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¿Musulmanes seguidores de Jesús?

Joseph Cumming 18 Oct 2010

Editor's Note

El presente Texto Previo para Ciudad del Cabo 2010 fue escrito por Joseph Cumming como una reseña del tema a debatirse en la sesión Multiplex sobre el islamismo. Los comentarios a este texto realizados a través de la Conversación Global de Lausana serán remitidos al autor y a otras personas para ayudar a dar forma a sus presentaciones finales en el Congreso.

 ¿Puede uno ser un musulmán y TAMBIÉN un seguidor de Jesús? ¿Se trata de un oxímoron? ¿Cómo deberían evaluar esto los cristianos que creen en la Biblia?

En 1979, mi mejor amigo decidió que no se consideraba un “cristiano” sino un “judío mesiánico”. John venía de un trasfondo secular judío y de hecho era un hindú practicante antes de conocer a Jesús. Luego, estuvo activo durante tres años en una iglesia cristiana que creía en la Biblia. Pero ahora John se sintió llamado a reconectarse con sus raíces judías, a unirse a una sinagoga mesiánica, guardar un hogar kosher y criar a sus hijos como judíos. No veía ninguna contradicción entre seguir a Jesús como Mesías e identificarse –étnica y religiosamente– como judío.

Al igual que la mayoría de los cristianos en la década de 1970, reaccioné inicialmente con escepticismo, citando textos bíblicos que a mi entender rechazaban el cashrut como contrario a nuestra libertad en Cristo. Aprendí gradualmente que esos textos podían entenderse de otra forma, y llegué a respetar la legitimidad del incipiente movimiento mesiánico. Pero esto no antes de lastimar a mi amigo con mi hostilidad ante su esfuerzo por explorar su identidad como un seguidor judío de Jesús.

La comunidad judía más amplia también reaccionó negativamente. La mayoría consideraba al judaísmo mesiánico como un mero cambio de etiqueta para los esfuerzos cristianos de siglos por convertir a los judíos, destruyendo la identidad judía. Para ellos, los judíos mesiánicos no eran judíos en absoluto. Sin embargo, recientemente, algunos líderes y eruditos judíos han sugerido cautelosamente que los judíos mesiánicos que observan fielmente la Torá y la halajá, que participan de una forma constructiva en la vida de la comunidad judía y que transmiten tradiciones judías a sus hijos, están equivocados pero deben ser reconocidos como compañeros judíos.

En la década de 1980 comenzó un movimiento similar entre los musulmanes que habían creído en Cristo. Se trataba de musulmanes que confiaban en Jesús como Señor y Salvador divino, creían que Jesús murió por sus pecados y resucitó, e insistían en que esto no los convertía en ex musulmanes ni en conversos a la religión cristiana. Deseaban permanecer dentro de su comunidad musulmana, honrando a Jesús en ese contexto.

Las reacciones, tanto en las comunidades musulmanas como en las cristianas, han variado mucho. Del lado musulmán, algunos han sido perseguidos por sus creencias, mientras otros son aceptados cautelosamente dentro de sus comunidades. Del lado cristiano, los defensores los consideran “musulmanes mesiánicos” a quienes deberíamos aceptar –tal como aceptamos a los judíos mesiánicos– como auténticos discípulos de Jesús. Los críticos sostienen que el islamismo y el judaísmo son diferentes: que la identidad musulmana es irreconciliable con la fe bíblica.

Cuando Nabil(1) tuvo un encuentro con Jesús que transformó su vida, se mantuvo dentro de la comunidad musulmana, participando en las oraciones musulmanas. Al conocerse su amor por Jesús entre su familia y amigos, algunos siguieron su ejemplo, pero otros hasta llegaron a intentar asesinarlo. Luego de estar preso por sus creencias, decidió que ya no se consideraba un musulmán. Vio al islamismo como el sistema responsable de perseguirlo. Hoy Nabil se considera un cristiano. Pero algunos que lo siguieron en la fe aún se consideran musulmanes.

Ibrahim era un respetado erudito del Corán, un hafiz. Cuando decidió seguir a Jesús, analizó cuidadosamente los versos coránicos que se considera en general que niegan la Trinidad, la divinidad de Jesús como Hijo de Dios, la muerte propiciatoria de Jesús y la integridad textual de la Biblia. Llegó a la conclusión de que cada uno de estos versículos estaba abierto a interpretaciones alternativas, y que en consecuencia podía seguir a Jesús como musulmán. Pronto miembros de su familia y su comunidad llegaron a compartir la fe de él en Jesús como Señor y Salvador. Ibrahim fue preso también por su fe pero, a diferencia de Nabil, mantuvo su deseo de seguir a Jesús como musulmán. No obstante, algunas personas que él llevó a Jesús ya no se consideran musulmanes. Ibrahim y Nabil son amigos y se respetan como hermanos, aunque discrepan en cuanto a su identidad.

