Article

La Gran Comisión y la desaparición parcial de la globalización

Un nuevo rostro para el ministerio en un mundo posglobalizado

Patrick Johnstone 31 Jul 2023

Una breve historia de la globalización y sus reveses

Todos los imperios anteriores a 1500 estaban basados en la tierra y eran regionales. Por lo general, estaban formados por tierras contiguas conquistadas por ejércitos que marchaban a pie o a caballo. Los más grandes fueron los de Roma y China, y después los califatos musulmanes y los mongoles. El único vínculo entre estos imperios terrestres era la ruta comercial de la Ruta de la Seda, de 6.400 km de longitud, transitada por camellos y caballos.

La verdadera globalización nunca podría ocurrir sin el dominio del 70% de la superficie del planeta que está cubierta por el mar, y el control del mar solo podría alcanzarse mediante una cartografía precisa, lograda mediante el desarrollo de barcos navales robustos con herramientas de navegación para medir la latitud y la longitud. Solo entonces podrían los imperios mundiales abarcar continentes.

Los chinos lo intentaron a principios del siglo XV,[1] y España y Portugal crearon el primero de estos imperios en el siglo XVI, pero sus objetivos eran más bien el saqueo y la fama. Luego vinieron los imperios comerciales de los holandeses, británicos y otros. A finales del siglo XVIII, la influencia de la armada británica se extendió por todo el mundo y culminó con la derrota de la flota combinada francesa y española en la batalla de Trafalgar, en 1805. Gran Bretaña dominó entonces los océanos del mundo, imponiendo una «Pax Britannica» de facto que duró hasta 1943.

Los tres viajes de exploración del capitán de navío británico James Cook y el desarrollo de cartas de navegación precisas sentaron las bases de la globalización del comercio y las comunicaciones, e impulsaron posteriormente la Revolución Industrial. Esto, combinado con el impacto moral y espiritual del Avivamiento Evangélico del siglo XVIII (también llamado el Primer Gran Despertar), proporcionó el ímpetu para poner fin al comercio de esclavos y allanó el camino para el florecimiento del movimiento misionero moderno.

El clímax de la globalización llegó tras las dos devastadoras Guerras Mundiales y cuando Estados Unidos se estableció como una superpotencia dominante. El periodo de reconstrucción a partir de 1945, la creación de un organismo de interconexión viable con las Naciones Unidas y el conjunto de normas comerciales recién establecidas, respaldadas por una enorme flota naval estadounidense, garantizaron un comercio razonablemente seguro. Se podría hablar de una «Pax Americana». Su apogeo llegó tras el colapso del imperio marxista/ruso de la URSS, en 1981.

El punto de inflexión del final de más de dos siglos de globalización fue el atentado terrorista islamista del 11 de septiembre de 2001 (9/11) en Nueva York. Desde entonces, hemos experimentado reveses que han roto las estructuras que sostenían la globalización. ¿Cuáles fueron estos reveses?

