Introducción
El “evangelio de la prosperidad”, que también suele referirse como el “evangelio de sanidad y prosperidad”, “evangelio de pídalo y recíbalo” o “evangelio de codicia”, es uno de los énfasis de crecimiento más veloz dentro de la iglesia contemporánea. Con una prominencia inicial entre las iglesias pentecostales y carismáticas, se ha diseminado actualmente a través de diversas denominaciones y tradiciones eclesiásticas. Este evangelio se enfoca principalmente en las posesiones materiales, el bienestar físico y el éxito en esta vida, lo que mayormente incluye abundantes recursos financieros, buena salud, vestimenta, viviendas, automóviles, ascenso laboral, éxito en los negocios así como otras cuestiones de la vida. Este evangelio afirma que los creyentes tienen el derecho a recibir las bendiciones de salud y prosperidad y pueden obtener tales bendiciones mediante las confesiones positivas de fe y la “siembra de semillas” al pagar fielmente los diezmos y las ofrendas. El grado de bienestar y adquisición material suele equipararse con la aprobación de Dios. Aunque la Biblia afirma que el Señor se interesa lo suficiente como para bendecir a Su pueblo y proveer para sus necesidades (y aunque hay formas legítimas de trabajar para satisfacer tales necesidades), este evangelio suele hacer de la búsqueda de las cosas materiales y el bienestar físico un fin en sí mismo. La Escritura siempre se aplica (y en ocasiones se malinterpreta o se manipula) con el fin de promover el énfasis principal del “evangelio de la prosperidad”.
1. Algunos pioneros en la promoción del énfasis en la prosperidad
Antes de analizar la hermenéutica de este “evangelio”, resulta de utilidad examinar lo efectuado por algunos de los que promueven su principal énfasis. Las raíces del evangelio de la prosperidad se trazan con facilidad hasta su origen en Estados Unidos. No caben dudas de que muchas cosas positivas se han originado en dicho país, incluyendo una rica herencia cristiana en los avivamientos del siglo xviii y la tradición evangélica del siglo xx. Sin embargo, han sido principalmente televangelistas norteamericanos quienes han dado mayor prominencia a la prosecución del materialismo y la movilidad social ascendente por medio del “evangelio de la prosperidad”. Muchos norteamericanos coincidirán con que este evangelio no es otra cosa que el antiguo buen “sueño americano” vestido con ropaje bíblico. De acuerdo a Don McConnell, “la doctrina de la prosperidad es un ejemplo en bruto del acomodamiento cultural de la iglesia a los valores mundanos del materialismo norteamericano”.1 Warren Wiersbe identifica el “evangelio de éxito” como uno que se ajusta perfectamente a la sociedad norteamericana que “adora la salud, la riqueza y la felicidad”.2 Gordon Fee lo expresa del siguiente modo:
El cristianismo norteamericano está rápidamente infectado por una enfermedad insidiosa, el así llamado “evangelio de sanidad y prosperidad”, aunque posea muy poco del carácter del evangelio. En su forma más descarada […] simplemente dice: “Sirve a Dios y vuélvete rico” […]. En su forma más respetable, pero perniciosa, construye catedrales de cristal de quince millones de dólares para la gloria del opulento cristianismo suburbano.3
En su libro, Defeating the Dragons of the World, Stephen D. Eyre identifica correctamente esta tendencia cultural que ha invadido la iglesia como “el dragón del materialismo”. Con respecto a sus efectos, Eyre dice:
El “dragón del materialismo” nos lleva a preocuparnos por el costado material de la vida. Nuestro tiempo, nuestra energía y nuestros pensamientos se enfocan en los aspectos físicos de la vida. Nos volvemos materialistas prácticos. Sabemos que hay algo más en la vida, pero la forma en que vivimos muestra que hemos adoptado el credo del “dragón del materialismo”: La materia es todo lo que importa.4
Mientras que el norteamericano promedio, con toda justicia, se gana su prosperidad mediante el sudor del trabajo arduo (excepto quienes se ganan la lotería), los televangelistas obtienen riqueza instantánea mediante la manipulación de los demás. El evangelio de la prosperidad que emerge de su contexto cultural y se empodera por medio de la televisión no debería considerarse como algo menos que materialismo que se ha vuelto un dragón y un ídolo que ha esclavizado a sus hacedores. Jim Bakker, fundador del ministerio PTL y Heritage USA, cuyo imperio colapsó en 1987 (pero luego ha procedido con arrepentimiento), señaló bastante de eso en una entrevista con la revista Charisma. Allí admitió que PTL se había convertido en una torre de Babel. Además, de acuerdo a sus palabras, “permití que el ministerio de PTL creciera de tal modo que las oficinas de Heritage USA se volvieron casi más importantes que el mensaje de Jesucristo. Mi visión era tan importante que trabajaba día y noche para mantener vivo ese monstruo”.5 Desde tales raíces, hoy en día el evangelio de la prosperidad se ha diseminado virtualmente a todas partes del mundo.
Entre los norteamericanos prominentes cuyo mensaje de prosperidad ha influido en la iglesia en África se encuentran Oral Roberts y su hijo Richard, con su evangelio “semilla de fe”. Luego tenemos a Kenneth y Gloria Copeland con su herejía de “recompensa del ciento por uno”; John Avanzini, que promueve un Jesús súper rico tal como Frederick Price (afirma, entre otras cosas, que conduce un Rolls Royce porque sigue las pisadas de Jesús).6 Luego están Morris Cerullo y Robert Tilton. Son mayormente de la tradición de los televangelistas. Otros maestros de fe estrechamente asociados con su tradición son Kenneth Hagin, Fred Price y Paul Crouch. Y más recientemente, incontables otros.
Oral Roberts y su hijo Richard: “Semilla de fe”
La mayor influencia en el surgimiento del evangelio de la prosperidad en Nigeria es Oral Roberts, cuya enseñanza fue abrazada y enseñada por el obispo Benson Idahosa, padre indiscutido del evangelio de la prosperidad en Nigeria. El principio de la semilla de mostaza de Oral Roberts se basa en un pensamiento que se volvió muy evidente para él a comienzos de la década de 1950. El pensamiento fue: “Sea lo que fuera que imagines y creas, ¡podrás hacerlo!”.7 En palabras de Roberts:
Podía sentir que mi ser interior comenzaba a palpitar. Sentía que estaba de pie en mi interior. Me entusiasmé al comenzar a ver el sentido del concepto que Dios trajo a mi mente: sea lo que fuera que imagines y creas, ¡podrás hacerlo! Vi que Dios tuvo que imaginar primero al mundo y al ser humano. Vi que había creído. ¡Y qué clase de fe era aquella! Dios había creído en el ser humano lo suficiente como para crearlo con el poder de elegir entre el bien y el mal, de vivir positiva o negativamente, de creer o dudar, de responder a Dios o ponerse en contra de Él.8
Desde ese punto de partida Roberts perdió al menos dos cosas. Primero, falló en ver que él no era Dios como para imaginar “lo que fuera”. Segundo, la fe bíblica no consiste en “imaginar lo que fuera”; es confianza en Dios. Sin embargo tal fue el pensamiento que convenció a Roberts de que “todo lo que Dios hace comienza con una semilla que se planta”.9 Así se convenció de que “solo aquello que demos, podrá Dios multiplicarlo a nuestro favor. Si no diéramos nada, y aun si Dios fuera a multiplicarlo, seguiría siendo nada”.10 Nuestros diezmos y ofrendas a Dios, por lo tanto, son semillas de fe. A partir de esto, Oral Roberts desarrolló su doctrina llamada “Semilla de fe”, respaldándola con el versículo de Génesis 8:22: “Mientras la tierra exista, habrá siembra y cosecha, frío y calor, verano e invierno, y días y noches”. Hemos de recibir de Dios en la medida en que hayamos sembrado en semillas. Es una entrega de semillas. Para Roberts, nuestra ofrenda de semillas se multiplica y retorna a nosotros de modo que podamos tener comida en nuestras casas o más que suficiente para nuestras necesidades personales. En base a esto Oral Roberts desarrolló su principio denominado “Espera un milagro”, que afirma que a través de la ofrenda de semillas todos los problemas insuperables podrán resolverse. Dios esencialmente se transforma en un agente de bolsa o corredor de valores con quien uno invierte a fin de obtener beneficios.
