Europa, semillero del cristianismo mundial, a venido a ser ella misma un campo de misión especialmente arduo y estratégico. El misionólogo inglés Leslie Newbigin, ya a finales del siglo pasado, se refirió a este desarrollo comparando la diferencia entre un pagano pre-cristiano y un pagano pos’cristiano con la diferencia entre una virgen y una divorciada. ¿Qué esperanza queda para un continente fundamentalmente moldeado por el evangelio pero, paradójicamente, también por el rechazo del mismo?
Europa, el más cristianizado de todos los continentes, también ha exportado ateismo, racionalismo, humanismo, secularismo, existencialismo, comunismo y simple «increencia» hasta los más lejanos rincones del mundo:
- Si los europeos no retornan a la fuente vital que conformó su cultura y sociedad, la Biblia, seguirán extendiendo la «increencia» en diversas formas por todo el mundo.
- Por ejemplo, en Europa el número de estudiantes de países en vías de desarrollo es el doble que en EEUU. Muchos regresan a casa como «no creyentes» y llegan a ser profesores, políticos, importantes empresarios y personas influyentes en su sociedad.
¿Cómo deberíamos ver la Europa actual? A menudo los evangélicos, por varias razones, hemos desarrollado ángulos ciegos que distorsionan nuestra visión de Europa. Para corregir estas distorsiones necesitamos mirar en siete direcciones:
1. Mirar atrás
Los cristianos deberían estar conscientes de cómo la Biblia y la historia de Jesús han sido las fuerzas que más han influido para dar forma al pasado de Europa:
- El ultra-ateo Richard Dawkins dice que no podemos entender la historia europea sin la Biblia y el cristianismo.
- Sin embargo muchos evangélicos parecen creer que Dios estuvo de vacaciones desde los tiempos de Pablo hasta que llegó Lutero.
- Pero fueron muchas las luces que aparecieron durante el supuesto oscurantismo medieval conforme diferentes etnias, desde Armenia hasta Irlanda, fueron abrazando el evangelio.
En Europa la Biblia influenció profundamente el desarrollo del arte y la música, el matrimonio y la familia, el lenguaje y la literatura, los negocios y la economía, la educación y la erudición, la sanidad y la hospitalidad, la ciencia y la tecnología, la ley y la justicia, la política y la democracia, y muchas otras cosas.
La cortedad de memoria lleva a la cortedad de vista y nos quita visión. Para tener fe en los propósitos futuros de Dios, necesitamos entender cómo ha estado activo a lo largo de la historia, especialmente obrando por medio de minorías fieles.
Más recientemente, la visión de Europa como «una comunidad de pueblos profundamente arraigada en valores cristianos», visión compartida por Robert Schuman (Francia), Konrad Adenauer (Alemania Occidental), y Alcide de Gaspari (Italia), fue la comadrona de lo que ha llegado a ser la Unión Europea. Y sin embargo nosotros los evangélicos demasiado a menudo nos hemos limitado a observar críticamente desde los márgenes cómo los católicos luchaban por incorporar valores bíblicos, como la solidaridad y la subsidiaridad, al pensamiento de la UE contra las influencias secularistas en la palestra europea.
2. Mirar más allá
También necesitamos una visión de Europa de lente gran angular, más allá de nuestras perspectivas nacionalistas y denominacionalistas:
- Los católicos siempre fueron conscientes de formar parte de una comunión pan-europea.
- Después la Reforma Protestante produjo landeskirchen o iglesias territoriales y fomentó perspectivas nacionalistas: la Iglesia de Inglaterra, la Iglesia de Escocia, la Iglesia Reformada Holandesa y la Iglesia Luterana como iglesia estatal de Alemania y Escandinavia, por ejemplo.
- Más adelante, las iglesias evangélicas «libres» se centraron aún más en la iglesia local.
- Quizá podríamos expresarlo así: «Los católicos ven bosques, los protestantes ven árboles, los evangélicos ven ramas».
A nuestro liderazgo evangélico lo formamos sobre todo para pensar localmente: «liderazgo cristiano» quiere decir pastorear una iglesia local. Pero, ¿dónde están los programas cristianos de formación que equipen a líderes potenciales para involucrarse en la pólitica, la economía y todas las otras áreas de la vida? ¿O que ofrezcan estudios europeos desde una perspectiva cristiana?
Los evangélicos apenas han pensado en Europa. En vez de asumir nuestra responsabilidad de ayudar a dar forma al futuro de Europa, valorando los roles de José, Nehemías, Ester y Daniel en la transformación de regímenes paganos, a veces hemos partido de actitudes negativas e indiferentes influídas por escatologías populares que asumen que el plan de Dios para Europa es que sea cada vez más apóstata.
Pero ¿no está claro que el Padrenuestro nos enseña que la voluntad de Dios siempre es que su Reino venga, su voluntad se haga en la tierra, en Europa, como en el cielo? ¿Es en absoluto posible que la voluntad de Dios sea que su voluntad no se haga en Europa?
3. Mirar adelante
Si la historia de Jesús fue lo más influyente en la conformación del pasado de Europa, ¿por qué no ha de ser así también en el futuro? Deberíamos preguntarnos: ¿cómo sería una Europa que agradase a Dios? ¿Qué visión del futuro de Europa se predica en nuestras iglesias, directa o indirectamente? Sin visión, el pueblo perece (Prov 29:18). ¿Es esta la razón por la que las iglesias de Europa parecen estar pereciendo?
