En un sentido, el judío convertido es el único ser humano normal del mundo. A él, en primera instancia, fueron hechas las promesas, y él es se ha servido de ellas. Llama a Abraham su padre por derechos hereditarios, además de cortesía divina. Ha seguido todo el plan de estudios en orden, como fue establecido; ha comido la cena siguiendo el menú. Todos los demás son, desde un punto de vista, un caso especial tratado bajo normas de emergencia.[1]
Lo que decimos insistentemente a los judíos es que creemos que Jesús es el Hijo del Hombre y el Hijo de Dios, no a pesar de ser judíos, sino porque lo somos. Creemos que Jesús es el Rey de nuestro pueblo, la suma y sustancia de nuestras Escrituras, el cumplidor de nuestra Ley y los Profetas, la encarnación de las promesas de nuestro pacto. El nuestro es un testimonio de judíos a judíos.[2]
Encuesta
Entre el 1 de junio y el 1 de diciembre de 2013 dirigí un amplio estudio de los judíos mesiánicos en Norteamérica, como seguimiento de un estudio similar hecho en 1983. El estudio de 2013 involucraba una muestra de 1.567 entrevistados y, como su predecesor, tenía como objetivo dar una descripción del movimiento mesiánico en su evolución, con el propósito de proveer recursos a esa comunidad además de la comunidad mayor de las misiones. Además, tenía la esperanza de estimular estrategias para el trabajo, la comunión y la edificación.
Las preguntas cuantitativas que formulé a los participantes abarcaron la edad, el trasfondo familiar, la educación, la observancia religiosa y la vocación. Las preguntas cualitativas abarcaron sus experiencias en travesías personales y el impacto de sus decisiones de fe en relación con los amigos, familias y comunidades de este grupo. Surgieron categorías antropológicas de este estudio que han dado significado a estas experiencias en su entorno social y cultural moderno. La mayoría de los judíos hoy sigue resistiendo el mensaje de Jesús. Mi investigación cualitativa intentó entender esta resistencia con relación al endurecimiento de Israel (Romanos 11:25).
Endurecimiento
Pablo entiende este fenómeno como una advertencia (v. 25a), un misterio (v. 25b), parcial (v. 25c) y provisorio (vv. 25d y 26a). Parte de mi investigación intenta entender el endurecimiento como una experiencia auténtica y actual, y pude demostrar que el endurecimiento está entretejido con lo que llamo un contrato social implícito (CSI). Escuché por primera vez este término en 1983, del fundador de Judíos para Jesús, Moishe Rosen.
Este tipo de contrato es un acuerdo entre un grupo de personas que nunca se expresa de manera explícita. En otras palabras, hay cierta conducta que se da a entender que es normativa; pero no hay ninguna ley formal que rige tales normas. Mi investigación mostró como este CSI es una forma de entender y enmarcar las reflexiones contemporáneas sobre la cultura judía y las formas en que la comunidad judía ha encontrado unidad en su resistencia al evangelio. Entender la conversación del CSI muestra una norma tácita dentro de la cultura.
Supervivencia
Que la Israel étnica haya sobrevivido parece estar relacionado con este fenómeno. El endurecimiento sirve un propósito desconcertante: no solo mantiene a mi pueblo lejos del evangelio, sino que también ayuda como mecanismo de protección y preservación. La investigación completa ha sido publicada en la revista Mishkan.[3]
El filósofo judío Simon Rawidowicz sostiene que la supervivencia judía está siempre amenazada. En su ensayo Israel: The Ever Dying People (Israel: el pueblo que siempre está muriendo), dice que la supervivencia judía es tan grave que la vida del pueblo judío es una búsqueda perpetua de controlar su futuro. Esta realidad histórica parece no tener precedentes en la historia. El pueblo judío parecía destinado a desaparecer. Han estado exiliados y han sido exterminados en decenas de tierras.[4] Sin embargo, así como el pueblo judío parece estar siempre muriendo, sigue viviendo y prosperando. La autopreservación, sostiene, se ha convertido en el valor principal de la cultura judía. El endurecimiento está relacionado con este impulso.
Puntos destacados del análisis cuantitativo
- La mayor parte de las personas habían oído el evangelio para cuando tenían 25 años.