  1. La respuesta militar y política de Occidente al 9/11 y a la yihad islámica en Afganistán, Irak, Libia y otros lugares terminó en un fracaso desastroso. Dejó a Irak sumido en el caos y a Libia en una guerra civil, y una herida abierta de insurgencia en los Estados vecinos del Sahel. Hizo que Afganistán revirtiera al régimen talibán. Estos fracasos disuadieron a Estados Unidos de seguir actuando como el «policía» del mundo, apagaron el entusiasmo de los occidentales respecto a la globalización, desacreditaron todo el concepto de democracia y favorecieron el ascenso de líderes autocráticos y populistas. También ha repercutido negativamente en las misiones y sus ministerios.
  2. El efecto dominó de la invasión rusa de Ucrania ha desestabilizado al mundo entero. Ha alterado la disponibilidad de muchos productos básicos como alimentos, cereales, petróleo, gas, gas neón, fertilizantes, etc. Como resultado, múltiples naciones enfrentan un colapso económico, hambrunas y violentas convulsiones sociales. Ha desviado una enorme proporción de la riqueza mundial de la lucha contra la pobreza, los refugiados y el cambio climático.
  3. El impacto de la pandemia del COVID-19 ha devastado el comercio, las economías y las culturas; ha acelerado las tendencias hacia la regionalización; ha acortado las cadenas de suministro industrial; ha acelerado las implosiones demográficas; y ha cambiado las pautas sociales y laborales, así como la forma de operar de iglesias. La inyección de fondos masivos en la crisis pandémica y el rearme mundial ha producido el enriquecimiento de la élite frecuentemente corrupta a expensas de las clases medias en apuros económicos y a un mayor empobrecimiento de los pobres. El aumento del endeudamiento de la mayoría de los países es asombroso.
  4. La crisis climática se cierne sobre todos, y muchos predicen subidas catastróficas de los océanos, aumento de las temperaturas, guerras por el agua, hambrunas, migraciones masivas, etc.
  5. El colapso poblacional en curso en la mayor parte del mundo es paralelo al hecho de que los únicos países con un crecimiento demográfico continuo son los más afectados por los reveses anteriores, y en su mayor parte son de mayoría musulmana: Pakistán, Egipto, Níger, Malí, etc. Los crecientes colapsos poblacionales en Rusia, Europa, Corea del Sur, China, etc. podrían provocar el colapso de estructuras sociales y políticas en las próximas décadas. La forma de operar de las iglesias y las agencias tendrá que cambiar si quieren sobrevivir.
  6. El agravamiento de la crisis migratoria. Las estadísticas de la ONU muestran que el número de personas desplazadas por la fuerza ha aumentado constantemente de 42 millones en 2012 a 108 millones en junio de 2023. Esto no incluye a todos los numerosos migrantes económicos a ciudades y otros países. Podemos esperar que esto siga aumentando en las próximas décadas, y debemos prepararnos para ello. Observe el reciente gráfico de la ACNUR, que muestra el aumento de desplazamientos de poblaciones y la desesperante falta de financiación.[2]
Población en millones

Millones – Solicitantes de asilo; Otros necesitados
Palestinos de menos de UNHCR; Desplazados internamente; Refugiados bajo la UNHCR

La globalización del cristianismo

Fue el relato del capitán Cook sobre sus viajes de exploración lo que inspiró a William Carey para escribir su libro An Enquiry into the Obligations of Christians to Use Means for the Conversion of the Heathens[3] (Una investigación sobre la obligación de los cristianos de emplear medios para la conversión de los paganos).  Carey también dio la primera estimación de la población mundial y su distribución. Su libro estimuló a las iglesias protestantes del Reino Unido y luego de Estados Unidos y otros países a enviar misioneros utilizando los medios de la oración y las agencias misioneras. Con ello contribuyó a poner fin a 300 años de descuido de la Gran Comisión por parte de los Reformadores y sus sucesores. Al hacerlo, el cristianismo se extendió por todo el mundo a un ritmo asombroso, en todos los continentes y en casi todos los países, y también en la gran mayoría de sus pueblos. La mayor cosecha se produjo en el periodo comprendido entre 1981 y 2001, cuando el número de evangélicos aumentó en más de 100 millones en la década de 1990.[4]  Desde entonces, la iglesia se ha vuelto verdaderamente mundial, con misioneros que van de casi todos los países a casi todos los países del mundo. Note que la mayor parte del crecimiento evangélico se produjo en África, Asia y América Latina (AfAsLA) y mucho menos en Europa, Norteamérica y el Pacífico (EuNAPa).

Crecimiento evangélico en EuNAPa y AfAsLa en millones por década – Millones; Crecimiento en 60 años desde 1900; Totales acumulados

La globalización y la Gran Comisión

Tenemos que reconocer que los modelos para el ministerio de las iglesias y las misiones que han funcionado razonablemente bien durante 200 años han desaparecido en gran medida para siempre. La Gran Comisión sigue siendo igual de válida hoy en día y aún enfrentamos una tarea inconclusa que debería ponernos de rodillas.  Aún debemos obedecer ese último mandato de Jesús, pero ¿cómo?

