En 2010, cuatro mil delegados de 198 países se reunieron en Ciudad del Cabo, Sudáfrica, para el Tercer Congreso Internacional de Evangelización Mundial del Movimiento de Lausana. Denominada “una asociación de líderes evangélicos más joven, más étnicamente diversa y más geográficamente variada que nunca antes” por la revista Christianity Today, Ciudad del Cabo 2010 fue un formidable encuentro de algunos de los líderes cristianos más influyentes del momento.
Pero hubo una oradora insólita que sobresalió del resto: una joven huérfana norcoreana, vestida con su uniforme de escuela secundaria, que contó la historia de la huida de su familia del régimen, y del amor de Cristo que la impulsaba a volver a su pueblo algún día.
Esta joven huérfana es Gyeong Ju Son, hoy conocida como Sarah Chang. Había sido traída a Ciudad del Cabo como una oradora de último momento, y quedó estupefacta ante el tamaño del encuentro, ya que pensaba que hablaría en una pequeña iglesia. Sin saber inglés, leyó en voz alta una traducción de su testimonio desde el escenario.
Poco sabía el impacto que tendría su historia, y cómo cambiaría su vida desde ese momento.
La primera estudiante norcoreana de Biola
Después de recibir una gran ovación, su testimonio pronto se hizo viral y se convirtió rápidamente en el video más visto del encuentro. Barry Corey, un participante de Ciudad del Cabo 2010 y presidente de Biola University, en Estados Unidos, se conmovió tanto por su historia que le ofreció una beca completa para la universidad.[1]
Sarah volvió a Corea del Sur luego de Ciudad del Cabo 2010 para su último año de la escuela secundaria, entusiasmada por la perspectiva de estudiar en EE.UU. Fue entonces que conoció a una mujer llamada Sra. Yoo, que se convirtió en una unnie (una figura de hermana mayor) para Sarah mientras asistían a la iglesia Sarang. Fue a través de la Sra. Yoo que Sarah comenzó a darse cuenta de lo que quería hacer con su vida.
Sarah cuenta que la Sra. Yoo era propietaria y administradora de un restorán, y tenía el deseo de ponerse en contacto con refugiados norcoreanos que vivían en Corea del Sur. Empezó por invitar a los refugiados a una reunión de oración semanal. Pero solo vinieron unas pocas veces. Dijeron: “No tenemos nada para comer y apenas podemos sobrevivir. No tenemos tiempo para las reuniones de oración”.
Las decenas de miles de refugiados norcoreanos[2] que llegan a Corea del Sur enfrentan dificultades para encontrar empleo y para integrarse en un país desconocido y a menudo hostil que aún está, técnicamente, en guerra con el suyo. La situación no es mucho mejor para los casi 30.000 refugiados norcoreanos en China, que enfrentan el peligro constante de ser deportados, y donde hasta el 90% de las mujeres refugiadas terminan siendo vendidas como esposas-esclavas o para el comercio sexual.[3]
La Sra. Yoo se dio cuenta de que el amor de Cristo por estos refugiados necesitaba ser hablado a sus vidas de manera tangible y práctica. Así que empezó un nuevo emprendimiento, contratándolos y capacitándolos como empleados en su restorán. Pronto vio cómo el hecho de tener ingresos constantes abría puertas a otras oportunidades para la educación, la amistad y la integración en la comunidad surcoreana. Pero lo más importante era que sus corazones comenzaron a latir para Dios. Se preguntaban: “¿Quién es este Dios que sirven estas personas bondadosas? Queremos conocerlo también”. Al día de hoy, ella dona una gran parte de sus ganancias para ayudar a norcoreanos, y sigue contratando a refugiados que tienen problemas para conseguir empleo.
“Antes de conocer a mi unnie, pensaba que solo los misioneros y pastores podían trabajar en misiones”, dice Sarah. “Pero a través de la Sra. Yoo me di cuenta de que uno puede servir también al reino de Dios a través de los negocios; y a veces uno puede servir a personas y puede ir a lugares que están vedados para misioneros y pastores”.
