Tras años de especulaciones y agudas predicciones de analistas políticos, el actual gobierno indio, el nacionalista Partido Bharatiya Janata (BJP), tras su manifiesto electoral, dio un paso político de gran alcance el 5 de agosto de 2019. Derogó el artículo 370 (aprobado en 1949) de la Constitución de India que garantizaba un estatuto autónomo especial a la Cachemira administrada por India, una región que Pakistán reivindica, por motivos ideológicos, como propia desde su separación del Imperio Británico en 1947. Los derechos especiales revocados por la decisión del gobierno de India incluían el derecho de Cachemira a su propia Constitución y su derecho a que solo los cachemires fueran propietarios de tierras en Cachemira. Su estatus semiautónomo significaba que promulgaba leyes sobre todo excepto defensa, comunicaciones y asuntos exteriores. El estado es ahora considerado un Territorio de la Unión, lo que cambia la dinámica de gobierno al poner el control de Cachemira en manos del gobierno central de India.
Mientras que tanto India como Pakistán han reclamado Cachemira, desde 1953 los cachemires también han coqueteado con la idea de la independencia y de convertirse en un país aparte, una iniciativa que India, Pakistán y China consideran que sienta un mal precedente para otras zonas fronterizas que están en disputa en la región circundante. Cachemira, la región de conflicto más antigua de la era posterior a la Segunda Guerra Mundial, ha seguido sufriendo a causa del radicalismo religioso, el ultranacionalismo y las ambiciones territoriales de parte de los cachemires, así como de los pakistaníes y los indios, lo que ha dado lugar a miles de víctimas civiles y no civiles.
Desde la decisión del gobierno indio de revocar el estatus autónomo de Cachemira, la presencia del ejército (un soldado por cada 12 cachemires), la detención de dirigentes políticos, el toque de queda parcial, el cierre de las telecomunicaciones prepagas y la restricción del acceso a Internet han aumentado la tensión en la región. Esto, argumenta Tehmina Arora, directora de Alliance Defending Freedom-India, ha provocado un profundo sentimiento de desesperanza, al punto que incluso mujeres y niños se han visto obligados por la grave crisis existencial a unirse a las protestas contra el ejército a un nivel sin precedentes. La decisión del gobierno indio también ha agravado la ya tensa relación con Pakistán, lo que ha llevado al estado nuclear a solicitar una acción mundial sobre el tema, con la ayuda de China, en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas.[1] Sin embargo, este intento no ha generado ningún interés internacional sólido en la situación, salvo una reciente resolución parlamentaria aprobada por la Unión Europea que insta a poner fin a las restricciones impuestas al pueblo de Cachemira. En medio de esta compleja y volátil situación geopolítica, las realidades religiosas motivan en gran medida los sentimientos de los ciudadanos de ambos países rivales.
Los cristianos del valle (Cachemira)
Aunque es una región predominantemente musulmana, muchas razas y culturas han coexistido en Cachemira en relativa armonía durante siglos. De los aproximadamente 7,7 millones de residentes en el valle de Cachemira, los cristianos son solo una pequeña minoría de los que se han convertido, principalmente del islam. Hay alrededor de seis iglesias antiguas en el valle, entre ellas Holy Family Catholic Church y All Saints Protestant Church, ambas en Srinagar, St. Joseph’s Church en Baramulla y St. Mary’s Church en Gulmarg. Los cristianos de Cachemira también están dispersos en otros estados de India por motivos educativos o profesionales, lo que les permite mantener comunión y solidaridad con otros creyentes fuera de sus propias comunidades regionales. Pero las actuales condiciones políticas y sociales han tenido un gran impacto en el movimiento de los cachemires, que están parcialmente restringidos y constantemente vigilados. Esto ha afectado también a creyentes de otras partes del país. No pueden continuar sus asociaciones ministeriales en la región. Aunque la restricción de la circulación de las personas se está relajando lentamente, continúa la vigilancia constante. Esta vigilancia y control por parte de los militares han creado una fachada de paz, que el Rdo. Vijayesh Lal, secretario general de la Fraternidad Evangélica de India, sostiene que podría compararse con la “paz del cementerio”.
Recientemente, aparte de algunos incidentes aislados de persecución contra cristianos conversos, los cristianos han existido pacíficamente con otros residentes y se han ganado su respeto, principalmente por su interés y su papel en el bienestar de la región. Esto, argumenta el Rdo. P.K. Samantaroy, obispo de Amritsar, ha sido posible debido a la estrategia de establecer excelentes escuelas e instituciones de bienestar, como los hospitales. Las escuelas han producido líderes locales mientras que las instituciones de bienestar como los hospitales han sido pioneras en los servicios médicos para los residentes. La Iglesia del Norte de India y la Diócesis Católica Romana son los principales administradores de estas instituciones, y tienen una presencia importante en comparación con otras denominaciones.
Si bien se mantiene el respeto entre las comunidades de diferentes credos, algunas conversiones recientes de musulmanes locales al cristianismo por parte de evangelistas externos han provocado una creciente preocupación entre los cristianos locales, que sienten que han sido puestos en peligro. Si surgiera alguna tensión entre estas dos comunidades por motivos religiosos, se produciría una mayor alienación e inseguridad entre los cristianos. Como minoría con una voz muy limitada en las decisiones políticas, los cristianos desean mantenerse fuera del radar, mientras continúan tranquilamente con su testimonio profético contribuyendo al bienestar de la región.