Tenemos que volver a fijarnos en los énfasis que encontramos en esa Comisión y aplicarlos a nuestro mundo cambiado. La expresión «vayan y hagan discípulos de todas las naciones” se distorsiona con demasiada frecuencia en la traducción porque nuestras gramáticas no permiten que el verbo griego se traduzca como verbo. Si lo hacemos, se convierte en “al ir, discipulen a todos los pueblos”. ¡Esto cambia significativamente la aplicación de este mandamiento! Todo cuerpo cristiano debería ser globalmente misional, pero pocos lo son en la realidad.

  1. El ministerio activo es “discipular”, pero muy pocas iglesias o líderes se centran en esto. El objetivo de mi vida ha sido tener discípulos que se extiendan hasta la cuarta generación, como en 2 Timoteo 2:2, pero requirió 60 años de ministerio para verlo realizado.
  2. “Al ir” implica que el “ir” se da por sentado para todos los creyentes. Discipular debe ser un componente y propósito fundamental de toda actividad secular y espiritual en el ministerio.
  3. “Todas las naciones” significa discipular tanto a individuos como al tejido social de pueblos y naciones. No se trata solo de extracciones personales de algunos de la sociedad. Los cristianos deben tratar de moldear a los demás con (y ser moldeados por) los valores del reino de honestidad, integridad, amor y cuidado de los menos afortunados, proclamando una esperanza eterna.

El ministerio en los colapsos de la globalización

Aquí solo puedo enumerar las áreas clave y decir unas palabras sobre lo que considero puntos focales importantes para la planificación del futuro ministerio:

  1. Los estragos de la guerra. Las guerras del siglo XXI han dejado a muchos países devastados y traumatizados. Millones de personas han sido masacradas y muchas más desplazadas, con poblaciones enteras empobrecidas y hambrientas. Pensemos en Argelia, las seis naciones de la antigua Yugoslavia, Irak, Afganistán, Libia, los dos Sudanes, Yemen, Eritrea/Etiopía y Ucrania/Rusia, por nombrar solo algunos. Todos ellos necesitarán ayuda durante décadas para recuperarse. La mayoría de estos países están todavía escasamente evangelizadas en gran medida. ¿Quién mejor para prestar ayuda que la red mundial de cristianos?
  2. Migraciones. En todo el mundo, los efectos de las guerras, persecuciones y tensiones económicas han acelerado significativamente la migración a ciudades y otros países. Los ministerios a los migrantes tendrán que ser una alta prioridad en el ministerio cristiano, con un énfasis especial en el discipulado intencional a largo plazo. La mayoría de los migrantes van a ciudades si pueden, y en su primera década también están más abiertos a recibir la Buena Nueva. No debemos perder esa oportunidad.
  3. Crisis económicas. La ruptura de las cadenas mundiales de suministro, los niveles masivos de deuda y los nacionalismos populistas garantizan una grave inflación, la multiplicación de fracasos y la quiebra de estados. Un enfoque importante deberá ser combinar un ministerio de discipulado con proyectos de ayuda que abran puertas usando ingresos limitados que, en la medida de lo posible, se mantengan y propaguen de manera autónoma. Esta crisis económica significará inevitablemente una disminución de ingresos y un replanteamiento masivo de estructuras y ministerios viables para iglesias y agencias a medida que disminuyan las donaciones y el compromiso de los miembros.
  4. Cambio climático. Hubo un breve periodo en los primeros 15 años de este milenio en el que una parte suficiente de la riqueza mundial podría haber frenado el impacto del cambio climático. Las guerras, la manipulación de estadísticas, la codicia y los intereses nacionales hacen que esto parezca improbable. Es probable que los efectos aumenten aún más la emigración de las poblaciones de las zonas más expuestas, especialmente el Sahel africano, Oriente Medio y Pakistán/Afganistán. La primera descripción de trabajo de la humanidad fue la administración bajo Dios de la tierra y sus habitantes. Debería estar en nuestro ADN cristiano cuidar de nuestro mundo con estrategias sabias, humanas y sensatas. Debería ser parte de nuestra tarea misional buscar amorosamente aplicaciones locales para lograr un futuro sostenible.
  5. Islam. En 2011 publiqué este mapa de poblaciones del mundo musulmán proyectado hasta 2050:[5]
Distribución de 2.500 millones de musulmanes en 2050 – Religión mayoritaria; Amenaza; Islamismo sunita;
Islamismo chiita; Minoría chiita; Cristiana; Hindú; Budista; no religiosa; Países con 1 millón o más de musulmanes; Países proporcionales en tamaño a la población musulmana; Guerra; Agitación

