El reino de Dios era uno de los temas favoritos de Jesús.[1] Y, sin embargo, la iglesia evangélica ha ignorado o distorsionado a menudo este tema esencial y se ha dividido sobre sus implicaciones.[2] El resultado ha sido una visión poco clara y estrategias inconexas. La pregunta es: ¿qué significa el reino para la iglesia en las misiones mundiales? Esta cuestión es tanto más apremiante al reunirnos para el Cuarto Congreso de Lausana para «proclamar y exhibir a Cristo juntos».[3]
La iglesia versus el reino
Merece la pena abordar algunos errores teológicos relacionados. El primero es que la iglesia es el reino. Si uno los combina, surgen problemas al disminuir la gloria futura del reino o exagerar la iglesia como meta final. En Mateo 16:18-19, la ekklesia y la basileia están íntimamente relacionadas, pero son distintas.[4] La ekklesia, los que son llamados afuera y confiesan a Jesús como rey, tienen las llaves de la basileia, el reino, todo el dominio de Cristo.[5] Están relacionadas en el sentido de que la iglesia encarna la naturaleza del reino de forma tangible, pero todavía no expresa la plenitud.[6] Las iglesias locales no están destinadas a ser pequeños reinos separados. Más bien, como un poste indicador, retratan y señalan el reino unificado, mayor y eterno.
Una visión adecuada del reino impulsa a la iglesia hacia la misión mundial, y la tensión entre el «ahora y el todavía no» ilumina una brecha que guía nuestra estrategia en oración. El problema es cuando la iglesia pierde de vista ese objetivo y existe como una iglesia sin el reino. Sin una visión del reino, las iglesias se repliegan naturalmente sobre sí mismas, y el resultado es una actividad insular. Sabemos que la iglesia no consiste en llenar bancos. La iglesia es un cuerpo misional y formador de discípulos que existe para cada pueblo y lugar.[7] Si la visión es el reino, entonces la iglesia está llamada a entrar en cada espacio donde existe el reino de Dios para llevar shalom. El Movimiento de Lausana lo denomina «influencia del reino en cada esfera de la sociedad».[8]
Dado que la iglesia tiene una hermosa y expansiva misión en la tierra, podemos refutar la idea errónea de que habrá un reino sin una iglesia. No hay reino completado sin una ekklesia de todas las naciones. Y esos santos no son «llamados afuera» a simplemente sentarse y esperar. El Pacto de Lausana declara: “La evangelización del mundo requiere que toda la iglesia lleve todo el evangelio a todo el mundo. La iglesia está en el centro mismo del propósito cósmico de Dios y es el instrumento que él ha designado para la difusión del evangelio.[9] En otras palabras, todos los santos de la tierra tienen la obligación y el privilegio de anunciar el evangelio del reino (Mt 24:14) y demostrar el reino (Mt 5:13-16) para que todas las personas puedan nacer de nuevo y entrar, santificándose cada vez más en el poder del Espíritu para parecerse a su Salvador (Jn 3:3; 2Co 3:18; Fil 1:6). Si estamos de acuerdo hasta aquí, podemos concluir que Dios está obrando a través de su iglesia para retratar, proclamar, poblar y preparar para su reino. La pregunta es: ¿qué podemos hacer en la práctica para recuperar esta realidad esencial? Hay al menos cuatro formas clave en las que la iglesia puede moverse unida en las misiones mundiales y estar más orientada hacia el reino: Misión, Unicidad, Visión y Evangelización.
Misión: hacer discípulos con mentalidad de reino
Jesús ordenó hacer discípulos (Mt 28:18) para los propósitos del reino. Su visión era un reino, y quería que sus discípulos (embajadores) extendieran su reinado al lugar de trabajo, al hogar y a las comunidades locales. Christopher Wright propone tres mandatos misionales como expresión integral de este llamado a hacer discípulos: edificar la iglesia mediante la enseñanza y la evangelización, servir a la sociedad y cuidar de la creación.[10]
La misión con mentalidad de reino energiza a las iglesias locales para que se conviertan en comunidades de formación de discípulos mediante la reunión, la adoración, el envío, la escucha y el servicio.[11] En la iglesia primitiva, las reuniones dominicales servían a la dispersión de los lunes para hacer visible el reino de Dios en cada lugar, empezando por donde ya estaban.[12] Lamentablemente, hoy en día, como revela el Informe Estado de la Gran Comisión, en toda la iglesia mundial solo entre el 5 y el 16 por ciento de los líderes encuestados podían decir que percibían que las iglesias locales en su contexto estaban «muy unidas por un compromiso compartido con la Gran Comisión» en su región.[13] La solución es una misión integral[14] para llevar shalom y restaurar relaciones correctas y amorosas con Dios, el prójimo, la naturaleza y uno mismo.
