«¿Pueden todos los cristianos de Inglaterra permanecer de brazos cruzados mientras estas multitudes en China perecen por falta de conocimiento?».[1]
Estas palabras de James Hudson Taylor expresaban su frustración ante la autocomplaciente satisfacción de los fieles en Inglaterra cuando tantas personas en todo el mundo no habían oído nunca el evangelio del Señor Jesucristo. Una de las grandes contribuciones del movimiento misionero protestante ha sido el sentido de urgencia que ha aportado a la tarea de la evangelización mundial.
En los últimos años, los Movimientos de Formación de Discípulos (MFD) han recibido una gran atención como enfoque misional que apunta a un crecimiento rápido y extendido del evangelio. Estos movimientos, enraizados en la tradición de la misionología protestante de la que fueron pioneros figuras como Roland Allen y Donald McGavran, hacen hincapié en la multiplicación de discípulos que hacen discípulos, lo que conduce a la rápida plantación de iglesias autóctonas. Allen y McGavran se sentían frustrados por los abordajes de la misión que obtenían resultados limitados. Cuando McGavran se vinculó con el pensamiento de Allen, nació el movimiento de crecimiento de iglesias. McGavran fue pionero en nuevas formas de medir el crecimiento de iglesias, de modo que el análisis sociológico pudiera informar la praxis misionera. Los MFD han surgido como la iteración más reciente de los principios de crecimiento de iglesias. Sin embargo, su enfoque en la velocidad y el alcance los hace vulnerables a patrones de pensamiento influenciados por el secularismo occidental. En este artículo se examinan estas cuestiones.
Entender los MFD
En el corazón del pensamiento de los MFD se encuentra el deseo apasionado de ver a muchas personas llegar a la fe en Jesucristo. Esta urgencia se refleja en el lenguaje de «multiplicación rápida» y «propagación rápida» utilizado para definir estos movimientos. Por ejemplo, Zúme define un MFD como «un aumento rápido y exponencial de discípulos que hacen discípulos».[2] De modo similar, Daniel Sinclair presenta los MFD con una gama de definiciones, todas las cuales incluyen el tema del crecimiento rápido.[3] Los MFD suelen establecer medidas específicas en torno al alcance y la velocidad, tales como un objetivo de cuatro generaciones de grupos y 75 grupos con 500 discípulos en tres años. Es importante destacar que «en tres años» significa desde el inicio del movimiento, no desde el inicio del involucramiento misional en un contexto particular. Es probable que sean necesarios muchos años de trabajo preparatorio antes de que comience un movimiento. El énfasis en la velocidad y la escala está impulsado por una profunda preocupación por los millones de personas que nunca han escuchado el evangelio junto con un sentimiento de frustración ante los enfoques más lentos de la evangelización y la plantación de iglesias. Los proponentes de los MFD argumentan que la Gran Comisión nos llama a hacer discípulos de todas las naciones, y creen que los enfoques de los MFD pueden ayudar a cumplir este mandato de manera más eficaz y rápida.
Velocidad y alcance en el secularismo occidental
Sin embargo, los temas de velocidad y alcance también plantean riesgos para los cristianos occidentales de la modernidad tardía que viven en una cultura secular. Charles Taylor demostró que vivimos en una era secular que no ve ninguna necesidad de Dios ni de nada espiritual.[4] Al excluir a Dios o cualquier cosa espiritual de la vida cotidiana común y corriente, también hemos cambiado la forma en que experimentamos el tiempo. Como afirma el sociólogo alemán Harmut Rosa, estamos experimentando una aceleración social: sentimos que el tiempo se acelera.[5] Un minuto sigue siendo un minuto, una hora sigue siendo una hora. Pero la innovación tecnológica nos ha permitido concentrar cada vez más acontecimientos comunicativos en cada minuto y hora. Una forma de ilustrarlo es pensar en los plazos socialmente aceptables para responder a mensajes. El correo aéreo exigía una respuesta en pocas semanas. Los mensajes de correo electrónico requieren una respuesta en días o una semana. Los mensajes de WhatsApp requieren una respuesta en minutos u horas.