Cada país está dimensionado en relación con el tamaño previsto de su población musulmana y las concentraciones de las dos ramas principales del islam: sunitas y chiitas. También indiqué qué países probablemente sufrirían guerras en el periodo comprendido entre 2011 y 2050. Fue horroroso darme cuenta de que casi ninguna parte del mundo musulmán escaparía a la guerra, principalmente entre las dos ramas del islam y movimientos yihadistas. Doce años después, me doy cuenta de que fui demasiado optimista, así que he actualizado un poco las amenazas. La situación ha empeorado al llevar los yihadistas la guerra a Malí, Burkina Faso, Níger y más allá, y también con una devastadora guerra civil en Siria.

El crecimiento de creyentes de origen musulmán (BMB) desde 1960 – BMB en millones; El fallido golpe comunista de Indonesia; La revolución iraní; Declaración de guerra de Al Qaeda; La guerra civil de Argelia; Excluida Indonesia

No es de extrañar que la mayoría de los refugiados internacionales sean musulmanes. Esta agitación en el mundo musulmán ha traído desilusión y desesperación a muchos musulmanes y una nueva apertura al evangelio, con posiblemente 20 millones de nuevos seguidores del Señor Jesús en Indonesia, Irán, Argelia, y partes del África subsahariana.[6]  Este diagrama muestra la población mundial estimada de creyentes de origen musulmán (BMB) en 2010. Calculo que solo había unos 60.000 BMB en 1960, pero algunos estiman que el número para 2022 será de más de 20 millones. Ahora tenemos la oportunidad única de ganar muchos más en nuestro tiempo, tanto entre los numerosos refugiados como en sus países de origen.

  1. Colapso demográfico. En algún momento de los próximos 40 años, la población mundial empezará a disminuir rápidamente. Creo que esto será mucho más rápido de lo que predicen los expertos debido a las cuestiones tratadas aquí. Para las naciones más desarrolladas esto es ya una realidad grave, especialmente en Europa, Rusia y Asia Oriental, donde, en algunos casos, la población puede reducirse a la mitad en una generación, con un enorme impacto en la vida económica y haciendo que muchos países se vuelvan inviables. Esto tendrá un gran impacto en la vida de la iglesia, el reclutamiento para el ministerio y las donaciones para la obra cristiana. Nuestros candidatos a misioneros se irán agotando considerablemente, las tasas de conversión caerán en picada, habrá iglesias que quebrarán y habrá una creciente preocupación por los ancianos.  ¿Qué tan bien estamos reflexionando sobre las implicaciones en nuestras estrategias para la evangelización mundial?
  2. Extinciones de pueblos e idiomas. En el siglo XX, el ministerio estuvo dirigido a una población mundial mayoritariamente rural, con una gran variedad cultural y lingüística. El énfasis de nuestro ministerio estaba en identificar pueblos y sus idiomas para poder discipularlos y darles las Escrituras en sus propios idiomas. Este fue el gran énfasis de muchas misiones y organismos internacionales como el Movimiento de Lausana y el movimiento AD2000 and Beyond. Esto continuará durante algunas décadas, pero con las imparables migraciones masivas a ciudades y otras tierras que dominarán los próximos 50 años, nuestro enfoque cambia a las ciudades, donde vive la gran mayoría de la población mundial en el siglo XXI. Las ciudades son grandes crisoles de culturas y lenguas. Surgirán nuevas culturas e idiomas que necesitarán ser discipuladas. Los 17.000 grupos de poblacionales del mundo que hablan casi 7.000 idiomas convergerán en 250 conglomerados de personas, y estos en 15 Bloques de Afinidad que se convertirán en un foco más significativo en las ciudades. Algunos postulan que de aquí a 2100 se habrán extinguido 2.000 idiomas. Sospecho que será casi el doble debido a la expansión de las megaciudades e Internet. En las universidades del mundo solo se utilizan 39 idiomas como medio de enseñanza de varias asignaturas, y Google Translate está disponible en 133 idiomas: ¡qué ventaja tienen estos idiomas! ¿Cómo afectará esto nuestra inversión en ministerios, despliegue de personal y estructuras? Nos adaptaremos o moriremos.