Así fue como Oral Roberts usó medios de comunicación como la radio y la TV para atraer gente y lograr que ofrendaran para su ministerio. Mediante su programa “Espera un milagro”, Oral Roberts comercializó su principio de semilla de fe, así como pañuelos especiales a modo de “paños de oración” y “puntos de contacto” para el milagro. Aquellas personas que lo necesitaran, por supuesto, podían recibirlos luego de enviar un donativo. De acuerdo a Peter Elvy en su libro Buying Time, Oral Roberts también publicó una edición especial de la Biblia con un comentario de 259 páginas. “No está a la venta. Dios puso en mí la carga de enviarlo como regalo a todos los que hagan un compromiso de semilla de fe de ciento veinte dólares por el proyecto en la ciudad del Centro Médico de Fe e Investigación, donde la medicina y la oración se combinarán para la sanidad de millones”.11
En su libro Ashes to God, Patti Roberts relaciona las tácticas de su exsuegro con la práctica de Johann Tetzel en cuanto a la venta de indulgencias.12 Pero a diferencia de Tetzel, que ofrecía salvación a cambio de dinero, Oral Roberts apelaba a las necesidades de la gente mediante su principio de “semilla de fe”.
Dio la casualidad de que yo residía en Estados Unidos en el punto de mayor auge de los escándalos de los televangelistas en la década de 1980. En enero de 1987, Oral Roberts dijo a sus seguidores que si no levantaba un total de ocho millones de dólares para el mes de marzo, Dios iba a quitarle la vida el primero de abril. Tanto los medios cristianos como los seculares se hicieron eco de esto. Eventualmente fue rescatado de ser llevado por Dios gracias al aporte de un jugador de apuestas… Oral Roberts llevó a un extremo tal su método de levantamiento de fondos que en ocasiones recurrió a las amenazas. En una conferencia en 1992, se cuenta que expresó lo siguiente:
Alguien nos mira por TV en estos momentos, una persona que prometió darle una gran suma [de dinero] a Dios. Simula que ya la entregó aunque en verdad no lo ha hecho. Está tan cerca de mentirle al Espíritu Santo que dentro de pocos días morirá a menos que pague el precio que Dios le ha ordenado. Y alguien también aquí está recibiendo el mismo mensaje. Está al borde de mentirle al Espíritu Santo. Que no le mienta al Espíritu. El profeta ha hablado.13
El problema con la teología del principio “Semilla de fe”
Aunque Oral Roberts y otros que siguen su doctrina de “semilla de fe” quieran hacernos creer que Dios está obligado a devolver una versión multiplicada de la “inversión” que hagamos, han pasado por alto varias cosas en la Biblia. Hubo varias personas en la Escritura a quienes Dios bendijo y proveyó con lo necesario, no debido a una manera de ofrendar al estilo “semilla de fe”. ¿Qué semilla de fe le ofrecieron Abraham o Salomón a Dios? Él ciertamente bendijo a Abraham e hizo que prosperara antes de pedirle que sacrificara a Isaac. Salomón nunca dio nada especial ni pidió que Dios le diera riqueza material antes de que Él lo enriqueciera en gran medida.
El principio “Semilla de fe” ha fallado al ignorar que nuestra ofrenda a Dios es primero y ante todo un acto de adoración. Lo adoramos al ofrendarle nuestra vida y nuestros recursos para Él, como ofrendas sin ningún lazo que las retenga con nosotros. Dios no es un agente de bolsa que requiera nuestras inversiones de semillas de fe.
Más aun, el uso que Oral Roberts hacía de Gálatas 6:7 como fundamento de su doctrina de “semilla de fe” está completamente fuera de contexto. Dijo en cierta ocasión: “Tanto ustedes como yo somos productos de una semilla. Incluso Jesús es llamado la semilla o simiente de David. Jesús habló de una ley eterna: ‘Cada uno cosecha lo que siembra’ (Gálatas 6:7). Sembramos una semilla, tenemos una cosecha. Damos como semilla, recibimos lo sembrado, multiplicado en gran medida”.14
Primero, no fue que Jesús diera una ley eterna sobre la ofrenda. Tampoco la explicación de Pablo sobre la siembra y la cosecha tienen algo que ver con el dar. Oral Roberts tendría que haber leído el siguiente versículo para apreciar de qué hablaba el apóstol. Claramente dice: “El que siembra para agradar a su naturaleza pecaminosa, de esa misma naturaleza cosechará destrucción; el que siembra para agradar al Espíritu, del Espíritu cosechará vida eterna” (Gálatas 6:8).
Gloria y Kenneth Copeland: “Recompensa del ciento por uno”
Como superación de la enseñanza de Oral Roberts basada en el principio “semilla de fe” se encuentra la herejía denominada “recompensa del ciento por uno”. Se trata de una distorsión de la promesa de Cristo de ofrecer una recompensa de ciento por uno a quienes hayan dejado todo por el reino de Dios. Los máximos exponentes de esto son Gloria y Kenneth Copeland. En su libro, God’s Will is Prosperity, Gloria Copeland escribe lo siguiente:
Das un dólar por amor al evangelio y te corresponde recibir cien; das diez dólares y recibes mil; das mil y recibes cien mil. Sé que puedes multiplicar, pero quiero que veas en blanco sobre negro cuán tremenda es la recompensa del ciento por uno […]. Das una casa y recibes cien casas, o una casa que vale cien veces más. Das un avión y recibes cien veces el valor de un aeroplano. Das un automóvil y la recompensa te suministra de automóviles para toda la vida. En otras palabras, Marcos 10:30 es un buen negocio.15
Su marido, Kenneth Copeland, cree en una ley espiritual de prosperidad. Esta ley es universal y funciona en donde se entienda y aplique. Tal persona debe tener fe en ella y ponerla en práctica. Es una ley que se pone en marcha por una actitud mental positiva y una confesión positiva. La ley de la prosperidad está relacionada con la “fuerza de fe” que promueve Copeland, sobre la que también ha escrito un libro, Force of Faith. Para él, “es la fuerza de la fe la que hace funcionar las leyes del espíritu de la palabra”.16 Es esta fuerza de fe la que hace que Copeland crea que uno puede tener aquello que confiese con sus labios. De acuerdo a su visión:
¡Puedes tener lo que digas! En efecto, lo que dices es exactamente lo que obtienes ahora mismo. Si vives en pobreza, carencias y necesidad, cambia lo que dices. Así cambiará lo que tengas […]. Disciplina tu vocabulario. Disciplina todo lo que hagas, digas y pienses para estar en conformidad con lo que Dios hace, dice y piensa. Él se verá obligado a satisfacer tus necesidades debido a Su Palabra […]. Si te mantienes firme en esto, tus necesidades serán satisfechas.17
La herejía del ciento por uno de los Copeland se basa en su interpretación literal de Marcos 10:29-30: “Les aseguro —respondió Jesús— que todo el que por mi causa y la del evangelio haya dejado casa, hermanos, hermanas, madre, padre, hijos o terrenos, recibirá cien veces más ahora en este tiempo (casas, hermanos, hermanas, madres, hijos y terrenos, aunque con persecuciones); y en la edad venidera, la vida eterna”. Sin embargo ignora la mención de persecuciones y la advertencia en Marcos 10:25 (“Le resulta más fácil a un camello pasar por el ojo de una aguja, que a un rico entrar en el reino de Dios”), que no puede interpretarse de forma literal. Como muchos otros maestros de la prosperidad, desarrollan sus doctrinas en base a textos sacados fuera de contexto y los manipulan para que se ajusten a sus propósitos.