Cuando cristianos de otras culturas se encuentran con creyentes como Nabil e Ibrahim, tienen reacciones encontradas. Phil Parshall y John Travis han trabajado, entre ambos, más de 60 años entre musulmanes, y discrepan respetuosamente. Publicaron una serie de artículos en revistas misionológicas, indicando los puntos en los cuales no concuerdan. A estos artículos les siguieron muchos de otras personas.

En términos técnicos, se lo conoce como el “debate C4-C5”, siguiendo una escala diseñada por Travis para describir varias comunidades centradas en Cristo (“C”) con las que se identifican los creyentes en Jesús con trasfondo musulmán (MBB) y las formas en que entienden su identidad:

C1 – MBB en iglesias radicalmente distintas de su propia cultura, donde el culto se realiza en un idioma distinto de su lengua madre

C2 – Igual que C1, pero el culto es en el idioma madre de los MBB

C3 – MBB en iglesias cristianas culturalmente autóctonas que evitan formas culturales consideradas “islámicas”

C4 – MBB en congregaciones culturalmente autóctonas que retienen formas “islámicas” bíblicamente permisibles (ej.: postrarse en oración), invistiéndolas de significado bíblico. Podrían no llamarse “cristianos” (ej.: “seguidores de Jesús”), pero no se consideran musulmanes.

C5 – Musulmanes que siguen a Jesús como Señor y Salvador en comunidades de creyentes que piensan en forma similar dentro de la comunidad musulmana, y que siguen identificándose cultural y oficialmente como musulmanes.

C6 – Creyentes secretos/clandestinos (subterráneos).

La discrepancia más vigorosa es entre los defensores de C4 y C5. Para ayudar a los lectores a entender los temas, estableceré aquí las preocupaciones expresadas por defensores de C1-C4 preocupados por C5. Luego resumiré las respuestas de los defensores de C5. Estas preocupaciones y respuestas están entre comillas para dejar en claro que son los puntos de vista de otras personas y no necesariamente los míos. A continuación de estos, agregaré mis propios comentarios.

Preocupación de C4: “La Biblia (ej.: 1 R. 18:21; 2 R. 17:27-41) condena el sincretismo. Intentar ser a la vez musulmanes y seguidores de Jesús es sincretismo”.

Respuesta de C5: “Este no es el sincretismo que condena la Biblia. Los creyentes C5 viven bajo la autoridad de la Biblia (ej.: 1 Co. 9:19-23; Hch. 16:1-3; 21:20-40), reinterpretando o rechazando todo lo que sea contrario a la Biblia”.

Comentario: Ambos lados de esta discusión han realizado un serio trabajo exegético de la Biblia, que consideran que apoya sus puntos de vista. Es imposible hacer justicia a un lado u otro en este artículo. Los lectores harían bien en analizar los artículos en las revistas EMQ e IJFM, donde se plantean las cuestiones bíblicas.

Preocupación de C4: “El islamismo y el judaísmo son diferentes: uno no puede comparar el ‘islamismo mesiánico’ con el judaísmo mesiánico. Las Escrituras hebreas son reconocidas por los cristianos como inspiradas; el Corán, no. La mezquita está repleta de teología islámica que niega explícitamente verdades bíblicas”.

Respuesta de C5: “El islamismo y el judaísmo son diferentes, pero ambos son monoteístas. El islamismo reconoce la Tora y el Nuevo Testamento como Escrituras sagradas junto con el Corán. El judaísmo rabínico considera como autoritativos no sólo las Escrituras hebreas (Tanaj), sino también el Talmud que, como el Corán, contiene una mezcla de material compatible e incompatible con el Nuevo Testamento. La liturgia tradicional de la sinagoga al parecer repudia también las enseñanzas del Nuevo Testamento, pero ambas liturgias pueden ser reinterpretadas, y asistir a las oraciones no significa necesariamente afirmar cada palabra de la liturgia”.

Comentario: El término “islamismo mesiánico” no ayuda. Para los judíos, que Jesús sea el Mesías es una divisoria de aguas, en tanto los musulmanes reconocen a Jesús como Mesías, pero plantean otras objeciones a las creencias cristianas acerca de Jesús. La mayoría de los musulmanes cree que el texto de la Biblia ha sido corrompido, pero algunos eruditos musulmanes discrepan. Los creyentes C5 afirman la Biblia como la Palabra de Dios. Los textos sagrados deben ser examinados meticulosamente, analizando si las interpretaciones propuestas son legítimas y sinceras.

