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Un Llamado a Colaborar Plantación de Iglesias por Saturación

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Prefatory Note

Se utilizó un proceso colaborativo para redactar este documento. Cada sección fue asignada a un autor específico, con la oportunidad de que otros la revisaran y editaran. Todas las secciones fueron corregidas por la editora profesional Ann Smith y posteriormente enviadas para una revisión y edición final por el Dr. Craig Van Gelder, autor y misionólogo. El diseño y la maquetación estuvieron a cargo de Dulcie Crawford, de Multiplication Network. Estamos agradecidos por las contribuciones de todos.

A principios de 2024, la Red Temática de Plantación de Iglesias de Lausana participó junto con la Alianza Global para la Multiplicación de Iglesias (GACX), la Red Global de Plantación de Iglesias (GCPN) y Visión 5:9 en una importante conferencia sobre plantación de iglesias en Batam, Indonesia, con más de 250 líderes de 65 países. En esta reunión, se invitó a misionólogos y misioneros a ofrecer una voz sólida y global para este documento. Se animó a estas redes de plantación a brindar comentarios y aportes, junto con líderes de los diversos continentes representados en la reunión (África, Asia, América Latina y del Norte, Europa y Eurasia). Muchos de estos comentarios fueron incorporados en este borrador final.

Todd Benkert, Tim Sheridan, Raphael Anzenberger, Chuck Van Engen, Murray Moerman, Matt Fretwell, Ron Anderson, Juan Wagenveld y otros contribuyeron con contenido significativo al documento. La sección sobre Principios fue tomada y adaptada, con permiso, de los misionólogos del SEND Institute. Cabe señalar que múltiples autores contribuyeron con estilos diferentes. Se hizo todo lo posible por armonizarlos.

Juan Wagenveld, uno de los catalizadores globales de la Red Temática de Plantación de Iglesias de Lausana, actuó como editor general y puede ser contactado para comentarios en el siguiente enlace: jwagenveld@multiplicationnetwork.org

Introducción

Vivimos en una época llena de oportunidades para la colaboración entre ministerios. Cada vez más, organizaciones, movimientos e iglesias están uniendo esfuerzos para testificar del amor de Cristo y promover el Reino de Dios, lo cual es, en sí mismo, una señal alentadora. Además, numerosas redes y organizaciones muestran una disposición creciente a participar activamente en la misión de Dios en el mundo, colaborando para avanzar la causa del evangelio desde diversos frentes. Esto se hace especialmente evidente en el creciente ámbito de colaboración para la multiplicación de iglesias.

La Red Temática de Plantación de Iglesias de Lausana desea ver más iglesias evangélicas formadoras de discípulos establecidas en todas las naciones. Creemos que será fructífero conectar influenciadores e ideas clave en visiones colaborativas y estrategias compartidas, resultando en la multiplicación de nuevas comunidades de fe que impacten cada esfera de la sociedad. Este documento aborda la necesidad de una mayor colaboración entre ministerios y movimientos de plantación de iglesias, para la gloria de Dios, la edificación de la iglesia y el florecimiento del Reino de Dios en el mundo.

La primera reunión de Lausana en 1974 marcó un renovado llamado a la evangelización mundial y a la colaboración global en torno a la Gran Comisión. Ahora, cincuenta años después, un movimiento creciente de líderes de la nueva generación y organizaciones interconectadas está participando con el Dios Trino en la renovación del compromiso de la iglesia de compartir las buenas nuevas de Cristo con el mundo y testificar del Reino de Dios. El estudio, la práctica y el lenguaje de la misiología han evolucionado significativamente desde aquella primera reunión. Pero hay una verdad que permanece: una forma estratégica de participar en la misión de Dios es crecer y multiplicar comunidades saludables de fe.

Este documento presenta un objetivo específico: establecer una mesa redonda efectiva para la formación de discípulos y la plantación de iglesias en cada nación, respaldada por reuniones colaborativas regionales. En primer lugar, el documento ofrece una breve declaración sobre los fundamentos bíblicos y misiológicos de este objetivo. En segundo lugar, presenta una reseña histórica de la práctica de la plantación de iglesias por saturación. En tercer lugar, expone el concepto de iglesias saludables y formadoras de discípulos, con énfasis en la reproducción y la multiplicación. En cuarto lugar, se revisan principios relacionados con diversas metodologías contemporáneas, junto con un mapeo de modelos existentes. También se reconocen algunas tensiones entre los distintos enfoques de multiplicación, y se propone una forma de avanzar. El documento concluye con un llamado práctico y accesible a colaborar en la saturación de las naciones con comunidades de fe reproductoras que vivan y sirvan como señales del evangelio de Jesucristo y del Reino de Dios.

Diversos movimientos y organizaciones describen la saturación de las naciones en las siguientes cuatro maneras.

‘Yo edificaré mi Iglesia’ – Jesús

Definición de Saturación

El significado científico de la palabra «saturación» es “el estado o proceso que ocurre cuando no se puede absorber, combinar o añadir más de algo”. Algunas organizaciones misioneras aplican esta definición a la plantación de iglesias, estableciendo como meta que haya suficientes comunidades de fe en una nación, de manera que cada persona esté al alcance del impacto y la influencia de un cuerpo local de creyentes que proclamen el evangelio y encarnen el amor de Cristo en su comunidad. Algunas definiciones tradicionales afirman que un país está alcanzado cuando al menos el dos por ciento de su población se convierte al cristianismo. Sin embargo, la plantación de iglesias por saturación va más allá de esa meta. Su visión es movilizar a todo el cuerpo de Cristo en un país para participar con Dios en la multiplicación de discípulos e iglesias en cada contexto particular dentro de la nación.

Ejemplo: La Alianza Global para la Multiplicación de Iglesias (GACX), que cuenta con más de cien organizaciones miembros, está comprometida con esta visión: “una iglesia saludable, multiplicadora y sostenible por cada 1,000 personas en la tierra”.

Cada persona y cada lugar

Una definición alternativa se centra en la necesidad de alcanzar a todas las personas que viven en cada lugar. Enfocar la plantación de iglesias por saturación desde esta perspectiva resalta que una nación o ciudad puede albergar muchos grupos diferentes, y alcanzar a uno de ellos no significa que el trabajo esté completo en ese país o ciudad. Dentro de una misma área geográfica, diversos factores definen a los grupos de personas. Estos pueden distinguirse por características sociales, culturales, lingüísticas, económicas, étnicas, raciales, entre otras. Todas estas realidades deben ser consideradas al diseñar una estrategia sólida para la plantación de iglesias por saturación. Asimismo, cada lugar dentro de una nación debe contar con un cuerpo de creyentes reproductor que encarne el amor de Cristo en ese contexto específico.

Ejemplos: La Coalition of the Willing agrupa a muchas organizaciones bajo su cobertura y utiliza este tipo de lenguaje en relación con la plantación de iglesias por saturación. Esta coalición se describe a sí misma como “un esfuerzo coordinado de ministerios dispuestos que comparten datos estratégicos sobre la presencia cristiana e iglesias, con el propósito de plantar una iglesia para cada persona y en cada lugar”. El Movimiento de Lausana también emplea este lenguaje en uno de sus cuatro pilares: “Visualizamos y trabajamos por un mundo en el que haya iglesias formadoras de discípulos para cada persona y lugar”.

Cada espacio geográfico, étnico y cultural

La fortaleza de este enfoque para describir la plantación de iglesias por saturación radica en su atención a tres aspectos clave de una población dentro de una nación: su ubicación geográfica, su composición étnica (que a menudo incluye diferencias lingüísticas) y los espacios culturales donde la iglesia busca influir con las buenas nuevas del evangelio. Este último aspecto es especialmente importante, ya que recuerda a quienes están involucrados en la misión que incluso dentro de un área definida o una cultura étnica reconocida pueden existir diferencias culturales significativas. Por ejemplo, las ocupaciones o profesiones pueden constituir subdivisiones culturales dentro de un mismo grupo étnico. Una estrategia efectiva de plantación de iglesias por saturación debe procurar no pasar por alto ni excluir a pequeños grupos dentro del movimiento.

Ejemplos: El movimiento europeo de plantación de iglesias NC2P (National Church Planting Processes) desafía a la iglesia en Europa a implementar “un proceso nacional de plantación de iglesias que trabaje hacia una realidad en la que la mayoría del cuerpo de Cristo coopere entre sí con el propósito de ver iglesias multiplicadas en todos los espacios geográficos, étnicos y culturales de la nación”. Una visión similar la comparte la Red Global de Plantación de Iglesias (GCPN), que visualiza “comunidades de discípulos de Jesús en crecimiento y obediencia con fácil acceso para todos en la tierra: lingüística, étnica, geográfica y socialmente”.

Discipular a Toda una Nación (DAWN)

Este lenguaje se refiere a un concepto y también a una organización que gestionó este desafío para la iglesia evangélica mundial. Con el objetivo de cumplir la Gran Comisión, Jim Montgomery y otros líderes de DAWN promovieron una estrategia de plantación de iglesias por saturación en las décadas de 1980 y 1990 para inundar una nación con el evangelio y con iglesias que multiplicaran sus discípulos. DAWN, como organización, se disolvió hace varias décadas, pero el concepto perdura en diferentes expresiones. Esta estrategia integra las otras formas mencionadas anteriormente para describir la saturación. Montgomery señaló en su ya clásico libro: ‘DAWN ha puesto especial énfasis en la idea de movilizar a todo el cuerpo de Cristo para hacer discípulos de todos los grupos étnicos dentro de las fronteras de un país […] para que haya una congregación que testifique en cada pueblo y barrio urbano para cada grupo étnico, lingüístico y social, para cada clase, tipo y condición humana del país’.1

Ejemplo: Montgomery escribió que el Comité de Evangelismo de Ghana, alineado con el movimiento DAWN, ‘concluyó […] que la Gran Comisión podría cumplirse más directamente en su territorio cuando hubiera: (1) ‘una célula activa y testificante de creyentes en cada pueblo, ciudad, barrio urbano y comunidad étnica del país’; (2) ‘una iglesia para cada grupo geográfico de 300 a 1000 personas’; y (3) ‘una iglesia viable al alcance geográfico y sociocultural de todos’.

Cada una de estas maneras de conceptualizar la plantación de iglesias por saturación aporta elementos importantes al debate. Algunos enfoques utilizan estrategias nacionales que se consideran de arriba hacia abajo. Otros enfoques funcionan a nivel de base y se consideran estrategias de abajo hacia arriba. En ambos casos, el objetivo es seguir la idea básica presentada anteriormente y todos son necesarios para participar en la tarea. El proceso es la esencia misma del Movimiento de Lausana, como se refleja en su visión cuádruple:

  • El evangelio para cada persona
  • Iglesias que hacen discípulos para cada pueblo y lugar
  • Líderes semejantes a Cristo para cada iglesia y sector
  • Impacto del Reino en todos los ámbitos de la sociedad

La Red de Temas de Plantación de Iglesias colabora con varias redes, entre ellas: GACX, Visión 5:9, GCPN, 24:14, Coalición de los Dispuestos y otras. Deseamos promover movimientos efectivos de plantación de iglesias en todos los países mediante expresiones nacionales de plantación de iglesias para desarrollar visiones colaborativas y estrategias compartidas. Reafirmamos el reto del Compromiso de Ciudad del Cabo: «[…] cuando vivimos en unidad y trabajamos en colaboración, demostramos el poder sobrenatural y contracultural de la cruz. Pero cuando demostramos nuestra desunión al no colaborar, degradamos nuestra misión y mensaje, y negamos el poder de la cruz»2. Este documento continúa la conversación entre todos aquellos interesados ​​en colaborar y participar en la misión de Dios en el mundo mediante la plantación de iglesias por saturación, ya sea mediante métodos tradicionales, movimientos de discipulado o movimientos de plantación de iglesias.

Fundamentos Bíblicos y Misiológicos de la Saturación en Plantación de Iglesias

La Biblia proporciona a la humanidad una narrativa para comprender la verdadera historia del mundo entero. Esta historia, en primer lugar, comienza con el Dios Trino como un «Dios creador» que formó los cielos y la tierra y todos los seres vivos que habitan en ella. El acto culminante de Dios en la creación fue dar existencia a los seres humanos, quienes recibieron la responsabilidad sobre toda la creación de «fructificar y multiplicarse» y «sojuzgar la tierra y dominar» (Génesis 1:28).

Pero esta posición privilegiada en el orden creado se perdió debido a la caída en pecado de los seres humanos en su desobediencia a Dios. Sin embargo, el Dios Trino prometió enviar un redentor. Por lo tanto, en segundo lugar, el Dios Trino es un «Dios redentor» que logró la redención al enviar a su propio Hijo, Jesucristo, para pagar la pena por el pecado en nombre de todos los seres humanos (Mateo 20:28).

Dios comunicó esta redención al mundo a través de un pueblo especial: Israel en el Antiguo Testamento y la iglesia en el Nuevo Testamento (Mt. 28:18-20). Por lo tanto, la misión está arraigada en la naturaleza misma de Dios, lo que significa que, en tercer lugar, el Dios Trino es un ‘Dios misionero’. La misión de Dios (la missio Dei) se lleva a cabo en el mundo a través del Espíritu Santo como agente principal de la misión. Sin embargo, el Espíritu normalmente obra a través de seres humanos y de la acción humana. Durante los últimos 2000 años, esto ha implicado la plantación de iglesias, el inicio de nuevas congregaciones.

La plantación de iglesias es plenamente coherente con la missio Dei y es el resultado natural de la búsqueda de la iglesia de participar más plenamente en la misión de Dios. Esta sección presenta lo que hoy se conoce como plantación de iglesias por saturación (SCP), un enfoque íntegramente bíblico para compartir las buenas nuevas del Evangelio en todo el mundo. En términos generales, el enfoque del SCP encuentra respaldo en la comprensión de que el deseo y la misión de Dios es hacer discípulos de todos los pueblos para crear a través de Su Espíritu un pueblo de Dios de cada tribu, lengua y nación.

Motivaciones para la Plantación de Iglesias por Saturación3

En última instancia, la motivación bíblica para saturar un área con iglesias saludables “reside en la misión amorosa, compasiva y comprensiva del Dios Trino” (missio Dei). El Dios Trino desea que todas las personas lleguen a ser discípulos de Jesucristo y miembros responsables del cuerpo de Cristo dentro de una iglesia local.

La Biblia describe a estas congregaciones como testigos y participantes del Reino de Dios, un Reino que ya está presente, aunque aún no se ha manifestado en su plenitud. Por lo tanto, el fundamento y el impulso para la plantación de iglesias surgen de la propia naturaleza y voluntad de Dios. Esta sección presenta cinco motivaciones bíblicas que responden a la pregunta: ¿Por qué los creyentes cristianos en todo el mundo deberían comprometerse activamente con la multiplicación de nuevas y sólidas congregaciones locales?

Dios el Padre busca y encuentra a los perdidos

Toda actividad relacionada con la participación en la misión de Dios, incluyendo la plantación de iglesias, proviene y fluye de la voluntad de Dios. El Dios Trino amó tanto al mundo que ‘dio a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna’ (Juan 3:16). El Dios de la Biblia participa íntima y activamente en la redención de su creación tras su caída en el pecado. Dios lleva a cabo la obra de redimir, preservar y sustentar la creación a través de su Hijo, Jesucristo.

Dios creó a los seres humanos en el mundo a su imagen (Génesis 1:26-27). Todas las personas que nacen son creadas a esta misma imagen4. Dios tenía grandes propósitos para la humanidad; sin embargo, desde que el pecado entró en el mundo, los seres humanos han rechazado a Dios y están separados de Él debido a su pecado. Pero Dios no abandona a los seres humanos a su suerte. La historia que presenta la Biblia es la del Dios Trino que toma la iniciativa para traer la salvación a las personas y, en última instancia, al mundo. Incluso después del pecado de Adán y Eva, Dios los buscó en el jardín (Génesis 3:8-9). Salvó a Noé y a su familia del juicio (Génesis 6-9). Desde Adán y Noé hasta Abraham, Moisés y David, Dios revela en sus promesas de pacto un camino de salvación a través de aquel que Él enviaría al mundo. El propósito y las actividades del Padre de buscar, encontrar y salvar a los seres humanos se repiten a lo largo de las Escrituras.

Este propósito y estas actividades emanan del carácter de Dios como un Dios amoroso y misericordioso, incluso cuando juzga el pecado. Las Escrituras revelan continuamente la naturaleza de Dios. Cuando Moisés se encontró en la presencia de Dios después de ser liberado de la esclavitud en Egipto, Dios se le reveló como ‘El Señor, el Señor, Dios compasivo y clemente, lento para la ira, grande en amor y fidelidad, que mantiene su amor a millares y que perdona la iniquidad, la rebelión y el pecado’. Esta descripción de la existencia de Dios se repite numerosas veces en la Biblia5. En Isaías y Lucas, encontramos que esta descripción del carácter de Dios se fusiona con su misión.6

La preocupación de Dios por las naciones se ve claramente en Isaías 6, donde el profeta recibe un llamado misionero. El Dios de amor y misericordia clama: «¿A quién enviaré? ¿Y quién irá por nosotros?» (Isaías 6:8). El llamado de Isaías se centra en el deseo misionero de Dios de enviar a su mensajero a Israel y a todas las naciones. Isaías declara:

Esto dice Dios el Señor, el Creador de los cielos […]: «Yo, el Señor, te he llamado en justicia; te tomaré de la mano. Te guardaré y te haré pacto para el pueblo y luz para las naciones, para abrir los ojos de los ciegos, para librar de la cárcel a los cautivos y de la cárcel a los que moran en tinieblas» (Isaías 42:5-7).7

Las enseñanzas de Jesús estaban imbuidas de esta misión: «[…]El Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido» (Lucas 19:10). Jesús expresó la naturaleza global del amor de Dios en su declaración a Nicodemo: «Porque de tal manera amó Dios al mundo» (Juan 3:16). En la parábola del gran banquete, Dios, representado como el anfitrión de la cena, envía a su siervo diciendo: «Ve pronto por las calles y callejones de la ciudad y trae a los pobres, los lisiados, los ciegos y los cojos […] Ve por los caminos y los senderos y fuérzalos a entrar, para que se llene mi casa» (Lucas 14:15-24; Mateo 22:1).