Al escribir sobre la prosperidad material, Gloria Copeland dice:
¡La prosperidad es tuya! No es algo por lo que debas esforzarte a fin de obtenerlo. Tienes un título de propiedad en cuanto a la prosperidad. Jesús la compró y pagó por tu prosperidad tal como compró y pagó por tu sanidad y salvación.18
John Avanzini y Morris Cerullo
En la misma línea de la herejía del “ciento por uno” de los Copeland se encuentran John Avanzini y Morris Cerullo. En su libro, Cristianismo en crisis, Hank Hanegraaff señala cómo la alianza entre Cerullo y Avanzini los lanzó hacia la herejía del “ciento por uno”. De acuerdo a este autor,
Cerullo convocó a Avanzini a Aba, Nigeria. Allí, en un cuarto de hotel, Dios supuestamente se le apareció a Avanzini y le dijo: “Te daré señales y maravillas que seguirán a tu ministerio”. Luego de darle un discurso revelador sobre técnicas de levantamiento de fondos, lo instruyó para que pidiera una ofrenda para Cerullo. Dios le dijo, según sus palabras: “Quiero que pongas las manos sobre la ofrenda y que hables de un incremento del ciento por uno, que se multiplique en un ciento por uno en las manos de quien haya ofrendado”.19
Como ha ocurrido en tantas ocasiones, el crédulo público nigeriano dio generosamente con la expectativa de recibir las recompensas del ciento por uno en dinero, automóviles, casas, etc. La ofrenda fue tanta que Cerullo mismo tuvo que impedir que la gente diera más. Cerullo y Avanzini regresaron a sus hogares mucho más ricos de lo que eran antes de comenzar el viaje.
Avanzini, en su interpretación de Lucas 9:58, afirmó que cuando Jesús dijo: “Las zorras tienen madrigueras y las aves tienen nidos, pero el Hijo del hombre no tiene dónde recostar la cabeza” lo que realmente quiso expresar fue “Las zorras tienen madrigueras en Samaria, las aves del aire tienen nidos en Samaria, pero yo no tengo ningún lugar donde recostar mi cabeza esta noche en Samaria”. Según Avanzini, “en aquellos días no había un hotel en cada esquina, por lo que Jesús se vio forzado a regresar a su hermosa y gran casa en Jerusalén”.20
De este modo, muchos otros maestros de prosperidad han logrado avanzar en su propia movilidad social ascendente. Gente como Robert Tilton, Marilyn Hickey y otros han logrado sus riquezas de ese modo, pero no los examinaremos en este punto.
Tanto Don McConnell como Hank Hanegraaff han trazado las raíces de muchos de estos maestros de prosperidad y fe hasta los cultos metafísicos. Según McConnell,
Los cultos metafísicos, particularmente el Nuevo Pensamiento y la Escuela Unida de Cristianismo, fueron los primeros en propagar el concepto de que Dios hará ricos a quienes conozcan “las leyes de la prosperidad” que gobiernan el universo. Por medio de Kenyon, esta creencia ocultista entró al movimiento de fe y fue expandida por Kenneth Hagin y los “maestros de la fe” a un grado tal que incluso Kenyon nunca hubiera aprobado.21
Ralph Waldo Trine, que trabajaba con E. W. Kenyon, abogaba la práctica ocultista de la visualización como un medio hacia la prosperidad. Según él,
Sugiérete a ti mismo la prosperidad. Imagínate en una condición próspera. Afirma que en poco tiempo estarás en una situación de prosperidad. Afírmalo con calma y quietud, pero con firmeza y confianza. Créelo, créelo de forma absoluta. Espéralo, continúa empapándote de expectación. Así te convertirás en un imán que atraerá las cosas que desees.22
Hank Hanegraaff también señalá que la vida y el ministerio de Kenyon estaban “enormemente influidos por cultos tales como la Ciencia de la Mente, la Escuela Unida de Cristianismo, la Ciencia Cristiana y la metafísica del Nuevo Pensamiento”.23 Este es el trasfondo del evangelio de la prosperidad, que se ha vuelto tan popular en muchas otras partes del mundo.
Un caso de estudio africano: David Oyedepo
Un líder africano en la promoción del evangelio de la prosperidad es David O. Oyedepo. Ha sido un muy buen discípulo de Oral Roberts, John Avanzini y Benson Idahosa. Combinando su propia creatividad con todo lo que aprendió de ellos, su ministerio Winners Chapel Enterprise se expande más allá de Nigeria hacia otras partes de África. Según sus propias palabras, cree en el “éxito sin sudor” y les enseña a sus seguidores que “el conocimiento y la práctica de la verdad te convierten en un ganador sin esfuerzo.24 Su filosofía esencial es que la vida está diseñada para transitarla como si viajáramos por un crucero agradable, libre de toda lucha y llena de riqueza material. “No todos los ganadores sudan para ganar. Sudar es una maldición. Simboliza luchas”. Oyedepo cree que la pobreza es una maldición autoinfligida. Utiliza Malaquías 3:6-9 como base para su afirmación. Según él, “la pobreza llega mayormente como resultado de un acto deliberado de desobediencia a la ley de abundancia para los creyentes”.25
Por lo tanto ¿supondremos que todos los que viven en pobreza abyecta en varias partes de África en realidad cosechan el pago por su deliberada desobediencia? Oyedepo dice que Dios le ha encargado la misión de erradicar la pobreza. Considera que su llamado y misión principales son hacer que la gente se enriquezca. Según él, Dios le dio el pacto esencial para quebrar todas las cadenas de la pobreza. “Me tomé fuerte de este pacto y declaré: ‘¡Nunca seré pobre!’. No fue una confesión hueca, sabía lo que estaba diciendo y lo que había sido liberado en mí. ¡Jamás me ha decepcionado! Amigo, es tiempo de comenzar a tener hambre y sed de que eso mismo se produzca en tu vida”.26 Relata cómo recibió dicho llamado:
Recuerdo muy claramente. En 1987 me encontraba de visita en Estados Unidos, asistiendo a una reunión, cuando el Señor me dijo: “Vuelve pronto a tu tierra y haz que mi gente sea rica”. Fueron palabras muy fuertes, irresistibles y poderosas. Por lo que abandoné todo lo que estaba haciendo, cancelé todos mis compromisos y volví a mi país de inmediato.27
Puede no ser demasiado claro a cuánta gente Oyedepo ha hecho rica, pero no hay duda de que él se ha vuelto extremadamente rico. Oyedepo es un arquitecto devenido en predicador. Comenzó su Winners Chapel con la organización Living Faith Ministries en Kaduna y luego se mudó a Lagos, donde construyó su World Mission Centre por un costo estimado en cuatrocientos millones de nairas (aproximadamente unos dos millones de dólares estadounidenses). Su primer templo podía albergar alrededor de ocho mil personas por reunión. Lo utilizaba para realizar tres encuentros principales cada domingo, que atraía al menos a un total de treinta mil personas. Hoy ha edificado el templo más grande en África (y probablemente en el mundo) con una capacidad para cincuenta mil personas en un mismo encuentro. Tiene una imprenta multimillonaria llamada Dominion Publishing House. Además de su flota de automóviles de lujo tiene un pequeño avión, que afirmó adquirir con el propósito de evangelizar. La mayoría de estas cosas se compraron en base a los diezmos y las ofrendas periódicos que se levantan estrictamente de manos de sus seguidores. Se les hace creer que cuanto más ofrenden más les ofrecerá Dios como recompensa.