Preocupación de C4: “El enfoque de C5 es engañoso. ¿Cómo se sentiría usted si aparecieran musulmanes en su iglesia diciendo que son cristianos y luego trataran de convertir a su gente al islamismo?”.

Respuesta de C5: “No es engañoso si los creyentes C5 son transparentes con la comunidad musulmana en cuanto a quiénes son y qué creen. Los creyentes C5 se consideran sinceramente musulmanes, no ‘cristianos que simulan ser musulmanes’”.

Comentario: Recuerde que la escala de Travis describe cómo ven su propia identidad los creyentes que nacieron y fueron criados como musulmanes, y no cómo los trabajadores cristianos transculturales se ven a sí mismos.

Preocupación de C4: “La comunidad musulmana no tolerará a musulmanes tan aberrantes dentro de sus filas”.

Respuesta de C5: “Es demasiado temprano para aseverarlo”.

Comentario: La comunidad musulmana puede hablar por sí misma. Cuando comenté el tema con líderes musulmanes, su principal preocupación ha sido si estas personas continúan practicando los requisitos morales y rituales de la comunidad musulmana con la cual se identifican.

Preocupación de C4: “Llamarse ‘musulmán’ es afirmar que Mahoma es un verdadero Profeta de Dios. Esto es incompatible con la Biblia”.

Respuesta de C5: “En realidad, ‘musulmán’ significa diferentes cosas para diferentes musulmanes. Los creyentes C5 tienen diversos puntos de vista acerca de Mahoma, que incluyen: 1) uno puede ser culturalmente un musulmán sin ninguna afirmación teológica acerca de Mahoma; 2) Mahoma fue un profeta, pero no siempre fue infalible (comparar 1 Ts. 5:20-21 y Caifás en Juan 11:51); 3) Mahoma fue un profeta para los árabes, pero no para otros pueblos; 4) Mahoma fue un verdadero Profeta cuyas palabras han sido malinterpretadas; 5) esta pregunta no tiene importancia en un sentido u otro”.

Comentario: Para la abrumadora mayoría de musulmanes, la condición de profeta que distingue a Mahoma es una cuestión esencial y no negociable de la identidad musulmana. Pero la palabra “musulmán” (significado árabe literal: ‘sometido a Dios’) ciertamente significa cosas diferentes en diferentes contextos. El Corán llama “musulmanes” a los primeros discípulos de Jesús (Q3:52). En algunas sociedades, las palabras “musulmán” y “cristiano” se refieren más a la etnicidad que a las creencias religiosas.

Preocupación de C4: “Los MBB C5 retienen su identidad musulmana para evitar ser perseguidos por la cruz de Cristo”.

Respuesta de C5: “Esta es una evaluación injusta de los motivos. El tema es la identidad religioso-cultural, y no la cruz de Cristo que los creyentes C5 afirman”.

Comentario: Si los creyentes C5 buscan evitar la persecución, no lo están logrando. Muchos han sido perseguidos terriblemente, sufriendo prisión y cosas peores por sus convicciones”.

Preocupación de C4: “¿Y la iglesia? ¿Se consideran los creyentes C5 parte del cuerpo de Cristo?”.

Respuesta de C5: “Los creyentes C5 forman una comunidad centrada en Cristo en la que estudian la Biblia, oran y celebran bautismos y la Cena del Señor. Estas son ekklesía en el sentido del Nuevo Testamento, si bien pueden presentar un aspecto diferente de lo que los cristianos suelen llamar ‘iglesias’”.

Comentario: Estudiar y obedecer la Biblia ayuda a las comunidades locales a ser santas y apostólicas. Pero la Biblia también llama a las comunidades a reconocer la unidad y la universalidad del Cuerpo de Cristo en todo el mundo. Algunas comunidades C5 y algunos obreros que se asocian con ellas tienen puntos de vista muy negativos con respecto a las iglesias que no son de MBB, o relaciones rotas con ellas. Otras comunidades C5 tienen actitudes saludables hacia la iglesia más amplia.

Preocupación de C4: “He oído que algunos grupos C5 tienen una cristología desprolija. Es algo que me alarma”.