La misión mundial conlleva la amenaza de la ambición orgullosa. “Puesto que nosotros estamos recibiendo un reino inconmovible, seamos agradecidos. Inspirados por esta gratitud, adoremos a Dios como a él le agrada, con temor reverente» (Heb 12:28). Recordemos que el reino es algo que recibimos, más que alcanzarlo por medios mundanos (Dn 7:27; Mt 18:3; Heb 11:10).[15] Esta gratitud confiada y reverente conduce a un estilo de vida sacrificado, al aferrarnos menos a lo temporal. Jesús afirma: «Es la buena voluntad del Padre darles el reino. Vendan sus bienes y den a los pobres. Provéanse de bolsas que no se desgasten; acumulen un tesoro inagotable en el cielo” (Lc 12:32-33). Así vivía la iglesia primitiva (Hch 2:42-47) y, cuando volvemos a captarlo, podemos reconstruir la confianza[16] en la iglesia y demostrar una influencia social[17] que se alinea con el camino de Dios.
Unicidad: misión unificada a través del liderazgo colaborativo
Jesús oró por la unidad para que seamos testigos fieles en nuestra misión (Jn 17:20-23). Para lograr ese tipo de unidad que cambie el mundo, necesitamos desesperadamente líderes con carácter y mentalidad de reino, que abracen la diversidad, proyecten una visión para todas las personas y traigan comunión a través de la humildad (Fil 2:1-4). La iglesia es un cuerpo que primero necesita estar sano, por lo que la colaboración debe ser relacional antes que funcional. En última instancia, las amistades misionales pueden hacer más por el reino que los contratos y las asociaciones formales.[18]
La iglesia debe replantearse el liderazgo bíblico como una forma de servicio al reino para coherederos; no es una comisión para construir pequeños imperios. El servicio colaborativo fluye de un corazón centrado en bendecir a los demás. ¿Aplaudimos a nuestros pares o los observamos con envidia? Cuando los líderes piensan más allá de sus organizaciones, iglesias y misiones, se unifican de forma natural y las divisiones históricas se derrumban. Ralph Winter dijo: «Debemos aceptar ambas estructuras, representadas en la iglesia cristiana actual por la iglesia local y la sociedad misionera, como legítimas y necesarias, y como parte del ‘Pueblo de Dios’, la iglesia».[19] Ambas merecen respeto y son necesarias para la obra del reino de Dios. Necesitamos desesperadamente que la iglesia, la paraiglesia y el ámbito laboral funcionen en sinergia, unidos bajo Cristo como Señor de todo, que se ocupa de reconciliar consigo todas las cosas (Col 1:20).
Visión: impacto del reino para todo el mundo
Jesús fue el maestro a la hora de proyectar una visión a través de parábolas y analogías, conectando lo que la gente conocía con lo que podría ser la vida en el reino. Una visión clara e integral del reino tiene el potencial de desafiar y cambiar tanto a escépticos como a cristianos anquilosados. E. Stanley Jones dijo que el reino es «la respuesta total de Dios a la necesidad total de la humanidad».[20] Esa verdad debe encender alegría en nuestros corazones para que podamos vivir de tal manera que el mundo pueda saborear y ver la bondad de Dios».
Una imagen clara y convincente del reino ayudará a los cristianos a encontrar una vocación integrada, en la que el «ministerio» es el servicio cristiano de toda la vida «dondequiera que estén, hagan lo que hagan, sean quienes sean».[21] En el reino, todos los santos pertenecen y contribuyen. Y, al crecer el compromiso, también crecerán las nuevas ideas e iniciativas para llegar a todas las generaciones y abarcar todos los frentes: donde la gente vive y aprende, trabaja y juega, compra y sirve.
Jesús está construyendo su iglesia para su reino, y eso pone nuestra visión y estrategia en perspectiva. El Pacto de Lausana dice: «Por lo tanto, rechazamos como un sueño arrogante y autosuficiente la idea de que las personas alguna vez puedan construir una utopía en la tierra. Nuestra confianza cristiana es que Dios consumará su reino».[22] Ningún líder, iglesia u organización «terminará la tarea». Por eso, la colaboración[23] es un tema central del Cuarto Congreso de Lausana. Este tipo de colaboración que cambia el mundo se producirá de forma natural a medida que se aclare la visión y se unifique la estrategia, lo que llevará a cerrar las «brechas»[24] identificadas que surgen en este complejo momento cultural. Y todo esto fluye de la invitación llena de gracia de Cristo a unirse en oración a lo que Dios ya está haciendo, puesto que la misión comienza, se sustenta y termina en su acción.
