Un importante aspecto para la evangelización y discipulado de estos grupos orales es la posibilidad de acceso a la Palabra de Dios en la lengua que mejor pueden entender.
La iglesia española comparte el privilegio de haber sido comisionada por Dios para evangelizar el mundo, el privilegio de participar en la Gran Comisión hasta llegar a lo último de la tierra. Dios quiere que todos los hombres le conozcan y quiere utilizar a la iglesia en España en su Missio Dei; todo comienza con Dios, pero después, los creyentes, las iglesias, hemos de organizamos aquí para enviar a un grupo urgente de rescate con el fin de alcanzar las personas de allí.
Las personas de “allí” (el otro) son hoy un grupo muy heterogéneo; muchos viven bajo presión y opresión de creencias religiosas, creencias políticas, separados del resto del mundo por barreras geográficas, barreras lingüísticas, por el analfabetismo, la agrafía, la pobreza, los conflictos bélicos, las enfermedades endémicas, etc.; muchos de estas personas están separados a la vez por todas éstas barreras y por otras más. Casi todos viven en comunidades ágrafas o con un notable uso de la oralidad. Estas circunstancias en el “otro” los sitúan en la última frontera, en nuestro “último de la tierra”. Por eso, es necesario que desde el primer momento tengamos claro cual es el perfil de evangelizadores o misioneros que debemos enviar y los preparemos en base a las exigencias y características del grupo cultural donde han de servir.
Un importante aspecto para la evangelización y discipulado de estos grupos orales es la posibilidad de acceso a la Palabra de Dios en la lengua que mejor pueden entender. Para comunicarles todo el consejo de Dios, para enseñarles todas las cosas (Mateo 28:20) referentes a la vida y la salvación es necesario tener la Biblia en la lengua que mejor pueden entender (su lengua materna), tanto para que sepan que Dios les habla, como para que puedan meditar y examinar sobre las enseñanzas dadas. Sin las Escrituras traducidas y puestas en cualquier soporte de comunicación, la evangelización y discipulado es casi Misión Imposible…
Algunos datos para acrecentar la panorámica de lo que estamos hablando: hoy, de los 6877 idiomas vivos que se usan alrededor del mundo solamente unos 2800 tienen algo de las Escrituras a su disposición [1] . Si bien es cierto que algunas de estas lenguas que tienen las Escrituras tienen millones de hablantes, como el inglés, el francés, el español o chino, el resto de los 4077 idiomas que aún no tienen nada, representan grupos de poblaciones entre los 100 a 300.000 hablantes, sumando un total aproximado de 350 millones de personas.
Estos grupos etnolingüísticos continúan siendo un gran reto para la iglesia misionera alrededor del mundo hoy y llegarse hasta ellos no es nada simple ni nada fácil.
Estos datos que ofrezco aquí no tienen como objetivo generar en nosotros resignación por la gran cantidad de gentes o lenguas y llevarnos a preguntarnos ¿qué puedo hacer yo?; no los muestro para hacernos sentir aplastados por la tarea enorme que queda, para generar admiración o deslumbramiento pasivo. Mucho por el contrario los ofrezco porque considero que la iglesia española está situada en una inmejorable posición para llevar a cabo la Gran Comisión entre estas culturas orales y alcanzar a una docena o más de grupos etnolingüísticos para Cristo.
¿Hay experiencias de evangelización, discipulado y surgimiento de iglesias en contextos parecidos dentro de la realidad e historia de la Iglesia Española? ¿Podemos fijarnos y podamos tomar referencia para obrar oportunamente en estos contextos de culturas orales?
La respuesta contundente y emocionada que doy es un grandísimo SÍ.
La historia de la iglesia en España está llena de ejemplos satisfactorios que deberían sernos de inspiración y modelo. Los misioneros enviados hace dos siglos a España, cuando España continuaba siendo un país mayoritariamente analfabeto, sembraron la semilla del evangelio y discipularon a los nuevos creyentes enraizándoles en la Biblia. Tuvieron éxito porque hubo fruto de conversiones, porque su ministerio dio lugar a creyentes maduros que en tiempos difíciles se sostuvieron como viendo al Invisible, porque perseveraron los creyentes en la fe, porque las iglesias a las que dio lugar su ministerio aún siguen abiertas y esas mismas iglesias se han multiplicado.
¿Qué fue la clave para que la colaboración de estos misioneros en los planes de Dios para España produjese fruto a ciento por uno?