Se podrían presentar muchos más ejemplos aquí como evidencia del amor y la preocupación de Dios por todos los pueblos del mundo a lo largo del Antiguo y el Nuevo Testamento. En cuanto a la multiplicación de iglesias saludables, esta primera verdad sugiere que trabajemos para que cada ser humano llegue a conocer a su Creador. La base fundamental para multiplicar iglesias nuevas y saludables reside en la naturaleza misma de Dios. Él es un Dios amoroso y misericordioso que se revela a los seres humanos y desea establecer una relación de pacto con ellos. Por ello, multiplicar iglesias no es una actividad opcional. Al contrario, forma parte de la naturaleza esencial de nuestra fe.

El amor de Cristo nos impulsa

La manera en que Dios muestra amor y misericordia al buscar y salvar a los perdidos representa el fundamento de la misión de Jesucristo. Esto se traduce en el envío del Espíritu Santo por parte de Jesús y su llamado a la iglesia para anunciar la buena nueva del reino de Dios a todo el mundo. Para los seguidores de Jesús, su misión es una segunda motivación principal para multiplicar iglesias nuevas y saludables.

La encarnación misma es el acto supremo de envío del Padre, ya que Jesús lleva en sí la iniciativa divina de buscar a los perdidos; por eso fue enviado (Lucas 19:10). El amor de Dios por nosotros no es mera teoría ni especulación. Dios, por su gran amor, ‘dio a su Hijo unigénito’ (Juan 3:16). Dios se hizo hombre y tomó forma humana (Juan 1:11-14; Filipenses 2:6-8).

Al igual que con Jesús y sus discípulos, ‘el amor de Cristo nos constriñe’ (2 Corintios 5:14) a hacer visible el amor de Dios a través de nuestras interacciones con todas las personas. Somos ‘embajadores’ de Cristo que imploran a las personas que se ‘reconcilien con Dios’ (2 Corintios 5:19-21). Así como Dios se hizo carne para morar entre la humanidad, los discípulos de Cristo también forman parte de diversas comunidades, pueblos y ciudades. Por ello, multiplicar iglesias nuevas y saludables garantiza que la buena nueva nazca y crezca en lugares concretos, culturas particulares y entre un pueblo específico. Nuevas congregaciones nacen a medida que las personas se convierten en discípulos de Jesucristo. Buscamos multiplicar iglesias saludables porque, como Jesús, amamos a las personas de manera concreta y encarnada, no solo en teoría. Multiplicamos iglesias en todo lugar, estableciendo iglesias entre los nuevos creyentes, porque en su amor Dios ‘quiere que todos los hombres se salven y vengan al conocimiento de la verdad’ (1 Timoteo 2:4).

El amor de Cristo también nos impulsa porque el Señor nos llama a ser participantes activos en su misión. Jesús envió inicialmente a los 12 durante su ministerio terrenal, y luego a los 72, para proclamar y dar testimonio de la presencia del reino de Dios en el mundo (Lucas 9-10). Después de su resurrección, Jesús comisionó a sus seguidores a hacer discípulos de todas las naciones.8 Jesús fue enviado por el Padre para buscar y salvar a los que estaban perdidos, y luego transfirió esta tarea misionera a sus discípulos: ‘Como el Padre me envió, yo los envío a ustedes’ (Juan 20:21). La misión y el ministerio de Jesús son la base del llamado y el compromiso de los seguidores de Cristo para poner en acción en y a través de las congregaciones locales la misión y el ministerio de Jesús en el mundo. Nuestro llamado es hacer discípulos: discípulos que sigan la misión de Cristo de hacer otros discípulos. La multiplicación de iglesias saludables es el resultado a medida que nuevos grupos de personas vienen a seguir a Jesús y también participan en la misión de Cristo.

El Espíritu Santo ha sido enviado al mundo para habitar en la Iglesia y edificarla

Es fundamental recordar que la obra de plantar iglesias pertenece al Espíritu, quien obra en y a través del pueblo de Dios. Un aspecto importante de esta verdad es que el Espíritu Santo fue dado a todo el pueblo de Dios que obra en todas partes. Dios Padre y su Hijo, Jesucristo, enviaron conjuntamente el Espíritu Santo con el deseo de que todos se salvaran. Jesús prometió a sus discípulos que enviaría el Espíritu y que, con su venida, los discípulos darían testimonio de Cristo por todo el mundo (Juan 15:26-27; Hechos 1:8). En Hechos 2, vemos cómo el Espíritu Santo se derramaba sobre los discípulos en presencia de personas de diversas culturas y naciones. Al explicar el acontecimiento, Pedro relata las palabras del profeta Joel: ‘En los últimos días —dice Dios—, derramaré mi Espíritu sobre toda la humanidad’ (Hechos 2:17).

En Hechos 2:9-11, Lucas menciona quince lugares de origen entre quienes escucharon ese primer sermón en su propio idioma. Muchas de estas personas creyeron posteriormente y fueron llenas del Espíritu (Hechos 2:38-41). El resto del libro de los Hechos registra la propagación del evangelio a la diáspora judía, los samaritanos y los gentiles, cada uno con la evidencia del derramamiento del Espíritu Santo sobre estos nuevos y diversos creyentes (Hechos 8:14-17; 10:44-48; 11:15-18; 19:5-6). De Hechos se desprende claramente que una base para multiplicar iglesias en todo lugar es que Dios desea transformar la vida de todas las personas. Para que participemos en este objetivo, el Espíritu Santo usa seguidores de Cristo de iglesias locales en todas partes para multiplicar iglesias nuevas y saludables.

Este proceso es la norma del Nuevo Testamento. Los cristianos a menudo minimizan el papel del Espíritu porque se centran en la acción humana como algo primordial. Sin embargo, es la acción del Espíritu la que predomina al usar agentes humanos como instrumentos. Esta práctica es evidente en todo el Nuevo Testamento. Vemos esto de manera notable en Hechos 13, cuando la iglesia de Antioquía escucha el llamado del Espíritu Santo: «Apartadme a Bernabé y a Saulo para la obra a la que los he llamado» (Hechos 13:2). El resto del libro relata cómo el Espíritu Santo usó a Pablo, Bernabé y a muchos otros para multiplicar iglesias nuevas y saludables en algunos de los mismos lugares que Lucas menciona en Hechos 2.

También encontramos en el NT que el Espíritu Santo otorga dones a los creyentes para el desarrollo y la madurez de los miembros de la iglesia, de modo que puedan participar en la obra del ministerio (véase Romanos 12; 1 Corintios 12; Efesios 4; 1 Pedro 4:10-11). En Efesios 4:12, Pablo afirma que estos dones fueron dados ‘a fin de capacitar a su pueblo para la obra del servicio, para la edificación del cuerpo de Cristo’. Este don del Espíritu forma parte de la naturaleza misionera de la iglesia y refleja la realidad del Dios trino como Dios misionero. Las iglesias sanas tienen el privilegio de participar en la misión de Jesucristo mediante el poder del Espíritu Santo como «testigos en Jerusalén, en toda Judea y Samaria, y hasta los confines de la tierra» (Hechos 1:8). Esta actividad misionera, mediante la presencia y el poder del Espíritu Santo, da como resultado iglesias sanas que multiplicarán otras nuevas iglesias sanas.

Las congregaciones locales dan testimonio y encarnan la presencia del Reino de Dios

Las congregaciones locales que sirven como pueblo misionero de Dios son instrumentos del reino de Dios. Sirven como señales del reino, y a través de ellas, la presencia del reino se da a conocer en el contexto local.9 Un aspecto natural y esencial de una iglesia local misionera por naturaleza y que da testimonio del reino de Dios es que se reproduzca plantando nuevas congregaciones.10

Dios creó y escogió a Israel como una nación especial en el Antiguo Testamento, donde se les llamó el ‘pueblo de Dios’ (Deuteronomio 10:15). Este nombre trajo consigo la promesa y la responsabilidad de ser un instrumento para el bien de todas las naciones.11 La venida de Jesús al mundo cumplió la promesa de Dios de ser aquel por quien todos los pueblos serían bendecidos. La elección de la iglesia como el nuevo Israel bajo el nuevo pacto conlleva la misión de ser luz para los gentiles y sacerdocio para todas las naciones (1 Pedro 2:9). Una congregación con espíritu misionero lleva ese llamado por naturaleza. Mientras Jesús continúa estableciendo el reino/todavía no establecido, la iglesia local busca implementar el reino y dar testimonio de él en cada lugar. Multiplicar las iglesias se convierte en una parte importante de la implementación de ese reino, y la plantación de iglesias por saturación es una estrategia viable para ayudar a las personas a realizar el reino de Dios en todo lugar.

Sin embargo, es importante comprender que la iglesia no es el reino. La iglesia local representa y da testimonio del reino, pero el reino de Dios en sí es mucho más profundo y amplio que la iglesia. Ambos se relacionan a través de la persona de Jesucristo, quien es tanto el Rey del reino como la Cabeza de la iglesia. Mediante la fe, los creyentes participan plenamente en el testimonio de la presencia del reino de Dios en su contexto.

La presencia del reino de Dios fue inaugurada por Jesús y sigue estando presente a medida que la iglesia da testimonio de él, aunque aún no se ha consumado plenamente. La iglesia es la comunidad misionera de los discípulos del Rey que creen y proclaman la buena nueva del reino, que ya ha llegado y que aún está por venir. Por lo tanto, las iglesias locales saludables representan el reino de Dios presente y venidero dondequiera que se encuentren. La iglesia local no es un fin en sí misma, sino una señal, un instrumento y un anticipo del reino de Dios a medida que se anuncia la buena nueva del reino de Dios en Cristo. La multiplicación de nuevas iglesias es uno de los principales resultados de este anuncio.

Las congregaciones locales están llamadas a dar testimonio del reinado del Rey Jesús y a participar en la manifestación de su presencia y poder en sus contextos locales. Estos actos forman parte de la proclamación del reino de Cristo. El reino llega cuando hombres y mujeres conocen a Cristo, cuando se afrontan las injusticias y cuando se ministra a los más pequeños (Mt. 25:45). Como cuerpo de Cristo, la iglesia es la presencia física de Dios en este mundo para su bendición y transformación (Ro. 12; 1 Co. 12; Ef. 4; 1 P. 2 y 4). Las organizaciones misioneras también deben considerar su colaboración como un esfuerzo para señalar el reino de Dios, colaborando entre sí en su esfuerzo por unirse a la labor de las iglesias locales. Wonsuk Ma y Julie C. Ma señalan que ‘la verdadera colaboración debe estar orientada al reino para que nuestras diferencias humanas puedan superarse. La agenda de Dios prevalecerá sobre las agendas organizacionales’.12

Multiplicar nuevas iglesias trae gloria a Dios

El objetivo final de nuestra labor misionera es la gloria de Dios, y el objetivo penúltimo —la multiplicación de iglesias saludables— es un aspecto clave para alcanzar ese propósito. Dios ha escogido a las congregaciones locales como su instrumento principal para llevar a cabo su misión en el mundo. Para cumplir con el propósito supremo de glorificar a Dios, es de suma importancia que las iglesias se involucren en la plantación de miles de nuevas congregaciones misioneras en todo el mundo.

¿Por qué multiplicar nuevas iglesias saludables? Esta quinta razón resume y culmina todas las anteriores: multiplicar nuevas iglesias glorifica a Dios. Nuestro primer y último propósito es darle gloria. Todo lo que hacemos en la vida y en el ministerio debe contribuir a ese fin. Mientras las iglesias y los creyentes se preparan para participar en la misión de Dios, deben considerar especialmente la misión de multiplicar iglesias. La motivación detrás de todo lo que hacemos es agradar a Dios y glorificarlo (2 Corintios 5:9). El propósito de Dios para su creación es su gloria. Esto es cierto para toda la creación, para todas las personas y para todos los redimidos (Apocalipsis 4:11; Isaías 43:7; Jeremías 13:11). Todo tiene su origen y propósito en Dios (Romanos 11:36).

Esto también significa que el propósito de toda misión y ministerio es la gloria de Dios, como lo aclaran las Escrituras. Pablo modeló este propósito en su propio ministerio de plantación de iglesias (2 Corintios 4:15). Jesús mismo declaró que su propósito era glorificar al Padre. Este fue el propósito de su ministerio terrenal (Juan 7:18; 17:4). Este fue el propósito de su encarnación, muerte y resurrección (Filipenses 2:5-11; Juan 13:31-32). El propósito mismo del evangelio, y de la salvación misma, es glorificar a Dios (Efesios 1:3-6, 12, 14).

Cuando abrazamos este propósito, entendemos que ayudar a plantar iglesias nuevas y saludables no es para la gloria de una denominación ni de una organización misionera. No es para la gloria de un pastor ni de un evangelista. No es para la gloria de la iglesia madre. Nuestra motivación fundamental para multiplicar iglesias nuevas y saludables siempre debe ser un profundo deseo de dar gloria a Dios.

El propósito de multiplicar iglesias sanas, y por ende, de la estrategia de plantación de iglesias por saturación, es la gloria de Dios. Durante los últimos cinco siglos, esta perspectiva de la gloria de Dios ha sido la base fundamental de la labor misionera entre las iglesias evangélicas. En su expresión más simple, la motivación para la expansión de la iglesia se derivó de este objetivo visionario: Dios quiere que hombres y mujeres se conviertan en seguidores de Cristo, miembros responsables de la iglesia y agentes de la transformación de sus contextos, para la gloria de Dios.13

Implementando la Plantación de Iglesias por Saturación

Los cinco propósitos mencionados anteriormente ofrecen un panorama general de la motivación para multiplicar iglesias saludables, con el propósito final de glorificar a Dios. Multiplicar iglesias tiene una sólida base y motivación bíblica. Pero ¿qué hay de la estrategia específica de plantación de iglesias por saturación? ¿Existe una perspectiva y un respaldo bíblicos adicionales para este enfoque? La respuesta es ‘sí’. Todo lo que se aplica a la multiplicación de iglesias también se aplica a la multiplicación de iglesias en todo lugar. Dos consideraciones adicionales brindan un apoyo útil y una base bíblica para seguir esta estrategia.

La práctica de los apóstoles

Jesús llama a sus discípulos a sí en los relatos evangélicos diciendo: ‘Síganme’. Los relatos más comunes de este llamado eran para que se convirtieran en ‘pescadores de hombres’ (Mc 1:16-20; Mt 4:18-22; Lc 5:11). Sin embargo, este llamado a seguir a Jesús implicaba no solo dejar que Él fuera su maestro, sino también seguir su ejemplo y obra. ‘Síganme’ es, por lo tanto, un llamado a seguir a Jesús como aprendiz, como alguien que aprenderá y realizará la misma obra que Él14. Un aspecto clave de ese ministerio es ‘proclamar el evangelio del reino’ (Mt 4:23; cf. Mc 1:38). Jesús pretendía que este ministerio de convertirse en pescadores de personas se transmitiera a sus discípulos y, a través de ellos, a los discípulos de ellos.15

Los sinópticos registran un llamado similar de Jesús a Leví/Mateo en otro conjunto de pasajes (Marcos 2:13-17; Mateo 9:9-13; Lucas 5:27-32). En los tres relatos sinópticos, Jesús extiende su llamado en forma de un mandato ofrecido a modo de invitación: ‘Sígueme’ (cf. el llamado de Felipe en Juan 1:43). Nuevamente, este llamado no implica simplemente estar con Jesús y aprender de él, sino también unirse a su misión. El mandato de ‘sígueme’ al unirse a Jesús en su misión es una expectativa para todos los aspirantes a discípulos de Jesucristo.

Lucas registra, al enviar a los discípulos en su primera misión, que recorrieron este territorio geográfico visitando las ciudades y aldeas (Lucas 9:4-6) de la región. Si bien esta primera asignación fue para el pueblo judío, ningún lugar debía ser excluido dentro de cada región. Los discípulos debían llevar el mensaje «a todas partes» (9:9). En el capítulo siguiente, como señala Lucas, Jesús envía a los discípulos por delante a «toda ciudad y lugar» (Lucas 10:1) adonde iría. El mensaje acerca del reino de Dios debía difundirse ampliamente a todas las comunidades de la zona16. Así, dentro del territorio que se les asignó, Jesús los envía con una misión diseñada para saturar toda la región con el mensaje de las buenas nuevas del evangelio.

También vemos una descripción de la misión de los discípulos a Judea y Samaria en los primeros capítulos de Hechos. La evidencia extrabíblica revela una misión más amplia a los confines del mundo después de lo registrado en Hechos 1-1217. Los discípulos aprovechan toda oportunidad para predicar el evangelio. Predican en el templo (Hechos 2:46; 3:11; 5:20-21, 42; cf. 5:12), en los hogares (Hechos 2:46; 5:42; 10:27), y ante el concilio judío (5:27-32), en Jerusalén y también en las aldeas y ciudades circundantes de Judea, Galilea y Samaria (8:25; 9:31-32). Como resultado de esta abundante siembra del evangelio, la zona se satura con el mensaje del evangelio. El número de discípulos cristianos sigue creciendo (Hechos 2:47; 4:4; 5:14; 6:7; 9:31, 35, 42). La persecución descrita en Hechos 8 aceleró la propagación del mensaje del evangelio al dispersar a los discípulos de Jesús. Esto multiplicó la influencia de la iglesia de Jerusalén y la continua propagación del evangelio a todas las regiones circundantes. En el capítulo 9 de Hechos, Lucas se refiere a «la iglesia por toda Judea, Galilea y Samaria» (Hechos 9:31).