Globalización: ¿Qué queda?

La invasión rusa selló efectivamente el destino de la única entidad política que proporcionaba un marco para la globalización: las Naciones Unidas. La incapacidad de la ONU para disciplinar semejante acto de genocidio agresivo por parte de un miembro del Consejo de Seguridad puso de manifiesto su impotencia. Sin embargo, hay dos aspectos principales de la globalización que preveo que pueden prosperar.

El imperio de Internet

No veremos que el reloj vuelva a la forma globalmente compartimentada y regional del mundo anterior a la Reforma. No podemos detener la influencia global de Internet, sean cuales sean las barreras que los regímenes autocráticos intenten imponer. Ha llegado para quedarse y está impregnando todos los ámbitos de la existencia humana. Para muchos de nosotros, esa perspectiva, antes vista como una gran bendición y fuente de información, ahora parece un monstruo aterrador que vomita pornografía, noticias falsas, propaganda e ideologías que dividen y destruyen. El desarrollo de la inteligencia artificial podría amenazar el destino de individuos y naciones. Los imperios de las redes sociales se han convertido, de hecho, en una superpotencia mundial que no rinde cuentas. La llegada del COVID-19 nos precipitó en esta dirección con Zoom, etc. ¿Cómo necesitamos reequipar nuestros ministerios e iglesias para tener un mayor impacto en un frenesí de distracciones de los medios sociales para evangelizar eficazmente a los internautas de este mundo cibernético?

La Iglesia mundial

El otro superviviente de la desglobalización es la iglesia viva y globalizada. No existe ningún otro organismo mundial que pueda salvar eficazmente todas las diferencias culturales, políticas, lingüísticas y geográficas para ofrecer una cultura unificadora, alternativa y celestial que libere, una, abrace la responsabilidad y dé esperanza para el futuro.

América Latina, África y Asia no solo conforman el Mundo Mayoritario, sino que ahora también tienen una mayoría significativa dentro de la iglesia mundial, y a menudo son más bíblicos y evangelísticas que sus homólogos en Occidente. ¿Demostraremos ser humildes y estar dispuestos a adaptarnos a un mundo muy diferente y a abrazar este componente de la globalización?

Como socios iguales que oramos y trabajamos juntos, ¡estamos en plenas condiciones de avanzar para alcanzar todas las metas que nos ha fijado nuestro Señor Jesucristo!

Notas de fim

  1. Menzies, Gavin. 1421: The Year China Discovered America (New York, Harper Perennial, 2004). Fascinating book largely rejected by historians, but I believe there is some substance to what he wrote!
  2.  “Refugee Data Finder.” UNHCR. https://www.unhcr.org/refugee-statistics (accessed 2022).
  3.  Carey, William. An Enquiry into the Obligations of Christians to Use Means for the Conversion of the Heathens (Amazon Kindle, 2011).
  4.  Johnstone, Patrick. The Future of the Global Church: History, Trends, and Possibilities  (IVP/Authentic, 2011).
  5.  Johnstone, Ibid, 77.
  6.  Miller, Duane Alexander, and Johnstone, Patrick. “Believers in Christ from a Muslim Background: A Global Census.” Interdisciplinary Journal of Research on Religion, vol. 11 (2015).