocupaciones de justicia social de los jóvenes, lo que incluye el legado de la participación de la iglesia en la esclavitud, la colonización y el trabajo no abonado. 
  • El cuidado del medioambiente/de la creación y el evangelio: La iglesia caribeña debe enarbolar el imperativo teológico del cuidado de la creación, entendiéndolo como una parte integral del mandato evangélico y de la mayordomía cristiana, pues es algo que afecta a todos los sectores y a nuestra obligación de hacer discípulos.

Entre otros escollos que la iglesia caribeña debe sortear para hacer discípulos, podemos mencionar cuestiones como la evolución, el nuevo ateísmo, la sexualidad humana (lo que incluye cuestiones de la comunidad LGBTQ y la pornografía) y la raza. Para compartir el evangelio de forma holística, es necesario conectar con el corazón y con el alma de la gente; comprender las diferencias y los desequilibrios históricos de clase social en materia económica y educativa; minimizar la competición y aumentar la colaboración entre las organizaciones paraeclesiásticas y las iglesias.

Entre ahora y 2050: consideraciones regionales

Además de las cinco cuestiones globales mencionadas, los líderes caribeños identifican que la iglesia caribeña se enfrenta a las siguientes tres preocupaciones únicas e interrelacionadas para lograr la gran comisión en 2050.

Inestabilidad política y económica

La continua y creciente volatilidad económica, social y política del Caribe impacta negativamente en nuestros esfuerzos por hacer discípulos. La crisis de la ley y el orden en todas las instituciones de Haití, el conflicto territorial entre Guyana y Venezuela, la persecución de los cristianos en Cuba, el estancamiento económico y la represión política siguen incitando a los migrantes a huir de estos países.14 Probablemente, a causa de la inseguridad alimentaria e hídrica causada por el clima, la lenta recuperación económica y los altos niveles de delincuencia y violencia que la acompañan, seguiremos viendo en igual medida flujos migratorios de creyentes y no creyentes.

Delincuencia y violencia

El índice de delitos violentos del Caribe es uno de los más altos del mundo. Se considera que esta región es una de las más peligrosas de las Américas: allí se producen un tercio de las muertes por homicidio del mundo (cifra cinco veces mayor que la de Norteamérica y diez veces mayor que la de Asia).15 La delincuencia y la violencia (lo que incluye a los delitos contra el patrimonio, el lavado de dinero, la evasión fiscal, los homicidios, las drogas y el financiamiento del terrorismo)16 han pasado a ser preocupaciones cada vez más grandes. La Comunidad del Caribe (CARICOM) declaró en 2023 que se trata de una emergencia de salud pública.17 La delincuencia y la violencia afectan a la salud mental, la productividad y la libertad de circulación al provocar una migración incontrolada en toda la región, lo que ha afectado a Jamaica, República Dominicana, Venezuela y Haití.

Corrupción endémica y generalizada

Históricamente, los gobiernos y las sociedades caribeñas han sido vulnerables a la corrupción, el soborno y el nepotismo en todos los sectores: un promedio del setenta y cuatro por ciento de la población cree que los políticos utilizan los recursos públicos con frecuencia para obtener beneficios personales.18 La iglesia caribeña debe reconocer esta realidad durante la formación espiritual y el discipulado y preparar así a cada miembro para que viva con integridad en el mercado.

Oportunidades y desafíos de la gran comisión

En conclusión, tal como se analizó previamente, el pueblo caribeño es un pueblo que está en movimiento en la región y en el mundo, integrado por expertos en la materia y en la investigación de todos los ámbitos, con acceso a la tecnología, lo que nos permite desarrollar y proporcionar capacitaciones virtuales y asincrónicas a un costo razonable, y con las Escrituras disponibles en casi todas las lenguas indígenas caribeñas. Además, existen oportunidades para que podamos capacitarnos más y becas para que sigamos desarrollando la capacidad en todos los ámbitos, incluido el de la salud mental.