La misión de Pablo también tuvo una visión integral. Se ha escrito mucho sobre sus métodos misioneros. Herbert Kane ha observado en los textos bíblicos que Pablo trabajó principalmente en cuatro provincias: Galacia, Asia, Macedonia y Acaya18. Roland Allen señaló que esto demostraba la visión más amplia de Pablo, que iba más allá de lo que él personalmente podía lograr19. Pablo mismo se centraría en ciudades selectas que le ayudarían a alcanzar su objetivo de difundir rápidamente el evangelio al mundo, saturarlo con el evangelio y fundar nuevas iglesias. David Bosch resume la estrategia de Pablo de esta manera:

Elige ciudades con un carácter representativo. En cada una de ellas, sienta las bases de una comunidad cristiana, con la clara esperanza de que, desde estos centros estratégicos, el evangelio se extienda a las zonas rurales y a los pueblos circundantes.20

Pablo utilizó estas ciudades estratégicas como trampolines para saturar las comunidades circundantes con el mensaje del evangelio. Tras dos años de centrar su obra en la ciudad de Éfeso, Lucas señala que «todos los habitantes de Asia, tanto judíos como griegos, oyeron la palabra del Señor» (Hechos 19:10). Como observa Kane: ‘Estableció iglesias misioneras en los principales centros de población, y estas, a su vez, se dedicaron a la evangelización de saturación en sus propias zonas’.21

La misión particular de Pablo centró su trabajo en las cuatro provincias principales, con la fundación de iglesias en ciudades selectas. Esta labor se enmarcaba en la visión más amplia de Pablo de saturar el mundo con el evangelio, una misión que implicaría la obra del Espíritu Santo mediante el envío de otros y la multiplicación de nuevas iglesias por parte de las iglesias establecidas. En Romanos 15:14-33, Pablo habla de sus objetivos geográficos específicos y de su deseo de llevar el evangelio a España, pues su deseo era predicarlo donde aún no se había anunciado. Su evaluación fue que había cumplido la predicación del evangelio ‘desde Jerusalén y por todos los alrededores hasta Ilírico’, lo que ilustraba su deseo de que se establecieran iglesias en todo lugar.

La naturaleza universal de la visión bíblica

Este espacio no permite una visión completa de la naturaleza global de la visión del Antiguo Testamento, por lo que bastan unos pocos ejemplos. El alcance de la visión de Dios se puede ver en Génesis 12, donde Dios llama a Abram y le da la promesa de que, a través de su descendencia, ‘serán benditas todas las familias de la tierra’ (Gén 12:3; Gén 22:18; 26:4; Gálatas 3:8). Como hemos visto, el propósito final de nuestra misión es glorificar a Dios. En la visión de Isaías, él vio el envío de seres angelicales que proclamaban que «toda la tierra está llena de su gloria». Isaías y los demás profetas presentaron esta visión como el resultado de los propósitos del Señor en la tierra (Isaías 11:9; Hab 2:14; Zac 14:8-9). El salmista también previó el día en que ‘Todas las naciones que has creado vendrán y adorarán delante de ti, oh Señor, y glorificarán tu nombre’ (Salmo 86:9; Salmo 22:27; 72:19).

La comisión de Jesús a sus discípulos refleja esta visión bíblica. Tras su resurrección, Jesús les encargó que continuaran predicando el evangelio y anunciando la presencia del reino. Tanto los Evangelios como el libro de los Hechos contienen declaraciones de Jesús a sus seguidores. De estos pasajes, ninguno se cita con más frecuencia entre los cristianos que el llamado texto de la «Gran Comisión» en Mateo 28:18-20. Este pasaje comienza con el mandato de «id y haced discípulos». Es significativo que el pasaje utilice «hacer discípulos» como verbo principal en lugar de «predicar el evangelio». Los participios que siguen, «bautizar» y «enseñar», indican que Jesús tenía en mente algo más que simplemente predicar el evangelio. El papel de los discípulos consiste en formar nuevos discípulos que luego sean bautizados en la iglesia y capacitados para obedecer las enseñanzas de la Palabra de Dios. Este debía ser un proceso continuo en el que cada vez más personas se convirtieran en discípulos de Jesucristo. Esta comisión en sí misma es integral22. El alcance de la misión es para todas las naciones (panta ta ethne). El evangelio debe llegar a todos los pueblos de todo lugar.

La culminación de esta visión aparece en Apocalipsis cuando la congregación se reúne alrededor del trono de Jesucristo en la nueva Jerusalén. La visión de Juan presenta la imagen de que este Dios de amor reunirá a personas de toda tribu, lengua, pueblo y nación como un solo pueblo de Dios (Apocalipsis 5:9; 7:9; 15:4; 21:24; 22:1-2). Juntos habitarán la ciudad santa, iluminados por la gloria de Dios, ‘en cuya luz andarán las naciones, y los reyes de la tierra traerán su gloria a ella’ (Apocalipsis 19:24). El árbol de la vida está en esta ciudad, cuyas hojas son ‘para la sanidad de las naciones’ (Apocalipsis 22:2). La visión eterna incluye participantes de todos los pueblos de la tierra. Nuestro enfoque principal es representar, señalar, preparar el camino e invitar a otros a participar en esta visión, multiplicando iglesias nuevas y saludables en todo lugar para la gloria de Dios.

Bosquejo histórico de la plantación de iglesias por saturación (SCP)

La reconocida presentación de Ralph Winter en el Congreso de Lausana de 1974 resultó fundamental para el debate sobre misiones. Sus comentarios, que reflexionaban sobre las palabras de Mateo 28:19, ayudaron a moldear la visión de los líderes misioneros evangélicos para desarrollar una estrategia para los grupos étnicos. Como escribe Paul Eshleman:

Winter nos aclaró que las referencias bíblicas a las naciones en realidad se refieren a los ‘panta ta ethne’ o grupos étnicos. Él y otros comenzaron a hablar de la idea de ‘cierre’ misionológico entre estos grupos étnicos. Esto simplemente se refiere a la idea de culminar. Su idea era que la tarea misionera irreducible y esencial de hacer discípulos en cada grupo étnico era una tarea completable. De hecho, era una de las pocas tareas encomendadas al pueblo de Dios que tiene una dimensión completable.23

Unos años antes, Jim Montgomery, fundador del movimiento DAWN (Disciple a Whole Nation), argumentó que discipular una nación, en un sentido geopolítico, era también una manera de alcanzar a todos los pueblos. Inspirado por cómo las iglesias en Filipinas elaboraron una estrategia nacional para alcanzar a su nación, desarrolló, con la ayuda de Donald McGavran, una estrategia para alcanzar a grupos étnicos mediante la saturación de toda una nación. Como Montgomery escribe posteriormente:

DAWN ha puesto especial énfasis en la idea de movilizar a todo el Cuerpo de Cristo para hacer discípulos de todos los grupos étnicos dentro de las fronteras de todo un país. Su preocupación es que haya una congregación que testifique en cada pueblo y barrio de la ciudad para cada grupo étnico, lingüístico y social, para cada clase, tipo y condición humana del país.24

Estos desarrollos, por supuesto, tuvieron lugar en el marco de décadas de reflexión misionológica y esfuerzos por movilizar a la iglesia global para la misión. Podemos comenzar esa historia con la trascendental Conferencia Misionera Mundial de 1910 en Edimburgo. Esta se centró en una convicción central de la comunidad misionera cristiana protestante de la época: «La evangelización del mundo en esta generación». La obligación y la urgencia de la evangelización mundial impulsaron muchos de los informes, debates y discursos de las comisiones en la conferencia. También se hizo un llamado a la unidad en los esfuerzos misioneros protestantes. En Edimburgo surgió la formación, en 1921, del Consejo Misionero Internacional (CMI), que tendría una influencia fundamental en la visión misionológica de los líderes misioneros protestantes durante las siguientes cuatro décadas del siglo XX. Se celebraban reuniones internacionales aproximadamente cada diez años, y dos de estas reuniones del CMI fueron especialmente influyentes.

El primero fue la reunión de Tambaram, India, en 1938, en la que se recuperó la centralidad de la iglesia en la misión y se desarrollaron varios elementos esenciales de una eclesiología misionera25. Como señalan Goheen y Sheridan, el informe de Tambaram enfatizó seis elementos cruciales de lo que hoy se denomina eclesiología misionera:

  1. La evangelización como una tarea divina inherente a la naturaleza misma de la iglesia;
  2. La necesidad de hacer un llamado audaz a evangelizar a los fieles de otras religiones;
  3. La importancia de nutrir la nueva vida de Cristo en la vida interior de la iglesia;
  4. La misión de la iglesia en las diversas esferas de la vida social;
  5. La importancia de la unidad de la iglesia para la misión; y
  6. La urgencia de completar la tarea inconclusa de la evangelización mundialEvangelism as a God-given task inherent in the very nature of the church;26

La segunda reunión formativa del CMI tuvo lugar en 1952 en Willingen, Alemania. Su contribución más importante a la teología de la misión fue el énfasis puesto en la centralidad de la misión del Dios Trino (missio Dei) para nuestro pensamiento y práctica misionera. Las palabras frecuentemente citadas que surgieron de esta conferencia fueron: ‘No hay participación en Cristo sin participación en su misión en el mundo. Aquello por lo que la Iglesia recibe su existencia es aquello por lo que también recibe su misión mundial. ‘Como el Padre me envió, así también yo os envío’. Otras contribuciones importantes de esta conferencia, como señalan Goheen y Sheridan, fueron: (a) un mayor desarrollo por parte de los participantes respecto a la centralidad de la congregación local en la misión; (b) un mayor desarrollo de la importancia de la unidad para la misión de la iglesia; y (c) el desarrollo de una comprensión y práctica holística e integral de la misión.27

Los evangélicos fueron parte integral del CMI a lo largo de las décadas de principios y mediados del siglo XX. Pero cuando se fusionó con el Consejo Mundial de Iglesias (CMI) en 1961, muchos evangélicos abandonaron el CMI preocupados por el liberalismo teológico del CMI. Sin embargo, la tradición misionera evangélica continuó durante los Congresos de Wheaton y Berlín, celebrados en 1966, que atrajeron a un gran número de practicantes y defensores de la misión. Estas dos reuniones culminaron en el momento decisivo de la reunión de Lausana en 1974.

Más de 2300 delegados de más de 150 países asistieron a la Primera Conferencia Internacional sobre Evangelización Mundial en Lausana. El Pacto de Lausana, redactado y firmado por los delegados asistentes, desempeñaría un papel fundamental en la definición y guía de la tradición misionera evangélica durante las siguientes cuatro décadas. También contribuyó a impulsar la urgencia y la pasión por la evangelización mundial, ya que Lausana dio origen a un creciente movimiento global que buscaba movilizar al pueblo de Dios para colaborar en la evangelización mundial.28 Dentro de esta tradición y en el contexto de esta historia, podemos comprender adecuadamente el surgimiento y desarrollo del SCP.

La investigación de Jim Montgomery sobre el crecimiento explosivo del Movimiento Cuadrangular en Filipinas condujo al surgimiento del SCP como una estrategia nacional intencionada para la plantación de iglesias. Definió y articuló siete principios que sentaron las bases para el futuro pensamiento de DAWN (Discipulando a Toda una Nación). Uno de estos principios era que un estudio cuidadoso de la dinámica del crecimiento de la iglesia en una zona podía orientar a la iglesia global para expandir su alcance en otras áreas. Otro principio era la necesidad de desarrollar sistemas que impulsaran la plantación de iglesias para completar la tarea de la evangelización mundial. En resumen, se creía crucial para completar la urgente tarea de la evangelización mundial emplear datos de investigación, métricas cuantificables y el desarrollo de sistemas estratégicos para impulsar la saturación de la plantación de iglesias en naciones enteras.

La combinación de la metodología de investigación de Montgomery con el trabajo de Donald McGavran proporcionó la justificación teológica necesaria para el SCP. Este fue un elemento necesario para impulsar a los líderes de la misión evangélica a la acción. Como sostiene Raphael Anzenberger, fue McGavran quien escribió una justificación teológica para DAWN:

Es necesario responder a la pregunta de si discipular a toda una nación es la voluntad de Dios. Para los cristianos es de suma importancia. A menos que discipular a toda una nación sea la voluntad de Dios, los cristianos no lo comenzarán. Si lo es, dedicarán su vida y recursos para completarlo. ¿Es discipular a toda una nación la voluntad de Dios? Esa es la consideración clave.29

Tras examinar tanto el Antiguo como el Nuevo Testamento, McGavran concluyó que ‘el discipulado de todos los pueblos que componen cada nación entera era claramente la voluntad de Dios según las Escrituras’.30 Como resultado, Montgomery desafió a la iglesia global a adoptar el SCP como el medio para ‘trabajar sistemáticamente hacia el cumplimiento del mandato de hacer discípulos de todas las naciones’.31 La urgencia y la pasión por la evangelización mundial y el cumplimiento de la Gran Comisión eran posibles si el pueblo de Dios podía unirse en torno a una visión y una estrategia compartidas para el SCP.

Montgomery argumentó que la adopción de SCP a escala nacional requeriría cambios importantes en la forma en que operaban muchos grupos evangélicos, como el desarrollo de métodos evangelísticos, la capacitación y el envío de laicos, y el aprendizaje de la colaboración entre agencias misioneras. Escribió::

Las agencias denominacionales y de servicio deben realizar investigaciones continuas a mayor escala, tanto a nivel regional como nacional, para descubrir grupos más amplios de pueblos y comunidades no alcanzados. Las denominaciones deben establecer metas desafiantes de plantación de iglesias, no solo en términos de su tamaño, sino también en cuanto a la tarea pendiente de saturar su área o país con iglesias. Luego, deben diseñar planes y asignar recursos suficientes para alcanzar sus metas.32

Montgomery ofreció un argumento crucial en su importante libro de 1989, DAWN 2000: 7 Millones de Iglesias por evangelizar. Este argumento consistía en que la estrategia DAWN de SCP puede funcionar en gran parte porque ‘divide el mundo en segmentos manejables, realiza la investigación necesaria, moviliza a todo el cuerpo de Cristo en torno a una meta apropiada para su segmento y distribuye el trabajo a estructuras eficaces ya existentes’.33 Como argumenta Anzenberger: ‘Con el Movimiento de Iniciativa Nacional AD2000, el Proyecto Joshua y el Movimiento Beyond adoptando plenamente una estrategia similar a DAWN a finales de 1995, y con el respaldo de DAWN de las tres principales organizaciones evangélicas internacionales interesadas en la evangelización mundial, parecía que nada podría detener el movimiento’.34

Ministerios DAWN cerró sus puertas en 2008, pero algunos movimientos importantes en todo el mundo continuaron desarrollando el pensamiento SCP. Tres de ellos son Saturation Church Planting Global (SCPG), Christ Together (CT) y National Church Planting Processes (NC2P).

  • SCPG busca impulsar una red de iglesias de Antioquía en regiones de todo el mundo, centrándose específicamente en las naciones pivote: países con influencia geográfica en medio de un número significativo de naciones contiguas. Para alcanzar esta visión, SCPG busca fundar iglesias centradas en el evangelio que exhiban siete características de las iglesias de Antioquía y tengan la capacidad de llevar la visión de SCP a toda su región.35
  • CT, impulsado en 2011 por Jerry Gillis, busca unificar a la iglesia en una ciudad determinada para demostrar y comunicar constantemente el evangelio de Jesucristo a cada hombre, mujer y niño. Utiliza la estrategia de saturación del evangelio, animando a las iglesias a asumir la situación de perdición de un pueblo identificado en un lugar definido, trabajando juntos por un futuro donde cada hombre, mujer y niño tenga repetidas oportunidades de ver, escuchar y responder al evangelio.36
  • NC2P es el fruto de un grupo de líderes de plantación de iglesias de varias naciones europeas que se reúnen periódicamente para compartir las mejores prácticas en los procesos nacionales de plantación de iglesias en Europa y para encontrar mayores formas de colaborar con el propósito de ver iglesias multiplicadas en todos los espacios geográficos, étnicos y culturales de las naciones.

El enfoque y los frutos de estos tres movimientos variaron, pero juntos forjaron nuevas estrategias para la evangelización mundial y la movilización de las iglesias locales y los sistemas de plantación de iglesias. Como argumenta Anzenberger, podemos distinguir cuatro tendencias en la evangelización mundial que estas nuevas estrategias encarnaron; tendencias que ofrecen señales esperanzadoras y despiertan nuevas visiones para el futuro de la tarea de la evangelización mundial.

La primera tendencia es el cambio en los destinatarios a los que se dirige SCP: de alcanzar a grupos de personas no alcanzados a alcanzar a las ciudades. Lausana III, celebrada en Ciudad del Cabo en 2010, identificó acertadamente el próximo ‘desafío misionero’ que enfrenta la iglesia global: alcanzar las ciudades del mundo:

Las ciudades son cruciales para el futuro de la humanidad y para la misión mundial. La mitad del mundo vive actualmente en ciudades. En las ciudades se encuentran principalmente cuatro tipos de personas: (i) la próxima generación de jóvenes; (ii) los pueblos menos alcanzados que han emigrado; (iii) los forjadores de cultura; y (iv) los más pobres entre los pobres.

La segunda tendencia es el cambio de basar la estrategia de SCP en métricas, investigación y establecimiento de objetivos a una estrategia centrada en la colaboración. Anzenberger argumenta que este es un cambio notable porque, en lugar de preguntarse «qué se debe hacer» para finalizar la tarea de evangelización mundial en cuanto a la recopilación y el intercambio de datos, este cambio se centra en la pregunta «cómo podemos finalizarla». La respuesta es clara para los profesionales y líderes de SCP. Solo finalizaremos la tarea si catalizamos una colaboración más profunda y mayor. Como señala Anzenberger, este cambio ha acompañado el enorme cambio misionológico de un enfoque centrado en la iglesia a uno centrado en Dios. Cualquier enfoque de la misión debe partir de la comprensión de que el Dios Trino es un Dios misionero, lo que hace de la misión de Dios (missio Dei) el enfoque central de nuestra práctica. Señala:

En cierto sentido, se podría argumentar que la alineación con la missio Dei ha reemplazado el establecimiento de metas. Hoy en día, el énfasis se centra más en ‘cómo nos unimos a Dios en su misión’ (centrado en Dios) que en «cómo aceleramos las misiones» (centrado en la iglesia). Este cambio también refleja una transición de la teoría del crecimiento de la iglesia (1960-1990) a la teología misional (2000-presente).