La aceleración tecnológica conduce a la aceleración social, que acelera a su vez el ritmo al que cambian valores y actitudes sociales. El tiempo está cada vez más controlado por los gigantes tecnológicos, por Silicon Valley. El mensaje que transmiten es que el éxito empresarial pasa por llegar a mucha gente muy rápidamente: velocidad y alcance. La clave para conseguirlo, según Silicon Valley, es aprovechar nuestra creatividad e innovar. Y ellos nos proporcionarán la tecnología que nos permita hacerlo.[6]
El riesgo para los MFD es que aceptemos la aceleración social sin darnos cuenta. Dado que, como cristianos occidentales, el secularismo es el aire que respiramos, es imposible que no seamos moldeados por la narrativa secular. En lo que respecta a los MFD, es fácil que los occidentales de la modernidad tardía piensen que ser grandes y rápidos es lo más importante. Y es fácil pensar que la manera de llegar a un gran número de personas muy rápidamente es aprovechando nuestra innovación y creatividad. Así que innovamos con nuevas estrategias y herramientas específicas que delinearán un movimiento. Creemos que, al diseñar nuevos enfoques creativos para la misión, encontraremos la herramienta, la técnica o la tecnología que destrabará el crecimiento masivo. Pero, como dice Os Guiness: «En ninguna parte es más mundana la iglesia moderna que en su apasionada idolatría de nociones modernas como cambio, pertinencia, innovación y estar en el lado correcto de la historia».[7]
Andrew Wilson hace una observación similar en su evaluación de los temas que conforman el Occidente secular ‘WEIRDER’8:
Las personas “WEIRDER”, incluso las que pertenecen a la iglesia, son pelagianas por naturaleza. Creemos que el éxito se consigue intentando, no confiando; queremos que las cosas funcionen y, si no funcionan, experimentamos con otra cosa; somos más propensos que nuestros antepasados a venerar estrategias, pasos y soluciones, y menos propensos que ellos a honrar misterios, místicos y mártires; y odiamos la idea de «perder», sea lo que sea eso. Por eso, si la iglesia disminuye en número o se desplaza hacia los márgenes de la sociedad, nuestro instinto nos lleva a suponer que hemos pasado algo por alto, y tratamos de rectificarlo cambiando de táctica. Esto genera muchas innovaciones, sin duda, pero también grandes esfuerzos y una buena dosis de ansiedad. Es lo que ocurre siempre con el pelagianismo.9
Diagonalización
Para afrontar estas tensiones, el concepto de «diagonalización» propuesto por Christopher Watkin puede ser una herramienta útil.[10] La diagonalización implica identificar falsas dicotomías culturales y presentar una perspectiva bíblica que trascienda estas falsas opciones. Por ejemplo, la dicotomía entre «si nos preocupamos por los perdidos, debemos generar tanto crecimiento como sea posible» y «el crecimiento es responsabilidad de Dios, no nuestra» puede ser diagonalizada diciendo que «Dios da crecimiento mientras débiles heraldos proclaman un mensaje insensato». De modo similar, la dicotomía entre “el éxito significa crecer rápidamente” y “el éxito no nos incumbe” puede ser diagonalizada diciendo: “En la medida en que seamos fieles a Dios, él cumplirá sus promesas”. Este enfoque nos anima a evitar el pensamiento simplista de «una cosa o la otra» y a buscar una comprensión de la misión más matizada y bíblicamente fundamentada. Utilizar el lenguaje de la diagonalización nos ayuda a estar alerta ante los hombres de paja y nos anima a caminar con cautela entre falsas dicotomías. Hay muchas cosas maravillosas en el pensamiento de los MFD. Hay algunas ideas de los MFD que son confusas. Si caemos en categorías de blanco y negro, no seremos capaces de sortear estas tensiones.
Reflexiones
Es importante reconocer las valiosas contribuciones de los MFD. Su énfasis en la oración apasionada, la prioridad de la evangelización y el empoderamiento de líderes locales para hacer discípulos que hagan discípulos son transformadores y alentadores. El sentido de urgencia y prioridad que los MFD aportan a la misión evangélica es una contribución vital que no debe ser desestimada. El reto, entonces, es permanecer apasionadamente convencido de la urgencia y prioridad de la misión del evangelio sin dejarse arrastrar por narrativas seculares de velocidad y alcance. Esto requiere un compromiso cuidadoso con los enfoques de los MFD que esté dispuesto a afirmar sus puntos fuertes al tiempo que examina críticamente sus posibles debilidades o puntos ciegos.
El crecimiento no es automáticamente la trayectoria que Dios da a la iglesia. Cuando seguimos la narración bíblica, vemos que el pueblo de Dios experimenta bendición y juicio, crecimiento y contracción. La iglesia crece rápidamente en los primeros capítulos de Hechos. En las cartas a las iglesias al principio del Apocalipsis, el Señor Jesús puede quitar el candelabro de algunas congregaciones.