Oyedepo cree en el hablar a lo grande sobre el dinero y la riqueza. Ha escrito al menos cuarenta libros y casi todos giran en torno a la prosperidad y la buena salud. Entre sus títulos se encuentran los siguientes: Pacto de salud, Cómo quebrar la dificultad financiera, Botones de éxito, Nacido para ganar, La semilla del milagro, Claves para la salud divina, Unción para lograr un quiebre y El misterio del aceite de la unción. La mayoría de estos enseña a sus seguidores cómo prosperar material y físicamente. En Cómo quebrar la dificultad financiera, señala:
Amigo, no hay lugar al que tu boca no pueda llevarte. Cuando hablas de forma mediocre, la mediocridad se vuelve tu ropaje y si hablas de escasez la tendrás hasta volverte escaso […]. Si quieres tener una experiencia financiera viviente, habla vida a tus finanzas.28
Oyedepo ha abrazado por completo el concepto “semilla de fe” de Oral Roberts. Ofrendar y diezmar es una inversión en el futuro personal de quien da.29 Sostiene que diezmar es un seguro divino. “El diezmo es tu seguro que te cubre contra la destrucción de todo tipo”. Les dice a sus seguidores que si no pagan sus diezmos, ratas devoradores vendrán a buscarlos con la misión de perjudicarlos. “Averías frecuentes en los automóviles, muertes, enfermedades y otras cosas más son manifestaciones del devorador”.30
Para Oyedepo, el dinero es la respuesta para todo. Por ejemplo, constituye una defensa para evitar ser arrestado por predicar el evangelio. Dice: “En Nigeria, algunos predicadores han sufrido arrestos una y otra vez por predicar en determinados lugares. Pero otros han predicado en los mismos sitios y les han dado custodia policial. ¿Por qué? Unos tienen con qué defenderse mientas que otros no. El dinero es la respuesta, la razón por la que Dios ha diseñado la riqueza para su gente de modo que pueda establecerlos en posición de dominio”.31
Oyedepo no esconde ni oculta la fuente de sus convicciones. Con frecuencia en sus libros menciona los “éxitos” y las enseñanzas de sus héroes. Aparte de Oral Roberts, señala a Kenneth Copeland, quien posee una pista de aterrizaje privada donde cada mañana llega su avión (al momento, ha sido dueño de tres aviones). John Avanzini también es su héroe. No hay duda de que con esta combinación de pensamiento y confesión positivos, ¡aspira a ser tan próspero como sus héroes norteamericanos!
Como Avanzini, Oyedepo también presenta a un Jesús rico. Su Jesús “tiene tanto que necesitaba un lugar donde guardar a salvo su dinero. Comía lo que deseaba y donde quisiera. Tenía un lugar que causaba envidia porque los discípulos de Juan, que fueron a ver dónde vivía, nunca volvieron a estar con su maestro”.32 Más allá de esto, la venta de “aceite de oliva” que él considera como una unción clave hacia la riqueza y la salud, así como los “mantos sagrados”, etc., son parte del ministerio de Winners Chapel.
Lo que Oyedepo y otros como él han hecho es desviar la atención de sus seguidores hacia otro evangelio. Han hecho de la prosecución de la salud y la riqueza un fin en sí mismo, alejado de la verdadera misión de Jesucristo. Con su mercadeo del evangelio como atajo hacia las cosas buenas de la vida, no resulta para nada extraño que sus métodos tengan una atracción masiva, en especial en países africanos que padecen economías tambaleantes. Fue en 1987 cuando, con la economía de Kenia en declive, Winners Chapel ganó terreno en Nairobi. Han tenido un crecimiento similar en Tanzania y Uganda. Zimbabue todavía no es una puerta abierta debido a la estabilidad de su economía (al menos hasta hace poco). Con el actual declive en la economía, el terreno se presenta fértil para que Winners Chapel se desarrolle.
Deificación de objetos
Por ejemplo, es común para los miembros de Living Faith (Winners Chapel) deificar objetos. Es así como pañuelos, mantos del obispo y “aceite de la unción” se consideran especiales, como si tuvieran poderes espirituales en sí mismos. El líder, David Oyedepo, alega lo siguiente en una de sus publicaciones:
El aceite de la unción no es un producto químico. Es el Espíritu de Dios dentro en una botella, misteriosamente diseñado para comunicar el poder de Dios de forma corpórea. Es el poder de Dios en tu mano, en la persona del Espíritu Santo, para humillar a Satanás. Es el poder de Dios puesto en una manera tangible en la mano de un ser humano, para ridiculizar públicamente al diablo.33
Muchos seguidores de Oyedepo creen esto y consideran que el aceite (por lo general, aceite de oliva) es la solución para sus problemas. Al creer que el aceite de la unción es poderoso en sí mismo muchos seguidores lo usan como un método de protección. Por ejemplo, algunos ungen sus televisores, sus vehículos y las cuatro esquinas de sus casas como protección contra los ladrones. Esta enseñanza se ha diseminado rápidamente desde Nigeria hasta Sierra Leona, Uganda y otras partes de África. En 1996 yo estaba en Dar Es Salaam, Tanzania, y fui invitado por algunos amigos a escuchar doctrinas extrañas enseñadas por unos nigerianos que estaban de visita. Era mediodía de una jornada laboral y el teatro estaba repleto de gente. Allí observé cómo esos “hombres de Dios” enseñaban secretos de éxito y ascenso social, así como victoria sobre la pobreza y las enfermedades, todo en base al poder del aceite de la unción. Un orador sugirió que podríamos escribir una solicitud de ascenso laboral, ungirla con aceite, proclamar la palabra de fe y dejarla furtivamente en el escritorio de nuestro jefe, con la seguridad de que el ascenso ciertamente ocurrirá.
Estrechamente relacionada con ello está la creencia de que cuando el fruto del casis se pone en agua y recibe la oración del obispo, esta se convierte en la sangre de Cristo. Así, el líquido puede ponerse en puntos estratégicos de una casa, en particular en los marcos de las puertas y las ventanas, para que actúen como una protección contra los ataques demoníacos. También se utiliza para librar de la opresión, la pobreza, la enfermedad y más.
Los pañuelos blancos, en ocasiones identificados como mantos que han recibido la oración del obispo, se consideran tan poderosos que pueden suplir todas las necesidades. Algunos miembros los cuelgan en la entrada de sus oficinas o negocios para atraer clientes. Otros en las puertas principales para alejar a los demonios.