La tercera tendencia reemplaza las estrategias sistémicas de arriba hacia abajo con enfoques orgánicos de abajo hacia arriba. Como señala Anzenberger, quienes promueven el crecimiento de la iglesia, con amplia experiencia en pensamiento sistémico y que tienden a trabajar desde una epistemología cartesiana de la Ilustración, generalmente han terminado priorizando los modelos y estrategias occidentales. Con el desplazamiento gradual del predominio occidental en las misiones, se observa ahora una transición hacia una realidad policéntrica, donde las estrategias han evolucionado hacia un pensamiento orgánico y de abajo hacia arriba. Se prioriza lo local y lo contextual. Los enfoques experimentales de profesionales locales que colaboran tanto a nivel regional como global están abriendo nuevas posibilidades para el futuro del SCP. Vemos que esto sucede con los movimientos globales de discipulado y plantación de iglesias.

La cuarta tendencia es el cambio en curso del liderazgo institucional al liderazgo apostólico. Un enfoque estratégico clave para muchos líderes de la SCP es identificar, empoderar y crear espacio para los líderes apostólicos, quienes a menudo operan al margen de las instituciones. Ser guiados por el Espíritu para movilizar a estos líderes, como se observa a menudo en los movimientos de discipulado y de plantación de iglesias, proporciona un mayor impulso hacia la SCP que simplemente depender de líderes nacionales u organizacionales para liderar el camino.

Hay mucho que podemos afirmar al considerar este breve bosquejo histórico de la SCP. Para empezar, las cuatro tendencias mencionadas nos llevan hacia una visión policéntrica para el futuro de la misión. Esto conlleva un mayor enfoque en la movilización de líderes apostólicos locales que confían en la guía y el empoderamiento del Espíritu para ejercer su albedrío en el discernimiento e implementación de las estrategias de la SCP. Esto es digno de celebrar. El cambio de un enfoque centrado en la iglesia a uno que cultiva una imaginación moldeada por la historia bíblica y la misión del Dios Trino abre nuevas posibilidades para recuperar un evangelio y una misión holísticos.

Además, este cambio teocéntrico prioriza la acción de Dios en la misión. Nos corresponde buscar fielmente participar más plenamente en la misión de Dios para la renovación de su mundo. Esto nos lleva a practicar el discernimiento al buscar percibir la actividad de Dios en nuestros contextos y participar más plenamente en la misión del Dios Trino. Durante demasiado tiempo, el pensamiento y el liderazgo misioneros han estado cautivos de los ídolos occidentales, donde existe una adicción a la técnica y a la acción humana, junto con una postura de gestión y control.37 Podemos celebrar un cambio que nos aleja de este enfoque de «misión gerencial». Kwame Bediako reconoce que ‘la religión cristiana se rescata de la posesividad occidental, mientras que, al mismo tiempo, el […] esfuerzo misionero se ve por lo que es […] en la medida en que estimuló el surgimiento de una auténtica tradición cristiana autóctona en términos de missio Dei en el entorno local como una nueva encarnación cultural de la fe’.38 También debemos afirmar profundamente el deseo constante de una colaboración más profunda y amplia. De hecho, la unidad de la iglesia es parte integral del testimonio de la iglesia sobre el evangelio, como Lesslie Newbigin nunca se cansó de recordarnos.

La pasión y el deseo por la evangelización mundial son ciertamente dignos de aplauso, y son necesarios para ser un fiel testigo del evangelio. Sin embargo, es precisamente aquí donde el movimiento SCP necesita recuperar un evangelio integral. La eclesiología misionera de Newbigin es de gran ayuda. Como argumentan Goheen y Sheridan, en el corazón de la eclesiología misionera de Newbigin se encuentra una ‘dinámica evangélica’.39 Esta dinámica siempre comienza con el evangelio como nada menos que la buena nueva de que, en Jesús, Dios actúa para traer el poder y la presencia del reino de Dios a la historia. El reino de Dios se centra nada menos que en la renovación cósmica de toda la creación y de toda la vida humana. Este es el objetivo mismo de la historia universal. La buena nueva es que esta renovación cósmica está ahora presente en Jesús mediante la presencia del Espíritu. Una nota de las Iglesias Asiáticas en Misión Global, que resume una convención misionera en Yakarta, lo expresa con claridad: ‘La Biblia muestra claramente que el evangelio trata sobre la transformación de cada aspecto de la creación mediante la muerte y resurrección de Jesús, y que el mal, en todos sus niveles, es un enemigo derrotado. Nuestro llamado es compartirlo de todas las maneras posibles’.40

El evangelio nos sitúa en medio de una historia que, asombrosamente, afirma ser la verdadera historia del mundo entero. Solo en esta historia, como pueblo de Dios, encontramos nuestra verdadera identidad. Un hilo conductor de esta historia es, sin duda, la obra de Dios en y a través de su pueblo. El pueblo de Dios es aquel en quien y a través de quien Dios cumplirá sus propósitos redentores para todo el mundo. A lo largo de la historia y en todo lugar, el pueblo de Dios siempre ha sido llamado a encarnar y anunciar este evangelio en contextos culturales particulares.

Por lo tanto, la vocación central de encarnar los propósitos de Dios para el mundo en medio de las naciones siempre involucrará al pueblo de Dios en un encuentro misionero con una cultura específica. La dinámica evangélica de Newbigin proporciona una visión bíblicamente sólida y holística del evangelio y de la misión global. Esta labor incluye la tarea continua y crucial de comprender e interactuar con los diversos contextos culturales de nuestro mundo, así como de comprender nuestro llamado misionero en el mundo y en todos los aspectos de la vida y la vocación humanas. Es en esta búsqueda que recuperamos nuestra identidad como pueblo de Dios dentro de la historia bíblica. Estos son algunos de los temas cruciales que debemos abordar mientras continuamos colaborando en la evangelización del mundo mediante la plantación de iglesias por saturación.

Principios de la Plantación de Iglesias por Saturación

En esta sección se describen varios modelos de plantación de iglesias y metodologías contemporáneas existentes, que resaltan la importancia de guiarse por principios generales. Se identifican algunas tensiones existentes entre los diversos enfoques. A continuación, se presenta una propuesta que presenta una manera de avanzar. Se basa en gran medida en el Manifiesto de Plantación de Iglesias para la Norteamérica del Siglo XXI, redactado por el Consejo de Misiólogos del Instituto Send, con su autorización.41 Se ha adaptado para nuestros propósitos incorporando voces de Asia, África, Europa y Latinoamérica para brindar una perspectiva más global.

Vivimos en una época de enorme crecimiento y multiplicación de comunidades de fe. Miles de iglesias, grupos de estudio bíblico y comunidades que buscan implementar el reino de Dios se están estableciendo, multiplicando y haciendo discípulos en todo el mundo. El Sur Global ha encontrado un terreno particularmente fértil para esto, con iglesias que nacen allí a diario. Los testimonios de la transformación de vidas y comunidades son inspiradores para muchos. En algunos lugares, se informa que el evangelio se está extendiendo rápidamente a través de grupos étnicos enteros. Si bien aún hay miles de millones de personas en el mundo que no caminan con el Señor, cada vez hay menos grupos étnicos que no tienen un testimonio cristiano en su seno. Se están logrando avances increíbles al seguir la guía del Espíritu en la proclamación global del evangelio y la formación de nuevas comunidades misionales.

Misiólogos y profesionales han expresado, sin embargo, una creciente preocupación por la salud de muchas de estas congregaciones. Por ejemplo, Centroamérica incluye algunas de las naciones más evangelizadas del mundo, y se puede observar el extraordinario crecimiento de las iglesias y los sistemas organizativos relacionados allí. Algunos profesionales y observadores creen que se ha producido una saturación, pero estos mismos lugares también se encuentran entre los más violentos del mundo. Muchos líderes han concluido que esta violencia es tan incompatible con la misión cristiana que estos lugares no pueden considerarse verdaderamente saturados del Evangelio. No obstante, existe una cantidad asombrosa de nuevas iglesias, capacitaciones de líderes, instituciones de educación teológica, organizaciones de plantación de iglesias, sistemas de distribución de literatura, presencia en los medios de comunicación a través de la radio y la televisión, y una plétora de ministerios especializados. Los líderes de la iglesia se ven obligados a hacer las siguientes preguntas claves:

  1. Al participar con el Dios trino en la misión al mundo, ¿qué clase de evangelio estamos predicando?
  2. ¿Qué clase de discípulos estamos haciendo?
  3. ¿Qué clase de iglesias estamos multiplicando?

Un problema relacionado en el mundo actual es la creciente complejidad de los diversos contextos en los que la iglesia participa en la misión de Dios (missio Dei). Los cambios sociopolíticos, que plantean desafíos cada vez mayores para la iglesia, se están produciendo a un ritmo acelerado. Algunos ejemplos incluyen el rápido crecimiento de la urbanización, la expansión tecnológica, el nacionalismo, la polarización política, los conflictos étnicos, el desplazamiento físico, las diásporas poblacionales y las guerras internacionales. Estos cambios están provocando que muchas naciones experimenten importantes transformaciones culturales, cambios demográficos y una mayor desigualdad de recursos. En resumen, el contexto misionero es un objetivo en constante cambio. Abordar estas realidades requiere que la iglesia desarrolle una fuerza misionera diversa y con mentalidad global, profundamente comprometida con el discipulado y la plantación de iglesias, arraigada en la misión de Dios, cimentada en la Palabra y guiada por el Espíritu de Dios.

El mundo necesita comunidades de fe saludables que reflejen el carácter y la naturaleza de Dios. Estas comunidades deben comprender su propósito y misión en el mundo. Luego, deben esforzarse por ser fieles y fructíferas en sus contextos específicos al participar en la misión reconciliadora de Dios. Se necesitan iglesias nuevas, multiplicadoras y saludables que sean lo que Lesslie Newbigin llamó ‘una señal, un instrumento y un anticipo del reino de Dios’.42

Durante muchos años, hubo una bifurcación teológica del evangelio entre las organizaciones misioneras. Algunas personas y grupos se enfocaron principalmente en dar testimonio de la presencia del reino de Dios en el mundo. Otras personas y grupos se enfocaron principalmente en invitar a las personas a experimentar la salvación personal. Esta bifurcación del evangelio en ocasiones ha llevado a fundar iglesias ineficaces en la evangelización o que no abordan adecuadamente las injusticias en los contextos en los que sirven sus comunidades. Hoy, muchas personas y organizaciones se preguntan cómo liberarse de esos odres viejos para que Jesús y la buena nueva del evangelio puedan transformarlas más plenamente para el futuro. Un participante de Asia en esta edición declaró: ‘Sostenemos que solo la predicación del evangelio vinculada a procesos de desarrollo que buscan una transformación total es adecuada para dar testimonio de la totalidad del evangelio’.43

Estas realidades del siglo XXI pueden parecer insuperables para algunos de la generación anterior de plantadores de iglesias. Sin embargo, para muchos de la próxima generación, representan oportunidades para nuevas expresiones del ministerio evangélico. Afortunadamente, algunos plantadores de iglesias en diversas partes del mundo ya modelan un enfoque más integrado y holístico de la misión de Dios. Las próximas décadas requerirán la formación de una generación de líderes con una visión creativa para discernir la actividad del Espíritu de Dios en el mundo y luego buscar participar en ella.

Para lograrlo, deben aumentar la diversidad de su liderazgo, pero a la vez comprometerse con la unidad del Cuerpo de Cristo más que cualquier generación anterior. Creemos que el Espíritu de Dios los usará para dar origen a nuevos movimientos de multiplicación comprometidos con la fundación de nuevas iglesias para vivir un evangelio integral. Lausana 4 lo expresa así: ‘Creemos que es intrínseco a la misión de Dios que la iglesia global declare y muestre a Cristo junta a un mundo que observa’. Estas iglesias se involucrarán con una nueva mezcla de realidades sociales y culturales al hacer discípulos del reino, tanto dentro de los templos como donde las iglesias se reúnen en lugares naturales de encuentro social, como los hogares.

La complejidad nos exige adoptar una postura de humildad y aprendizaje. Este es un momento para promover la colaboración y la innovación. Es un momento para que diferentes movimientos se unan a través de diversas iniciativas que buscan discernir la obra del Espíritu de Dios. Es un momento para practicar la convicción de la oración y la humildad llena de gracia del descubrimiento compartido. Solo si las iglesias de todo el mundo aprenden unas de otras, encontraremos nuevas perspectivas para unirnos y participar en la misión de Dios. Esto puede suceder en contextos de confianza y respeto mutuo por diferentes estrategias.

Es hora de unirnos en torno a principios bíblicamente fieles y misiológicamente sólidos para la plantación de nuevas iglesias en el mundo del siglo XXI. Creemos que una mayor colaboración resultará en una nueva generación de hacedores de discípulos, iglesias y redes en todo el mundo. También creemos que, al buscar una participación más plena en la obra redentora de Dios, contribuirán a que innumerables personas lleguen a Cristo, a una transformación cultural inconmensurable y a una gloria cada vez mayor para Dios. Ofrecemos los siguientes principios para guiar a la próxima generación de líderes en la plantación de iglesias que resulte en un ministerio evangélico fiel e iglesias contextualmente apropiadas.

Aquí presentamos los principios para la plantación de iglesias por saturación. (Usado y adaptado con permiso del Send Institute).

La oración y la obediencia al Espíritu Santo, a la luz de la Palabra de Dios, tienen prioridad sobre los sistemas, las estructuras y las estrategias.

(Lucas 6:12-16; Hechos 16:6-10)

Afirmamos que todo movimiento genuino de multiplicación de iglesias nace de la oración y la obediencia sacrificial, en cooperación con la obra del Espíritu de Dios. En las últimas décadas, diversas denominaciones, movimientos y redes han desarrollado herramientas y prácticas organizativas útiles que contribuyen a la mayordomía de la plantación de iglesias, tanto humana como financiera. Con gran aprecio por este propósito, reconocemos que la plantación de iglesias no se trata simplemente de crear organizaciones eficientes y sostenibles. La plantación de iglesias se trata principalmente de cooperar con el corazón de Dios y llevar a cabo su obra creativa en un contexto específico mediante métodos y medios basados ​​en la oración.

Acordamos liderar nuestros ministerios como un movimiento espiritual, inmersos en la oración y la comunión en torno a la Palabra de Dios y su pueblo. Hacemos un llamado a la iglesia global a buscar a Dios para refrigerio y despertar espiritual. Necesitamos más métodos inspirados en las Escrituras, pero resistimos la tentación de confiar más en procesos preconfigurados que en los medios guiados por el Espíritu.

La plantación de iglesias es tanto el impulso como el resultado de multiplicar discípulos que escuchan y obedecen a Dios.

(Juan 10:27; Romanos 15:18)

Afirmamos que el mandamiento principal de Jesús es hacer discípulos obedientes. Debido a la complejidad de los métodos modernos, las metodologías de plantación de iglesias a menudo se han centrado más en la ejecución de un plan de proyecto para el lanzamiento de grandes reuniones grupales que en el desarrollo de estrategias adecuadas para la formación de discípulos. Sin embargo, la tarea misionera de la plantación de iglesias consiste en conectar un contexto específico con el evangelio para llevar a los no creyentes a una relación con Dios y a los creyentes al profundo gozo de una obediencia más profunda dentro de esa misión. Por lo tanto, la multiplicación de nuevos discípulos provenientes de la cosecha en la comunidad y la misión bíblicas se convierte en el modus operandi y la expectativa de una nueva iglesia.

Acordamos orientar las estrategias de plantación de iglesias en torno a la multiplicación de discípulos y hacedores de discípulos provenientes de la cosecha. Evitamos cualquier estrategia que eluda o se desvíe de la formación de discípulos como la vocación principal de la iglesia.

Todo creyente es un formador de discípulos con un llamado y una vocación sagrada.

(Juan 4:29; 1 Pedro 2:9)

Afirmamos que, si bien el ministerio de plantar iglesias es único y particular, cada creyente tiene un llamado santo y toda vocación que no sea pecaminosa puede aprovecharse para el avance del reino de Dios. La tendencia a profesionalizar la plantación de iglesias puede crear una división antibíblica e inútil entre el clero y los laicos. Esta división a menudo impide que los creyentes fieles y llenos de fe participen significativamente en la plantación de iglesias. Además, perpetúa presiones y estándares irrazonables sobre los plantadores de iglesias, creando expectativas poco saludables y motivaciones egoístas.

Acordamos en que la plantación de iglesias fluye del corazón de Dios para ver a todos los creyentes movilizados y participando en la formación de discípulos y la misión. Nos resistimos a cualquier idea de que la plantación de iglesias esté reservada a una clase profesional que excluya los dones y llamados de un Cuerpo funcional. También nos resistimos a cualquier cultura organizacional que mercantilice la plantación de iglesias o a los plantadores de iglesias.

Plantar iglesias contextualmente apropiadas requerirá mucha innovación y toma de riesgos, y gran parte de este nuevo aprendizaje provendrá de iglesias de todo el mundo.

(2 Corintios 4:7-12; Romanos 1:8-15)

Afirmamos que, al igual que la iglesia del primer siglo y la iglesia perseverante a nivel mundial, nuestras circunstancias misionológicas actuales exigen valientes cambios de paradigma para alinearnos mejor con la misión de Dios. Las iglesias de todo el mundo necesitan aprender, desde una posición humilde, lo que Dios está haciendo en todo el mundo. Esto incluye lugares donde se están produciendo rápidos movimientos de discipulado, así como donde las iglesias están en declive. Nuestra intención no debe ser imitar sus métodos y modelos, ni forzar su adaptación a nuestro contexto. En cambio, alabamos a Dios por cómo ha obrado y, con humildad e introspección, buscamos puntos de adaptación cultural.

Concordamos en que Dios está obrando poderosamente en todo el mundo y que las iglesias a nivel mundial tienen mucho que aprender unas de otras y de la iglesia en todas partes del mundo. Nos resistimos a la mentalidad de «cámara de eco» que limita a Dios y nuestra dirección futura por los éxitos y fracasos pasados ​​y presentes.

Plantar iglesias que den testimonio de la presencia redentora del reino de Dios en el mundo requiere un compromiso holístico de la comunidad con todo el evangelio.