Los desafíos para lograr la gran comisión en el Caribe incluyen:

  • La necesidad de colaboración para que los esfuerzos no se dupliquen, la competencia y la compartimentación se minimicen, las asociaciones se reciban de buena manera y los recursos se compartan.
  • Una redefinición de las misiones y los misioneros que prepare a todos los miembros de la iglesia para que entiendan que el papel que desempeñan y la misión que tienen es para hacer discípulos en la vida entera: no debe haber ninguna dicotomía entre lo sagrado y lo secular, y todos los miembros (los niños, los jóvenes, los ancianos) deben cumplir con la comisión de hacer discípulos a donde sea que vayan.
    • Problemas generalizados de salud mental, negación y estigmatización, tratamiento inadecuado y una asignación presupuestaria que resulta insuficiente para abordarlos.
    • La grave amenaza del cambio climático y los problemas medioambientales que afectan a todos los sectores.
    • La necesidad de un sistema educativo que responda a las necesidades de los caribeños, equipándolos para que puedan funcionar en las realidades actuales de la tecnología, implicarse con ellas y aprovecharlas.

Debemos alentar y equipar teológicamente a la iglesia para que se comprometa con la responsabilidad bíblica de los problemas de justicia social, los cuales incluyen los desafíos mencionados previamente (de salud mental, medioambientales y educativos), y con los desafíos caribeños únicos e interrelacionados de la delincuencia y la violencia, la inestabilidad política y la corrupción endémica y generalizada.

  1. Lausanne Movement, ‘Analysis of Lausanne 4 Listening Calls’, https://lausanne.org/wp-content/uploads/2021/11/The-Evangelical-Church-Interacting-between-the-Global-and-the-Local-Global-Listening-Team-Report-21.11.03.pdf
  2. Lausanne Movement, ‘God on the Move: Beginning with Guyana’, https://lausanne.org/about/blog/god-on-the-move-beginning-with-guyana
  3. Yenny Guzman-Ruiz. Think Global Health, ‘A Neglected Challenge of Mental Health’, 2023, https://www.thinkglobalhealth.org/article/neglected-challenge-mental-health
  4. World Health Organization (WHO), ‘World mental health report: transforming mental health for all’, Geneva, 2022, https://iris.who.int/bitstream/handle/10665/356119/9789240049338-eng.pdf?sequence=1
  5. WHO. Suicide https://www.who.int/news-room/fact-sheets/detail/suicide
  6. WHO, ‘World mental health report’.
  7. Caribbean Youth Dialogues, 2022, https://www.cepal.org/sites/default/files/events/files/2022_caribbean_youth_dialogues_outome_report.pdf
  8. The Greatest Generation: 1901–1924. The Silent Generation: 1925–1945. War, Great Depression Traditionalists. Baby Boomers: 1946–1964. Post World War 2. Generation X: 1965–1980. Millennials: 1981–1996. Generation Z: 1997–2012. Zoomers or Centennials. Generation Alpha: 2013–2024. Digital Natives.
  9. David Bookless, Presentation on ‘The Environment/Creation Care and the Gospel’, Lausanne Caribbean Leaders’ Gathering, July 2023, https://www.youtube.com/watch?v=DS2B00lU8OQ&list=PLYGxDL2dvuo5jLB9HNdHQUHAQqVjzxUt8
  10. Caribbean Youth Dialogues, 2022.
  11. Bookless, Presentation.
  12. «Estamos frente a una crisis que es apremiante, urgente, y que debe ser resuelta en nuestra generación. Muchas de las personas más pobres del mundo, los ecosistemas, y especies de flora y fauna están siendo aniquilados por la violencia ejercida contra el medio ambiente y sus consecuencias, como el cambio climático global, la deforestación, la pérdida de biodiversidad, el déficit de agua y la contaminación, para mencionar tan solo unos ejemplos. Ya no podemos darnos el lujo del conformismo, de la autocomplacencia y de los debates sin fin. El amor por Dios, por nuestro prójimo y por toda la creación, así como nuestra pasión por la justicia, nos impulsan hacia una “urgente y profética responsabilidad ecológica”» (CCC I-7-A).’ Consulta Global de Lausana sobre el Cuidado de la Creación y el Evangelio: Llamado a la Acción. Jamaica. 2012. https://lausanne.org/statement/creation-care-call-to-action
  13. Jill E. Johnston, Esther Lim and Hannah Roh. Impact of upstream oil extraction and environmental public health: A review of the evidence. Science of The Total Environment. Volume 657, 20 March 2019. Abstract. https://www.sciencedirect.com/science/article/abs/pii/S0048969718348381
  14. Global Trends. FIVE-YEAR REGIONAL OUTLOOK Latin America and the Caribbean. 2021. https://www.dni.gov/files/images/globalTrends/GT2040/GT2040-5-YR-Regional-2021317-Latin_America.pdf
  15. Crime in the Caribbean—stats & facts. 2024. https://www.statista.com/topics/7680/crime-in-the-caribbean/
  16. Crime in the Caribbean.
  17. DECLARATION BY HEADS OF GOVERNMENT ON CRIME AND VIOLENCE AS A PUBLIC HEALTH ISSUE. 2023. https://caricom.org/declaration-by-heads-of-government-on-crime-and-violence-as-a-public-health-issue/
  18. World Justice Project. Corruption in the Caribbean Report. World Justice Project’s ‘Corruption in the Caribbean’ Report Shows Majority Believe Public Officials Corrupt. 2023.