2. La hermenéutica del “Evangelio de la prosperidad”
En diversos lugares del mundo la parte central de las reuniones de una hora o dos de duración suele ser la proclamación de la Palabra. Es el momento de la predicación o del sermón, con toda solemnidad. En muchas iglesias de nuestro día, el “momento de la ofrenda” es la parte central. Varias congregaciones han designado y capacitado personas para que presidan exclusivamente esta sección del culto. El dicho popular que dice “Tiempo de ofrenda, tiempo de bendición” ya no corre más, porque para muchos es un tiempo de inversión. A menudo se lo menciona como un momento de siembra que procura obtener beneficios importantes. La Palabra misma ha sido gravemente relegada ante la centralidad del momento de la ofrenda y en algunas iglesias hasta se predica un breve sermón para “urgir” a la congregación a dar. Uno no se lamentaría tanto si esto ocurriera solo una vez durante la reunión. Sin embargo, con bastante frecuencia puede haber cinco o seis momentos de recolección de ofrendas en una sola reunión. No se puede pensar en otra cosa que no sea la impresión de que están esquilmando al rebaño.34
Una vez le pregunté a mi sobrino por qué no había asistido a su congregación un domingo. Me dijo que, en respuesta a la prédica de su pastor, había donado su automóvil Volkswagen para la iglesia, esperando que Dios lo reemplazara por un Mercedes Benz. Luego de varios meses en los que no se materializó su automóvil milagroso, pensó que Dios lo había decepcionado. Dejó de congregarse. Le dije que Dios no lo había decepcionado. En cambio, había sufrido un engaño. Mi sobrino había asistido a una iglesia donde se predicaba la “prosperidad” y había sido “asaltado” por el momento de la ofrenda.
Torcimiento de la Escritura
Desde mi propia observación, el versículo más popular que se utiliza para motivar o movilizar para que la iglesia ofrende es Lucas 6:38, que dice: “Den, y se les dará: se les echará en el regazo una medida llena, apretada, sacudida y desbordante. Porque con la medida que midan a otros, se les medirá a ustedes”. Este versículo se cita con entusiasmo y por lo general viene acompañado de un breve sermón sobre los beneficios que conlleva ofrendar.
El versículo, sin embargo, suele citarse fuera de contexto. Lucas 6:38 se halla dentro del marco de la enseñanza de Jesús sobre el amor y la misericordia, y cómo nos relacionamos y tratamos a los demás. El párrafo completo comienza en el versículo 37 con: “No juzguen, y no se les juzgará. No condenen, y no se les condenará. Perdonen, y se les perdonará”. Al seguir el ejemplo de Dios, el amor y la misericordia producen una vacilación en cuanto a juzgar a los demás, y como creyentes comprendemos que Dios nos tratará de la misma forma en que tratemos a otros. Por lo tanto, el pasaje consiste primero y ante todo en relaciones, no tratar ni juzgar a los demás de la forma en que no queremos ser juzgados en este sentido, “porque con la medida que midan a otros, se les medirá a ustedes”.
El texto no habla ni de dar a Dios financieramente ni tampoco esperar recompensas por lo que demos. Tiene más que ver con el amor y el perdón así como ser de servicio sin esperar nada a cambio. Esto sin embargo ha sido alterado para indicar que Dios nos devolverá el doble o el ciento por uno de lo que fuera que demos como ofrenda. Es común que se realicen varias colectas en una sola reunión. Canciones como “Soy millonario”, y “Diga el pobre rico soy” se han vuelto populares en anticipación de la recompensa que Dios dará mediante bendiciones materiales. Se fomenta la confesión positiva en aras de obtener buena salud, riqueza personal y otros beneficios.35
Muy pocos de los que utilizan este pasaje como una base para levantar ofrendas se refieren a las palabras del Señor Jesús (inusualmente fuertes) en el mismo capítulo sobre las riquezas. Por ejemplo, en Lucas 6:24-25 Jesús dice: “Pero ¡ay de ustedes los ricos, porque ya han recibido su consuelo! ¡Ay de ustedes los que ahora están saciados, porque sabrán lo que es pasar hambre! ¡Ay de ustedes los que ahora ríen, porque sabrán lo que es derramar lágrimas!”. De hecho, Mateo 7:1-5 arroja más luz sobre el texto de Lucas 6:36-39. Ambos pasajes se enfocan en las relaciones humanas.
Algunos también usan 3 Juan 2, que dice: “…ruego que seas prosperado en todo…” (LBLA) como un mandato para el evangelio de la prosperidad. Sin embargo, ¿qué quiere significar el apóstol cuando dice “prosperidad”? Un estudio detallado del sentido de este texto, de acuerdo a la intención del autor, revelará que la palabra empleada para “prosperar” viene del griego eudooo, que significa “buena senda, camino o travesía”. Por lo tanto, lo que el escritor realmente dice es: “Quiero que tengas una travesía de vida buena y saludable”. Las palabras no necesariamente se refieren a las riquezas ni la salud. ¿Por qué Juan, un testigo de la vida de Cristo, diría “por sobre todo lo demás, quiero que seas rico o próspero”?
La referencia a la vida abundante en Juan 10:10 también suele usarse como apoyo. No obstante, el término que aquí se emplea para vida es zoe, una palabra que indica “vida en el espíritu y el alma” en lugar de bios, que se utiliza para referirse a la vida física, material. Cuando se lee con la intención original, Jesús dice: “Quiero que tengas una vida abundante en espíritu”, y no riquezas, automóviles, casas, ropa de diseño, etc., como suele enfatizarse en la predicación del evangelio de la prosperidad.
La hermenéutica de este evangelio suscita más preguntas que respuestas. Por ejemplo, ¿proclama la cruz y conduce a la gente hacia ella? ¿Es coherente el estilo de vida de quienes se benefician del evangelio con el etos de la cruz de Cristo?
Uno puede preguntarse si hay algo malo en cuanto a la prosperidad material. No necesariamente. Muy a menudo la prosperidad material se relaciona con el bienestar físico y emocional y esto es mayormente la voluntad de Dios para la mayoría de la gente. En el Antiguo Testamento, Dios bendijo a Dios y varios otros, e hizo que fueran materialmente prósperos. Dios también da la capacidad de producir riquezas, conforme a Deuteronomio 8:16-18:
“…en el desierto te alimentó con maná, comida que jamás conocieron tus antepasados. Así te humilló y te puso a prueba, para que al fin de cuentas te fuera bien. No se te ocurra pensar: ‘Esta riqueza es fruto de mi poder y de la fuerza de mis manos’. Recuerda al Señor tu Dios, porque es él quien te da el poder para producir esa riqueza; así ha confirmado hoy el pacto que bajo juramento hizo con tus antepasados”.
También servimos a un Dios que desea y promete suplir todas nuestras necesidades conforme a sus riquezas. El desafío, no obstante, es que muchas congregaciones no han hablado adecuadamente sobre cómo hemos de adquirir la prosperidad material y en qué medida. Uno podría sugerir que hay varios enfoques, que pueden ser el trabajo arduo (“El que no quiera trabajar, que tampoco coma”), la planificación anticipada, que incluye ahorrar mediante inversiones y otras buenas alternativas de incremento financiero. Otras formas pueden incluir atajos como robar, apostar y especular, o mendigar, tomar prestado. La iglesia debe ser el lugar donde se ofrece enseñanza adecuada sobre asuntos como estos. Sin embargo, no siempre es así, pues muchas congregaciones solo se esmeran por ofrecer atajos tales como el principio “semilla de fe”, la bendición del “ciento por uno”, el concepto de “medida llena, apretada, sacudida y desbordante” y la idea de “victoria sin sudor” o “éxito sin esfuerzo”.