(Lucas 10:9; 24:19; 1 Corintios 4:20)

Afirmamos que el evangelio del reino no es cuestión de palabras, sino de poder. La salvación es por fe y no por obras, y la labor seria de evangelización y discipulado no debe ser independiente de la confrontación con los males de la sociedad y las estructuras que los perpetúan. El compromiso contextual de cualquier comunidad requiere un compromiso holístico con todos los aspectos del evangelio. Existe la tentación de bifurcar la misión en palabras y obras, o de sobreenfatizar una en detrimento de la otra. Pero proclamar verdaderamente el compromiso del reino requiere enfoques tanto de palabra como de obra. Para un mundo con hambre espiritual, nuestras buenas nuevas clarificarán y nuestras buenas obras confirmarán.

Acordamos en que la evangelización y el discipulado, tanto con palabras como con obras, es el enfoque del reino para abordar las necesidades y los problemas contextuales de una comunidad. Anhelamos ver a las personas reconciliadas con Dios y entre sí. Nos resistimos a dividir todo el evangelio separando el mandato de Jesús de amar al prójimo de su comisión de hacer discípulos.

Los movimientos de multiplicación requieren que las iglesias locales asuman la responsabilidad de formar y guiar espiritualmente a los futuros equipos de plantación de iglesias.

(Hechos 15:1-3; Romanos 15:22-29)

Afirmamos que es responsabilidad de las iglesias locales plantar y cuidar nuevas iglesias. Los movimientos de plantación de iglesias empoderan a la iglesia local no solo para crecer mediante la adición, sino también para experimentar crecimiento mediante la multiplicación. Las iglesias locales asumen la responsabilidad de identificar, desarrollar y desplegar equipos de plantación de iglesias desde dentro. Los equipos de plantación de iglesias saludables y bien apoyados a menudo provienen de iglesias locales que brindan apoyo y apoyo. Si bien en ocasiones se ha vuelto necesario que las denominaciones y redes catalicen nuevas iglesias, creemos que un patrón saludable para la multiplicación continua es a través de los procesos internos de discipulado de la iglesia local.

Acordamos en que la iniciativa de plantar iglesias recae en las iglesias locales y que las denominaciones y redes existen para apoyar a las iglesias en esa misión. Desaconsejamos cualquier estrategia que cree iglesias huérfanas y que cortocircuite la dinámica de la multiplicación.

Estamos de acuerdo en que la iniciativa para la plantación de iglesias recae en las iglesias locales y que las denominaciones y redes existen para apoyar a las iglesias en esa misión. Desalentamos cualquier estrategia que cree iglesias huérfanas o que interrumpa las dinámicas de multiplicación.

Las iglesias bíblicas que son culturalmente relevantes existen en una variedad de modelos y tamaños.

(Filemón 1:1-3; Hechos 2:42-47)

Reconocemos que, a lo largo de la historia, como hoy, nuestro Dios creador ha transformado el mundo a través de iglesias expresadas en diversos modelos y en una amplia gama de tamaños. Pero también reconocemos que se ha desarrollado una industria virtual en torno a los principios y las mejores prácticas del crecimiento de la iglesia, lo que ha resultado en la exaltación de modelos específicos. Algunos modelos nuevos han surgido como reacción a esto para deconstruir en lugar de involucrar de manera útil. Creemos que las iglesias deben plantar iglesias según la guía del Espíritu Santo, especialmente en lo que respecta al contexto de la sociedad y a las personas a las que pretenden alcanzar y discipular.

Acordamos mantener nuestros modelos flexibles y defender la obra de Dios en todas las formas posibles. Evitamos los modelos rígidos, especialmente cuando demuestran ser insensibles al contexto y evangelísticamente ineficaces.

Los líderes de las iglesias emergentes deben ser reconocidos y formados dentro del contexto cultural y geográfico de las nuevas iglesias.

(Hechos 20:16-18; Tito 1:5-6; 2 Timoteo 2:2)

Afirmamos que lo mejor es desarrollar el liderazgo desde la cosecha. Las ciudades multiculturales se componen de comunidades con estructuras sociales preexistentes, pobladas por personas con el mayor potencial para liderar iglesias recién establecidas. A veces es necesario importar líderes con dones interculturales de otras geografías para iniciar la plantación de iglesias, pero esta práctica no puede generar un movimiento de plantación de iglesias a menos que los líderes autóctonos sean reconocidos y capacitados. Depender de un liderazgo importado impide que los discípulos jóvenes alcancen la madurez y obstaculiza los caminos naturales para la multiplicación. Los nuevos creyentes deben convertirse en multiplicadores de discípulos en sus propias comunidades. Para que esto suceda, cualquier líder importado de otras geografías o culturas es necesariamente temporal.

Acordamos promover caminos de discipulado en nuestras iglesias que permitan a los nuevos creyentes convertirse en multiplicadores de discípulos. Nos oponemos a cualquier modelo de movilización y liderazgo que priorice el liderazgo externo sobre las necesidades contextuales de la misión y su liderazgo interno.

La comunicación y la colaboración sanas entre grupos, especialmente a nivel local, son una dinámica esencial para la multiplicación.

(Juan 17:20-26; 1 Pedro 3:8-9)

Afirmamos que lo que Dios quiere hacer en todo el mundo solo puede lograrse entre todos los grupos fieles, y no solo entre unos pocos en particular. Las ideas de la libre empresa y la cultura de las empresas emergentes son útiles para la innovación, pero a menudo han creado una mentalidad aislacionista, fomentando una competencia perjudicial. Creemos que cuando los plantadores y líderes de iglesias se comunican y colaboran desde el ámbito nacional hasta las ciudades y comunidades donde plantan, se crea un ambiente más propicio para el Espíritu de Dios.

Acordamos mantener una mentalidad colaborativa en los niveles más altos de nuestras organizaciones, especialmente a nivel local. Evitamos cualquier método que intencionalmente genere competencia perjudicial y aislamiento entre nuestros líderes y plantadores de iglesias.

Es necesaria una evaluación periódica y continua de las estrategias, estructuras y sistemas de la misión para obtener métodos y modelos contextualmente apropiados.

(Hab 3:2; Mc 2:21-22)

Afirmamos que la comisión de Jesús de hacer discípulos a todas las naciones a menudo requiere nuevas maneras de descubrir cómo Dios obra en todo el mundo en la plantación de iglesias. Los éxitos del pasado pueden ser a menudo nuestros mayores obstáculos para los descubrimientos necesarios del futuro. Esto significa que las denominaciones y redes deben realizar el arduo trabajo de identificar y eliminar cualquier tradición o estructura que impida la obediencia a Dios y la eficacia en la misión.

Nos comprometemos con la humildad de una autoevaluación abierta y reflexiva. Cuando conceptos como la tradición, la estructura o incluso los métodos probados se convierten en obstáculos para alinearnos con la obra de Dios, con gusto los dejamos atrás. Nos resistimos a erigir monumentos al pasado si eso significa perdernos lo que Dios está haciendo ahora.

La movilización para la misión se basa en una fe esperanzadora en el progreso y la realidad futura de la obra completa de Dios y la renovación de todas las cosas.

(Hechos 17:24-27; Apocalipsis 21:4-6)

Afirmamos que Dios continúa activo en el mundo, reclamándolo para Cristo, en el poder del Espíritu Santo. Algunos lugares del mundo están experimentando un avivamiento y un gran crecimiento, mientras que otros no. La clave es que la iglesia continúe dando testimonio del reino de Dios, que ya existe, pero que aún no existe, y participe con el Espíritu en la renovación de todas las cosas.

La realidad escatológica de un cielo y una tierra nuevos puede despertar la imaginación de cada iglesia para participar, de manera contextualizada, en lo que Dios está haciendo en el mundo. Algunas maneras cruciales de movilizar a todo el Cuerpo de Cristo en la misión incluyen la reconciliación bíblica, anunciar el reino con mayor fuerza, aprender e inspirarse en la iglesia de todo el mundo, y presenciar cómo comunidades previamente no alcanzadas ahora adoran y glorifican a Dios.

Acordamos movilizar a las iglesias y a los equipos de plantación de iglesias no solo hablando del declive de la iglesia, sino también por las múltiples maneras en que Dios está trabajando en el desarrollo de una fuerza misionera diversa en todo el mundo. Evitamos una teología unidimensional de la misión que descuide las múltiples herencias que se encuentran alrededor del mundo.

Todo el cuerpo que participa en la misión —hombres y mujeres, jóvenes y mayores, de diferentes orígenes raciales, étnicos y socioeconómicos— es una demostración del poder del evangelio.

(Hechos 13:1-3; Romanos 16; Santiago 2:1-7)

Afirmamos que Dios ha usado soberanamente altos niveles de diversidad como parte de su plan para levantar nuevos discípulos e iglesias en todo el mundo. Todos los movimientos deben seguir inspirándose en Jesús y en el modelo del Nuevo Testamento para discipular y liberar a hombres y mujeres en la misión. Muchas iglesias alrededor del mundo comprenden que la Gran Comisión es que todos los pueblos alcancen todos los lugares con todo el evangelio. Esta realidad requiere una fuerza misionera liderada por líderes diversos y culturalmente inteligentes. Hechos 13 nos recuerda que Dios lanzó una misión global desde la iglesia de Antioquía, compuesta por personas de diferentes naciones y orígenes socioeconómicos.

Acordamos en que la iglesia global, como mosaico cultural de los hijos de Dios, necesita todo tipo de iglesias para todo tipo de personas. Si bien no todos los contextos exigen altos niveles de diversidad, creemos que las iglesias saludables reflejan la composición de su área. Las estrategias de misión lideradas por equipos significativamente diversos demuestran el poder del evangelio a un mundo no creyente de una manera única. Desaconsejamos la marginación y el descuido de cualquier grupo dentro del Cuerpo de Cristo.

Los movimientos de hacer discípulos, los movimientos de plantación de iglesias y la plantación de iglesias tradicionales son todos necesarios para la saturación

Durante el mismo período en que surgían varias estrategias de plantación de iglesias de saturación, dirigidas desde arriba, incluyendo la estrategia DAWN, el Señor comenzó a impulsar a muchos sectores de la iglesia hacia la plantación de iglesias desde abajo, a través de redes de iglesias en casas de perfil bajo. Estos a menudo se denominan Movimientos de Plantación de Iglesias o Movimientos de Formación de Discípulos. Dado que los Movimientos de Plantación de Iglesias suelen ocurrir en entornos hostiles, están menos documentados o comprendidos por la iglesia en general, aunque claramente están discipulando a personas de diversos grupos étnicos en todas las principales regiones del mundo. Algunos de estos movimientos están bien documentados, otros no por motivos de seguridad.44

Los más conocidos de estos movimientos radicales son los que ocurrieron en China cuando las consecuencias de la Segunda Guerra Mundial se extendieron por todo el mundo. Pasaron décadas hasta que las noticias se filtraron tras la cortina de bambú, pero finalmente se hizo evidente que, a pesar de la expulsión de todos los misioneros y del cierre o la vigilancia estricta de la mayoría de las iglesias e instituciones, la iglesia crecía silenciosa pero rápidamente en las redes de iglesias en casas. En China, incluso ante el cruel abuso y la muerte, muchos de los componentes básicos de los movimientos del Nuevo Testamento, como el ayuno y la oración, las reuniones en los hogares y la lectura pública y memorización de las Escrituras fueron asombrosamente fructíferos.45

Historias similares surgieron en la década de 1990 en India, el Cuerno de África y Oriente Medio. Se comenzó a investigar y escribir sobre los Movimientos de Plantación de Iglesias. Para diciembre de 2022, la Coalición 24:14 había compilado una lista de movimientos que había rastreado en treinta y tres familias de movimientos en todo el mundo, donde solo había cinco movimientos de este tipo en 1966.46 La realidad de más de 115 millones de discípulos que llegan a Cristo a través de los Movimientos de Plantación de Iglesias llevó a los líderes mundiales a insistir en que el Movimiento de Plantación de Iglesias (CPM) formara parte de cualquier plan nacional de plantación de iglesias de saturación.

Desde el surgimiento de las estrategias tradicionales, se han desarrollado varios enfoques tácticos eficaces para la formación de discípulos y la plantación de iglesias. Estos han aportado creatividad, dinamismo y, en algunos casos, han provocado un cambio de paradigma o incluso confusión entre los observadores.

Los Movimientos de Plantación de Iglesias (CPM) pueden tener sus raíces en la obra de George Patterson. En las décadas de 1970 y 1980, comenzó a enfocar a los nuevos creyentes en Honduras en la obediencia directa a siete mandamientos de Cristo, incluyendo ‘id y haced discípulos’. Los líderes laicos pronto comenzaron a plantar pequeñas iglesias utilizando ese mismo modelo. En la década de 1990, David Garrison observó movimientos similares en otros continentes y acuñó el término Movimientos de Plantación de Iglesias para describir este ‘rápido y multiplicador aumento de iglesias indígenas que plantan iglesias dentro de un grupo étnico o segmento poblacional determinado’.

Además de la amplia participación de los laicos mediante un patrón sencillo de estudio bíblico, liderazgo y mentoría, existen varias características comunes en los Movimientos de Plantación de Iglesias. Este resumen es de Curtis Sergeant:47

  • Existe la conciencia de que solo Dios puede iniciar movimientos, pero los discípulos pueden seguir los principios bíblicos para orar, plantar y regar las semillas que pueden conducir a un movimiento multiplicador similar al del Libro de los Hechos.
  • El enfoque es hacer de cada seguidor de Cristo un discípulo que se reproduce, no solo un converso.
  • Los CPM enfatizan el impulso de movimientos que multiplican generaciones de discípulos e iglesias. (Las primeras iglesias que se iniciaron en un grupo étnico/segmento poblacional son iglesias de la primera generación, que dan origen a iglesias de la segunda generación, que a su vez dan origen a iglesias de la tercera generación, que a su vez dan origen a iglesias de la cuarta generación, y así sucesivamente).
  • Los patrones crean una rendición de cuentas frecuente y regular para obedecer con amor lo que el Señor le dice a cada persona y para que lo transmitan a otros en un ambiente de amor. Esto requiere un enfoque participativo en grupos pequeños.
  • Cada discípulo recibe capacitación integral (como la interpretación y aplicación de las Escrituras, una vida de oración integral, la integración al Cuerpo de Cristo y la capacidad de responder eficazmente a la persecución y el sufrimiento) para que no solo sean consumidores, sino agentes activos que dan testimonio y promulgan el reino.
  • Cada discípulo recibe una visión para alcanzar su red de relaciones y proclamar el reino hasta los confines de la tierra, priorizando los lugares más oscuros (con una mentalidad de «no hay lugar para todos»). Está capacitado para ministrar y colaborar con otros en el Cuerpo de Cristo en ambos entornos.
  • Las iglesias que se reproducen se forman intencionalmente como parte del proceso de multiplicar discípulos. La intención de los enfoques de CPM es que (1) los discípulos, (2) las iglesias, (3) los líderes y (4) los movimientos puedan multiplicarse indefinidamente por el poder del Espíritu.
  • El énfasis no se centra en el modelo específico de CPM/DMM utilizado (p. ej., T4T, Discovery [DBS], Zúme, 4 Fields, etc.), sino en los principios bíblicos fundamentales de los movimientos multiplicadores que reflejan el poder del reino de Dios.
  • Se valora la evaluación radical y la disposición a cambiar y crecer para asegurar que cada elemento de carácter, conocimiento, habilidades para hacer discípulos y habilidades relacionales sea (1) bíblico y (2) susceptible de ser emulado por otras generaciones de discípulos. Esto también requiere una simplicidad intencional.

Una forma de verlo es que T4T, DMM (DBS), Zúme y otros enfoques relacionados son procesos diversos que utilizan los mismos principios, y el resultado común son los Movimientos de Plantación de Iglesias. Una vez que un Movimiento de Plantación de Iglesias (MPI) ha comenzado, independientemente del enfoque utilizado, los discípulos y las iglesias resultantes tienen un ADN muy similar y se manifiestan de forma similar.

  • Oración: El CPM siempre va acompañado de un movimiento de oración. Y una vez que un movimiento comienza, también se caracteriza por una oración extraordinaria. Quienes se acercan a Cristo son plenamente conscientes de que solo Dios puede dar origen a nuevos discípulos e iglesias. Están muy motivados a ver a Dios abrirse paso entre la oscuridad en las vidas de sus amigos y vecinos.
  • Escritural: En los CPM, la Biblia se toma muy en serio. Se espera que todos sean discípulos y compartan la Palabra, y que interpreten y apliquen las Escrituras.
  • Obediencia: Las iglesias se dedican a escuchar la Palabra de Dios y a obedecerla individual y colectivamente. Se espera obediencia y todos son responsables de ella. Jesús nos dijo que si lo amamos, debemos obedecer sus mandamientos.
  • Indígena: El forastero busca personas y hogares de paz (Mateo 10, Marcos 6, Lucas 9, 10) que Dios ha preparado dentro de una sociedad. Cuando estas personas y grupos llegan a la fe, están inmediatamente capacitados para alcanzar a otros. Dado que quienes están dentro son quienes hacen discípulos, las nuevas iglesias pueden crecer de maneras basadas en las Escrituras y adaptadas a la cultura.
  • Holístico: Al centrarse en la obediencia a las Escrituras, los creyentes se entusiasman por mostrar el amor de Dios a las personas. Los discípulos en estos movimientos aman a quienes los rodean de maneras prácticas, como cuidar de viudas y huérfanos, ministrar a los enfermos y luchar contra la opresión.
  • Reproducción rápida: Al igual que la iglesia primitiva en Hechos, estos movimientos modernos se multiplican rápidamente. Cada discípulo e iglesia está capacitado para reproducirse y se le enseña a confiar en el Espíritu Santo para empoderarlos. En promedio, las iglesias en movimientos tardan aproximadamente un año en reproducir otra iglesia, lo que a menudo resulta en duplicar el número de discípulos e iglesias cada 9 a 18 meses.

