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¿Se siente culpable cuando descansa?

Una entrevista con Pablo Martínez

Pablo Martinez 14 Nov 2018

Take Care of Yourself: Survive and Thrive in Christian Ministry, el libro más reciente de la Biblioteca de Lausana, analiza por qué cuidar de sí es tan importante para sobrevivir y prosperar en el ministerio cristiano.

Hablamos con el autor, Pablo Martínez, acerca de por qué sentía que este libro era tan necesario y lo que quiere decir cuando lo describe como un faro y un salvavidas. Usted puede encontrar este libro (también en formato electrónico) en la Biblioteca de Lausana. (El libro está disponible solo en inglés actualmente.)

P: ¿Qué lo llevó a hablar y escribir acerca del tema de que los trabajadores cristianos cuiden de sí? 

R: En mi trabajo como psiquiatra, he visto demasiadas vidas destruidas, demasiados ministerios cristianos arruinados debido a supuestos erróneos —¡el agotamiento no nos hace más santos!— y decisiones erradas. Por esta razón, siguiendo el consejo de Lindsay Brown [ex director internacional de Lausana], decidí proveer algunas ayudas prácticas.

Este libro busca ser un faro y un salvavidas: un faro para advertir acerca de los peligros y los errores más comunes que llevan a los trabajadores cristianos al agotamiento, y un salvavidas para proveer al lector sugerencias prácticas para recargar su estanque cuando se encuentre vacío. El propósito no es hacer que usted trabaje menos, sino ayudarlo a descansar más y renovarse mejor, porque el problema no es trabajar demasiado, sino descansar y renovarnos demasiado poco.

Cuando Robert Murray McCheyne, un joven pastor escocés, yacía moribundo a los 29 años de edad, se volvió a un amigo y le dijo: “Dios me dio un mensaje para entregar y un caballo para montar. Lamentablemente he matado el caballo y ahora no puedo entregar el mensaje”. ¡Qué cuadro gráfico de una pasión espiritual que se convirtió en un esfuerzo excesivo!

Las consecuencias de no cuidar nuestro propio viñedo pueden ser dañinos y aun desastrosos. Afectan a otras personas aparte de usted, especialmente sus seres queridos, y también su trabajo (1Ti 5:4, 8). El descuido de uno mismo, lejos de ser una señal de una actitud espiritual, puede ser un error grave y aun un pecado. Pablo instaba a Timoteo a aprender este principio cuando aún era joven, en sus años de aprendizaje. Su advertencia: “Ten cuidado de ti mismo y de la doctrina” (1Ti 4:16), contiene una de las claves del trabajo cristiano. Note el orden: primero la persona tiene que estar bien, y luego viene el trabajo (la doctrina). Si la persona no está bien, la calidad del trabajo se verá afectada. Un ministro saludable probablemente tendrá un ministerio saludable y fructífero.

P: ¿Este mensaje es para todos, o siente que los trabajadores cristianos corren un tipo de peligro especial?

R: Todo líder cristiano sufre una causa de cansancio adicional que va más allá de las dimensiones naturales o humanas. Nuestro trabajo no es un trabajo común; es el trabajo de Dios, y está sujeto a la misma oposición que tuvo que enfrentar Jesús. Cometemos un error si desestimamos la guerra espiritual en la que estamos inmersos. Hay una dimensión sobrenatural en nuestra fatiga, así que tenemos que “mantenernos alerta” (1P 5:8). Por eso la oración es tan importante como un antídoto fundamental y una fuente de renovación interior. En palabras de E. M. Bounds: “Cuando uno no ora, es una presa fácil”[1].

P: En su libro, usted habla del “síndrome del estanque vacío”. ¿Podría volver a explicarlo y compartir algunos pensamientos con relación a por qué cree que es tan importante que los trabajadores cristianos estén alertas a esto?

R: Podemos comparar nuestra vida con un estanque, y nuestra energía con el agua. Dos corrientes de agua tienen que fluir al mismo tiempo. Una corriente es el sumidero, el agua que sale. Esta es la energía emocional y espiritual que “sale” al cumplir con nuestro llamado. Toda tarea de cuidado producirá algún gasto de energía. Ser compasivo y empático, como lo fue Jesús, implica identificarnos con nuestro prójimo y, por lo tanto, dar de sí. Uno no puede sanar o ayudar de manera mecánica, como si estuviera reparando un coche. La esencia del cuidado es el amor, y amar significa dar de sí.

Uno de los actos de sanación de Jesús ilustra bien esta realidad: “Alguien me ha tocado; yo sé que de mí ha salido poder” (Lucas 8:46). No hay atajos en el ministerio cristiano, porque estamos tratando principalmente con personas. Como dijo Oswald Sanders, “No puede hacerse ningún bien duradero sin la salida de poder y el gasto de energía nerviosa”. En el ministerio no existe tal cosa como “desgaste cero” o “protección total” de los problemas de las personas. Cada acción de sanación o de cuidado conlleva una salida de energía interior.