Evangelización: un evangelio del reino para todos
El reino estará compuesto por todas las naciones (Ap 5:9; Dn 7:14), por lo que la evangelización de la iglesia debe ser convincente, transcultural y sacrificado. Necesitamos renovar una visión de la evangelización que envíe discípulos a territorio enemigo con un mensaje que refleje el peso y la grandeza del reino. Este mensaje no es solo sobre la salvación personal, sino una proclamación de que Cristo es Rey.[25] Pedro dijo en Pentecostés: «Por tanto, que todo Israel esté bien seguro de que este Jesús, a quien ustedes crucificaron, Dios lo ha hecho Señor y Cristo» (Hch 2:36). La buena noticia es que Dios reina a través del Rey Jesús y eso se evidencia principalmente por su resurrección.[26] Puesto que el rey ha vencido a la muerte, su reino es poderoso, vasto y eterno para todos los que se unen a él. La evangelización da testimonio de que «el reino de Dios está cerca» y, a continuación, explica cómo entrar: “¡arrepiéntanse y crean las buenas noticias!» (Mr 1:14-15).
Para que no releguemos la última frontera a robots que proclaman el evangelio, recordemos que el testimonio del reino se da mediante palabra y hechos, el amor sacrificado y la sana doctrina. Lamentablemente, esos aspectos fundamentales a menudo se han dividido.[27] Jesús enseñaba, proclamaba el reino y curaba enfermos (Mt 4:23). El enfoque de Jesús era personal e integral, para demostrar el amor integral de Dios por las personas y la revelación de un reino tridimensional. La evangelización, al igual que la visión del templo de Ezequiel, ofrece agua viva que se hace más profunda cuanto más se aleja del santuario, «así donde el río fluye todo vivirá» (Ez 47:9).
Conclusión: toda nuestra vida por el reino
En Colosenses, el apóstol Pablo se refiere a Marcos, Aristarco y Justo como sus «colaboradores por el reino» (4:11). Pablo veía su ministerio como un esfuerzo de colaboración «por el reino». Young Ohm, misionero en Sudáfrica, ha defendido con orgullo este lema «¡por el reino!» durante sus reuniones y conversaciones. No son solo palabras sino un recordatorio profundo de nuestra visión y de cómo avanzar juntos hacia ella.
¿Puede ser este nuestro grito de guerra para el Cuarto Congreso de Lausana y más allá? Al aumentar la claridad y la pasión por el reino, también crecerán nuestra misión, unicidad (unidad), visión y evangelización. La iglesia primitiva lo entendió perfectamente: hablar, preguntar, proclamar, animar, persuadir y exponer acerca del reino (Hch 1:3, 1:6, 8:12, 14:22, 19:8, 20:25, 28:23, 28:31). Nuestros fieles hermanos y hermanas vivieron para el reino, y su fecundidad no fue una coincidencia.[28] Busquemos también nosotros «primeramente el reino de Dios y su justicia» (Mt 6:33) y estaremos satisfechos de sacrificar nuestras vidas para verlo manifestarse. Caminemos por la senda antigua, codo con codo, “¡por el reino!”.
Padre del cielo, que vivamos ahora como ciudadanos del reino para que el mundo saboree tu gloria. Bendice nuestro servicio y proclamación del reino. Erradica nuestra competencia. Solidifica nuestra solidaridad, y enciende en nosotros una nueva visión y pasión por tu reino.
Endnotes
- El término griego para reino, basileia, se utiliza 50 veces solo en el libro de Mateo en referencia al reino de Dios.
- E. Stanley Jones, The Unshakeable Kingdom and the Unchanging Person (McNett Press, 1972).
- The Fourth Lausanne Congress, accessed 23 May 2024, https://congress.lausanne.org.
- See Michael W. Goheen, Church and Its Vocation: Lesslie Newbigin’s Missionary Ecclesiology (Baker Academic, 2018).
- Howard A. Snyder, Models of the Kingdom (Wipf & Stock, 2001). Basándose en las parábolas y enseñanzas de Jesús, Snyder propone un modelo de seis «polaridades del reino» que deben mantenerse unidas al considerar cómo el reino de Dios se abre camino misionalmente en el mundo. El reino es simultáneamente: presente y futuro; individual y social; espiritual y material; gradual y culminante; acción divina y participación humana; y se centra en la iglesia, pero la excede. Gregory Crofford ofrece un útil resumen y reseña del libro, “Howard Snyder on the Kingdom”, Personal blog, 7 July 2012, https://gregorycrofford.com/2012/07/07/howard-snyder-on-the-kingdom/.
