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Testificar De Cristo En Una Cultura Secular

Michael Herbst 14 Jul 2010

Editor's Note

El presente Texto Previo para Ciudad del Cabo 2010 fue escrito por Michael Herbst como una reseña del tema a debatirse en la sesión Multiplex sobre “Abogar por la verdad de Cristo en un mundo pluralista y globalizado”. Los comentarios a este texto realizados a través de la Conversación Global de Lausana serán remitidos al autor y a otras personas para ayudar a dar forma a su presentación final en el Congreso.

(1) Esto ocurrió durante una conferencia escolar en la ciudad de Greifswald, Pomerania Occidental (ex República Democrática Alemana). Un padre que era representante en el consejo escolar no tenía ninguna conexión con la iglesia, y estaba interesado en la catedral de Greifswald. Conocía la iglesia gracias a varias visitas y ahora me formuló la pregunta muy reveladora: “¿Siguen realizándose cultos aquí ocasionalmente?”. La pregunta era reveladora porque por un lado expresaba la suposición de que la vida religiosa en esta ciudad había muerto mucho tiempo atrás. Por otro lado, la pregunta indicaba que, si bien la vida religiosa de esta iglesia no había muerto, ocurre en el rincón de los fieles de la iglesia, sin pasar a ser algo realmente público.

(2) La misión nunca ocurre sin un contexto: La misión de Dios asumirá su propia forma en cada contexto. Por lo tanto, tenemos que considerar en particular el contexto postsocialista y postcristiandad de Alemania Oriental.

Por cierto, uno de los principales desafíos es la situación estable de las personas no conectadas con la iglesia en Alemania: “Con esto nos referimos a personas que no han pertenecido a ninguna iglesia durante tres o cuatro décadas y ‘que se han olvidado de que se han olvidado de Dios’. En el este de Alemania, constituyen el 70-75% de la población, entre 10 y 12 millones de personas”.(1) En 1959, la iglesia de Pomerania aún tenía 700.000 miembros, mientras que ahora sólo unas 100.000 personas pertenecen a la iglesia protestante, alrededor del 20% de la población.

Es una iglesia que sigue reduciéndose. Sin embargo, no se reduce tanto porque su membresía esté declinando sino por la migración al Oeste y porque sus miembros están envejeciendo. Esto ha ocurrido durante al menos una generación. Muchos se van, principalmente los que tienen dones y facilidad de palabra. Hablamos de una “fuga de cerebros”, la pérdida de las élites. Es una iglesia pequeña en una situación minoritaria, y sin duda ya no una “Volkskirche” (iglesia del pueblo).

(3) Cuando se trata de la cuestión de la verdad, la situación de Alemania Oriental es ambivalente. Por un lado, las personas experimentaron una fuerte metanarración durante la era de la RDA. El marxismo decía ser testigo de una verdad universal con una fuerte escatología: el curso de la historia se dirigía hacia el paraíso del comunismo. El Partido Comunista poseía la autoridad última en la mayoría de los asuntos de la vida cotidiana, pero también en cuestiones de verdad, significado y ética. Esta verdad –al ser, en cierto sentido, religiosa en sí misma– incluía, como veremos, un vital atractivo antieclesiástico. Formaba parte de la estrategia de rechazar todas las convicciones religiosas e “informar” a la gente que la religión era un mero “opio para el pueblo”. Por otro lado, esta metanarración fracasó. En 1989, algunos se regocijaron por la derrota del marxismo, otros lloraron por la pérdida de su hogar ideológico, pero la mayoría reconoció la derrota del marxismo. El final de las metanarraciones encuentra su expresión muy especial en este contexto: muchos alemanes orientales han perdido confianza en cualquier afirmación de verdad. “¡Nunca más!”, dicen. Su cautela ante afirmaciones de verdad religiosas es doble: su pasado marxista los hace cautelosos cuando se trata de religión, y su presente postmarxista, cuando se trata de cualquier afirmación de verdad.

(4) Además, debemos entender que esta parte de Pomerania nunca ha sido un paisaje espiritual floreciente. Los avivamientos sólo ocurrieron localmente. Después de la Segunda Guerra Mundial, no quedaba mucho del país y de la iglesia en Pomerania. Lo espiritualmente inspirador fue, principalmente, la inmigración desde Pomerania Oriental. Estos inmigrantes han jugado un papel importante en las iglesias locales.