No podríamos mencionar solamente una, sino un conjunto de ellas que a partir de ahora llamaré “preparar la tierra adecuadamente para la siembra”: en las zonas rurales vivieron con la gente, aprendieron su cultura, se ruralizaron a sí mismos (viniendo muchos de ellos de contextos urbanitas y de clases medias y altas), adaptaron su vida a los ciclos ganaderos y agrarios del pueblo donde vivían, adaptaron su economía al perfil rural, adoptaron un modelo de servicio hacia la comunidad rural creando, como ejemplo más sobresaliente, escuelas rurales donde los hijos y los propios campesinos, ganaderos o pescadores podían venir a aprender a leer y escribir después de sus trabajos diarios, vivían haciendo, sufrían tal y como los nativos, fueron adoptados por los habitantes, encarnaron la Palabra para ese tiempo y ese lugar, …y sin mitificar ni romantizar el ministerio de estos misioneros, seguro que hay unos cientos de claves más que olvido y que nuestros lectores pueden añadir a la lista con mucha más precisión que yo.
Por nombrar algunos de los que conozco directamente, iglesias hoy ya cuasi centenarias continúan existiendo como muestra de que la siembra fue bendecida por realizar una preparación del terreno adecuada. Iglesias como Caldes de Montbuy en Barcelona, calle Trafalgar en Madrid o en calle Calatrava son ejemplos de cómo los misioneros llegaron a la España de fines del XIX y principios del XX y alfabetizaron en la lengua materna a niños y mayores, crearon escuelas donde junto con las letras enseñaban las Escrituras, canciones, teatro, compusieron literatura, leían libros (todo esto en un contexto donde sólo las clases adineradas tenían acceso a la escuela que además impartía una educación marcada por el rigor religioso de un catolicismo obtuso y miope que impregnaba todas las artes). Podemos decir que además de las cualidades personales y espirituales de estos misioneros su forma de preparar la tierra (vivir con la gente y alfabetizarles) para sembrar la semilla de las Escrituras, sigue siendo eficaz y está vigente para alcanzar a las culturas orales de la actualidad.
Reconocida tanto secular como religiosamente, la alfabetización es la base para aprender más en el mundo; abre la puerta a la lectura, comprensión, reflexión profunda y esquematización de las ideas. La lectoescritura almacena la lengua oral y la cultura local de tal forma que se puede aprender, repetir, reproducir, enseñar, compartir, comunicar y salvaguardar. La alfabetización da acceso a la lectura de las Escrituras, a la comprensión de qué y quién es Dios y Su mensaje para el hombre de cada momento. La alfabetización aúna el acceso a la Palabra de Dios y el acceso a la información y formación de todo lo bueno que hay en el mundo.
Pues bien, habiendo visto algo de nuestro contexto histórico, volvamos a nuestro multiforme presente. Si bien es cierto que en la evangelización y el discipulado de los pueblos preparar la tierra para recibir la Palabra (alfabetizar en la lengua materna para leer libros, entre ellos la Biblia) sigue siendo una muy fructífera herramienta para muchos misioneros y sembradores de La Palabra, también es cierto que una gran cantidad de nuevas situaciones se están produciendo en la actualidad que no permiten o no dan paso a preparar la tierra (alfabetizar); estos son los nuevos desafíos a la actividad misionera de la iglesia.
Una de estas nuevas situaciones es la prohibición por parte de gobiernos nacionales de alfabetizar minorías étnicas o regiones completas dentro de sus países. Como bien es sabido por todos, la estructuración, dominio y desarrollo de una lengua produce identidad sociocultural; eliminando la posibilidad de desarrollar la lengua se eliminan posibles futuras desmembraciones de territorios.
En otros contextos la alfabetización de mujeres está prohibida no solo por ideas políticas o geoestratégicas, sino y también por ideas y conceptos religiosos. Las mujeres son en estos países la fuerza de trabajo familiar y local. Son a la vez la educadora de los hijos, ejerce de referencia a las crianzas hasta que los niños pasan a ser hombres, momento en el cual el hombre comienza a dominar y aprovechar el ciclo socioeconómico del sometimiento de la mujer. También en estos casos la mujer es parte secundaria en la vida religiosa; no puede elaborar teologías, no puede interpretar los conceptos religiosos, y en muchos casos, son meros acompañantes a los actos religiosos, religión que han asumido por repetición y socialización cultural.
En otros lugares el analfabetismo se sostiene y se potencia por distintos poderes sociales para asegurar la pobreza, la enfermedad, impedir el contacto con el exterior a través de los medios de comunicación, etc.