- La edad mediana para oír el evangelio por primera vez es 17, y para responder a la fe, 22.
- La forma más habitual en que los encuestados escucharon el evangelio fue a través de una conversación personal.
- Los que responden encuentra una verdad que es consistente y coherente con las escrituras.
- La mayoría de los encuestados a veces se sienten como extraños dentro de la cultura judía mayoritaria.
- Los encuestados siguen estando integrados socialmente a las culturas más amplias en las que viven.
- La comunidad judía mesiánica en Norteamérica es más similar a la comunidad judía estadounidense que a la población general de EE. UU. en aspectos demográficos como predisposiciones (es decir, la tendencia a actuar de ciertas formas que son aprendidas en la cultura), educación y ocupaciones judías.
- Los estilos de vida, los valores y las identidades de la mayoría de nuestros encuestados siguen mostrando esfuerzos por mantener una conexión con la tradición judía, por un lado, y su elección, por el otro. Los resultados mostraron un amplio consenso, que reflejaba un compromiso con el carácter, la cultura y la continuidad judíos.
- Con relación al valor judío de tikún olam (reparar el mundo) y sin proveer detalles específicos, vemos un aumento muy significativo en la orientación a través de los distintos grupos de edades hacia esta práctica luego de llegar a la fe. El aumento aquí fue el más notable entre todos los valores examinados. La tabla de abajo muestra cómo juegan estos valores. De todos los valores judíos examinados, éste demostró la renovación más asombrosa.
Otros resultados interesantes se ilustran abajo. Comparo la forma de escuchar el evangelio por los judíos en 1983 y 2013. Las preguntas fueron redactadas de manera diferente, pero el patrón sugiere que la mayoría de los judíos escuchan el evangelio en el ámbito laboral. Hay una influencia creciente de las iglesias y de las congregaciones mesiánicas:
Puntos destacados cualitativos
En el número de septiembre de 2015 del Análisis Mundial de Lausana, mi colega Susan Perlman escribió acerca de escalar la adversidad.[5] Mi investigación aquí está relacionada con este tema importante. Mis preguntas cualitativas abarcaron experiencias en travesías personales y el impacto de sus decisiones de fe con relación a amigos, familias y comunidades de este grupo.
Muchos encuestados experimentaron adversidad. Le dieron diferentes nombres: control social, culpa, vergüenza, endurecimiento y pérdida de prestigio. Hoy los judíos de Norteamérica siguen experimentando adversidad cuando oyen y responden al evangelio.
Se les pidió a los encuestados que caracterizaran esta adversidad en su experiencia:
- Los principales puntos de presión tenían que ver con lo que significaría para las relaciones en la comunidad judía.
- La infidelidad a la comunidad judía era especialmente un punto de presión para el grupo de 50 o más años de edad.
- Los puntos de presión, especialmente con relación a la comunidad, eran un factor menos importante entre las generaciones más jóvenes.
Abajo hay dos gráficos que describen las fuentes y los tipos de presión. Podemos ver que los grupos de mayor edad experimentaron más adversidad que los grupos más jóvenes. Los gráficos representan a los que dijeron que habían experimentado este tipo de adversidad en un grupo de edad específico.
Cuando entrevisté a este grupo, varios temas aparecieron con relación al control social, como el prestigio, la vergüenza y la culpa, y el endurecimiento.
Pregunté si podían expresar lo que era el endurecimiento, o cómo se manifestaba en su experiencia. Las respuestas frecuentes fueron “muerte”, “pérdida”, “apatía”, “separación de identidad”, “tribal”, “cuando estaba en la sinagoga era el cristiano y cuando estaba en la iglesia era el judío” y “el endurecimiento se ve en ambas direcciones”.
De las 24 personas del grupo, dos fueron desheredadas, dos experimentaron control religioso, tres perdieron oportunidades laborales, tres no fueron invitadas a eventos familiares/comunitarios y cinco experimentaron control psicológico: “Nos causas dolor. Estás lastimando a tus abuelos. No podrás casarte con un/a judío/a. Eres un gentil”.
Me interesaba desgranar algunas de estas categorías. Pedí a un grupo que intentara medir estos diferentes puntos de adversidad con relación a los temas que estaban surgiendo. Abajo están los resultados de vergüenza y culpa y pérdida de prestigio.
