Global Analysis

Abrazar la reconciliación

Seis etapas para construir la paz entre Israel-Palestina y otros países

Daniel Munayer Ene 2022

La crisis mundial de la iglesia

La violencia producida por los conflictos intergrupales de larga duración en muchos países como Israel-Palestina, Yemen, Nigeria, Hong Kong, Irlanda del Norte, Siria, Myanmar y Estados Unidos son indicadores de que la comunidad cristiana internacional no está asumiendo la responsabilidad de promover la reconciliación. Esto no significa que los cristianos tengan toda la responsabilidad de los conflictos intergrupales en el mundo, pero no estamos haciendo lo suficiente y, a menudo, estamos empeorando los conflictos. En los últimos años, algunos cristianos han perdido la credibilidad y autoridad espiritual como reconciliadores. Muchos cristianos desempeñan un papel importante en nuestro mundo cada vez más polarizado, ya sea en la política de Estados Unidos o del Reino Unido, en la crisis de los refugiados en los países de la Unión Europea y, por supuesto, en el conflicto israelí-palestino.

No estamos haciendo lo suficiente y, a menudo, estamos empeorando los conflictos.

Como cristiano palestino, es asombroso y descorazonador escuchar y ver los comportamientos combativos y llenos de odio de algunos cristianos en Occidente: son racistas con la gente de color, difunden la islamofobia y oprimen a las mujeres. Jesús es encerrado frecuentemente en la categoría de amigo y compañero, pero se lo deja de lado en lo que respecta a los poderes estructurales en las esferas de nuestra vida política, económica y social. De hecho, si se mencionan siquiera, el amor al enemigo, la reconciliación y la justicia parecen quedar a un lado. A menudo me pregunto, ¿cómo es posible hablar a la gente de un Dios amoroso cuando los cristianos no son reconciliadores? O, en mi contexto específico, ¿por qué muchos cristianos no muestran justicia y compasión en el conflicto entre Israel y Palestina?

Involucramiento positivo en el conflicto

El conflicto es una parte inexorable de la vida, y no podemos escapar de él. Según el teólogo David Augsburger, “el conflicto es esencial, imposible de erradicar e inevitable en la vida humana”.[1] Aunque el conflicto puede ser doloroso y potencialmente catastrófico, no debe evitarse. Más bien, el conflicto debe afrontarse de manera adecuada y productiva. El potencial de un desastre está latente en cualquier conflicto, pero la oportunidad de progreso y de cambio positivo viene determinada por la forma en que abordamos esas situaciones.

El contexto israelí-palestino se conoce como un conflicto intratable.[2] Significa que el conflicto ha durado mucho y parece imposible de resolver. Adquiere características particulares por parte de los dos grupos rivales, como la competencia por los recursos, la adopción de una mentalidad de suma cero, la vida en estrecha proximidad y narrativas históricas contrapuestas.[3] Naturalmente, cuando a las personas se les niegan sus necesidades humanas básicas, tangibles e intangibles, se vuelven violentas.

La incapacidad de influir positivamente en él está relacionada con aspectos exclusivistas y discriminatorios dentro de la teología sionista cristiana.

En el caso del intratable conflicto en Israel-Palestina, la incapacidad de influir positivamente en él está relacionada con aspectos exclusivistas y discriminatorios dentro de la teología sionista cristiana. Según dicha teología, el relato histórico del conflicto y los acontecimientos políticos actuales se entienden a través de las profecías del Antiguo Testamento. Cualquier intento de cuestionar o desafiar estas creencias puede ser doloroso y suele encontrar una fuerte resistencia. Si bien estos cristianos perpetúan el conflicto mediante ideologías y políticas violentas, otros que no son extremistas tampoco logran ser parte de la solución. La comprensión estrecha de las misiones y la evangelización ensombrece y oscurece el mensaje central de la reconciliación en la Biblia. Hacer hincapié en la necesidad de salvar almas para la otra vida no resuelve el conflicto actual entre grupos enfrentados y, en última instancia, no trae el reino de Dios a la tierra.