3. Algunas deficiencias del “evangelio de la prosperidad”
3.1. Evasión de la realidad
Primero, ofrece una evasión no saludable de la realidad. La búsqueda por superar los desafíos actuales ha conducido prácticamente a una negación de la realidad. Por ejemplo, cuando uno tiene un dolor de cabeza se considera no espiritual decir “Me duele la cabeza”. Se tiene por espiritual negar que uno sienta ese dolor y creer que ya ha sido sanado por la fe. En vez de admitir que uno tiene un dolor de cuello, se considera mejor “confesar” que “soy fuerte” (“Que el débil diga ‘fuerte soy’”). Una confesión contraria no se considera espiritual. Todas las cosas relacionadas con la falta de confort, el dolor, el sufrimiento, la pobreza y la muerte se consideran del diablo y por lo tanto deben rechazarse. La teología subyacente es que los cristianos no deben sufrir, o una lectura errónea de Romanos 8:28 para significar: “Solo cosas buenas ocurren a quienes están en Cristo Jesús”. Una canción muy popular entre los grupos y las iglesias africanas que han abrazado esta teología es:
No he de sufrir, no he de mendigar pan,
No he de sufrir, no he de mendigar pan; Dios (de milagros),
Mi papá, Mi mamá oh,
No he de sufrir, no he de mendigar pan
Cantada con fervor en las reuniones y los eventos, tiene la intención de decir que en vistas de que Dios es mi padre y mi madre, nunca sufriré ni mendigaré pan. En el contexto africano, lleno de realidades marcadas por el dolor y el sufrimiento, este evangelio resulta muy atractivo. Hay otras formas de lidiar con la pobreza y otros contratiempos de la vida. El ministerio Living Faith o Winners Chapel celebra una reunión mensual de lavado de pies donde el obispo lava los pies de los miembros. Se cree que la pobreza y los problemas se van durante dicho lavado. También que son librados de la opresión. Al introducir sus pies en el agua también creen que se ponen un “calzado de acero” que les permitirá caminar sobre sus “montañas y lugares altos”. Y que también caminarán hacia la prosperidad y hallarán el favor de Dios.
3.2. Interpretación errónea del propósito de “dar”
En segundo lugar, falla deliberadamente al no explicar que todas las formas de darle a Dios, sean diezmos u ofrendas, deben ser actos de adoración. En cambio, enseña que diezmar u ofrendarle a Dios es una inversión. También motiva a la gente a dar con una motivación incorrecta. En esencia, darle a Dios con el objetivo principal de recibir beneficios y recompensas de parte de Él. La persona que le da a Dios aparece, de este modo, como quien está en control. Se espera que su medida de inversión dicte el nivel de recompensa que Dios le dará. Sugiere que la persona tiene la iniciativa y Dios la respuesta. Esto contradice la comprensión plena de nuestra salvación y la adoración como iniciativa y respuesta de Dios.
Más aun, este evangelio infiere que debemos tener nuestras recompensas (o nuestra herencia) en “el aquí y el ahora”, de forma material. En última instancia todo lo que cuenta es la prosperidad material. Pero la prosecución de esto es contraria a la fe bíblica y enturbia nuestra visión y comprensión de Dios. Stephen Eyre dice:
El materialismo embota una fe viva. Un sentido vibrante de la presencia de Dios se vuelve una ortodoxia muerta. La realidad de la vida cristiana se vuelve una sombra. Nuestra experiencia de vida en Cristo pasa a ser hueca. Nuestro conocimiento de Dios se transforma en algo vacío. No puede verse, probarse, olerse ni medirse, entonces dudamos de que sea real y en consecuencia llegamos a dudar de que Dios sea real.36
3.3. Un concepto erróneo de Jesús
Tercero, quienes enseñan este evangelio parecen haber entendido mal a Jesús y Su misión. La tendencia es distorsionar la misión de Jesús de haber venido principalmente a salvarnos de nuestros pecados a venir para hacernos ricos. Aunque algunos predican que Jesús ha venido tanto para salvar a la gente de sus pecados como para hacerla rica, es raro escuchar predicaciones sobre arrepentimiento o salvación del pecado en los círculos del “evangelio de la prosperidad”. ¿Puede ser que sean ignorantes de todo lo que Jesús tenía para decir con respecto a las riquezas y la prosperidad? ¿Era Jesús realmente rico a nivel material como estos maestros quisieran hacernos creer?
Aunque Jesús no fue indigente, por la Escritura sabemos que no fue materialmente próspero como los maestros de “sanidad y prosperidad” dicen que era. Su situación de vivienda era tan modesta como podía ser. Sabemos que sus padres no tenían los medios para evitar que naciera en un establo. También sabemos que cuando sus padres, José y María, fueron al templo para dedicarlo a Dios, todo lo que pudieron dar como ofrenda fue un par de tórtolas en lugar de un cordero y una paloma, como requería la ley.37
También somos conscientes de que en su ministerio Jesús solía depender de los recursos de otras personas porque no tenía los suyos. Enseñó desde una barca prestada, ingresó a Jerusalén sobre un burro prestado, celebró la comida de Pascua junto con sus discípulos en un salón prestado y fue sepultado en una tumba prestada. Si Jesús era tan próspero a nivel material, como se nos quiere hacer creer, ¿dónde y cómo se reflejó eso en su vida y su ministerio? Una cosa es cierta: Jesús no predicó ni enseñó un evangelio de prosperidad. Todo lo que Jesús enseñó con respecto a las posesiones terrenales nos llegan como advertencias. Enseñó con mucha claridad: “¡Tengan cuidado! Absténganse de toda avaricia; la vida de una persona no depende de la abundancia de sus bienes” (Lucas 12:15). A diferencia de los predicadores de nuestro tiempo moderno, Jesús advirtió contra el engaño de las riquezas (Mateo 13:22). En efecto hizo referencia a ellas como “un Mamón injusto” (Lucas 16:9). El dinero como fin en sí mismo tiene la tendencia de competir por nuestra lealtad, que pertenece a Dios. Tiende a volverse un ídolo que gobierna nuestra vida. Esta es la razón por la que Jesús advierte sobre el peligro de relacionarse con el dinero tal como nos relacionamos con Dios: “Ningún sirviente puede servir a dos patrones. Menospreciará a uno y amará al otro, o querrá mucho a uno y despreciará al otro. Ustedes no pueden servir a la vez a Dios y a las riquezas [Mamón]” (Lucas 16:13). A los fariseos, que amaban el dinero, Jesús les advirtió: “…aquello que la gente tiene en gran estima es detestable delante de Dios” (Lucas 16:15). El evangelio de “sanidad y prosperidad” no parece haber tomado seriamente las advertencias de Jesús.
3.4. Ausencia de una teología del sufrimiento
El “evangelio de la prosperidad” no tiene una teología ni una explicación bíblica para los desafíos relacionados con el dolor ni cualquier otra cosa relativa al sufrimiento. Es llamativo, porque es una experiencia que atraviesa fronteras y se extiende a todos los seres humanos. Por razones que solo Dios conoce, ha elegido no proteger a sus siervos de las dificultades normales ni los problemas de la vida. La Escritura nos da varios ejemplos, incluyendo héroes de la fe como José, Moisés, David, Jeremías, Pedro, Pablo y muchos más. De generación a generación el pueblo de Dios ha sufrido injusticia, discriminación, tribulación, enfermedad, etc., no por una falta de fe sino porque el Señor permite que atraviese tales problemas y tribulaciones de la vida. Volvernos obsesivos en cuanto a negar o evitar el sufrimiento puede, en efecto, indicar una falta de confianza en la soberanía y la misericordia de Dios.
3.5. Cuestiones de estilo de vida
El estilo de vida de quienes enseñan este evangelio no refleja con transparencia los parámetros bíblicos. Uno de los requisitos para los líderes y los ministerios es que no sean “codiciosos del dinero” (ver Tito 1:7 y 1 Pedro 5:2). Aunque Jesús les dijo a sus discípulos que “el obrero es digno de su salario” (Lucas 10:7), no fomentó la codicia ni la explotación de la gente. El estilo de vida de los maestros de la prosperidad está en claro contraste con la vida de los primeros discípulos como el apóstol Pablo, quien dijo: “No he codiciado ni la plata ni el oro ni la ropa de nadie. Ustedes mismos saben bien que estas manos se han ocupado de mis propias necesidades y de las de mis compañeros. Con mi ejemplo les he mostrado que es preciso trabajar duro para ayudar a los necesitados, recordando las palabras del Señor Jesús: ‘Hay más dicha en dar que en recibir’” (Hechos 20:33-35).