El éxito de la propaganda de la RDA cayó en tierra que estaba bien preparada por la indiferencia religiosa y la abstinencia de la vida de iglesia. Sin embargo, lo nuevo era que el ateísmo ahora estaba anclado por encima del nivel del individuo: No sólo las personas estaban desconectadas de la iglesia, sino que la mayor parte de la cultura pública, el sistema educativo y los lugares civiles estaban desconectados de la iglesia también. (2)

La marginación de los cristianos por parte del régimen del Partido Socialista pertenece a la historia también. La política del partido reinante fue hostil hacia la iglesia y la atacó principalmente donde más dolió: en la educación y en el apoyo a lo largo de la vida. En la educación, ocurrió con la lucha contra la educación religiosa y el trabajo con jóvenes. La educación también apuntó a establecer gradualmente un concepto ateo del mundo, que luego funcionó como una cosmovisión científica, implantándolo en las mentes y los corazones de los niños y los jóvenes. Esto dio fruto, y para muchas personas sigue formando parte hoy de sus creencias más profundas. En cuanto al apoyo a lo largo de la vida, el estado socialista creó sus propios ritos. La iglesia perdió su autoridad interpretativa con relación a los principales momentos decisivos de la vida, y la autoridad para apoyar y aconsejar a las personas desde la cuna hasta la tumba, porque ahora el estado podía dar nombres(3), podía convertir a jóvenes en socialistas adultos y podía consolar a las personas, de una forma u otra, en su última hora. La educación y el apoyo a lo largo de la vida fueron quitados a la iglesia, y las personas fueron “destetadas” del cristianismo, generación tras generación. Además, había presión, discriminación y desventajas sociales. Se volvió caro seguir siendo cristiano. Surgieron las ciudades socialistas, donde las espiras de las iglesias no debían perturbar su aspecto. Algunas espiras en viejas ciudades han sido voladas, como la iglesia de la Universidad de Leipzig. La vida rural fue industrializada. La cultura agrícola modelada por la iglesia finalmente fue reemplazada por las cooperativas de producción socialistas.

Surgió un nuevo patrón de familia: el abuelo que había sido confirmado pero luego se retiró, el padre que nunca fue bautizado y el hijo para quien ahora es normal no pertenecer a ninguna iglesia. La pérdida del lenguaje de la fe no debe ser subestimada. El abuelo todavía conocía el ABC del cristianismo, pero no se lo transmitió al padre. Sin embargo, algunas abuelas subversivas lo hicieron de todas formas. Pero la mayoría de los padres no tenían nada para transmitir. Los hijos no aprendieron el lenguaje con el cual podrían haber aprendido a creer.

(4) El “Wende” (4) de 1989 no trajo ningún cambio. El avivamiento y la revitalización esperados no ocurrieron. La gente no volvió en grandes números; por el contrario, la iglesia siguió reduciéndose. ¿Acaso la gente no se vuelve cada vez más espiritual? ¿No hablamos acaso del retorno de la religión y de la reespiritualización de la humanidad? Bueno, sí, pero no aquí.

No por nada el ex obispo Noack de la ciudad germanooriental de Magdeburgo dice repetidamente: “No se engañen. Nosotros, los ‘Ossis” [personas de Alemania Oriental] estamos inmunizados contra la religión”. A pesar de todas las esperanzas, la variedad germanooriental de desconexión de la iglesia está fuertemente arraigada en la biografía de muchos alemanes orientales. Eberhard Tiefensee, un filósofo de la Universidad de Erfurt, en Alemania Oriental, describe la inmunidad religiosa así: “Los alemanes orientales tampoco van al Dalai Lama”.

En un período de 50 años, había surgido una nueva normalidad.(5) Antes de esto, era más o menos normal pertenecer a una iglesia. Ahora lo contrario es lo normal, lo indiscutido, el modelo de la mayoría, con el cual el pueblo del Este crecía y vivía. Estas personas desconectadas de la iglesia vienen con un ateísmo que es profundo pero no necesariamente agresivo. Este ateísmo viene con una indiferencia de gran alcance hacia toda la interpretación religiosa de la vida, incluyendo las ofertas de la iglesia.

Tenemos que agregar aquí el debilitamiento de las congregaciones que están sin aliento. Las reformas de las estructuras son agotadoras, porque generalmente significan que las cosas se harán más difíciles a medida que se reducen los números y no alcanzan el dinero ni el poder. El esfuerzo está puesto más en mantener lo que está que en ir a buscar a los de afuera.