El evangelio de la reconciliación

Es importante destacar este fenómeno por varias razones. En primer lugar, daña el mensaje del evangelio y dificulta a los cristianos palestinos autóctonos la construcción de relaciones de confianza con vecinos musulmanes y judíos. Esto se debe a que algunos cristianos a menudo apoyan posturas violentas y mantienen opiniones islamófobas y antisemitas. En segundo lugar, la inacción de los cristianos se convierte en un obstáculo para la reconciliación y la paz, especialmente si tienen poder e influencia significativos. En el mejor de los casos, ignora la raíz del conflicto y los clamores contra las injusticias y, en el peor, permite que el conflicto israelí-palestino continúe y prospere. Por último, la reconciliación y el amor al enemigo es el mandato del evangelio, la marca universal de la vocación cristiana. Se supone que la nueva comunidad de personas que adhieren a Jesús como Rey se convertirá en una comunidad transformadora que aborda y maneja el conflicto de manera diferente.

Si la reconciliación no es un tema central en la vocación cristiana, debemos esperar ver más guerras, violencia y destrucción de comunidades y de la naturaleza.

El futuro del conflicto es responsabilidad de todos

A medida que los cristianos se involucran en el conflicto israelí-palestino, hay principalmente dos resultados en el horizonte inmediato. Si la reconciliación no es un tema central en la vocación cristiana, debemos esperar ver más guerras, violencia y destrucción de comunidades y de la naturaleza. El año 2021 fue un duro recordatorio de que el conflicto necesita atención urgente. No se deje engañar por los alto el fuego. Los ingredientes para otro ciclo de violencia están siempre presentes. Es solo cuestión de tiempo. Por el contrario, colocar la reconciliación como tema central de nuestra misión podría traer sanidad a los heridos y traumatizados, justicia a los oprimidos y esperanza a los temerosos.

En cualquier caso, la realización del reino de Dios no depende de que los cristianos lo establezcan por sí mismos. Más exactamente, podemos unirnos a Dios y participar en el reino inaugurado que está siendo establecido desde la resurrección. Un tema central de la Biblia es que Dios se involucra en la historia y se revela de maneras que no esperábamos. No olvidemos cómo el símbolo de la cruz cambió de su significado original de castigo mediante la muerte a vida a través de la resurrección. Fue un éxito final a través del fracaso total. Y las personas más inesperadas son invitadas a participar en la intervención de Dios en la historia.

El proceso de reconciliación

Una iniciativa cristiana en Israel-Palestina que ha comprendido la necesidad de reconciliación es Musalaha («Reconciliación» en árabe). Musalaha se fundó en 1990 como respuesta a la Primera Intifada,[4] y a lo largo de los últimos 30 años, a través de éxitos y fracasos, ha desarrollado una teología y un modelo de reconciliación únicos de 6 etapas.[5]

Diagram Description automatically generated Etapa 1: Inicio de las relaciones • Etapa 2: Apertura • Etapa 3: Afrontar el reto • Etapa 4: Recuperar la identidad • Etapa 5: Comprometerse y volver • Etapa 6: Dar pasos • Punto de inflexión: ¿quién se queda?

Modelo: Seis etapas de la reconciliación

Como se ve en la imagen, el modelo comienza con la Etapa 1: Inicio de las relaciones. Durante esta etapa inicial se enfatizan los puntos comunes y los valores y creencias compartidos. Este proceso suele tener lugar en el desierto, donde las personas pueden desconectarse de sus conflictos cotidianos. Además, el duro entorno del desierto neutral une a las personas. El éxito del modelo se basa en cuatro ingredientes clave: (1) crear un estatus de igualdad en el grupo y el liderazgo, (2) compartir objetivos comunes, (3) minimizar la competencia y (4) autoridades que apoyan el proceso.

En la Etapa 2: Apertura, Musalaha ofrece más oportunidades para realizar talleres, seminarios, viajes y actividades de seguimiento. Durante esta etapa, la gente se siente más cómoda compartiendo y expresando sus diferencias. Por lo general, la parte palestina descarga sus quejas y abruma a los israelíes con sus historias y opiniones políticas. Los palestinos tienden a estar más ansiosos por discutir la ocupación, mientras que los israelíes por lo general prefieren centrarse en desarrollar relaciones. En la Etapa 3: Afrontar el reto, se produce un periodo de regresión o retirada por parte de los participantes. La razón para dar un paso atrás es una reacción humana a las cuestiones planteadas durante la etapa 2, en la que la percepción de los participantes sobre el conflicto o su identidad han sido cuestionadas. La retirada forma parte del proceso; no hay que desanimarse, sino esperar sentirse mal en algunos momentos. En la Etapa 4: Recuperar la identidad, el objetivo no es evitar el dolor y la incomodidad, sino tomarse el tiempo necesario para hacer una autorreflexión y reelaborar autodefiniciones y renegociar la identidad y relaciones.