Respuesta de C5: “Algunos creyentes C5 ciertamente tienen una cristología borrosa, pero lo mismo ocurre con cristianos comunes en todas partes. Lo que importa es la dirección del movimiento de los creyentes C5: hacia Jesucristo. Oran en Su nombre, lo adoran como Señor y experimentan Su obrar sobrenatural en sus vidas. Con cada día que pasa, su cristología mejora”.

Comentario: Eso parece razonable para nuevos creyentes. Pero, a medida que este movimiento crece y sus líderes maduran, uno espera que esos líderes comprendan lo que es una cristología sana y sólida y la expresen en términos inteligibles para su grey. La sensibilidad a la dirección del movimiento está bien, pero sólo con claridad respecto del destino último de ese movimiento: hacia Jesucristo, no sólo como el Salvador y el Cordero que lleva los pecados, sino como el eterno Logos no creado, Dios manifestado en carne humana.

Algunas reflexiones con relación a la identidad: Los creyentes C5 como Ibrahim desafían los supuestos acerca de lo que significa ser “musulmán” o “cristiano”. Todos tenemos más de una identidad. Por ejemplo, la mayoría de los cristianos estadounidenses suponen que uno puede ser un estadounidense patriota y un cristiano fiel, si bien pueden estar en desacuerdo con algunas cosas que su gobierno o conciudadanos hacen. Los creyentes como Ibrahim buscan ser tanto musulmanes auténticos como fieles discípulos de Jesús, evaluando críticamente lo que sus compañeros musulmanes hacen y enseñan a la luz de las enseñanzas de Cristo, a veces aceptando, a veces reinterpretando, a veces discrepando. ¿Requieren estos desacuerdos que los creyentes estadounidenses repudien su identidad estadounidense o que los creyentes C5 repudien su identidad musulmana? ¿Cuál es la mejor forma para que cada uno sea “críticamente leal” a su comunidad de nacimiento y a su herencia familiar, criticando respetuosamente lo que no es bíblico, mientras mantienen el mandamiento Dios: “Honra a tu padre y a tu madre”?

Desde el avivamiento wesleyano y el Gran Despertar del siglo XVIII, los evangélicos han insistido en que lo que más le importa a Dios no es la identidad de una persona como “cristiana”, sino si uno tiene con Jesucristo una relación transformadora de la vida. David Brainerd fue expulsado de la Universidad de Yale en 1742 por comentar que cierto profesor (un “cristiano” leal) no tenía “más gracia que esta silla”, porque no había experimentado una relación personal con Jesús.

¿Se deduce de esto que no tiene ninguna importancia que los creyentes se llamen a sí mismos “cristianos”? Con los judíos mesiánicos, la comunidad evangélica acepta en general que el rótulo “cristiano” no es esencial. ¿Ocurre lo mismo con los creyentes C5, o acaso el islamismo es demasiado radicalmente diferente? Si ocurre esto último, entonces ¿qué diferencias específicas entre las comunidades judía y musulmana nos impulsan a aceptar a uno y rechazar al otro?

Permítame terminar con un pedido desde mi propio corazón. En los últimos meses este debate se ha vuelto virulento. Los creyentes con trasfondo musulmán, como Nabil e Ibrahim, en general no pueden participar en la discusión, porque hacerlo los expondría a una persecución adicional más allá de lo que ya han sufrido. En cambio, los cristianos de trasfondos no musulmanes están debatiendo un tema que excede a su capacidad de comprensión, anatemizando primero a Ibrahim, y después a Nabil. Pero Nabil e Ibrahim se respetan como hermanos y pueden discrepar en amor.

En cuanto a mí, al recordar cómo lastimé a mi amigo judío en 1979, quiero cuidarme mucho de no rechazar y lastimar a hermanos que ya han sufrido el rechazo y la prisión por Jesús, que dijo: “Al que a mí viene, no le echo fuera”.

Al entender Nabil e Ibrahim su posición en el Cuerpo universal de Cristo, deben escuchar los consejos de otros en todo el mundo. Pero si entendemos nuestra posición en ese mismo Cuerpo, entonces debemos respetar su derecho humano fundamental de resolver –bajo la autoridad de la Biblia– de qué manera expresan su identidad como seguidores de Cristo. Son sus vidas las que, casi literalmente, están en juego. Si ellos pueden respetarse mutuamente luego de sufrir prisión por Jesús, entonces sin duda nosotros podemos tratarlos a ambos con respeto.

© The Lausanne Movement / Joseph Cumming 2010

  1. Debido a que Nabil y otras personas en este artículo han enfrentado la prisión e intentos de asesinato por sus creencias, este artículo usa seudónimos para su protección.