(5) ¿Cómo puede la misión en tal contexto corresponderse con, en lugar de contradecir, el misionero original: Jesús mismo? ¿Qué aspecto tiene la misión de Jesús de Nazaret, el que declara: “Como me envió el Padre, así también yo os envío” (Juan 20:21)? Mi tesis es que la misión de Jesús de Nazaret fue el cruce constante de barreras por causa del amor de Dios.

En tiempos del Nuevo Testamento, existía un código claro con relación a quiénes debían asociarse con quiénes, y también quiénes no debían asociarse con quiénes. Las personas devotas estaban seguras de que hacían un favor a Dios cuando se separaban de otras y trazaban claras distinciones: separándose de los arrendatarios de las casetas romanas de impuestos, de las mujeres de la profesión supuestamente más antigua del mundo, de los leprosos y los samaritanos, de las mujeres, de los niños y por cierto de todas clases de gentiles. A sus ojos, la santidad tenía que ver con la separación: lo profano de lo sagrado, lo santo de lo no santo, lo piadoso de lo mundano, lo de afuera de lo de adentro. Pero ¿qué hace Jesús de Nazaret? Él piensa en la inclusión y no en la exclusión,(6) y hace entrar precisamente a las personas que están afuera. Por lo tanto, cruza frontera tras frontera. Peor aún, dice que hay gozo en el cielo cuando caen los muros y las personas con las que Dios no tenía nada que ver y los que no tenían nada que ver con Dios, vuelven al hogar del Padre (Lucas 15:7).  Y dice que Dios no es honrado de ninguna forma cuando construimos muros y no dejamos que las personas entren a la casa del Padre. De ahora en adelante, ser santo significa cruzar fronteras, conectarse con otros y acoger precisamente a las personas que habían estado previamente “afuera de la puerta”. A los ojos de Jesús de Nazaret, el mayor pecado es no estar conectado con aquellos a quienes el Padre ama, de cuya miseria Él tiene compasión, y a quienes quiere otorgar acceso a Su presencia.

Los compañeros que Jesús llamó vieron esto en su maestro. Estaban asombrados. La persona que a sus ojos era el más santo de la tierra era también el menos exclusivo y el más decididamente inclusivo. Por lo tanto, la misión de Jesús de Nazaret pasó a ser la misión de ellos, y cruzar fronteras se convirtió en la pasión de ellos. Jesús los envió a todos, a todo el mundo, a todas las naciones y pueblos. Ya no trazó distinciones; convertirse en un discípulo debería ser el privilegio de todos.

Podemos ver esto, por ejemplo, en el apóstol Pablo. Él está infectado por la visión de Jesús, y está dispuesto de poner en espera su propio bien por completo por la tarea de alcanzar a personas con el mensaje del evangelio. Ya no quiere preguntar: “¿Qué es valioso y santo para mí, cuál es mi tradición de vida en la comunidad de la fe, cuál es mi estilo de adorar a Dios?”. Él quiere hacer todo lo que conecte a personas con el evangelio, y quiere dejar todo lo que pudiera mantenerlas lejos del evangelio, siempre que sea realmente el mensaje de Cristo. Él quiere convertirse en todas las cosas para todas las personas, para que por todos los medios posible pueda salvar a algunos (1 Co. 9:19-23).

Así que sólo puedo participar en el evangelio cuando me uno con su movimiento dinámico hacia personas que nunca han oído acerca de Jesús y siguen viviendo sus vidas sombrías sin conexión con Él. Si me rehúso a unirme a este esfuerzo inclusivo del evangelio, entonces me excluyo de él. Una iglesia debe ser una comunidad en marcha, cruzando fronteras y haciendo posible la inclusión. En idioma teológico, podría expresarlo de la siguiente forma: No existe misión sin encarnación; por lo menos, cuando se trata de la misión de Dios. Así como la palabra se hizo carne y habitó entre nosotros (Juan 1:14), la misión de la iglesia de Jesús debe convertirse en “carne” e ir donde se encuentra la gente, venciendo fronteras sociales y culturales, migrando hacia todos los entornos sociales.