Otras realidades muestran que en algunos grupos etnolingüísticos de Centro África, Iberoamérica, Cáucaso, Siberia y Sudeste asiático las alocuciones orales no deben ser grafiadas de ninguna forma; las ideas no deben ser puestas en ningún formato paleográfico. Hay tabús sociales y creencias religiosas detrás de ello.
Finalmente, y por otro lado, hay una nueva realidad paralela a éstas últimas dentro de las culturas y contextos occidentales: aquellos que habiendo sido alfabetizados en los primeros años de su vida en el colegio ahora no utilizan la palabra escrita sino que aprenden, se comunican y prefieren el formato audiovisual para mandar y tener información. Muchos adolescentes y jóvenes de occidente están representados en este grupo.
Entonces, observando esta amplia panorámica actual ¿cómo podemos comunicar efectivamente el mensaje del evangelio allí donde no es posible un programa de alfabetización? ¿Cómo hacer llegar el evangelio a aquellos que no quieren o no les es posible ser alfabetizados? ¿De qué forma hemos de enfrentar la evangelización y discipulado de los alfabetizados que ya no leen y que prefieren la comunicación oral y el aprendizaje visual?
Una vez más hemos de ver el pasado, hemos de preparar la tierra y servir en el presente para cosechar en el futuro. Muchas cosas están por ser inventadas, pero también hay mucho ya inventado y probado que puede ser muy útil si las pasamos por el tamiz de nuevos diseños y de la creatividad; viejos métodos y herramientas, aplicándoles una constante renovación, son sumamente eficientes en lugares y circunstancias donde otras nuevas herramientas no pueden tener lugar. Déjenme darles unos ejemplos:
El franelógrafo, pintar en un tablero, las tiras de historias bíblicas y muchas otras herramientas para la evangelización y discipulado que han funcionado entre nuestros medios hasta hace unas décadas, siguen siendo muy válidos en muchas culturas donde la trasmisión de ideas y conceptos se realiza a través de la oralidad y la visualización de imágenes; lugares, por cierto, donde con dificultad se encuentra energía eléctrica.
Nuestros entrañables “contadores de historias” que iban viajando de pueblo en pueblo en la España del XVI y XVII son buenos ejemplos a seguir como método de comunicación del evangelio y manera básica para discipular a comunidades donde el mensaje debe ser compartido con lenguaje llano y teología básica.
¿Les parecen ideas descabelladas? No lo son. Miles de predicadores cristianos ambulantes viajan en bicicleta por las aldeas de la India haciendo esto y con resultados brillantes [2] .
En las sociedades orales donde es posible el uso de instrumentos electrónicos son muy bienvenidos para la predicación y discipulado las películas de historias bíblicas e incluso la caracterización de libros completos de la Biblia. Los guiones de estas películas, realizados fielmente en base a una buena traducción bíblica a la lengua a evangelizar, impactan de forma tremenda a las comunidades rurales que son orales. La posibilidad de tener copias en DVD para uso personal asegura la memorización visual y auditiva de las Escrituras [3] .
De igual manera, la Biblia narradaes una forma excelente de dar el mensaje a través de la lectura de la propia Palabra. En soportes como DVD, reproductores con energía autónoma mecánica y aparatos de energía solar, están ayudando a que las traducciones de la Biblia hechas por lingüistas misioneros lleguen a los hablantes de estas culturas orales.
Hablando ahora de nuestro ambiente occidental, donde dispositivos de almacenamiento y reproducción de información son cada vez más frecuentes, las Escrituras también están presentes, y el mensaje del evangelio puede ser puesto en formatos conceptuales que sean entendidos por nuestros hijos, por los jóvenes y por aquellos que ya no leen libros sino miran, aquellos que ahora aprenden a través de sus tabletas y no leyendo libros. Musicales cristianos, relatos bíblicos adaptados, dibujos animados de historias de la Biblia, folletos electrónicos, películas cristianas cortas, minipredicaciones o predicaciones selectas, lecturas bíblicas diarias, etc., forman hoy parte activa de la comunicación del evangelio, del discipulado y de la alimentación espiritual de muchos creyentes que diariamente los seleccionan en sus dispositivos electrónicos.
Mi trasfondo personal son los libros y poseo una extensa biblioteca desde mi adolescencia; esto no me ciega para ver que el universo Gutenberg esta teniendo una competencia electrónico-visual muy fuerte, una nueva plataforma en Occidente está surgiendo y deberíamos “hacernos a ella…para llenar la Tierra del conocimiento del Señor… y que muchos vengan al conocimiento de la verdad”.
