Cómo dos desayunos en Ciudad del Cabo dieron origen a un movimiento por las ciudades del mundo

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Una mañana de 2010, Tim Keller, pastor fundador de Redeemer Presbyterian Church en la ciudad de Nueva York, se sentó a desayunar con Bob Doll, un gerente de inversiones muy respetado. Se habían conocido un año antes en un evento de recaudación de fondos en Nueva York, y esa mañana de octubre en Ciudad del Cabo, ambos participaban del Tercer Congreso para la Evangelización Mundial del Movimiento de Lausana.

“Tim me hizo una infinidad de preguntas mientras restablecíamos nuestra conexión, y luego dijo: ‘Quiero que conozcas a alguien’”, recuerda Doll. Unas horas más tarde, Keller y Doll se sentaron para su segundo desayuno del día, esta vez con Mac Pier, amigo de Keller y fundador de The New York City Leadership Center (NYCLC, conocido ahora como Movement.org).

Mientras los tres hablaban esa mañana, algo se encendió entre ellos, y durante el transcurso del congreso, esa chispa se convirtió en un fuego crepitante. Sus llamamientos únicos de pastor, líder del mercado y experto en entidades sin fines de lucro se unieron para formar un “taburete de tres patas” poco convencional que consideraban que era la clave para realizar una visión que todos anhelaban: la aceleración del evangelio en la ciudad de Nueva York.

“La tendencia natural es que cada pata del taburete piense que puede hacerlo solo”, dice Doll en retrospectiva. “Pero para lanzar un movimiento en la ciudad, se necesita la fuerza de los tres”. De su colaboración en Ciudad del Cabo, el Día del Movimiento, que sirve como la red del Movimiento de Lausana sobre las ciudades, se aceleró hasta convertirse en un movimiento mundial. Su visión se hizo eco de las reuniones de desayuno de Ciudad del Cabo: reunir líderes del ministerio, del ámbito laboral y de entidades sin fines de lucro que, a pesar de sus diferencias, comparten la misma pasión por su ciudad y el evangelio de Jesús, y luego inspirarlos y equiparlos para que unan sus fuerzas en colaboración.

“El Día del Movimiento es una reunión del ecosistema”, dice Pier. «La convicción subyacente es que la vitalidad del evangelio en la ciudad es proporcional a la profundidad de la unidad entre los diferentes miembros del mismo ecosistema”. Keller, Doll y Pier —tres miembros diferentes pero influyentes del ecosistema de Nueva York— no tenía ambición por nada más grande que Nueva York cuando unieron fuerzas mientras compartían tostadas y café en Ciudad del Cabo. Pero Dios estaba preparando el escenario para hacer muchísimo más en las ciudades del mundo.

Por primera vez en la historia de la humanidad, más de la mitad de la población mundial vive en ciudades, y esa cifra aumenta considerablemente cada año. De hecho, cada 30 días nace el equivalente de una nueva San Francisco en algún lugar del mundo. La ciudad es donde la mayor cantidad de jóvenes de la próxima generación, de pueblos migrantes menos alcanzados, de formadores de cultura y de los más pobres entre los pobres viven todos juntos en un glorioso amasijo de discordia y armonía, desolación y belleza.

Pero, ¿está la iglesia entrando en la ciudad lo suficientemente rápido? Jurie Kriel, Director de Expresiones del Día del Movimiento y Catalizador de la Red de Ciudades de Lausana, dice que, lamentablemente, “A medida que aumenta la densidad de población, disminuye la efectividad del evangelio. A menos que la iglesia responda las preguntas que las ciudades le hacen, el evangelio perderá cada vez más su pertinencia para las generaciones venideras”.