Los cristianos se enfrentan a los mismos retos cotidianos que otras comunidades religiosas debido al reciente cierre de seguridad, pero también les preocupa que, tras los actuales cambios constitucionales, las personas aliadas con la hindutva (una ideología ultranacionalista particular) presionen para que se promulguen leyes contra las conversiones en Cachemira, como ha ocurrido en otros siete estados donde los hindutvan han logrado cierto grado de afianzamiento.[2] Esto impactará especialmente los esfuerzos de evangelización en la región y afectará al derecho de las personas a tomar decisiones con respecto a su fe, un derecho que la Constitución de India garantiza fundamentalmente, al menos en teoría.
Curiosamente, en contraste con esta posibilidad futura de falta de libertad religiosa, el Rdo. Samantaroy argumenta que, aunque la situación actual en el valle es sombría y hay mucha aprensión sobre el futuro, también hay bendiciones ocultas que pueden funcionar a favor de los cristianos de la región. En primer lugar, debido a las restricciones establecidas en el artículo 370, las religiones minoritarias del valle de Cachemira no tenían las mismas protecciones que en otras partes de India. Esta discriminación podrá eliminarse una vez que Cachemira sea gobernada por el gobierno central, y cualquier queja de los cristianos y otras minorías podrá tratarse de manera justa y sin la discriminación estatutaria incluida en el artículo 370 (que ahora ha sido revocado). En segundo lugar, también habrá más libertad para que las instituciones cristianas posean propiedades.
A la luz de la actual agitación en el valle de Cachemira, la iglesia mundial necesita amplificar su voz para asegurar a los creyentes cristianos su apoyo inquebrantable. El Rdo. Lal comenta que, lamentablemente, los cristianos de otras partes del país y del mundo se muestran en gran medida indiferentes y silenciosos, y dudan en alzar su voz en solidaridad con sus hermanos creyentes en Cachemira. La iglesia de India ha seguido manteniendo la neutralidad en el asunto con relación a la situación en el valle.
En medio de este silencio, los cristianos del valle de Cachemira buscan el apoyo de la iglesia mundial, orando y alzando la voz por ellos y su comunidad a través de todas las plataformas, incluidas las redes sociales, artículos en periódicos, grupos de presión y campañas.
Respuesta de la iglesia mundial[3]
Los cristianos de todo el mundo están llamados a orar:
Para que la paz vuelva a la región; para que las autoridades tomen decisiones que sean social y económicamente aceptables para los cachemires.
Por los jóvenes que han sufrido la agitación a lo largo de sus vidas. No hay muchas oportunidades de trabajo en el valle. Una vez que se van a estudiar a otras partes del país, normalmente se quedan allí para trabajar y no regresan a Cachemira. Esto empeora la situación al dejar en la fuerza laboral a personas relativamente menos educadas, lo que impide las innovaciones y el espíritu empresarial vitales para la región. Incluso para las iglesias, el éxodo de los jóvenes está resultando un gran problema, ya que los feligreses envejecen y no quedan muchos jóvenes para continuar los ministerios existentes. Los jóvenes también están desilusionados por la radicalización del islam y sus efectos en la vida de la gente. Están haciendo preguntas sobre la vida y el significado, y están abiertos a un mensaje de esperanza.
Por los creyentes locales, para que sigan comprometidos con su afiliación regional, sin perder la esperanza en el poder judicial de India. Oren para que su testimonio público de Cristo, a pesar de la persecución y las dificultades, pueda atraer corazones al mensaje del evangelio.
Para que los creyentes del resto del país se unan a los cachemires y se solidaricen con ellos, mientras se someten a las autoridades sobre las que Dios sigue siendo soberano.
Por la salud mental de los cachemires. Los persistentes disturbios en la región han llevado a la gente a la desesperación y a la total desesperanza, lo que ha dado lugar a varios problemas de salud mental. Se necesitan sistemas adecuados de asesoramiento y apoyo que no existen en la actualidad.
Para que los cachemires se mantengan fuertes en una región donde el temor y la muerte se han sistematizado; para que continúen esperando un futuro pacífico, aunque estén atrapados en sus duras circunstancias actuales y se sientan desilusionados por la agitación perpetua. La posibilidad de esa esperanza en los corazones de los cachemires llama a los cristianos a dar a conocer su presencia como embajadores de Cristo y agentes de vida.
Conclusión
El pueblo de Cachemira ha demostrado una gran resistencia durante décadas, y su capacidad de recuperación frente a la injusticia sigue siendo inigualable a la vez que inspiradora para quienes soportan condiciones similares en otros lugares. Han soportado varios problemas sociales y económicos a lo largo del tiempo con el poder de su voluntad. Sus historias necesitan ser escuchadas, y su carga debe ser compartida por aquellos que realmente desean ver un nuevo amanecer de paz en el valle.
Notas
- https://news.un.org/en/story/2019/08/1044401
- Nota del editor: Ver el artículo anónimo “El auge del fundamentalismo hindú” en el número de mayo 2019 del Análisis Mundial de Lausana https://lausanne.org/es/contenido/aml/2019-05-es/el-auge-del-fundamentalismo-hindu
- Nota del editor: Ver el artículo de Yousaf Sadiq “¿Cómo debemos responder a la persecución de los cristianos?” en el número de enero 2019 del Análisis Mundial de Lausana https://lausanne.org/es/contenido/aml/2019-01-es/como-debemos-responder-a-la-persecucion-de-los-cristianos
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