Una clave para el crecimiento de estos movimientos es tener un patrón simple y visible que los nuevos discípulos puedan imitar, de la misma manera que los aprendices aprenden observando las habilidades y los hábitos de su oficio. En tiempos de Jesús, la medida de un discípulo residía en si se asemejaba a su maestro. Las actividades ministeriales que Jesús ordenó a los 12 y a los 72, las modeló y enseñó primero a los tres y a los 12, incluyendo el ayuno, la oración, la predicación del reino, la sanidad de los enfermos y la expulsión de demonios. El mensaje y las prácticas centrales se repitieron una y otra vez en cada pueblo. Pablo también describió el crecimiento del movimiento de Tesalónica diciendo: ‘Ustedes vinieron a ser imitadores de nosotros y del Señor’ (1 Tesalonicenses 1:6). Este ejemplo, mentoría y «aprender haciendo» moldearon el estilo de vida y la enseñanza de los apóstoles.

Este enfoque de plantación de iglesias contrasta con el modelo predominante de multiplicación de iglesias no porque uno valore la oración, la autoridad de las Escrituras, la obediencia, etc., y el otro no. Más bien, el contraste puede encontrarse en la especificidad de la aplicación de los principios involucrados, particularmente en un área como la capacitación de trabajadores en la cosecha. Los siguientes pueden servir como ejemplos:

MAOD se centra en las mejores prácticas para la capacitación de líderes. Un misionero o plantador de iglesias: Modela la habilidad de liderazgo, Asiste al nuevo creyente en su práctica con apoyo, Observa cómo el nuevo creyente sirve por su cuenta, abierto a la orientación y las aportaciones de su mentor, y luego Deja que el líder-siervo emergente aprenda con la práctica. Según sea necesario, el nuevo líder plantea preguntas a su mentor.

PONCC se centra en las mejores prácticas para la salud de la iglesia local. ‘Una iglesia PONCC utiliza estudios bíblicos Participativos y grupos de adoración, afirma la Obediencia a la Biblia como la única medida del éxito, utiliza un liderazgo No remunerado y no jerárquico, y se reúne en grupos Celulares o iglesias en Casas’.

La mayoría de estos movimientos tienen un fuerte componente de desarrollo comunitario que surge del amor a Dios y al prójimo. Algunos crean centros comunitarios que brindan diversos tipos de asistencia a su pueblo o barrio urbano, incluyendo tutorías extraescolares, capacitación laboral, servicios de salud comunitarios, etc.48 El estudio bíblico, el liderazgo y la orientación suelen desarrollarse mejor en grupos pequeños.

Una idea que todas las expresiones de la iglesia adoptan con mayor facilidad es que los grupos pequeños con propósito son un elemento clave en la multiplicación espiritual de los discípulos emergentes. Como lo ha ilustrado Christian Schwarz utilizando numerosos tamaños de muestra, los grupos pequeños crecen proporcionalmente más rápido a través del bautismo que los grupos más grandes.49

Esto puede deberse en gran medida a que las habilidades necesarias para liderar grupos pequeños son menos extensas que para grupos más grandes. Por ejemplo, las habilidades necesarias para liderar o iniciar un nuevo grupo de cuatro personas pueden estar al alcance de dos o tres de ellas. Esto facilita encontrar y capacitar a un líder para el siguiente grupo pequeño que reclutar y capacitar a uno para un grupo de 100. Por lo general, es probable que solo unos pocos de sus miembros estén capacitados para liderar un grupo tan grande. Cuanto más grande sea el grupo, más lento será el proceso de reproducción.

Estas aplicaciones de principios se están extendiendo a la iglesia en general. Esto es importante porque algunos consideran que los principios de CPM y DMM solo se aplican al campo misionero (olvidando por un momento que cada nación, ciudad y pueblo es el campo misionero de Cristo) o solo entre fieles de religiones no cristianas. Es cierto que estos entornos han sido los laboratorios donde se han perfeccionado los principios, pero también que el aprendizaje adquirido en la fe, la obediencia y la experimentación puede aplicarse y beneficiar a los hacedores de discípulos en todos los continentes.

En resumen, como escribe Murray Moerman en Mobilizing Movements, ‘Los movimientos no presuponen el uso de una sola herramienta de formación’.50 La formación de discípulos a través de múltiples corrientes en múltiples generaciones puede surgir aplicando los principios de CPM y DMM utilizando las herramientas de T4T, DBS, Zume, 4 Fields y otras. La clave está en centrarse en los principios bíblicos fundamentales de los movimientos multiplicadores que buscan proclamar y promulgar el reino de Dios. Un aspecto central de estos es la intención de hacer de cada seguidor de Cristo un discípulo que se reproduce, no solo un converso.

Modelos tradicionales (a veces llamados ‘modelos predominantes’ o ‘modelos confesionales’)

En su libro Plantando Iglesias Saludables, Ken Davis afirma: ‘Las nuevas iglesias se plantan de muchas maneras. Cada una tiene su propio nacimiento único, y las circunstancias que rodean su inicio son diferentes. Por consiguiente, no existe una única manera «correcta» de establecer una nueva iglesia. Dios es ilimitado en su creatividad, y sus siervos también pueden ser creativos en sus ministerios. En su soberanía, el Señor de la mies está bendiciendo diversos enfoques de plantación de iglesias en nuestros días. […] Se requerirán muchos tipos de iglesias para alcanzar a todo tipo de personas; por lo tanto, ningún modelo de plantación de iglesias será apropiado en todos los entornos’.51

El capítulo describe 15 modelos de plantación de iglesias, incluyendo modelos pioneros individuales, modelos madre-hija y modelos que involucran a varias iglesias, denominaciones e incluso seminarios. Cada modelo se presenta considerando las ventajas y desventajas de cada opción.52

Los modelos tradicionales se han centrado principalmente en pedir a las denominaciones que animen a las iglesias locales a plantar iglesias hijas en lugares estratégicos, para las nuevas generaciones y entre los pueblos menos alcanzados. Algunos líderes insisten en que cada congregación necesita plantar al menos dos nuevas iglesias mientras es joven y vigorosa: una para reemplazarse a sí misma, ya que ninguna congregación es eterna, y otra para contribuir a la expansión del evangelio. Algunas iglesias también están plantando iglesias digitales y considerando modelos alternativos en lo que algunos llaman «nuevas expresiones» de la iglesia. Todos estos enfoques son necesarios para saturar las naciones con la luz del evangelio.

Diferencias y posibles tensiones

Las diferencias entre el CPM/DMM y la plantación de iglesias tradicional son tanto metodológicas como eclesiológicas. El liderazgo laico puede ser la raíz de estas diferencias. La pregunta metodológica puede ser si el liderazgo laico es efectivo; la pregunta eclesiológica puede ser si es legítimo.

Pocos argumentarían que los laicos no deberían tener un rol en la misión de plantar iglesias. Más bien, el debate gira en torno a cuestiones de tiempo y lugar. ¿Qué tan pronto pueden los discípulos emergentes contribuir directamente a la misión? ¿Qué tan cerca debe estar el clero ordenado, geográficamente, de la plantación de iglesias en curso?

Raphael Anzenberger destaca otra diferencia entre el CPM/DMM y el SCP. Escribe: «¿Cómo podemos reconciliar un enfoque de SCP de arriba hacia abajo con las prácticas del DMM de abajo hacia arriba? ¿Son ambos profundamente antagónicos, o hay ingenio apostólico en mantenerlos en sana tensión?» ¿Qué pasaría si Ralph Winter y Jim Montgomery abogaran por una convergencia de energías apostólicas e institucionales, que reflejara la dinámica de los movimientos de la iglesia primitiva, donde estas dos líneas de ministerios operaban en plena convergencia?’53

David Bosch ofrece esta perspectiva histórica: «En una etapa temprana, hubo indicios del desarrollo de dos tipos distintos de ministerios: el ministerio establecido de obispos (o ancianos) y diáconos, y el ministerio móvil de los apóstoles, profetas y evangelistas. El primero tendió a impulsar el cristianismo primitivo hacia la institucionalización; el segundo conservó la dinámica de un movimiento. En los primeros años en Antioquía, aún existía una tensión creativa entre estos dos tipos de ministerios. Pablo y Bernabé eran al mismo tiempo líderes de la iglesia local y misioneros itinerantes, y, al parecer, reanudaban sus deberes congregacionales de forma natural cada vez que regresaban a Antioquía’.54

Anzenberger y Bosch sugieren que las diferencias que presentan los enfoques de CPM/DMM y SCP pueden no siempre generar tensión. Si algunos perciben tensión, esta puede representar una polaridad que debe gestionarse en el camino misiológico, más que un problema que resolver. Entre los ministerios de plantación de iglesias, como en tantos ámbitos de la vida, puede surgir un espíritu competitivo a pesar de los sinceros esfuerzos por evitarlo. Estos son algunos ejemplos de cómo puede desarrollarse la competencia. Al buscar financiación, una organización podría afirmar haber plantado miles de iglesias, pero en realidad, simplemente ha impartido una capacitación de fin de semana sin seguimiento. Comparemos esto con una organización que ofrece un año o más de capacitación sostenida y luego se esfuerza mucho en desarrollar un sistema de seguimiento.

Curiosamente, algunos ministerios ofrecen una capacitación inicial mínima, pero cuentan con un excelente coaching e implementación continua. De igual manera, un ministerio ansioso por informar que ha plantado muchas iglesias podría incluir en la lista un estudio bíblico de tres personas. Comparemos esto con una comunidad de fe que se plantó como iglesia a partir de cuatro o cinco grupos de estudio bíblico que formó el plantador, pero que solo informa sobre una iglesia. En estos ejemplos, las cifras de costos por plantación de iglesia variarían considerablemente. Estos son solo algunos ejemplos de problemas que pueden surgir y generar confusión con respecto a los informes de resultados y la consiguiente financiación.

Otra polaridad que debe gestionarse es la tensión entre compartir datos y cumplir con los protocolos de seguridad, especialmente en entornos hostiles. Algunos enfoques de arriba hacia abajo han ayudado a difundir información muy útil, como guías de oración, estadísticas y mapas en ministerios como el Proyecto Josué, la investigación realizada por Lausana y las contribuciones de la Enciclopedia Cristiana Mundial. Sin embargo, en esta era global de internet, el evangelio se ha adentrado en lugares cada vez más peligrosos. Compartir mapas y guías de oración donde se están formando nuevas iglesias puede poner en la mira a nuestros hermanos y hermanas.55

Otra tensión surge del uso del liderazgo voluntario frente al vocacional. Victor John, un líder destacado del gran movimiento Bhojpuri en el norte de la India, escribe: «Desde el principio, buscamos formar líderes bivocacionales (creadores de tiendas como Pablo, Aquila y Priscila). No obligamos a quienes ya sirven como pastores a buscar otro trabajo». Pero animamos a agricultores, maestros, ingenieros y obreros a que se conviertan en plantadores de iglesias y lideren iglesias.56 Es evidente que existe tensión entre algunos pastores y líderes denominacionales cuando se les compara con ministros no remunerados o se percibe que las redes de hogares no contribuyen a los ingresos ni a la membresía de las iglesias existentes. Necesitamos equilibrar con humildad estas tensiones y encontrar maneras de reconciliar los diferentes enfoques para la plantación de iglesias. Esto debe incluir la participación de líderes laicos de los movimientos en foros nacionales, mesas redondas, decisiones sobre intercambio de datos y planificación estratégica.

Deseamos reconocer estas diferencias y tensiones, a la vez que hacemos un llamado a seguir adelante. Es mediante una comunicación clara en mesas redondas nacionales o reuniones regionales, en un contexto de respeto, que el aprecio y la confianza mutuos pueden crecer. Debemos convertirnos en oyentes conscientes, escuchando las historias de Dios de su pueblo. A partir de ahí, cuando sea apropiado, se pueden forjar visiones y estrategias comunes. El aprendizaje mutuo espera a todas las partes en la conversación, ya que la formación de discípulos y la formación de nuevas iglesias sigue siendo nuestro objetivo principal y compartido. Una postura misional amable y generosa en estos contextos es en sí misma una señal y un anticipo del reino.

Un camino a seguir con mesas redondas nacionales donde todos tengan acceso

Dave Coles explora una faceta adicional de las diferencias entre los enfoques57. Coles argumenta que los enfoques tradicionales y los de CPM/DMM aportan algo que el otro no aporta, y que ambos son necesarios para completar la penúltima etapa del discipulado de todas las naciones. También cita a Russ Mitchell, quien describe los dos paradigmas como complementarios: «Los CPM o los DMM no sustituyen la plantación de iglesias por saturación ni los procesos nacionales. Si bien los CPM y los DMM son movimientos, normalmente no son movimientos nacionales, precisamente lo que la estrategia DAWN busca facilitar. Los Movimientos de Formación de Discípulos y los procesos nacionales son complementarios».58

Conclusión de Coles: «El Señor parece estar usando tanto el SCP como el CPM/DMM para impulsarnos hacia el acceso al evangelio para todos los pueblos, preparando a la Novia de Cristo para la cena de bodas del Cordero». Que un espíritu de aprecio mutuo, aliento y colaboración caracterice nuestra interacción como hijos de nuestro Padre, esperando con ansias y apresurando la llegada de nuestro esposo.

Este espíritu de aprecio mutuo y práctica de colaboración para dar un testimonio más pleno del reino de Cristo es precisamente lo que oramos para que Dios fortalezca en las mesas redondas nacionales (que se describirán en breve) para líderes centrados en Cristo en cada país, estado, provincia u otra región del mundo. Con este fin, oramos por: el evangelio para cada persona, iglesias que hacen discípulos para cada pueblo y lugar, líderes semejantes a Cristo para cada iglesia y sector, y el poder del Espíritu para hacer realidad el Reino en cada esfera de la sociedad.

Colaboración para la Plantación de Iglesias por Saturación

El apóstol Pablo nos recuerda en 1 Corintios 12:1-31 que ninguno de nosotros, como individuos, constituye el todo. Cada uno necesita los dones espirituales de otros, que el Espíritu Santo otorga a todos los creyentes (v. 15-16). Esto significa que todos en la iglesia son necesarios (v. 21) para que todos alcancen su máximo potencial. Algunas traducciones incluso sugieren que cada uno de nosotros es «indispensable» (NVI). Esta verdad, profundamente práctica, también se aplica a todos los aspectos de la misión cristiana, incluyendo las asambleas locales de creyentes, la ecclesia (iglesia) en cualquier ciudad y la obra global de la iglesia para alcanzar a las ovejas perdidas de Dios (Lucas 15). Esta verdad nos lleva necesaria e inevitablemente a la necesidad de colaborar con otros en todos los niveles en relación con nuestra obra y nuestro llamado.

En una conversación privada, Grant Porter ha discernido tres niveles de colaboración. Al primero lo llama coordinación. Esto ocurre cuando un grupo se reúne para preguntarse: «¿Quién hace qué, dónde, con quién?». ¿Dónde están las brechas? La información compartida, la oración, el ánimo y la red surgen de la coordinación. El segundo nivel puede denominarse recomendación. Esto ocurre cuando el respeto mutuo acoge las diferentes metodologías y filosofías de ministerio para la tarea. La confianza permite al grupo A concluir: «Encomendemos al equipo ministerial B que tome la iniciativa utilizando su metodología con nuestra aprobación y apoyo». El tercer nivel de colaboración puede denominarse compromiso. Esto ocurre cuando un grupo de ministerios se reúne regularmente para debatir, planificar y orar por el éxito a largo plazo de su misión compartida. En este proceso continuo, cada miembro del grupo se compromete a lograr la mejor contribución posible para el objetivo final.

¿Cómo debemos entender la colaboración en el espíritu respecto a nuestros objetivos compartidos en Lausana? En Mateo 28, el Señor nos llama a discipular a todas las etnias (todos los pueblos). En Juan 17, Jesús ora para que lo hagamos en unidad. Sabemos por 1 Corintios 12 que la unidad no significa que todos debamos hacer lo mismo. Más bien, el capítulo habla de individuos con diversos dones espirituales que contribuyen interactivamente a la participación de la iglesia en la misión de Dios en el mundo.

Podemos aplicar este concepto de colaboración de forma útil a las mesas redondas nacionales y reuniones colaborativas que se están formando para la plantación de iglesias y el discipulado. Una mesa redonda nacional existe para compartir las buenas nuevas del evangelio con todos y discipular a los últimos, los más pequeños y los perdidos. Cualquier organización o persona que pueda contribuir está invitada a la mesa, donde se anima a los participantes a contribuir con lo que puedan, y a hacerlo en unidad guiada por el Espíritu. Las metodologías pueden variar de un país a otro, pero las mesas redondas buscan ser plataformas donde se puedan compartir ideas y planificar enfoques ministeriales de forma colaborativa. El objetivo es fortalecer iglesias más eficaces en la formación de discípulos que puedan influir en una nación con la presencia del reino de Dios. Una reunión de plantación de iglesias en Batam, Indonesia, en 2024 lo resumió así con su lema: «Colaborar para saturar».

Se prevé que la mayoría de los participantes en estas mesas redondas nacionales participen en una o más de las cuatro maneras que se describen a continuación. Estos cuatro componentes esenciales para la misión han sido clave para el éxito del Proceso Nacional de Plantación de Iglesias (NC2P) en Europa, contribuyendo a la creación de iniciativas nacionales de plantación de iglesias. Los componentes son: Liderazgo, Información, Recopilación y Sistemas.

Liderazgo del Equipo Nacional: Unos cuantos líderes de confianza, quizás de tres a cinco, actúan como anfitriones de la mesa redonda para fomentar conversaciones colaborativas. Estos anfitriones se aseguran de que todos los interesados ​​sean invitados a la mesa. Para lograrlo, las tareas del equipo nacional incluyen: visión, planificación de oraciones, comunicación, administración, fomento de la colaboración y seguimiento del progreso. A medida que un movimiento se desarrolla, puede ser útil contar con lo que se denomina una «organización principal» que asista en la administración, en el entendido de que esta organización de apoyo no es la dueña de la mesa redonda, sino que ayuda a gestionarla y facilitarla.