- Hugh Halter and Matt Smay, Tangible Kingdom: Creating Incarnational Communities (Josey-Bass, 2008).
- Ver la visión cuádruple de Lausana, aquí y aquí: el evangelio para cada persona; iglesias formadoras de discípulos para pueblo y lugar; líderes como Cristo para cada iglesia y sector; y la influencia del reino en cada esfera de la sociedad. Ver también el artículo de Lausana de Dave Benson, ‘Disciple-Making Churches for Every People and Place (101)’ (June 2024), https://lausanne.org/about/blog/fulfilling-the-discipleship-mandate.
- See Michael Oh speaking to this vision at the 2019 Lausanne Global Workplace Forum.
- Covenant pt-6
- Christopher J. H. Wright, The Great Story and the Great Commission: Participating in the Biblical Drama of Mission (Baker Academic, 2023).
- See examples in the early church in Acts 2:42–47, 6:1–7, and 13:1–3.
- Neil Hudson, Scattered and Gathered: Equipping Disciples for the Frontline (IVP, 2019).
- ‘Great Commission Discipleship: Importance of the Great Commission,’ in Lausanne Movement’s State of the Great Commission Report (May 2024), https://lausanne.org/report/great-commission-discipleship.
- See ‘Integral Mission: There is no biblical dichotomy between evangelistic and social responsibility,’ accessed 23 May 2024, https://lausanne.org/network/integral-mission.
- Jones, Unshakeable Kingdom, 155, 253, 291. See also Darrell L. Guder, Missional Church: A Vision for the Sending of the Church in North America (Grand Rapids, MI: Eerdmans, 1998), 93–97.
- Watch Dave Benson and Matthew Niermann, ‘The Dynamics of Trust: How the Global Trust Deficit Impacts Mission, the Rise in Self-Trust, the Impact of Echo Chambers on Gospel Outreach and the Role of Church in Rebuilding Trustworthy Communities,’ accessed 23 May 2024, https://lausanne.org/podcast/the-dynamics-of-trust-how-the-global-trust-deficit-impacts-mission-the-rise-in-self-trust-the-impact-of-echo-chambers-on-gospel-outreach-the-role-of-church-in-rebuilding-trustworthy-communiti.
- [1] See Cossi Augustin Ahoga, Judith Johnston, and Matheus Ortega, ‘Societal Influence of Christianity’, accessed 23 May 2024, https://lausanne.org/report/sustainable/societal-influence-of-christianity.
- See C. J. Davison, Missional Friendships: Jesus’ Design for Fruitful Life and Ministry (Littleton, CO: Acoma Press, 2019).
- Esta tesis fue establecida por primera vez por Ralph D. Winter en su artículo «The Two Structures of God’s Redemptive Mission,’ Missiology: An International Review, vol. 2, issu. 1 (1974), 121–39, available online at https://frontiermissionfellowship.org/uploads/documents/two-structures.pdf.
- See the unpublished essay by Dave Benson, ‘A Theology for the 21st Century of the Church in Mission and Evangelism’ (2008), available online here.
- Este es el lema de London Institute for Contemporary Christianity (LICC), que busca empoderar a cada cristiano para convertirse en un discípulo de toda la vida que está aprendiendo a seguir el camino de Jesús en su tiempo y lugar particulares, marcando así una diferencia del reino para la vida del mundo que Dios ama. See here for more.
- Covenant pt-15
- ‘Lausanne 4: Collaborative Action,’ Lausanne Movement, 26 May 2023, https://lausanne.org/l4/act.
- ‘The 25 Collaborate Session Gaps,’ The Fourth Lausanne Congress, accessed 23 May 2024, https://congress.lausanne.org/the-25-collaborate-session-gaps/.
- See Scot McKnight, The King Jesus Gospel: The Original Good News Revisited, rev. ed. (Zondervan, 2016); also Mortimer Arias, Announcing the Reign of God: Evangelization and the Subversive Memory of Jesus (Fortress Press, 1984), xii, 115-16.
- Para una visión general de «El evangelio del reino», ver el vídeo de Bible Project aquí.
- Michael Pucci, ‘The Gospel and Human Poverty,’ in Hearts Aflame: Living the Passion for Evangelism, ed. Michael Tan (Genesis Books and Eagles Communications, 2008), 219–20. [1] See, for instance, Alan Kreider, The Patient Ferment of the Early Church: The Improbable Rise of Christianity in the Roman Empire (Baker Academic, 2016).
- E. Stanley Jones, The Unshakeable Kingdom and the Unchanging Person (McNett Press, 1972).