El desafío es grande tanto para alcanzar a los grupos orales que viven en África, Asia y Oeste Europa, como para alcanzar a nuestros jóvenes y no tan jóvenesque han dejado el mundo de la lectura y están inmersos en la cultura de la imagen y la oralidad. Pero es aquí donde precisamente, debemos repensar nuestro llamado y parte a la Missio Dei , y mantener una actitud constante de pionero a la hora de aprender y aplicar saberes, tecnologías y conocimientos para alcanzar con el evangelio a las personas de nuestra generación antes de que pasen a la eternidad; es aquí donde debemos mirar al Todopoderoso para pedirle fe y visión para llegar a alcanzar a cada uno de éstos contextos de culturas orales que aún están sin Dios y sin esperanza en el mundo, sabiendo que fiel es quien nos llama, el cual también lo hará.
Nosotros, los colaboradores de Dios, la iglesia que a Dios le ha placido utilizar para llevar a cabo sus planes de evangelización y discipulado del mundo no debemos ser objetos pasivos, sino hemos de tomarnos la Gran Comisión tan enserio como Dios lo hace. Y ante el reto de los grupos orales, tanto en el mundo electrónico, como en las regiones más remotas del planeta, hemos de cambiar lo que tengamos que cambiar, hacer lo que tengamos que hacer para ser discípulos relevantes que alcancen a otros en nuestra generación.
Pero para no quedaros en el “cielo de los buenos deseos” os voy a bajar los pies a nuestra tierra para que juntos pensemos en qué y cómo podemos involucrarnos en estos contextos. Ahí van algunas ideas y pensamientos en voz alta:
A.- En España hay un programa de formación para aspirantes a misionero que los especializa para trabajar con culturas orales no occidentales, enfocado especialmente en traducción de la Biblia y alfabetización. Este programa es un master en conjunto con la Universidad de León. ¿Por qué no apoyas este programa? Os sugiero hacer cinco cosas: orar para que el Señor levante creyentes e iglesias que quieran alcanzar a un grupo étnico que aún no tiene las Escrituras en su lengua; orar por el mismo curso, publicita y anima a los jóvenes (especialmente universitarios de tu iglesia) a prepararse en este master; apoya económicamente a uno o varios estudiantes; sostiene su ministerio en el campo con oración y ofrendas.
B.- Antiguas y nuevas tecnologías, y herramientas de comunicación utilizadas por los misioneros necesitan de una renovación y creatividad constante. El franelógrafo necesita imágenes y trasfondos locales; los contadores de historias necesitan constantemente guiones adecuados a cada situación rural; folletos electrónicos, videoclips, y toda la parafernalia de los lectores visuales necesitan de la creatividad y renovación constante de artistas visuales que quieran servir a Dios en misiones… ¿estaríamos como iglesias dispuestos a encomendar a los llamados por Dios para servir en artes gráficas, artes visuales, guionistas, etc., y tratarlos como obreros que sirven a/o como misioneros?
C.- ¿Por qué no animar a los seminarios donde se forman los pastores a expandir sus departamentos para que se establezcan áreas de misionescomo especialidad?¿Podrían los alumnos junto con la preparación teológica especializarse en comunicación oral y/o comunicación tecnológica o digitovisual?
El reto es grande y los obreros pocos, pero sería muy posible que un grupo de iglesias españolas alcanzasen a uno de estos grupos para Cristo en los próximos años dándoles la Palabra de Dios y con la Palabra de Dios…. Esto no es extraordinario, solo es cuestión de organizar aquí un grupo de rescate urgente para alcanzar a otro grupo de personas allí que están en peligro de muerte eterna.
Solo así, apoyando, en la unidad con otros creyentes e iglesias, mostraremos que nos importa y nos tomamos tan en serio la Gran Comisión como el mismo Dios lo hace. Finalmente, es cuestión de Vida, de la Vida de “los otros”.
[1] Digo “algo” porque algunos solo tienen un evangelio traducido a su lengua, un libro de profetas menores como Jonás o bien partes sueltas de la Escritura puesta en formato escrito, audiovisual o audio. Otros tienen todo el Nuevo Testamento y las menos la Biblia completa. Datos estadísticos tomados de http://www.wycliffe.net/resources/scriptureaccessstatistics/tabid/99/language/es-CR/Default.aspx
[2] Les animo a comprobarlo visitando la información en internet de Gospel for Asia ( www.gfa.org ), entre otras organizaciones.
[3] PROEL ( www.wycliffe.proel.org ) tiene un proyecto de traducción bíblica en Anobón en el que Lucas, Hechos y la Historia de José han sido doblados al Fa d´ambu y proyectados en la plaza pública con gran éxito.