(6) ¿Qué significa ser testigo de la verdad de Cristo en un contexto como éste? Quisiera sugerir que la desaparición de una afirmación de verdad cristiana autoevidente no es necesariamente una desventaja. Cuando las personas encuentran la fe bajo estas nuevas circunstancias, siempre es una decisión y una convicción muy personal y no una pertenencia sólo debido a la tradición. Pero ¿cómo podemos ser testigos de Cristo cuando hay una sola convicción absoluta (!): que no existe tal cosa como “la” verdad? En este breve artículo sólo puedo hacer unas pocas y breves sugerencias:

–       (a) Cuando el hijo de Dios nació como un bebé, Dios decidió encontrarse con la humanidad de una forma muy humilde, como un ser humano entre seres humanos. De nuevo: “Aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros” (Juan 1:14). Sigue siendo “el” Verbo, pero se hizo “carne”. Hay una afirmación de verdad universal en una presentación muy humilde. Su forma de ganar la confianza es servir a las personas y pedirles que confíen en Su invitación. Pablo dice: “[…] os rogamos […]” (2 Co. 5:20). Cristo mismo abandonó la opción de poder y escogió la opción de amar, de servir, de decir, de pedir: “Por favor, concédeme tu confianza”. Desde abajo sirvió y obtuvo confianza. El Señor crucificado es la metáfora de nuestro testimonio del evangelio en una era que ha proclamado el fin de todas las metanarraciones.

–       (b) Para la misión cristiana en Alemania Oriental esto incluye un discipulado con una mansedumbre especial: no podemos negar nuestra convicción de que “no hay otro nombre” (Hch. 4:12), ni podemos volver a un período de la historia en el cual la cristiandad se aseguraba de que la verdad cristiana fuera autoevidente y predominara. (Y, para ser honestos, nuestro testimonio no depende de esa posición. ¡Durante el período más largo de la historia los cristianos no tenían tal posición!) Testificamos de Cristo desde abajo y con confianza. Desde abajo significa: amando, sirviendo a los pobres, contando la historia y pidiendo confianza. Con confianza significa: no es el predominio general de la cristiandad lo que da poder al evangelio, sino el poder del Espíritu Santo que trae las buenas nuevas a los corazones de los que escuchan. Por lo tanto, la iglesia cristiana no depende de una posición privilegiada en la sociedad.

(7) Hay cristianos y congregaciones germanoorientales que siguen este patrón. Pueden verse buenos enfoques que no deben ser negados ni denigrados. El ministerio regular en nuestras iglesias locales puede tener efectos misioneros, siempre que esté fomentado por cristianos con corazón de misionero. Está la posibilidad de fundar escuelas protestantes, para demostrar una nueva presencia en el sector educativo y ganar la confianza. Además, si las personas en una aldea se involucran en mantener un edificio de iglesia, esto puede llevarlas a identificarse al menos con el edificio donde se expresa la fe. También puede hacer que la gente piense cuando se ponen en contacto con un centro de cuidado protestante, como un hogar para enfermos terminales, y lo experimentan como diferente. Estos son enfoques importantes.

Podría haber aún más oportunidades, si las instituciones diaconales y educativas, los que se preocupan por el evangelismo y los interesados en las ceremonias eclesiásticas se ven como una comunidad confesante, centrada en ganar para Cristo a las personas desconectadas de la iglesia. Por ejemplo, el teólogo germanooriental Ehrhart Neubert plantea la pregunta crítica: “Debe investigarse si la mayor parte del personal eclesiástico del Este [de Alemania] tiene un trasfondo que les hace difícil ver la misión a las personas desconectadas de la iglesia como un desafío importante”(7). Aquí tenemos un problema importante: En algunos lugares no sólo no podemos sino que ni siquiera lo queremos.

