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El poder transformador de las redes

Una invitación a unirse al viaje de Lausana 4

Sandra Kunze 05 Abr 2023

¿Ha asistido alguna vez a un encuentro que le cambió la vida? Yo sí; al menos, eso creía. Pero, ¿cambió realmente el encuentro su vida, y por qué ese encuentro y no todos los demás a los que asistió? Probablemente por algo que no tuvo en cuenta: las redes que empezó a integrar.

Me encantan los encuentros. Me encanta el ambiente, la emoción, el aprendizaje constante, la belleza de un encuentro bien organizado. Un gran encuentro puede hacernos sentir que podríamos mover montañas, energizándonos para introducir cambios en nuestra vida cotidiana.

Un gran encuentro puede hacernos sentir que podríamos mover montañas, energizándonos para introducir cambios en nuestra vida cotidiana.

He participado en la organización de múltiples encuentros a lo largo de los años, desde pequeñas reuniones hasta encuentros europeos multilingües con hasta 4.000 personas. Y siempre me pregunto después: «¿Valió la pena?”. Todo el dinero. Todo el tiempo. Todas las lágrimas. ¿Hicimos un impacto en la vida de la gente?

Ahora que el Movimiento de Lausana se prepara para el Cuarto Congreso para la Evangelización Mundial que se celebrará en Seúl en 2024, empiezo a preguntarme: ¿Valdrá la pena Seúl 2024?

En 2013 estaba trabajando con la Alianza Evangélica en Hamburgo, Alemania, mientras también escribía una tesis de maestría. Unos años antes, la Alianza Evangélica había organizado varias conferencias llamadas «Lo mejor para la ciudad». El objetivo era inspirar a la gente a vivir una vida cristiana auténtica y pertinente en su día a día y a no separar su lugar de trabajo de su fe.

Mi investigación se centró en una pregunta clave: ¿Cómo cambiaron las conferencias las vidas de los participantes, y quizá incluso la ciudad? ¿Y qué papel desempeñan las redes cuando se trata de la eficacia de los encuentros?

Medir el éxito y la eficacia de un encuentro

Tras la celebración de un encuentro, suele surgir una pregunta: ¿Cuán exitoso fue el encuentro? ¿Y cómo podemos medir este éxito?

No es necesario que los encuentros tengan éxito por definición: los propios organizadores pueden crear la definición. ¿Quieren un encuentro eficaz que sea financieramente sostenible, por ejemplo, con una serie de objetivos cuantitativos medibles? ¿O están de acuerdo en una definición más subjetiva y cualitativa del éxito que signifique que, cuando miran atrás, ven a Dios trabajando en y a través de ese encuentro? Ambas son valiosas. Pero conviene aclarar desde el principio la definición de éxito de los organizadores, sobre todo si hay partes interesadas que podrían tener expectativas diferentes.

Tras la celebración de un encuentro, suele surgir una pregunta: ¿Cuán exitoso fue el encuentro? ¿Y cómo podemos medir este éxito?

Las dos conferencias «Lo mejor para la ciudad» de Hamburgo apuntaban a inspirar a los participantes en sus acciones transformadoras. Además, tenían como objetivo poner en marcha plataformas o redes para conectarse con personas en situaciones similares. De este modo, los participantes podrían apoyarse e inspirarse mutuamente e iniciar proyectos que dieran forma a la ciudad. Con estos objetivos, era mucho más difícil medir el éxito. El objetivo no podía medirse mediante una evaluación cuantitativa del encuentro basada en el número de participantes, sino más bien a través de un patrón de cómo los encuentros podían inspirar e influir de forma sostenible en las personas.

Por ello, realicé un estudio cualitativo con la ayuda de entrevistas. Al entrevistar a «expertos», parecía posible una recopilación de datos más objetiva y con mayor visión de futuro que a través de encuestas a los participantes. Un «experto» para esta tesis era alguien que idealmente moderó uno de los talleres o participó en la preparación del congreso.

Durante mi investigación aprendí varias cosas. Lo más importante fue que los encuentros causan un impacto. Aunque esta afirmación suene escueta, es esencial.

Cada persona describió el encuentro como un momento importante de su vida. Durante las entrevistas, sus ojos brillaban literalmente mientras se deleitaban con los bellos recuerdos y hablaban del objetivo de la conferencia.

En mi análisis pude identificar tres conclusiones principales. Cada entrevistado sentía que:

  • El encuentro amplió sus horizontes. Llegaron a conocer más personas, algunas con los mismos intereses y visión, otras con ideas nuevas pero basadas en los mismos valores.
  • El encuentro hizo que se sintieran inspirados, no solo espiritual sino también profesionalmente. La interacción con otras personas del mismo campo de trabajo o grupo de interés los ayudó a adquirir nuevas perspectivas e ideas.
  • El encuentro les proporcionó una comunidad de compañerismo y oración; les proporcionó una red. Los participantes apreciaron especialmente esta sensación de estar conectados.

En mis entrevistas pude notar el efecto de la conferencia en la gente. Se sentían inspirados, se divirtieron e hicieron conexiones importantes. Este último punto fue especialmente importante en el impacto duradero de un encuentro.