Una de las tentaciones del secularismo occidental es el convencimiento de que la innovación es la respuesta a todos nuestros problemas, y que, si algo es nuevo, debe ser bueno. Ciertamente el pensamiento de los MFD contiene muchas ideas nuevas y buenas. No obstante, debemos reconocer que algunos temas significativos de la praxis de los MFD no son nada nuevos. Se hacen eco de siglos de historia de la misión. Por ejemplo, los MFD se centran en discípulos locales que hacen nuevos discípulos dentro de su propia cultura y contexto, señalando que esta forma de comunicación del evangelio es particularmente eficaz. Esta observación refleja temas del cristianismo mundial, ya que reconoce y honra contribuciones de cristianos de todo el mundo a la misión mundial. Misioneras afroamericanas como Rebecca Protten y Betsey Stockton y misioneros africanos como Samuel Crowther y Apolo Kivebulaya hicieron contribuciones extraordinarias a la misión mundial, pero sus historias son relativamente desconocidas en comparación con las de personas como William Carey y Adoniram Judson.[11] Históricamente, el crecimiento explosivo de la iglesia rara vez ha venido de misioneros extranjeros. Por lo general, los misioneros extranjeros han llevado a Cristo a un pequeño número de personas de un lugar. Ha sido a través de la evangelización realizada por estos primeros conversos que se ha producido un crecimiento más rápido del evangelio.[12]
También debemos reconocer que, en la historia de la misión, Dios es bondadoso al dar un crecimiento notable en momentos de su propia elección soberana. A menudo, el crecimiento rápido viene después de tiempos de ministerio lento y laborioso que parece insatisfactorio. Un riesgo de la praxis de los MFD es dar a entender que los enfoques anteriores de la misión eran deficientes porque producían resultados limitados. Pero tal vez se esté recogiendo una cosecha a través de los MFD precisamente porque generaciones de obreros evangélicos han levantado fielmente rocas del suelo. Ellos, a su vez, han permitido a las siguientes generaciones arar y sembrar para que hoy pueda haber cosecha.
Mientras recorremos las complejidades de los MFD y otros enfoques misionales, aferrémonos a la verdad de que Dios da crecimiento mientras débiles heraldos proclaman un mensaje insensato,[13] confiando en el tiempo y los propósitos soberanos de Dios más que en los nuestros.
Notas
- James Hudson Taylor, China’s Spiritual Need and Claims, 1st ed. (London: James Nisbet, 1865).
- ‘What is a disciple making movement?’ ZúmeVision, accessed 24 April 2024, https://zume.vision/articles/what-is-a-disciple-making-movement/.
- Daniel Sinclair, Mission Possible: Defining and Empowering your Ministry among the Unreached (Blackie, AB: MOF Publishing, 2021), 54.
- Charles Taylor, A Secular Age (Cambridge: Belknap Press, 2007).
- Hartmut Rosa, Social Acceleration: A New Theory of Modernity (New York: Columbia University Press, 2015).
- See Andrew Root, The Congregation in a Secular Age: Keeping Sacred Time Against the Speed of Modern Life, Ministry in a Secular Age, Vol. 3 (Grand Rapids: Baker Academic, 2021).
- Os Guiness, Fool’s Talk: Recovering the Art of Christian Persuasion (Downers Grove: IVP Books, 2015).
- “WEIRDER» describe la cultura occidental moderna tardía como occidental, culta, industrializada, rica, democrática, excristiana y romántica (en inglés, Western, Educated, Industrialized, Rich, Democratic, Ex-Christian, Romantic)..
- Andrew Wilson, Remaking the World: How 1776 Created the Post-Christian West (Wheaton: Crossway, 2023), 288.
- Christopher Watkin, Biblical critical theory: How the Bible’s Unfolding Story Makes Sense of Modern Life and Culture (Grand Rapids: Zondervan, 2022).
- Jon F. Sensbach, Rebecca’s Revival: Creating Black Christianity in the Atlantic World (Cambridge: Harvard University Press, 2005); Gregory H. Nobles, The Education of Betsey Stockton: an Odyssey of Slavery and Freedom (Chicago: University of Chicago Press, 2022); Emma Wild-Wood and George Mpanga, The Archive of a Ugandan Missionary: Writing by and about Apolo Kivebulaya (Oxford: Oxford University Press, 2022); Andrew F. Walls, ‘The Legacy of Samuel Ajayi Crowther,’ International Bulletin of Missionary Research 16, no. 1 (1992), https://doi.org/10.1177/239693939201600104, https://journals.sagepub.com/doi/abs/10.1177/239693939201600104.
- Nota del editor: Ver Multiplicar discípulos en «el cementerio de las misiones» por Victor John y Dave Coles en Análisis Mundial de Lausana, marzo 2022..
- 1 Corintios 1:18-2:4.