Recopilación de Información Estratégica: Algunos líderes de la mesa redonda investigarán para ayudar al equipo nacional y a otros participantes a identificar posibles deficiencias en el esfuerzo continuo por integrar nuevas comunidades de fe en el país. Es posible que existan deficiencias dentro de diversos grupos étnicos o ubicaciones geográficas, así como dentro de algunos grupos culturales o de afinidad. Quienes recopilan información estratégica pueden compartirla mediante mapas, videos u otros medios. La mejor manera de mantener la información actualizada es que el personal de campo comparta informes de situación regularmente con el equipo de investigación, informándoles sobre el número de iglesias plantadas y los grupos de discipulado formados. Este circuito de comunicación puede ser tan simple como tener una dirección de correo electrónico para enviar actualizaciones, o puede ser más personal entre grupos de oración donde los líderes de misión y el personal de campo comparten con los investigadores su progreso y sus necesidades de intercesión.

Reuniones: En las reuniones nacionales, todos están invitados a participar en la mesa redonda. Sin embargo, el desarrollo de relaciones de colaboración también puede comenzar a menor escala. Independientemente del tamaño de la reunión, lo ideal es que cada agencia o denominación participante comparta su progreso hacia el logro de las metas organizacionales y colabore con otras en la planificación posterior. Por ejemplo, las escuelas bíblicas y los seminarios podrían compartir información sobre el desarrollo de la próxima generación de líderes misioneros. Las actualizaciones sobre todos estos aspectos pueden presentarse con un equipo de investigación nacional o regional (abiertamente, si la seguridad lo permite, o con mayor cautela si se realiza en un entorno restringido). Los países con gran extensión geográfica o población, además de programar mesas redondas nacionales, también pueden acelerar el progreso fomentando la formación de reuniones provinciales o estatales o utilizando un enfoque virtual. Estas pueden ser iniciadas por cualquier líder responsable y funcionan bajo los mismos principios que las reuniones nacionales.

Sistemas, Herramientas y Capacitación: Esta categoría abarca diversas contribuciones de cualquier persona u organización. Las más comunes pueden incluir la oración, la capacitación, el apoyo y la evaluación de plantadores de iglesias. También es útil la creación de redes para cultivar obreros entre grupos de personas particularmente difíciles de alcanzar, además de brindar capacitación para hacer discípulos. Los sistemas, herramientas y capacitación que desarrollan las personas u organizaciones pueden apoyar los objetivos compartidos establecidos por una mesa redonda local, regional o nacional. A medida que surjan nuevas necesidades, se puede desarrollar y ofrecer apoyo adicional.

Estos cuatro componentes de una mesa redonda nacional sana y funcional son sencillos y adaptables a reuniones de cualquier tamaño. Esperamos que sean útiles en su país para promover los objetivos compartidos de Lausana:

  • El evangelio para cada persona
  • Iglesias que hacen discípulos para cada pueblo y lugar
  • Líderes cristianos para cada iglesia y sector
  • Influencia del Reino en cada ámbito de la sociedad

Si no existe una mesa redonda colaborativa o una alianza similar en su país, quizás se sienta llamado a ayudar a iniciar una. Puede encontrar más detalles en Movilizando Movimientos59. También consulte el «Llamado a la acción» al final de este documento.

Las mesas redondas nacionales operan con diversos enfoques y modelos. A continuación, se presentan breves bosquejos de varios de ellos.

Camboya

La Red de Plantación de Iglesias de Lausana se asoció con la Comunidad Evangélica de Camboya para convocar a más de veinte organizaciones, denominaciones y movimientos con el fin de forjar una visión colaborativa para la plantación de iglesias. La Red de Multiplicación actuó como la organización principal de apoyo. Un equipo nacional promovió ampliamente las reuniones iniciales del grupo en 2021 a través de las iglesias camboyanas. Los líderes se han esforzado por crear espacios para el diálogo entre los diferentes grupos, independientemente de sus diferencias metodológicas. En una reunión reciente, cada grupo compartió durante varios minutos sobre lo que está haciendo para saturar Camboya con iglesias saludables. En un gran mapa en la pared, cada grupo marcó los lugares donde está activo. Una vez que todos los grupos participantes lo hicieron, el mapa evidenció la necesidad de un mayor alcance a miles de pueblos y lugares donde no había iglesia. Un grupo pidió perdón por la forma en que habían realizado su trabajo sin respetar la cultura local. Algunos líderes se reunieron en un espacio donde los diferentes enfoques no suelen dialogar. Se generó esperanza en todos los grupos participantes al ver lo que otros también estaban haciendo en Camboya. Se dedicó tiempo para la camaradería y el networking.

Canadá

Hace casi treinta años, líderes de veintidós denominaciones formaron una organización llamada Plantación de Iglesias Canadá. Su primera reunión nacional tuvo lugar en 1997 con 279 participantes. Las reuniones nacionales se han celebrado cada dos años, con una asistencia de hasta 700 personas. Juntos, establecen metas discernidas por el Espíritu en respuesta a la investigación actual. Esto ayuda a las diferentes denominaciones a identificar grupos a los que servir y agencias misioneras con las que colaborar para acelerar la plantación de iglesias. Se ha movilizado la oración, se han publicado libros, se han intercambiado materiales de capacitación gratuitamente y se han compartido ampliamente los eventos de capacitación interdenominacionales. Las escuelas bíblicas y los seminarios están ofreciendo nuevos cursos y especializaciones. Entre las mesas redondas nacionales, en reuniones menos formales «entre sesiones», unos cincuenta líderes denominacionales discuten los desafíos y exploran soluciones. Inicialmente, Plantación de Iglesias Canadá se centró en la capacitación, el coaching y la evaluación para la plantación de iglesias. Su alcance se ha ampliado para incluir plantadores covocacionales, la plantación de microiglesias y la formación de discípulos antes de la plantación de iglesias.

República Dominicana

En República Dominicana, la Red de Plantación de Iglesias de Lausana estableció una alianza con la Mesa Redonda Nacional de Plantación de Iglesias, cuyo objetivo es sumar 12,000 iglesias en el país en los próximos años. Esta mesa redonda interdenominacional está compuesta por trece organizaciones eclesiásticas que han demostrado madurez en la reflexión misionológica y están comprometidas con la obediencia práctica a la misión de Dios. Guiada por el Espíritu Santo, la mesa redonda se reúne periódicamente para orar, intercambiar informes de logros en el campo, animarse mutuamente y celebrar. Actúa como una plataforma nacional que se centra en discernir estrategias bíblicas e inspiradas por el Espíritu Santo y luego las aplica a una plantación de iglesias eficaz. Una vez al año, la mesa redonda organiza una reunión con líderes cristianos de otros países del Caribe y Latinoamérica para animarlos a formar mesas redondas similares. En mayo de 2023, líderes de Puerto Rico, Paraguay, Venezuela, Honduras, Haití, las Pequeñas Islas del Caribe y la comunidad hispana de Estados Unidos asistieron a esta reunión internacional. Algunos de ellos ya han dado los primeros pasos para organizar mesas redondas nacionales en sus respectivos países.

España

La mesa redonda de plantación de iglesias en España se llama «La Plaza». Surgió en 2015 tras una conversación informal entre catorce representantes de iglesias, federaciones, denominaciones y organizaciones misioneras dedicadas a la plantación de iglesias. Habían escuchado a otros líderes europeos hablar sobre la plantación de iglesias y se animaron a organizar una mesa redonda en España. El lema de La Plaza es «Relaciones que impulsan la plantación de iglesias» y su visión declarada es «Motivados por nuestra unidad en Cristo, nos uniremos a la misión de Dios para ver una comunidad evangélica multiplicadora en cada comunidad estratégica (ciudades, pueblos y aldeas) de España para 2030». La Red de Temas de Plantación de Iglesias de Lausana y la Misión Cristiana Europea han servido como organizaciones fundamentales para apoyar esta red. La Plaza cuenta con un sistema de mapeo actualizado y múltiples sistemas de capacitación y coaching para la plantación de iglesias. La mesa redonda ahora cuenta con veinte líderes que incluyen un equipo ejecutivo compuesto por tres «catalizadores». Una reunión nacional presencial se lleva a cabo una vez al año y reuniones de Zoom de noventa minutos cada noventa días.

Filipinas

Hace casi 45 años, se concibió la visión de establecer 50.000 iglesias en Filipinas para el año 2000. Un esfuerzo de evangelización y plantación de iglesias convergió en un solo congreso nacional en noviembre de 1980. De esa reunión nació el movimiento DAWN 2000. Un amplio espectro de iglesias se unió a la estrategia de «una iglesia en cada barangay» del país. Se formó un comité coordinador nacional y se registró un progreso constante. De 5.000 iglesias plantadas entre 1900 y 1975 a un total de 10.500 iglesias en 1980, se fijó la meta de plantar 40.000 iglesias más para el año 2000. Según las mejores estimaciones, la encuesta nacional del año 2000 confirmó ¡51.000 iglesias en Filipinas! El equipo coordinador se disolvió después de la celebración. Luego, tras un paréntesis de siete años, Philippine Challenge asumió un rol de coordinación, con el apoyo del Consejo Filipino de Iglesias Evangélicas y otros grupos cristianos, para continuar la iniciativa de plantación de iglesias en las 82 provincias del país, con el objetivo de crear una «iglesia para cada barangay», centrándose especialmente en aquellos que se resisten.

Existen muchos más ejemplos, que se están catalogando y fomentando mediante los esfuerzos conjuntos del movimiento Collaborate to Saturate (collaborate2saturate.org).

Visión y Llamado a la Acción: Mesas Redondas Nacionales / Reuniones Colaborativas

Colaborar para Saturar: La Red de Plantación de Iglesias de Lausana se unió a la Alianza Global para la Multiplicación de Iglesias (GACX), la Red Global de Plantación de Iglesias (GCPN) y Visión 5:9 para invitar a 250 líderes de 65 naciones a Batam, Indonesia, del 29 de febrero al 2 de marzo de 2024. El propósito de la conferencia Colaborar para Saturar fue explorar maneras de avanzar en las cuatro etapas de colaboración descritas en este documento. Los líderes de las redes acordaron reunirse 90 minutos cada 90 días para compartir los frutos de la conferencia con cada nación. Desde la reunión de Batam, los líderes de las cuatro redes continúan reuniéndose cada seis semanas para colaborar en el seguimiento del creciente número de mesas redondas regionales y nacionales, intercambiar información, aprovechar el progreso y superar la duplicación. Otras redes como 24:14, Coalición de los Dispuestos y Finalizando la Tarea se han unido a la mesa redonda Colaborar para Saturar. La planificación de mesas redondas está en marcha en la mayoría de las 12 regiones de Lausana y se espera que las regiones restantes participen después de Lausana 4 en Seúl, Corea.

Trabajo Preliminar

El objetivo de la Red de Plantación de Iglesias de Lausana (LCPN) es facilitar reuniones o mesas redondas colaborativas a nivel regional, nacional, municipal y distrital que den como resultado una estrategia nacional de plantación de iglesias. Como se describe en este documento, este proceso puede integrar estrategias nacionales de arriba hacia abajo, así como enfoques locales, de base y de abajo hacia arriba. Una de las herramientas que LCPN ha utilizado en los últimos años como precursora para convocar reuniones o mesas redondas colaborativas es lo que llamamos llamadas o consultas de escucha. Normalmente hemos reunido a veinte o más líderes reconocidos en una llamada o en una reunión presencial. Nuestro objetivo ha sido generar una comprensión de las diferentes perspectivas que todos puedan escuchar e inculcar el deseo de una mayor colaboración en el desarrollo de una estrategia nacional de plantación de iglesias. Durante una reunión, LCPN invita e involucra a los participantes con seis preguntas que facilitan la escucha mutua. El facilitador plantea las siguientes preguntas:

  • ¿Cuáles son las brechas más significativas o las oportunidades restantes para el cumplimiento de la Gran Comisión en el área de plantación de iglesias y discipulado?
  • ¿Qué avances o innovaciones prometedoras ve que puedan acelerar el cumplimiento de la Gran Comisión en el área de plantación de iglesias y discipulado?
  • ¿En qué áreas es crucial una mayor colaboración para el cumplimiento de la Gran Comisión en el área de plantación de iglesias y discipulado?
  • ¿Dónde se necesita más investigación en plantación de iglesias y discipulado?
  • ¿A quién más deberíamos escuchar como parte de este proceso de plantación de iglesias y discipulado?
  • ¿Cuál es la actividad o concepto más importante y/o estratégico que la iglesia global debería abordar en la plantación de iglesias y discipulado en la próxima década?

Una vez finalizada la reunión o llamada, el facilitador recopila y resume los resultados, que luego se distribuyen a los participantes. Los líderes reconocidos en la llamada pueden entonces iniciar el proceso de convocar a otros para consultas adicionales que podrían dar lugar a una mesa redonda continua para desarrollar estrategias nacionales de plantación de iglesias.

Empezando

La pregunta clave sobre la Plantación de Iglesias por Saturación es: «¿Qué se necesita para saturar nuestra nación con el evangelio mediante la multiplicación de iglesias?».

La visión es clara:

  • El evangelio para cada persona
  • Iglesias que hacen discípulos para cada pueblo y lugar
  • Líderes como Cristo para cada iglesia y sector
  • Influencia del Reino en cada ámbito de la sociedad

Para concluir este documento, nos gustaría proponer un camino a seguir para quienes deseen involucrarse y participar en la creación de mesas redondas para la Plantación de Iglesias por Saturación. La Red de Plantación de Iglesias de Lausana propone un enfoque de dos pasos.

El primer paso es colaborar con otras redes importantes que comparten objetivos similares. Ninguna red puede lograr esta importante tarea por sí sola. Reconocemos con humildad que necesitamos trabajar juntos bajo el lema: ‘Colaborar para Saturar’. Cultivaremos una visión y un lenguaje comunes, así como un enfoque colaborativo, para las mesas redondas nacionales destinadas a la plantación de iglesias por saturación en cada nación (lo que algunos llaman «alianzas nacionales para la multiplicación de iglesias»).

Un segundo paso es trabajar juntos para identificar las mesas redondas nacionales, tanto las que se están desarrollando como las ya existentes. Fomentaremos la colaboración mediante el desarrollo de relaciones de confianza, donde se establezcan conexiones, se compartan ideas y se construya la unidad. Para ello, es importante que desarrollemos una lista de contactos relacionales (donde no haya restricciones de seguridad obvias) y compartamos la información de contacto de los líderes clave de esas entidades nacionales. Cada red que acepte trabajar junta tendrá acceso a esta lista y la actualizará (consulte los sitios web que se indican a continuación para contactarla). ¿Cómo puede participar personalmente a nivel estratégico? Un paso previo podría ser explorar si ya existe una mesa redonda nacional para hacer discípulos y plantar iglesias en su país. Colaborar para Saturar está catalogando el progreso de estas mesas redondas nacionales país por país.

Si no hay ninguna mesa redonda activa en su país, su primer paso podría ser iniciar o unirse a una conversación sobre cómo empezar a formar una mesa redonda inclusiva y un proceso nacional. En algunos países, varios líderes u organizaciones podrían haber invitado a todos a apoyar diversas iniciativas. Su primer paso podría ser invitar a estos líderes a participar en una única mesa redonda que incluya todos los esfuerzos. Una reunión inicial de oración podría centrarse en la oración de Jesús en Juan 17. Una vez que las visiones estén alineadas y las relaciones establecidas, se pueden planificar los siguientes pasos hacia una primera reunión nacional o una renovada. Al final de este documento se incluye un pacto de una página que podría resultarle útil para facilitar el proceso.`       

Si hay una mesa redonda activa en tu país, podrías preguntar si puedes reunirte con el equipo nacional para explorar cómo puedes ayudar. Al revisar tu experiencia, dones y vocación, podrías ofrecerte a realizar alguna de las siguientes acciones:

  • Participar en investigación para garantizar la disponibilidad de información estratégica que ayude a orientar el establecimiento de prioridades y la toma de decisiones para alcanzar las metas nacionales.
  • Liderar o asistir a un equipo en la planificación de programas y eventos para la próxima reunión nacional de plantadores de iglesias, líderes denominacionales y agencias misioneras en su país.
  • Brindar herramientas y capacitación en un área de fortaleza y pasión, como la movilización de movimientos de oración, coaching, desarrollo de liderazgo, mentoría u otra área donde los líderes nacionales hayan percibido una gran necesidad.
  • Orar y apoyar fielmente a los líderes y las iniciativas en curso. • Si no se le necesita de inmediato para impulsar un componente específico de su mesa redonda nacional, averigüe si existe una reunión local, estatal, provincial o de otro nivel de profesionales en la formación de discípulos y la plantación de iglesias a la que pueda unirse. Si no la hay, considere iniciar una o unirse a otros que ya estén trabajando para alcanzar esa meta. Muchos de los principios de una mesa redonda nacional también se aplican aquí.

Algunos líderes podrían estar en posición de formar parte de equipos catalizadores regionales. Donde no exista una mesa redonda nacional y el proceso de organización aún no haya comenzado, el equipo regional correspondiente podría ayudar a catalizarlo. Por ejemplo, si una mesa redonda sólida en Latinoamérica detecta que un país desea una mesa redonda nacional pero aún no la tiene, el equipo regional puede ayudar a desarrollarla. Donde el proceso ya esté en marcha, los equipos de las mesas redondas nacionales pueden ayudar a fomentar la unidad y el impulso. También pueden orar y buscar apoyo en la medida de lo posible. Los recursos para los equipos regionales están disponibles en contribute2saturate.org.

Que Jesús sea exaltado en adoración, palabra y obra mientras multiplicamos los movimientos de discipuladores y plantación de iglesias en todos los sectores de cada nación para iluminar a Cristo en nuestro mundo necesitado. De esta manera, participaremos con el Espíritu en la búsqueda del evangelio para cada persona, iglesias discipuladoras para cada pueblo y lugar, líderes semejantes a Cristo para cada iglesia y sector, y la influencia del Reino en cada esfera de la sociedad.

Para más información, visite cualquiera de estos dos sitios web:

Apéndice

Una invitación a colaborar para saturar las naciones con iglesias que hacen discípulos

La pregunta clave sobre la plantación de iglesias para la saturación es: «¿Qué se necesita para saturar nuestra nación con el Evangelio mediante la multiplicación de iglesias?»