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¿Por qué necesitamos redes?

En mi investigación, analicé los efectos de las redes para lograr cambios duraderos. El objetivo general de las redes es informar, inspirar y moldear, de modo que a veces las redes pueden convertirse en una fuerza poderosa. Uno de los entrevistados lo resumió así: «Creo que [. . .] la transformación o un impacto más duradero solo puede venir de un gran número de cristianos o de una pluralidad de iglesias».

Las personas que entrevisté disfrutaron de participar y recibir apoyo de redes locales porque les proporcionaban una comunidad de personas con las que se sentían conectadas y que se animaban mutuamente. Las redes les aportaban inspiración a través de interacciones y eventos, y las mantenían informadas de las novedades, al tiempo que ampliaban sus horizontes. En el contexto cristiano, las redes eran también una comunidad espiritual para la oración y la comunión.

De este modo, las redes nos ayudan a superar los importantes obstáculos que enfrentamos los creyentes cuando se trata de vivir vidas de impacto. La oración y el encuentro con Dios en una comunidad en red pueden darnos energía para invertir en nuevos empeños. La inspiración, la formación profesional y la información de vanguardia que podemos obtener de una red también pueden contrarrestar el desánimo que sentimos como individuos cuando intentamos influir en la sociedad. Las redes, y los encuentros donde se originan, pueden darnos la fuerza y los compañeros que necesitamos para alimentar y hacer crecer nuestras ideas de transformación de la sociedad.

La acción transformadora es un proceso que a veces crece con el pasar de los años. Los encuentros pueden ser amplificadores, pero las redes son los auténticos héroes «silenciosos».

Así pues, asistir a un encuentro es solo un paso. La acción transformadora es un proceso que a veces crece con el pasar de los años. Los encuentros pueden ser amplificadores, pero las redes son los auténticos héroes «silenciosos». Las redes nos proporcionan compañeros de vida con quienes superar obstáculos a diario, y pueden servir de poderosas plataformas para convocar encuentros transformadores. Las redes y los encuentros no son mutuamente dependientes, pero tienen un efecto de refuerzo mutuo.

Seúl 2024 no cambiará su vida, pero Lausana 4 podría hacerlo

Los Congresos de Lausana para la Evangelización Mundial siempre han tenido un significado especial en la historia del Movimiento. Uno se siente privilegiado cuando es seleccionado: es una oportunidad única en la vida. Ahora estamos mirando adelante hacia el Cuarto Congreso que tendrá lugar en septiembre de 2024, en Seúl.

Pero hay algo diferente en este congreso. Está diseñado más intencionadamente para formar parte de un movimiento, de un viaje. Este viaje es lo que llamamos Lausana 4.

Muchas personas se preguntan: ¿me invitarán a asistir en persona a Seúl? Pero yo diría que la pregunta debería ser más bien ¿Cómo puedo conectarme con el Movimiento y quién me gustaría que me acompañara en el viaje?

El viaje comenzó en 2019 con convocatorias de escucha celebradas en todas las regiones y redes temáticas. Este año tendremos diez encuentros en regiones de todo el mundo, junto con encuentros adicionales para tratar temas como el liderazgo intergeneracional. El viaje también incluye el Cuarto Congreso en Seúl.

Muchas personas se preguntan: ¿me invitarán a asistir en persona a Seúl? Pero yo diría que la pregunta debería ser más bien ¿Cómo puedo conectarme con el Movimiento y quién me gustaría que me acompañara en el viaje?

Puede unirse a nosotros en este viaje de diferentes formas. En primer lugar, ¿a quién le gustaría nominar? El proceso de nominación no es solo para Seúl 2024 en persona y virtualmente, sino que está diseñado intencionadamente para todo el viaje. Cuando presenta su solicitud, no lo hace solo para Seúl, sino que también podría ser seleccionado para participar en un encuentro en su región. Asegúrese de nominar a alguien, y de presentar su solicitud ahora si ya ha sido nominado.

Haga su nominación ahora

Otro paso del viaje en el que puede unirse a nosotros son nuestras llamados para escuchar a Dios, que tienen lugar todos los miércoles a las 9:00 hora del Este. Juntos, como iglesia mundial, escuchamos las Escrituras, oramos y compartimos en comunión. Lo invito a unirse a nosotros.

Los congresos solo pueden tener un efecto duradero si están acompañados de redes.

Seúl 2024 es solo un hito entre muchos. En cierto modo, parece extraño que yo diga esto como directora de recolección de apoyo de Lausana: Seúl 2024 no lo cambiará a usted ni al mundo que lo rodea. Pero si está conectado en su país, en su región y con personas que comparten su pasión por una oportunidad misional, entonces juntos podremos cambiar el mundo.

Los congresos solo pueden tener un efecto duradero si están acompañados de redes. Quiero animarlo a que no solo mire hacia Seúl 2024, sino que mire a su alrededor, donde ya puede establecer conexiones. Y lo invito a unirse a Lausana en el viaje hacia 2050.