Keller, Doll y Pier se dieron cuenta en Ciudad del Cabo de que mantener la iglesia pertinente en Nueva York requería la unidad de sus líderes en todos los ámbitos laborales. Además, se dieron cuenta de que era necesario un cambio de paradigma orientado al éxito si se buscaba afianzar un movimiento comunal. “Tendemos a pensar solo en cómo le está yendo a nuestra propia iglesia u organización individual, en lugar de pensar en el impacto del cristianismo en la ciudad como un todo”, dice Pier. “Pero iglesias exitosas no necesariamente significan una ciudad floreciente”. ¿Qué ocurriría, entonces, si las iglesias se asociaran entre sí y con líderes del ámbito laboral y de entidades sin fines de lucro para soñar, orar y luchar a nivel de toda la ciudad?

A pesar de la falta de promoción y publicidad, participantes de 34 estados de EE.UU. y 14 países diferentes se presentaron al primer Día del Movimiento en 2010, celebrado poco antes del congreso de Ciudad del Cabo. Pier bromea: “¿Cuál es la moraleja de la historia? Es que la gente de Australia está dispuesta a subirse a un avión para ir a Estados Unidos solo para escuchar a Tim hablar”.

Keller tal vez fue el más visible de los tres, pero fue la generosidad radical de Doll y otros lo que le dio un mayor impulso al Día del Movimiento, así como el amplio conocimiento y visión que tenía Pier de Nueva York que guiaron la iniciativa. Además, el amplio apoyo al movimiento se debió en gran parte a las diversas ocupaciones de sus principales líderes, cuyos seguidores combinados generaron un alcance más amplio que si cada uno lo hubiera hecho solo.

A medida que el Día del Movimiento continuaba fortaleciendo sus cimientos, el concepto de “unirse a través de líneas denominacionales, étnicas, geográficas y socioeconómicas” tocó una fibra sensible en muchos líderes cristianos urbanos que anhelaban un avivamiento y unidad en sus propias ciudades.

Para 2015, el movimiento se había expandido más allá de los condados de Nueva York y había cruzado el mar para llegar hasta Pretoria, Sudáfrica, donde se celebró el primer Día del Movimiento fuera de Estados Unidos. En 2016, el Día del Movimiento organizó su primera reunión mundial, atrayendo a tres mil personas de 400 ciudades y 95 países. Pier cree que esta fue la conferencia de misiones más grande en Nueva York en los últimos cien años. Este momento catalítico produjo una explosión en el movimiento, aumentando su influencia de cuatro ciudades a doscientos en todo el mundo en solo 30 meses.

Lo que comenzó como un deseo sincero de impactar la ciudad de Nueva York es ahora una pasión por ver el evangelio llevado a las ciudades del mundo. Como Catalizador de la Red de Ciudades del Movimiento de Lausana junto con Kriel, Pier aprovecha el poder del trabajo en redes de Lausana para movilizar a líderes en todos los rincones del mundo para promover la colaboración en las ciudades. Él cree que “Dios, uniendo líderes en las grandes ciudades, es la próxima reforma. . . Si somos capaces de influir en 500 ciudades de todo el mundo, alterará la trayectoria del cristianismo mundial”.

“No hay nada tan poderoso como una idea cuyo momento ha llegado”, concluye Kriel. “Pero una idea cuyo momento ha llegado necesita un momento catalítico para convertirse en realidad. El Día del Movimiento era una idea cuyo momento había llegado. La intención de Dios para las ciudades [,] la iglesia despertando a la necesidad de una nueva estrategia para el evangelio en las ciudades y entendiendo que estamos mejor juntos, todas estas cosas se unieron y encontraron un momento catalítico en un desayuno en Ciudad del Cabo”.

Ore con nosotros

Por Mac Pier

Dios soberano, te vemos trayendo a las naciones del mundo a los barrios de nuestras ciudades. Une a tu iglesia ciudad por ciudad para tener un testimonio poderoso y pertinente hasta los confines de la tierra, que ahora se encuentran en nuestras ciudades. Que nuestro amor mutuo y la unidad de tu iglesia respiren el aroma de fe por la que tu hijo oró la noche antes de dar su vida por el mundo.

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Sara Kyoungah White es la editora principal y estratega de contenidos del Movimiento de Lausana.