En la Segunda Guerra Mundial, Robert Schuman entró en la clandestinidad en Francia después de escapar de una prisión nazi y comenzó a orar y planificar cómo reconstruir Europa sobre cimientos cristianos. Parece evidente que eso es lo que nosotros también deberíamos procurar ahora:
- Nadie quiere volver a la «cristiandad», cuando la iglesia dominaba tanto al gobierno como a la sociedad.
- Pero podemos orar y trabajar por una Europa basada en los valores cristianos del perdón, la reconciliación, la solidaridad, la justicia, las relaciones fieles y el cuidado de la creación.
Son muchas las dudas que planean sobre el futuro de Europa. Schuman avisó que el proyecto no se podría mantener sobre bases meramente económicas o tecnocráticas. Necesitaba un alma. Conforme el debate se va caldeando, ¿qué visión del futuro de Europa vamos a aportar?
4. Mirar alrededor
La Europa actual está experimentando serias crisis en economía, política, sociedad, religión y medio ambiente:
- El desempleo en España y Grecia es tan alto como en EEUU en la gran depresión.
- La crisis ha llegado a ser la normalidad en Europa, y seguirá con nosotros por mucho tiempo.
Esto debería conducir a la reformulación de los planes misioneros de las iglesias de Europa, porque estos desafíos también conllevan ilimitadas oportunidades para que los creyentes respondan con atención y compasión. El «débil» poder del amor, la verdad y la justicia fue lo que logró la credibilidad y el respeto por la iglesia primitiva, y finalmente conquistó el Imperio Romano. Son las mismas cosas que pueden dar credibilidad a la iglesia actual.
Antes del Congreso de Lausana de 1974 muchos consideraban el así llamado «evangelio social» como algo que desviaba la atención del «verdadero evangelio» de salvación. Aquel evento marcó el hito de la aceptación entre los evangélicos de la misión integral.[1]
Después de todol, Jesus mismo habló de dar de comer al hambriento, vestir al desnudo y visitar a enfermos y presos. Si bien estábamos encantados de reclamar a William Wilberforce, el abanderado de la campaña contra la esclavitud, como «uno de los nuestros», por más de un siglo el sector evangélico había estado bastante silencioso en lo referido a los asuntos públicos. Ahora, por toda Europa, los evangélicos están respondiendo de nuevo, con bancos de alimentos, contra el tráfico de personas, asesorando a personas endeudadas, con tiendas de ropa usada, asistiendo a refugiados, y muchas otras cosas.
Mirando alrededor, deberíamos también hacernos conscientes de las diferentes clases de europeos entre los que vivimos:
- Europeos pos-cristianos, pos-comunistas, posmodernos, pos-inmigrantes y pos-seculares, cada uno de ellos requiere una aproximación hecha a su medida. No hay una estrategia que les encaje bien a todos.
- Ni podemos tampoco esperar que se sientan cómodos en nuestros actuales estilos de iglesia. La misión encarnacional implicará entrar en su mundo, así como Jesús entró en el nuestro. El resultado puede ser muchos nuevos estilos de iglesia.
5. Mirar hacia adentro
Siendo completamente sinceros, los europeos que presentan el mayor desafío somos nosotros mismos, los cristianos corrientes. Como conejos deslumbrados por los faros del secularismo, a menudo nos sentimos intimidados, inmovilizados e incapacaes de explicar nuestra fe en la esfera pública. Nuestra corta memoria de lo que Dios ha hecho en Europa en el pasado nos quita visión para el futuro. Nuestras vidas están a menudo centradas en la iglesia, en vez de en el Reino, buscando la comodidad del compañerismo con creyentes que piensan como nosotros.
Puede ser desconcertante descubrir que Jesús dijo muy poco sobre la iglesia durante su ministerio. En los evangelios sólo hay dos versículos que mencionan la palabra «iglesia»: Mateo 16:18 y 18:17. Claro que Jesús ama a la iglesia. . Es su esposa. Pero lo central en su ministerio era el Reino de Dios, mencionado en más de 100 versículos de los evangelios. El Reino de Dios está donde su voluntad se está haciendo. Quiere que se haga su voluntad en la tierra, en Europa, en cada una de las esferas de la vida.
Una Europa transformada comenzará por discípulos transformados, un cuerpo de Cristo transformado.
6. Mirar de nuevo
Fijémonos de nuevo en Europa, esta vez para ver lo que Dios está haciendo. «Trigo y cizaña» siempre crecerán juntos. Enfoquemos nuestra mirada en el «trigo» y busquemos entre las ruinas las señales de esperanza, fe y visión:
- Recientes agitaciones de Dios en el mundo marxista, el mundo musulmán y el mundo de Mammón son señales de su activa participación en los asuntos humanos.
- Nueva hambre espiritual; nuevos deseos de oración; nuevos estilos de iglesia, iglesias de inmigrantes que recobran fe, color y entusiasmo para nuestras ciudades; nuevo ecumenismo espiritual entre antiguas tradiciones y una nueva concientización del poder del evangelio para transformar todas las esferas de la vida, son señales actuales de esperanza en nuestro continente.
No, ¡Dios no ha acabado aún su obra en Europa!
7. Mirar arriba
Nuestra esperanza no está basada en circunstancias o tendencias; está arraigada en la persona y las promesas de Dios. Todo en la fe cristiana es un asunto de muerte y resurrección. Es una historia de apostasía y renovación, una y otra vez. Como pueblo de esperanza, preñado del futuro divino, miramos expectantes más allá de las crisis de hoy en día para ver cómo cumplirá el Señor de la historia sus propósitos para Europa y el resto del mundo.
Notas
- Nota del editor: Ver artículo de S Douglas Birdsall titulado ‘Lausanne ’74: Stewarding the legacy’ en el número de Julio 2014 de Lausanne Global Analysis.