Les pedí que “midieran”, en una escala de 1 a 10, la intensidad de esta clase de adversidad. Esto se hizo con relación a amigos, familia y comunidad. Los diagramas de dispersión están abajo, junto con el análisis de tendencia. Podrá ver una diversidad de experiencias a lo largo de los distintos grupos de edad, con tendencias similares a lo largo de los distintos grupos de edad.
Los pasos siguientes en esta investigación incluirán mejorar la calidad de la encuesta, hacer nuevas preguntas con relación a los medios sociales y encuestar a todas las comunidades mesiánicas fuera de Norteamérica.
Inquietudes misionológicas mundiales más amplias
Los temas que rodean las pautas culturales y el control social son familiares para cualquiera que esté involucrado en misiones transculturales. Los temas específicos que encuentro en la misión judía se asemejan a fenómenos comunes que varían de una sociedad a otra. La pérdida de categorías, el secularismo y la urbanización están cambiando la forma en que las generaciones más jóvenes experimentan el control social. Creo que las inquietudes que fluyen de mi investigación son fundamentales para las inquietudes de la misión mundial:
- Se necesita una vigorosa conversación continua acerca de la medida en la que necesitamos desafiar a las personas proféticamente mientras permanecemos como parte de las comunidades en las que ministramos.
- Debemos respetar la influencia de las congregaciones autóctonas.
- Necesitamos desarrollar relaciones, poner la Biblia a disposición, y planificar y encarar la adversidad
- Necesitamos hablar con las personas con las que discrepamos, para poder refinar nuestras posturas.
- Debemos desafiar el statu quo en las comunicaciones y en la metodología, y ser desafiados por él. Creo que Dios disfruta de la creatividad humana, y debemos estar abiertos a todas las nuevas plataformas que provee la tecnología.
- Debemos ser sinceros al comunicar los fracasos a nuestros donantes. Es fácil acertar al costado de la puerta de un granero, dibujar un círculo alrededor y decir a todo el mundo que hemos dado en el centro del blanco.
- Cuando evaluamos nuestras plataformas actuales y potenciales, debemos evitar comunicaciones que sean almibaradas, descabelladas e irrelevantes. Debemos proveer significado al contexto social de las personas que buscamos alcanzar.
- No debemos suponer que las personas cruzarán las fronteras sociales y culturales para escucharnos.
- Debemos aplicar el lenguaje y las categorías apropiadas. No propongo una táctica nueva, sino una táctica vieja aplicada de una forma nueva: una comunicación orientada hacia el communication.
Además, no debemos temer hacer estas preguntas:
- ¿Nuestro material es pertinente para el grupo que recibe el mensaje, más que para los que lo traen? ¿Nuestro material está envuelto en nuestra cultura o está diseñado para las personas y los paradigmas de las sociedades a las que hablamos?
- ¿Estamos hablando a las personas a las que deberíamos hablar?
- ¿Tenemos la valentía para enfrentar la adversidad y la persecución?
- ¿Estamos dispuestos a ejercitar un juicio crítico con relación al material, los métodos y los proyectos usados? ¿Funcionan ahora? ¿Podemos evaluar y/o medir?
Conclusión
Un lenguaje apropiado y pertinente afirma la dignidad de todas las personas. La comunicación debe estar atada al conocimiento de los oidores. Este principio está en el corazón del ministerio contextual.
Notas finales
- C S Lewis, Introducción a Humo en la montaña: una interpretación de los Diez Mandamientos por Joy Davidman (Filadelfia: Westminster Press, 1953), 7.
- David Baron, Las escrituras antiguas y el judío moderno (Londres: Hodder and Stoughton, 1900), 337.
- Andrew Barron y Bev Jamison, “A Profile of North American Messianic Jewish”, Mishkan 73 (Jerusalén: Centro Caspari de Estudios Bíblicos y Judíos, 2015).
- Simon Rawidowicz, «Israel: The Ever Dying People», Estudios sobre el pensamiento judío, N N Glatzer, ed, (Filadelfia: Sociedad de Publicaciones Judías, 1974), 210-214, 220.
- Lea el artículo completo en https://lausanne.org/content/lga/2015-09/scaling-adversity.