Aun en base al Antiguo Testamento (sección de la Biblia que los maestros de la prosperidad usan con frecuencia) tenemos mucho que aprender de los testimonios de líderes piadosos con respecto a las posesiones materiales y la integridad. Abraham tuvo el cuidado de no codiciar las riquezas de los demás para su propia prosperidad.38 Y al final de su servicio, Samuel rindió cuentas de su mayordomía al declarar ante todo Israel: “Aquí me tienen. Pueden acusarme en la presencia del Señor y de su ungido. ¿A quién le he robado un buey o un asno? ¿A quién he defraudado? ¿A quién he oprimido? ¿Por quién me he dejado sobornar? Acúsenme, y pagaré lo que corresponda” (1 Samuel 12:3). La respuesta del pueblo fue: “No nos has defraudado; tampoco nos has oprimido ni le has robado nada a nadie” (v. 4).
Sabemos, de acuerdo a la Escritura, que muy pocas personas pueden manejar la prosperidad. A partir de distintos registros en la Biblia vemos que el rey Salomón fue tan próspero que en un momento determinado se apartó de Dios. Prosperó y olvidó las palabras y los requisitos de Dios para los reyes. Terminó contrayendo matrimonio con esposas extranjeras y acumulando concubinas (en suma, tenía 300 esposas y 700 concubinas). Estos y otros factores apartaron su corazón y lo condujeron hacia dioses extranjeros. Su declive espiritual se resume en 1 Reyes 11, en especial los versículos 4 al 6:
“En efecto, cuando Salomón llegó a viejo, sus mujeres le pervirtieron el corazón de modo que él siguió a otros dioses, y no siempre fue fiel al Señor su Dios como lo había sido su padre David. Por el contrario, Salomón siguió a Astarté, diosa de los sidonios, y a Moloc, el detestable dios de los amonitas. Así que Salomón hizo lo que ofende al Señor y no permaneció fiel a él como su padre David”.
Hoy en día, los seres humanos no somos demasiado distintos. Todavía hay muchos que actúan como el rico necio en la Escritura, que acumula y acumula y pierde la perspectiva de lo que realmente vale en la vida. Jesús dice: “…la vida de una persona no depende de la abundancia de sus bienes”. La búsqueda de las riquezas sin límite es peligrosa; en el proceso se han sacrificado amistades, relaciones, familias y hogares. A menudo hablamos de las víctimas de la pobreza pero también hay víctimas de la prosperidad.
3.6. El “evangelio de la prosperidad” ¿constituye una buena noticia para los pobres?
Las iglesias que predican la prosperidad ¿en verdad recuerdan a los pobres? ¿Cómo ayudamos a que la iglesia no olvide a los pobres en un contexto en el que muchos no ven cumplirse las promesas que los “hombres de Dios” les han hecho? Pablo, al escribir a la congregación en Galacia, dice:
En efecto, Jacobo, Pedro y Juan, que eran considerados columnas, al reconocer la gracia que yo había recibido, nos dieron la mano a Bernabé y a mí en señal de compañerismo, de modo que nosotros fuéramos a los gentiles y ellos a los judíos. Sólo nos pidieron que nos acordáramos de los pobres, y eso es precisamente lo que he venido haciendo con esmero.39
En otra carta a la iglesia en Colosas, escribe:
Por tanto, hagan morir todo lo que es propio de la naturaleza terrenal: inmoralidad sexual, impureza, bajas pasiones, malos deseos y avaricia, la cual es idolatría.
El texto bíblico sugiere que la codicia es más una aflicción del rico que del pobre y lleva a que los seguidores de Cristo recuerden las necesidades de los pobres. ¿La iglesia podría hacer un mayor esfuerzo para enfocarse en la necesidad de los pobres? ¿Cuántas congregaciones realmente generan oportunidades de capacitación vocacional u otros medios para ayudar al pobre? Hay otras cuestiones relacionadas con esto.
Mientras que el evangelio de la prosperidad suele ponerse la máscara de defensa de los pobres, raramente constituye buenas noticias cuando en la mayoría de las situaciones consiste en pastores que esquilman al rebaño. En respuesta a diversos esquemas de manipulación, los pobres que siembran la semilla no son los que se enriquecen. Son sus líderes y pastores quienes visten la ropa más costosa, conducen los mejores automóviles y adquieren las casas más grandes.
Hay un profundo sentido de injusticia e inmoralidad en todo esto al considerar la situación grave y difícil de los pobres en muchos contextos, donde son realmente muy vulnerables. Algunos de los que continúan sembrando en el evangelio de la prosperidad difícilmente pueden proveer todas las comidas en su hogar ni cubrir otras necesidades básicas como una vivienda digna o buena educación para sus hijos. ¿Por qué debería un seguidor de Jesús sostener financieramente un evangelio que está en línea con la cultura de las celebridades en lugar de acercarse a los pobres, y luchar por la dignidad y el respeto que merecen? En vez de apreciar la resistencia que demuestran en su situación de vida (a menudo en condiciones infrahumanas), o trabajar para mejorar su situación, algunos predicadores conspiran con la cultura popular al promover atajos irrealistas hacia la prosperidad. Mientras que la defensa de los pobres y la alienación de la pobreza se han convertido en un negocio multimillonario, difícilmente pueda decirse que los pobres en muchos contextos reciban beneficio alguno. Esto no solo es una afrenta a los pobres sino también a Dios mismo.
4. Entonces ¿cómo deberíamos responder a este “evangelio”?
Es importante reconocer y tomar con seriedad el hecho de que el evangelio de la prosperidad es una cuestión principalmente de dinero y que contradice la vida de Cristo y el propósito por el que murió en una cruz. Tal evangelio hace que el dinero tenga un espacio en nuestra vida que solo le corresponde a Dios. Si el amor al dinero es la raíz de todo mal, el amor por la propiedad material, las mansiones y otras acumulaciones monetarias deben relacionarse como consecuencias inevitables de aquello. Así, nos volvemos cada vez más definidos no por quiénes somos sino por lo que tenemos o poseemos. De formas muy fáciles (más sutiles de lo que pensamos) cualquiera de esas cosas puede convertirse en un ídolo que atenúe nuestra visión de Dios y disminuya nuestra pasión por Él.
El teólogo francés Jacques Ellul, en su libro Money and Power, argumenta que “el dinero es poder, un espíritu, un semidiós, un amo rival”.40 Más aun, distingue entre el dinero y las riquezas. Para él, “las riquezas consisten en aquellas cosas buenas de la creación de Dios diseñadas para nuestro deleite. El dinero es la manera del mundo de acumular tales cosas, acapararlas, asegurarse de que uno podrá tener más en el futuro, dividiendo a la gente de acuerdo a sus reglas arbitrarias. El dinero no solo tienta, sino que también engulle a quien lo tiene. Lanza su red en torno a la gente, forzándola a someterse a su servicio”.41 Aun si no coincidiéramos con Jacques Ellul, su postura no es muy distinta a lo que Jesús concluye a modo de resumen: “No se puede servir a la vez a Dios y a las riquezas [Mamón]” (Mateo 6.24).