Musalaha hace hincapié en actuar juntos. Esto suele significar abordar injusticias, corregir malas conductas, confesar y perdonar, y sentir una sensación de liberación.

En la Etapa 5: Comprometerse y volver, los participantes deciden continuar el camino de la reconciliación o retirarse completamente del proceso. Musalaha identifica esta etapa como el punto de inflexión de la reconciliación. Los que no vuelven suelen replegarse a sus propias posiciones y prejuicios comunitarios y políticos. Los participantes que siguen adelante empiezan a reconocer las deficiencias de su propia gente y su contribución a la ruptura de las relaciones y a la violencia. En esta etapa se restablece la confianza y avanzar se convierte en un proceso natural y menos doloroso. En la Etapa 6: Dar pasos, Musalaha hace hincapié en actuar juntos. Esto suele significar abordar injusticias, corregir malas conductas, confesar y perdonar, y sentir una sensación de liberación.

Pasos prácticos para avanzar

Hay una necesidad urgente de que los cristianos de todo el mundo den prioridad a la reconciliación. La reconciliación debe convertirse en un componente central del discipulado. Independientemente de sus trasfondos, hay varios pasos prácticos que todos pueden dar:

Hacer autorreflexión: reconsiderar la base de nuestra identidad; reconocer y deconstruir cualquier visión del mundo y teología racista o prejuiciosa que podamos tener.

Cuestionar la autoridad: cuestionar la información y la ideología empaquetada que ofrecen los líderes de la iglesia. El apoyo ciego a cualquier estado o ideología es peligroso. Las personas que desaconsejan cuestionar la teología y la política suelen intentar controlar y manipular a la gente.

Desarrollar relaciones: acercarse a las personas que piensan de manera diferente a nosotros y que no provienen de nuestro círculo inmediato.

Abogar: rechazar y pronunciarse contra movimientos supremacistas, nacionalistas y etnocéntricos.

Involucrarse: unirse a organizaciones que promueven la paz, la justicia y la reconciliación, como Musalaha, Holy Land Trust, Search for Common Ground, etc.

Por último, la iglesia mundial puede redefinir su compromiso con los conflictos y asumir un papel de liderazgo en el mandato de la reconciliación. El auténtico arrepentimiento ofrece renovación y restauración. [6]

Notas

  1. David Augsburger, Conflict Mediation Across Cultures: Pathways and Patterns (Louisville: Westminster/John Knox Press, 1992), 5.
  2. Rafi Nets-Zehngut and Daniel Bar-Tal, ‘The Intractable Israeli-Palestinian Conflict and Possible Pathways to Peace,’ in Beyond Bullets and Bombs: Grassroots Peacebuilding between Israelis and Palestinians, ed. Judy Kuriansky (Westport: Praeger Publishers, 2007), 3-4.
  3. Heidi Burgess and Guy Burgess, ‘Intractability and the frontier of the field,’ Conflict Resolution Quarterly 24.2 (2006): 177-86.
  4. The Second Intifada is one of two popular uprisings of Palestinians in the West Bank and Gaza aiming at ending Israel’s occupation of those territories and creating an independent Palestinian state. The second intifada began in September 2000 and ended by late 2005. More than 4,300 fatalities were registered, and the ratio of Palestinian to Israeli deaths was slightly more than 3 to 1.
  5. Phil Rawlings, ‘Six Years of Research Using Musalahas’s Stages of Reconciliation in the UK Context,’ 28 May 2020, https://musalaha.org/six-years-of-research-using-musalahas-stages-of-reconciliation-in-the-uk-context/.
  6. Nota del editor: Ver el artículo de Matthew Kaemingk “Amar a nuestro vecino musulmán” en el número de mayo 2018 del Análisis Mundial de Lausana https://lausanne.org/es/contenido/aml/2018-05-es/amar-nuestro-vecino-musulman