Biografía del autor

Denise Margaret-Thompson

La Dra. Denise Margaret-Thompson es una antigua profesora con más de 30 años de experiencia en enseñanza, innovación tecnológica y comercialización, gestión de programas, investigación y administración. Es cofundadora y directora ejecutiva de la compañía Caribbean Fine Cocoa Forum [Foro del buen cacao caribeño], coordinadora voluntaria de Caribbean Fellowship of Evangelical Students Graduate and Faculty Ministries (CARIFES-GFM) [Comunidad caribeña de estudiantes evangélicos — Ministerios de egresados y del profesorado] y exdirectora de la institución Cipriani College of Labour and Co-Operative Studies [Colegio Cipriani de estudios laborales y cooperativos]. La Dra. Thomson actualmente es la directora asociada nacional de Black Scholars and Professionals (BSAP) [Estudiosos y profesionales negros], un ministerio de InterVarsity/USA-GFM.

Anthony Oliver

El Dr. Anthony Oliver, ciudadano de Trinidad y Tobago, fue decano académico y director de la universidad cristiana Jamaica Bible College, es decano académico y presidente en funciones de la facultad de teología Caribbean Graduate School of Theology (CGST) y fue decano de relaciones académicas de la universidad Caribbean Nazarene College. Es presidente de la asociación evangélica caribeña Caribbean Evangelical Theological Association (CETA) y profesor adjunto de tres instituciones teológicas del Caribe. Recientemente, el Dr. Oliver fue nombrado presidente de la CGST. Como orador motivacional, ha representado a varias organizaciones e iglesias a nivel internacional. Fue pastor de la iglesia Westside Community Church en Westmoorings. Lleva treinta y siete casado con Maverlin, con quien tiene dos hijos adultos.

Joy Wilson

La Dra. Joy Wilson es líder transformacional, consultora en desarrollo del liderazgo, coaching y consejería. Trabaja para organizaciones gubernamentales y privadas. Forma parte del equipo de liderazgo de Lausana Caribe y de otra organización cristiana internacional sin ánimo de lucro. Es autora de dos libros. Junto con su marido, son cofundadores de una organización sin ánimo de lucro dedicada a la vida familiar y el desarrollo comunitario. Llevan más de 36 años casados, tienen nietos y cuatro hijos. A la Dra. Wilson le gusta cocinar, leer, nadar, relacionarse con las personas y ayudarlas.

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