Pocas personas pueden hablar en la actualidad con tanta autoridad acerca del evangelio de la prosperidad como Jim Bakker. En una entrevista con la revista Charisma, apenas salió de la cárcel, Bakker admitió que había edificado una torre de Babel estilo 1980 para forjarse un nombre para sí mismo. Su torre de Babel era un negocio multimillonario que por entonces tenía una nómina de sueldos de treinta millones de dólares estadounidenses y más de 2200 empleados. Luego de aquella época Bakker ha procedido al arrepentimiento y ha pedido perdón por el escándalo de PTL. Lejos de lo que solía ser, Bakker, que ha escrito un libro de 647 páginas titulado I Was Wrong, ahora enseña acerca del sacrificio y el costo del discipulado. En la entrevista con Charisma, Bakker dice:
Mientras estuve en prisión, el Señor me mostró que quería que estudiara las palabras de Cristo en la Biblia. Por lo que comencé a escribir a mano cada palabra que Cristo expresó. Pasé dos años haciendo esto. Quería conocer a Cristo y todo lo que había enseñado. Y el hecho de absorber las enseñanzas de Cristo cambió mi vida. En ocasiones me sentía movilizado a estudiar dieciséis horas por día.42
Luego de sus años de estudio, ¿qué descubrió Bakker sobre Jesús en cuanto a las riquezas?
Al estudiar las palabras de Jesús, no pude hallar ningún lugar en la Biblia donde dijera algo bueno sobre el dinero. Y esto comenzó a taladrar mi corazón. Lucas 6:24 dice: “Pero ¡ay de ustedes los ricos, porque ya han recibido su consuelo!”. Jesús habló del “engaño de las riquezas” en Marcos 4:19. También, en Mateo 6:24 Jesús dijo que no hiciéramos tesoros en la Tierra. En Lucas 12:15 expresó: “¡Tengan cuidado! Absténganse de toda avaricia; la vida de una persona no depende de la abundancia de sus bienes”.43
En segundo lugar, sugiero que abordemos la situación apremiante de los pobres con la suficiente seriedad que nos permita rechazar este evangelio y trabajar mejor a fin de suplir para sus necesidades, en lugar de ofrecer atajos falsos. Todos deberíamos preocuparnos lo suficiente como para experimentar un sentido del dolor al ver que una parte de la iglesia se extravía de la sana doctrina en este aspecto. En vez de obrar para aliviar la situación de los pobres, esta parte no solo consiente con su marginalización sino que también manipula la Escritura para hacerlo. De esta forma algunos han convertido el espacio sagrado del púlpito en un altar de adoración a Mamón. Son la injusticia y la idolatría de la codicia las que hicieron que el Señor expresara semejantes palabras duras contra los ricos. Y es ciertamente cuando el territorio sagrado del templo sufre profanación debido a esa misma idolatría que tenemos el único relato que muestra a Jesús manifestando su ira de forma física.
Tercero, merece la pena tomar con seriedad el consejo del “tío” John Stott: “La vida, en efecto, es un peregrinaje de un momento de desnudez a otro. Así que deberíamos viajar livianos y vivir con sencillez”.44
Notas
1 Dan McConnell, The Promise of Health And Wealth (London; Hodder and Stoughton, 1990) p. 183
2 Warren W. Wiersbe, The Integrity Crisis (Nashville; Oliver Nelson Books, 19880 p. 52
3 Gordon Fee, “The Cult of Prosperity”, p. 13 citado por Dan McConnell en The Promise Of Health An Wealth (London: Hodder & Stoughton, 1990), p. 170
4 Stephen D. Eyre, Defeating the Dragons of the-World Resisting the Seduction of false values (Downers Grove, IL.60515, USA Inter-Varsity Press., 1987) p. 28
5 Jim Bakker en una entrevista con Charisma, (febrero de 1997) p. 48
6 Ver Hank Hanegraaff, Christianity in Crisis, (Milton Keynes, England: Nelson Word Ltd., 1995), p. 187
7 Oral Roberts, Miracle of Seed-Faith (Tulsa, Oklahoma: Oral Roberts Evangelistic Association, Inc., 1970), p. 11
8 Ibíd., p. 11
9 Ibíd., p. 13
10 Ibíd., p. 30
11 Peter Elvy, Buying Time- the Foundations of the Electronic Church (Essex, England: McCrimmon Publishing Co Ltd, 1986), p. 81
12 Patti Roberts con Sherry Androns Ashes of Gold (Waco, Texas: WORD Books, editor, USA 1983)
13 Oral Roberts, presentación en la Conferencia Mundial Carismática, Melodyland Christian Center. Anaheim, CA (7 de agosto de 1992), citado por Hank Hanegraaff en Christianity In Crisis, (Milton Keynes, England, 1995), p. 198
14 Oral Roberts, Miracle of Seed-Faith, p. 66
15 Gloria Copeland, God’s Will is Prosperity (Tulsa, Oklahoma: Harrison House, 1978), p. 54
16 Kenneth Copeland, The Laws of Prosperity) (Fort Worth, TX: Kenneth Copeland Publications, 1974), p. 19
17 Ibíd., pp. 98-101
18 Gloria Copeland, God’s Will is Prosperity, p. 46
19 Hank Hanegraaff, Christianity In Crisis, p. 200
20 Ibíd., p. 188
21 Dan McConnell, The Promise of Health and Wealth, pp. 182-183
22 Ibíd., p. 174
23 Hank Hanegraaff, Christianity In Crisis, p. 32
24 David Oyedepo, Breaking Financial Hardship (Lagos, Nigeria; Dominion Publishing House, 1995), p. 81
25 Ver David Oyedepo, Covenant Wealth, (Lagos, Nigeria, Dominion Publishing House, 1992), p. 21
26 David Oyedepo, Breaking Financial Hardship, p.22
27 Ibíd., p. 51
28 Ibíd., p. 131
29 David Oyedepo, Covenant Wealth, p. 23
30 David Oyedepo, Breaking Financial Hardship, p. 147
31 Ibíd., p. 34
32 Ibíd., p. 107
33 Ver David Oyedepo, Satan Get Lost: Outstanding Breakthroughs In spite of the Devil (Dominion Publishing House; Lagos, Nigeria 1995), p. 136
34 Estuve en la iglesia en Lagos (21 de septiembre de 2008) donde hubo seis recolecciones de ofrendas para distintos propósitos, incluyendo libertad del miedo.
35 He observado esto en la congregación de Gabriel Oduyemi, Bethel Chapel, en Lagos, y en otras iglesias.
36 Stephen D. Eyre, Defeating the Dragons of the-World Resisting the Seduction of false values, p. 28
37 Ver Lucas 2:24 y Levítico 12:6
38 Ver Génesis 14: 22-23
39 Ver Gálatas 2:9-10 en La Santa Biblia, Nueva Versión Internacional® NVI® Copyright © 1999 by Biblica, Inc.
40 Ellul, Jacques, Money and Power (Trad. LaVonne Neff: InterVarsity Press., Downers Grove IL: 1984)
41 Ellul, Jacques Money and Power, citado en Christian History, Volume VI, No 2), p. 33
42 Jim Bakker en una entrevista con Charisma, (febrero de 1997), p. 48
43 Ibíd., p. 28
44 John Stott, Issues Facing Christians Today (London: Marshall Pickering, 1990), p. 246
This is a paper presented by the author at the 2014 Lausanne Global Consultation on Prosperity Theology, Poverty, and the Gospel. You may find a video version of this paper in the Content Library. The views and opinions expressed in this paper are those of the author and do not necessarily reflect the personal viewpoints of Lausanne Movement leaders or networks. For the official Lausanne Statement from this consultation, please see ‘The Atibaia Statement on Prosperity Theology‘.