Dios usa una ilustración similar al estanque en Isaías 58. Compara a su pueblo con un jardín bien regado: “Serás como un jardín bien regado, como manantial cuyas aguas no se agotan” (Isaías 58:11). Note el orden: primero tiene que estar bien regado (entrada); luego se convertirá naturalmente en un manantial de aguas que no se agotan para otros (salida). ¡Qué gran lema para un trabajador cristiano!

Cuidar su propio viñedo —cuidar su bienestar físico, emocional y espiritual— no es un tema menor. Según la Biblia, no es solo un derecho sino un deber; forma parte de la buena mayordomía cuidar de nosotros. Dicho en otras palabras, de la misma forma que tenemos un ministerio, también necesitamos un “monasterio”, un lugar y un tiempo para descansar, para estar quietos y refrescar todo nuestro ser. Nuestro ministerio público mejorará muchísimo si aprendemos a pasar tiempo en nuestro “monasterio” privado.

Su propia vida, el bienestar de su familia y la calidad de su ministerio están en juego. He aquí uno de los secretos de un ministerio fructífero y bendecido.

P: ¿Cuáles son algunas de las ideas erróneas más comunes que los líderes cristianos podrían tener acerca de la necesidad de tomar tiempo para cuidar de sí?

R: Ya he mencionado algunos, pero agregaré dos más:

Primero, muchas veces descuidamos el cuidado de nuestro “viñedo” porque olvidamos el diseño original de Dios para nosotros: él nos hizo seres humanos, no haceres humanos. Nuestra identidad y valor ante Dios surgen principalmente de quiénes somos, no de lo que hacemos. Este diseño divino incluye un equilibrio entre trabajar y descansar, entre dar y recibir.

Segundo, en una ocasión le preguntaron a Billy Graham: “¿Qué cambiaría si pudiera comenzar su vida nuevamente?”. Contestó: “Predicaría solo una vez al día”. Las palabras de este respetado hombre de Dios reflejan un principio profundo y sumamente importante: un ministerio provechoso no es lo mismo que un ministerio abarrotado, repleto de actividades y una acción incesante.

P: Para los cristianos atareados, cuidar de sí podría sonar como otro elemento en una ya extensa lista de cosas para hacer. ¿Cómo combate esta sensación?

R: Cuidar de sí no es una cuestión de hacer algo, ¡sino más bien de dejar de hacer! Es dejar que su cuerpo, mente y alma sean refrescados y renovados, alimentados y enriquecidos. Esto se logra de diferentes formas (dedico los dos últimos capítulos del libro a este tema vital), pero el énfasis siempre está en estar, y estar al lado. En este sentido, las relaciones son sumamente importantes (familia, amigos, iglesia). Por supuesto que la relación con Dios a través de nuestro Señor Jesús (Juan 15) es la fuente suprema de renovación.

A algunos cristianos atareados les cuesta entender esto por un concepto equivocado del ocio. Creen, erróneamente, que Dios quiere que estén haciendo algo todo el tiempo (¡son “haceres humanos”!). Es importante recordar que el ocio y la pereza son cosas muy diferentes. ¡Gracias a Dios por los tiempos de ocio! Podría sorprenderle, pero algunos trabajadores cristianos se sienten culpables cuando descansan.

P: Usted da mucha orientación en su libro sobre cómo podemos cuidar de nosotros. Si hubiera una sola cosa que desearía que escuchara todo trabajador cristiano, ¿cuál sería?

R: Lo resumiré en cinco consejos, porque son inseparables, como un racimo:

  • El problema no es trabajar demasiado, sino descansar y renovarnos demasiado poco.
  • De la misma forma que tenemos un ministerio, también necesitamos un “monasterio”, un lugar y un tiempo para descansar, estar quietos y refrescar toda nuestra persona.
  • Considere el descanso y la renovación como una parte importante de su ministerio, tan importante como cualquier otra.
  • Aprenda no solo del hacer de Jesús, sino también de su dejar de hacer.
  • ¡Un gran celo por el Señor no significa un gran estrés para usted!

P: ¿Cuál es su oración para los trabajadores cristianos? ¿Quisiera guiarnos en oración para que nuestros lectores puedan unirse a usted?

R: Esta es mi sentida oración:

Señor, soy consciente de que cuidar de mi es necesario si quiero ser un buen supervisor del rebaño que me has dado. Confieso que en ocasiones fracaso en cuidar mi propio viñedo.

Por lo tanto, Señor, ayúdame por tu gracia a tener un ministerio provechoso más que un ministerio abarrotado. Pon en mi corazón el anhelo de “quedarme quieto y reconocer que tú eres Dios”. Concédeme que llegue a ser “como jardín bien regado, como manantial cuyas aguas no se agotan”. Haz de mi vida un vaso para la gloria de Jesús y la edificación de tu iglesia. Amén.

Notas

  1. ‘When you do not pray, you are an easy prey.’ ‘November 15’, The Power of Prayer (Illinois: Christian Art Gifts, 2007).

Biografía del autor

Pablo Martinez

Pablo Martínez es un médico y psiquiatra basado en Barcelona. Es, también, un maestro de la Biblia y autor. Sus libros han sido traducidos a 14 idiomas. Para más información, visite http://pensamientocristiano.com/