Las actividades misionales especiales hacen un impacto: El proyecto “Neu anfangen” (“comenzar de nuevo”) tuvo un éxito excepcional para llegar a personas desconectadas de la iglesia en una ciudad de Pomerania (Loitz). Cada hogar de esta región con un número telefónico publicado fue llamado y se le ofreció un librito con testimonios de la región. Un voluntario llevaría personalmente el librito a la puerta del hogar si aceptaban la oferta por teléfono. Luego se los invitaba a una serie de encuentros por la tarde. Un enfoque diferente: dos veces al año, unas 200 mujeres se reúnen en la cafetería de la universidad de Greifswald para un “Frühstückstreffen für Frauen“ (“reunión de desayuno para mujeres”). Muchas están desconectadas de la iglesia. Desayunan juntas y escuchan una charla sobre un tema contemporáneo desde una perspectiva cristiana. La camaradería y las comidas compartidas son cosas muy atractivas para la gente de Pomerania. En varios lugares hay “cultos para personas interesadas” que atraen a las personas a ir a la iglesia: nuevas formas de cultos con una breve representación teatral, música moderna y un sermón con un enfoque temático. Vale destacar también que varias congregaciones están teniendo experiencias muy positivas con cursos de apoyo misionero. En un proyecto de corto alcance que dura entre 6 y 7 semanas, las personas interesadas llegan a aprender los fundamentos de la fe cristiana y a debatirlos con cristianos. La mayoría de estas actividades buscan ofrecer un fácil acceso con un umbral bajo, y la mayoría son ofertas de corto plazo. Están relacionadas con temas que cuestionan problemas vitales modernos desde una perspectiva cristiana. Los asistentes no tienen que ser personas con formación especial ni piadosas. Los cursos suelen llevarse a cabo en un entorno acogedor, permiten experiencias primeras y frescas de la iglesia e invitan a los asistentes a buscar más. Algunas personas son alcanzadas a través del trabajo de relaciones públicas. Pero la mayoría es alcanzada mediante relaciones personales. El pastor local puede invitar a las personas cuando es reconocido como confiable. Aun más, los miembros de la iglesia pueden invitar a otras personas cuando hay conexiones con alguna mayor profundidad y las personas desconectadas de la iglesia no tienen que sospechar que la invitación está más relacionada con el éxito misionero que con ellas. Si todo funciona bien, entonces las actividades de este tipo construyen puentes al resto de la vida de una iglesia. Sin embargo, muy a menudo esto resulta ser un problema también, ya que muchas congregaciones no están demasiado acostumbradas a recibir en su seno a personas nuevas que estaban previamente desconectadas de la iglesia. Deben darse más pasos. ¡Es una larga travesía de fe!

En algunos lugares, el comienzo necesita ser de cero. Vemos áreas completas que son difíciles de alcanzar. Forma parte de las secuelas del socialismo, cuya intención de crear “ciudades sin Dios” demostró ser muy efectiva en algunos lugares. Esto ocurre especialmente en los distritos de ciudades que contienen la típica arquitectura germano-occidental, con grandes bloques de viviendas de concreto gris. En promedio, la cantidad de miembros de iglesia aquí está debajo del 10% de todos los habitantes del distrito. Aún peor, en Bergen-Rotensee (isla de Rugen) encontramos que los que todavía son oficialmente miembros de la iglesia han dado la espalda a la iglesia y, a su vez, la congregación no los conoce tampoco. La comunión congregacional ha desaparecido de Rotensee, sin hablar de esfuerzos misioneros. Fue necesario un nuevo comienzo aquí. Crecerá una nueva congregación con la ayuda de un joven ministro(8) que establece contactos con instituciones locales de servicios de bienestar, con escuelas y clubes, y especialmente con personas que viven en Rotensee. Él mismo vive al lado de los que busca alcanzar con el evangelio. El trabajo diaconal y de alcance evangelístico tienen que ir de la mano. Es importante también para nosotros que estén realizándose cultos en Rotensee. Esperamos mucho de la palabra y los sacramentos, de la oración y la adoración, aun cuando las personas no lo reconozcan inicialmente.

© The Lausanne Movement 2010

  1. Hartmut Bärend: Kirche mit Zukunft. Impulse für eine missionarische Volkskirche. Gießen 2006, 43.
  2. Cf. e.g. Ehrhart Neubert: Konfessionslose in Ostdeutschland. Folgen verinnerlichter Unterdrückung. In: PTh 87 (1998), 368-379.
  3. Un rito especial para dar la bienvenida a bebés recién nacidos, en reemplazo del bautismo.
  4. Revolución paćifica en 1989, cuando cayó la Cortina de Hierro en Europa Oriental.
  5. Burkhard Wagner, un joven teólogo de Sajonia.Cf. Wolfgang Pittkowski: Konfessionslose in Deutschland. In: W. Huber e.a. (Ed.): Kirche in der Vielfalt der Lebensbezüge. Die vierte EKD-Erhebung über Kirchenmitgliedschaft. Gütersloh 2006, 89-110, 89.
  6. Cf. Miroslav Volf: Exclusion and Embrace. A Theological Exploration of Identity, Otherness and Reconciliation. Nashville 1996.
  7. Ehrhart Neubert: Konfessionslose in Ostdeutschland. Folgen verinnerlichter Unterdrückung. In: PTh 87 (1998), 377.
  8. Burkhard Wagner, un joven teólogo de Sajonia.