La Biblia nos muestra la verdad de Dios acerca del trabajo humano como parte del buen propósito de Dios en la creación. La Biblia sitúa a la totalidad de nuestra vida de trabajo dentro de la esfera del ministerio, mientras servimos a Dios en diferentes llamados. En contraste, la falsedad de una línea divisoria entre lo sagrado y lo secular ha permeado el pensamiento y la acción de la Iglesia. Esta línea divisoria nos dice que la actividad religiosa pertenece a Dios, mientras que otras actividades no. La mayoría de los cristianos pasan la mayor parte de su tiempo en trabajos que tal vez consideren de poco valor espiritual (el llamado “trabajo secular”). Pero Dios es Señor de toda la vida. “Todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres”, dijo Pablo a esclavos que trabajaban en un ambiente pagano… (CTC II-A-3C)