Qué

Una reunión y un proceso colaborativo para orar, compartir actualizaciones e ideas, y discernir maneras de colaborar para plantar iglesias saludables, multiplicadoras y sostenibles en toda nuestra nación, y fortalecer las existentes. Enfocamos la oración y la acción para saturar cada espacio lingüístico, étnico, geográfico y social de nuestra nación con iglesias que multiplican discípulos.

Por qué

Hacemos esto para participar en la misión redentora del Dios trino en el mundo.

Cómo

Recomendamos este sencillo marco, implementado con un espíritu de oración, humildad, inclusión y propósito compartido:

  • Facilitar reuniones participativas y tomar las medidas iniciales.
  • Evaluar y actuar con base en la información estratégica.
  • Reunirse para coordinar los esfuerzos de plantación de iglesias para hacer discípulos, evaluar y celebrar el progreso, establecer nuevas metas y animarse mutuamente.
  • Organizar sistemas de comunicación, herramientas, capacitación y seguimiento.

Invitación

Les invitamos a participar en una red global de reuniones colaborativas para saturar cada nación con iglesias que hacen discípulos:

‘Convenimos en formar y/o apoyar una reunión nacional colaborativa para ________ (nación) para:

  • Saturar nuestra nación con iglesias saludables, que se multiplican y son sostenibles (Mateo 28:19-20)
  • Orar por y promover la unidad y la cooperación en torno a la Palabra de Dios (Juan 1:1, 14; 17:20-21)
  • Reunirnos regularmente para animarnos mutuamente y compartir investigaciones, sistemas, herramientas y capacitación
  • Dar seguimiento al progreso y planificar los próximos pasos estratégicos para lograr la meta de saturación de iglesias

Signed __________________________________________ Date ________________

Nota: Para obtener más recursos y una descripción más detallada de las mesas redondas, visite: collaboration2saturate.org.

Glosario de Definiciones

Es fundamental identificar y definir términos específicos para aclarar los objetivos. Algunos términos pueden contener diversas definiciones, en cuyo caso podría existir una perspectiva o metodología definida. Los autores eligieron los términos de la sección de definiciones por su clarificación, propósito, descripción y comprensión conceptual del lector, en circunstancias que podrían tener significados múltiples.

Discipulado

Discipular significa «hacer discípulos» (Mateo 28:19), con tres áreas principales de concentración: liberación (evangelización y bautismo), desarrollo (enseñanza a obedecer los mandatos de Cristo) y despliegue (capacitación y envío a la misión de Dios)60. Por lo tanto, discipular se refiere a una relación integral e intencional con las personas con el propósito de alcanzar la madurez y la reproducibilidad centradas en Jesús.61 Discipular implica colaborar con Jesús en su vida y misión.62

Movimiento de Formación de Discípulos (DMM)

El término movimiento de formación de discípulos (DMM) se refiere a la reproducibilidad de grupos impulsados ​​por el discipulado que se manifiestan en más de dos generaciones espirituales. A veces sinónimo del Movimiento de Plantación de Iglesias (CPM), los DMM tienden a utilizar métodos de enseñanza inductivos y se centran en la multiplicación dinámica autóctona mediante grupos pequeños.

Plantador de Iglesias

El término plantador de iglesias se refiere a un discípulo que se adhiere obedientemente al llamado de la Gran Comisión para reproducir discípulos que se reúnen, sirven y se desarrollan colectivamente como nuevas iglesias.

Plantación de Iglesias

La definición bíblica de «plantar» iglesias (1 Corintios 3:5-9) proviene del apóstol Pablo, cuando se refirió directamente a «poner un fundamento» donde no lo había (1 Corintios 3:10-15; Romanos 15:20)63. El término «iglesia» se refiere a los creyentes de Cristo reunidos que forman el cuerpo de Cristo (Efesios 3:6; 4:11-16; 5:23; Colosenses 1:8). La plantación de iglesias es un proceso planificado para fundar y desarrollar nuevas iglesias siguiendo la obediencia a la Gran Comisión. Sin embargo, los métodos para plantar una nueva iglesia dependen de muchas variables (cultura, geografía, grupo étnico, red, ideología, etc.).

Plantación de Iglesias por Saturación (SCP)

La saturación denota la esencia de la influencia y la adhesión al evangelio dentro de espacios geográficos, étnicos y culturales. Este método de inicio de iglesias destaca la plantación de iglesias como el medio para movilizar a toda la iglesia en toda la nación64. Generalmente, se considera una proporción aproximada de una iglesia que hace discípulos por cada mil personas no regeneradas.

Movimiento de Plantación de Iglesias (CPM)

Un MPI es una multiplicación reproducible de discípulos que hacen discípulos y líderes que desarrollan líderes, lo que resulta en que iglesias locales (generalmente iglesias en casas) planten más iglesias. Estos nuevos discípulos e iglesias comienzan a extenderse rápidamente por un grupo étnico o segmento de población, satisfaciendo las necesidades espirituales y físicas de las personas. Comienzan a transformar sus comunidades a medida que el nuevo Cuerpo de Cristo vive los valores del reino.65

Plantación de Iglesias Pioneras (PCM)

PCM consiste en el empleo de metodologías contextualizadas de plantación de iglesias, utilizadas por organizaciones misioneras o de redes colaboradoras para alcanzar a grupos de personas no alcanzados, que pueden residir en entornos reticentes o cerrados.

Colaboración

La colaboración se refiere a las alianzas de trabajo que comparten información, metodologías y resultados entre organizaciones, iglesias, redes u otras entidades para el propósito de la Plantación de Iglesias Pioneras (SCP).

Gran Comisión

La Gran Comisión es una directiva divina para quienes han sido salvos por gracia y llenos del Espíritu Santo: “Fructificad, multiplicaos y llenad la tierra”.66 El propósito de la comisión de Cristo se centra en la misión de los discípulos: “Ayudar a los conversos a alcanzar la plena obediencia a la fe”, específicamente en lo que respecta al bautismo, la evangelización mundial y el cumplimiento de los mandamientos de Jesús.

El Gran Mandamiento

El Gran Mandamiento es una directiva divina para todos los creyentes en el cuerpo de Cristo: amar al Señor tu Dios con todo tu corazón y amar a tu prójimo como a ti mismo (Mateo 22:37, 39). Esto aplica independientemente de tu género, edad u origen étnico.

  1. James H. Montgomery, DAWN 2000: 7 Million Churches to Go (Pasadena, CA: William Carey Library, 1989). 
  2. Lausanne Movement. The Cape Town Commitment: A Call to Action (Peabody, MA: Hendrickson Publishers, 2010).
  3. This section is adapted from Charles Van Engen, ‘Why Multiply Healthy Churches? Biblical and Missiological Foundations’, in Planting Healthy Churches, ed. Teja, Gary and John Wagenveld (Sauk Village, IL: Multiplication Network Ministries, 2015), 23-60. It originally appeared in Spanish as ‘¿Porqué Sembrar Iglesias Saludables? Bases Bíblicas y Misiológicas’, in Juan Wagenveld, Sembremos Iglesias Saludables: Un Acercamiento Bíblico y Práctico al Estudio de la Plantación de Iglesias (Editorial Miami: Unilit, 2004), 48-85.
  4. Gen 3:20; 5:1-2; 9:19; 10:1-32; Ps 100:3; John 1:3; Acts 17:24-31; Rom 11:36; 1 Cor 8:6; Eph 3:14-19; Col 1:16-17).
  5. See, for example, Exod 22:27; Num 14:18; Deut 5:9-10; 7:9-10; 2 Chron 30:9; Neh 9:17; Ps 51:1; 86:5, 15; 103:8, 11:4; 112:4; 116:5; 145:8; Joel 2:13; Jonah 4:2; Micah 7:18; James 5:11.
  6. Isa 6:8; 42:5-7; 49:6; 61:1-3; Luke 2:32; 4:18-19.
  7. cf Isa 49:6; 61:1-3; Luke 2:32; 4:18-19.
  8. Matt 28:18-20—compare with Matt 10:5-15; Mark 16:15-16; Luke 24:46-49 through Acts 1:8; and John 15:12-17 with 21:15-17.
  9. Several missiologists connect the mission of the church (and in some cases, the multiplying of new churches) with the theme of preaching the good news of the kingdom of God. See, for example, Juan Driver, Imágenes de una Iglesia en Misión: Hacia una Eclesiología Transformadora, 61-69; Darrell L. Guder, The Continuing Conversion of the Church, 28-48; Fred Herron, Expanding God’s Kingdom through Church Multiplying, 3-30; René Padilla, Mission Between the Times, 180-193; Daniel Sánchez et al., Starting Reproducing Congregations, 9-14; Howard Snyder with Daniel Runyon, Decoding the Church, 161; Valdir R. Steuernagel, Obediencia Misionera y Práctica Histórica, 154-56; Charles Van Engen, Dean Gilliland, and Paul Pierson, eds., The Good News of the Kingdom, 69-106; and Johannes Verkuyl and Dale Cooper, Contemporary Missiology, 89-204.
  10. This phrase is adapted from the definition of mission in McGavran, Understanding Church Growth, 35.
  11. Gen 12:3; Exod 19:5-6; Deut 26:18-19; Isa 42:6; 49:6; Gal 3:8; 1 Pet 2.9.
  12. Wonsuk Ma and Julie C. Ma, eds., Asian Church & God’s Mission (Manila: Mountain World Mission, 2003), 49-50.
  13. This phrase is adapted from the definition of mission in Donald McGavran, Understanding Church Growth, 35.
  14. Donald A. Hagner, Matthew 1-13, WBC, vol. 33a (Dallas: Word Books, 1993), 76-77; W. D. Davies and Dale C. Allison, A Critical and Exegetical Commentary on the Gospel According to Saint Matthew, ICC (Edinburgh: T&T Clark, 1988), 1:398; R. T. France, The Gospel of Matthew, NICNT (Grand Rapids: William B. Eerdmans, 2007), 96, 147; John Nolland, Gospel of Matthew (Grand Rapids: William B. Eerdmans, 2005), 179. 
  15. Mark 3:14; 6:12; 16:15; Luke 9:2; 24:47; Matt 10:7; 28:19.
  16.  Eckhard Schnabel, Early Christian Mission (Downers Grove: IV Academic, 2021). The author has shown the practical possibility of achieving this mission, and how the pairs of disciples could have preached in each of the known cities, villages, and settlements in a relatively short period. 
  17. Schnabel, Early Christian Mission, 1: 527-32.
  18. Herbert J. Kane, Christian Missions in Biblical Perspective (Grand Rapids, Baker Book House, (1976), 75. For evidence of Kane’s assertion, see Acts 16:6-7, 9-12; 18:5, 23, 27; 19:10, 21, 22, 26, 29; 20:18; 1 Cor 16: 1, 5, 15, 19; 2 Cor 1:1, 8, 16; 2:13; 7:5; 8:1; 9:2; 11:10; Gal 1:2; Rom 15:26; Phil 4:15; 1 Thess 1:7-8; 4:10; 1 Tim 1:3; 2 Tim 1:15.
  19. Roland Allen, Missionary Methods—St. Paul’s or Ours? A Study of the Church in the Four Provinces (New York: Fleming H. Revell, 1913), 17-18.
  20. David J. Bosch, Transforming Mission, (Maryknoll, NY: Orbis Books, 1991), 130. 
  21. Kane, Christian Missions in Biblical Perspective, 82; cf. Dean Gilliland, Pauline Theology, 233. 
  22. Note the fourfold use of pas (‘all,’ ‘always’) in the commission passage.
  23. Paul Eshleman, ‘Prioritizing the Essential Elements of the Great Commission,’ Lausanne Strategy Working Group, 2010, https://lausanne.org/content/world-evangelization-in-the-21st-century.
  24. James Montgomery, ‘How DAWN tackles the Great Commission,’ DAWN Report no. 6 (March 1988), 9.
  25. Michael W. Goheen and Timothy M. Sheridan, Becoming a Missionary Church: Lesslie Newbigin and Contemporary Church Movements (Grand Rapids: Baker, 2022), 20.
  26. Goheen and Sheridan, Becoming a Missionary Church, 20-28.
  27. Goheen and Sheridan, Becoming a Missionary Church, 35.
  28. Goheen, Michael W. Introducing Christian Mission Today: Scripture, History, and Issues (Downers Grove, IL: Intervarsity Press, 2014), 169-170.
  29. James H. Montgomery and Donald A. McGavran, The Discipling of a Nation (Milpitas, CA: Global Church Growth, 1980), 17. 
  30. Montgomery and McGavran, The Discipling of a Nation, 21. 
  31. James H. Montgomery, ‘Can We Disciple Whole Countries?’, Evangelical Missions Quarterly (January 1984), 3.
  32. Montgomery, ‘Can We Disciple Whole Countries?’, 4.
  33. James A. Montgomery, DAWN 2000: 7 Million Churches to Go (Pasadena, CA: William Carey Library, 1989), 99.
  34. Raphael Anzenberger, Whole-Nation Saturation Church Planting: Towards a New Dawn? (Columbia International University, 2020).
  35. SCPG identifies the following seven characteristics of ‘Antioch churches’: (1) target driven, (2) measurable incarnate values, (3) people empowerment intensive, (4) laterally postured, (5) interdependent leadership, (6) Antioch related to other churches, and (7) telescoping. 
  36. Christ Together pursues four priorities to pursue this vision: (1) mobilization—God’s people taking responsibility for the lostness of a defined people in a defined place; (2) transformation—God’s people transformed into the image of Christ, resulting in gospel renewal of lives, communities, and cultures; (3) multiplication—God’s people continually reproducing disciples, leaders, and churches for the gospel saturation of a place; and (4) collaboration—all expressions of the church in a place partnering together for gospel saturation.
  37. Goheen and Sheridan, Becoming a Missionary Church, 120.
  38. Kwame Bediako, Christianity in Africa: The Renewal of Non-Western Religion (Edinburgh: Orbis Books, 1996), 121.
  39. Goheen and Sheridan, Becoming a Missionary Church, 253-274.
  40. Eun Moo Lee and Timothy Park, eds., Asian Churches in Global Mission (East-West Center for Missions Research & Development, 2012), 124.
  41. Send Institute is a gathering of missiologists from across North America who meet to plan for evangelization and church planting. They were convened by Ed Stetzer with the organization being housed at Wheaton College.
  42. Lesslie Newbigin, The Open Secret: An Introduction to the Theology of Mission (Eerdmans Publishing Company, 1995; reprint; original 1973), 110, 113, 150.
  43. Lee and Park eds. Asian Churches in Global Mission, 124.
  44. Warrick Farah, Motus Dei: The Movement of God to Disciple the Nations, (William Carey, 2021).
  45. See for example, Brother Yun and Paul Hattaway, The Heavenly Man, Piquant Editions, 2003.
  46. See https://2414now.net/resources/#global-movement-statistics. It was felt that ongoing publishing of even aggregate statistics for dangerous regions should be deemphasized, even as movements keep multiplying.
  47. This list is from Curtis Sergeant on www.Discipleship.org; compare to Garrison, 33-40 and Tasse, 179.
  48. Victor John, Bhojpuri Breakthrough, A Movement that Keeps Multiplying, (WIGTake Resources, 2019).
  49. Christian Schwarz, Natural Church Development: A Guide to Eight Essential Qualities of Healthy Churches (Apple Valley, MN: ChurchSmart Resources, 2012).
  50. Murray Moerman, Mobilizing Movements: Leadership Insights for Discipling Whole Nations (Littleton, CO: William Carey, 2021), 35.
  51. Ken Davis, Is There Another Way to Plant a Church? in Gary Teja and John Wagenveld eds. Planting Healthy Churches, (Multiplication Network Ministries, 2015), 305.
  52. For those who would like to go deeper you can reference the book here: https://www.multiplicationnetwork.org/resources/ministry-toolbox/64-planting-healthy-churches.
  53. Anzenberger. Whole-Nation Saturation Church Planting: Towards a New Dawn? (Columbia International University, 2020). https://scp.outreach.ca/Portals/scp/SCP%20Towards%20a%20New%20Dawn%20Final.pdf. 
  54. Bosch. Transforming Mission, 51.
  55. Chuck Baker, Security in Intercession for the Unreached: Secret or Wise? Missions Frontiers, Jan-Feb 2021.
  56. Victor John and Dave Coles, Bhojpuri Breakthrough, A Movement that Keeps Multiplying, WIGTake Resources, 2019.
  57. Dave Coles, ‘Preparing Christ’s Bride: Saturation Church Planting and CPM/DMM’ (blog, 18 May 2023), https://lausanne.org/about/blog/preparing-christs-bride.
  58. Russ Mitchell, ‘Three Insights that Facilitate Nationwide Disciple-making Movements’, EMQ 55, no. 1 (January-March 2019), 42.
  59. https://missionbooks.org/products/mobilizing-movements. Please let us know if you need help obtaining a copy.
  60. Bill Hull, The Complete Book of Discipleship: On Being and Making Followers of Christ (Colorado Springs, CO: NavPress, 2006), 34.
  61. Ralp Moore, Making Disciples: Developing Lifelong Followers of Jesus Christ (Ventura, CA: Regal, 2012), 42.
  62. Keith Johnson, Theology as Discipleship (Downers Grove, IL: InterVarsity Press, 2015), 146.
  63. Mike Barnett and Robin Martin, eds., Discovering the Mission of God: Best Missional Practices for the 21st Century (Downers Grove, IL: InterVarsity Press, 2012), 58.
  64. Murray Moerman, Mobilizing Movements: Leadership Insights for Discipling Whole Nations (Littleton, CO: William Carey, 2021), xi.
  65. Dave Coles and Stan Parks, 24:14—A Testimony to All Peoples: Kingdom Movements around the World (Spring, TX: 24:14 Publishing, 2019), 315. 
  66. Matthew Fretwell, Church Planting by Making Disciple-Makers (Castlerock, UK: Timeless Publication, 2020), 68.
  67. Andreas J. Köstenberger, Andreasand Peter O’Brien, Salvation to the Ends of the Earth: A Biblical Theology of Mission (Downers Grove, IL: InterVarsity Press, 2001), 105.
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