Cuando Sarah aceptó la oferta de Barry Corey y se inscribió en el otoño de 2014, se convirtió en la primera estudiante norcoreana en la historia de la institución. Y llegó a la universidad sabiendo ya el camino que debía recorrer para alcanzar a su pueblo: los negocios como misión.
Encontrar el amor a través de la frontera
Durante su tiempo en Biola, Sarah ha inspirado a incontables estudiantes con su historia de vida, incluyendo un estudiante de música llamado Paul Chang. Paul nació en EE.UU. pero se crio en Corea del Sur y sirvió en el ejército allí, que es obligatorio para todos los hombres surcoreanos. “Había sido entrenado para odiar a los norcoreanos”, dice, “pero nunca había conocido a uno”.
Cuando conoció a Sarah en la universidad, le impresionó su aspecto “muy a la moda” y lo encantadora que era. Pronto comenzaron a charlar, a veces durante horas. Paul encontró que sus ideas preconcebidas de los norcoreanos fueron reemplazadas por su admiración por las penurias que había experimentado Sarah y la resiliencia y fe que tenía ahora. La visión de llevar el amor de Cristo a Corea del Norte de ella comenzó a prender en su propio corazón al empezar a ver a Dios a través de nuevos ojos. “Para mí, Dios siempre había sido solo un jefe lejano. Para ella, Dios era su padre y madre. Me cambió la vida entender que también era esto para mí”.’
En marzo de 2015, Paul propuso matrimonio a Sarah en el cumpleaños de ella. Su matrimonio en 2016 fue un destello de la profunda reconciliación que es posible a través de la frontera y una promesa de caminar juntos hacia Corea del Norte.
La “mejor esperanza” para las dos Coreas
Mientras Sarah se prepara para su graduación este año, ella y Paul sueñan con comenzar su propia empresa de cosmética dentro de los próximos cinco años, buscando llegar especialmente a los refugiados en Corea o China. “Uno no tiene que ir a Corea del Norte para alcanzar a Corea del Norte”, dice Sarah, que se convirtió en cristiana mientras vivía como refugiada en China.
Ellos esperan que su empresa y las relaciones que construyan a través de ella les permitan compartir el evangelio con norcoreanos, ofrecer el mismo tipo de oportunidades que recibió Sarah y ser una fuente de esperanza para refugiados en todas partes. Además, Sarah ve un resultado clave a largo plazo para el ministerio a refugiados norcoreanos: “Cuando ocurra la unificación, un día, estos refugiados podrían ser la mejor esperanza para unir ambas Coreas y llevar el evangelio al norte”.[4]
En junio de 2019, Sarah y Paul darán los próximos pasos hacia la realización de su visión cuando viajen a Filipinas para el Foro Mundial del Trabajo (FMT), el esfuerzo más coordinado a la fecha del Movimiento de Lausana para tratar el tema de la fe y el trabajo. Sarah fue seleccionada como uno de los 750 participantes de entre más de 4000 nominados de todo el mundo.
Ella tiene muchos deseos en especial de conectarse con líderes que han hecho negocios como misión durante mucho tiempo. “Quiero aprender cómo comenzaron, cómo unieron la fe con el trabajo y cómo lo han hecho durante tanto tiempo”, dice Sarah. “El solo hecho de poder hablar con personas así será un gran aliento para mí”.
Los cristianos en Corea del Norte siguen estando entre los más perseguidos en el mundo. Sarah y Paul saben que la travesía que están emprendiendo es costosa, con detalles desconocidos. Pero no tienen miedo. Dios dijo las siguientes palabras a Sarah en un sueño: “Camina conmigo . . . soy tu Padre celestial, y lo que te haya pasado fue porque te amo”. Al mirar Sarah y Paul hacia el norte, las palabras de esta promesa siguen con ellos todavía, y hasta la eternidad.
Hay subtítulos en español disponibles para este video
Nota del editor: Muchos participantes del FMT como Sarah necesitan ayuda financiera para poder ir al Foro Mundial del Trabajo. ¿Quisiera considerar hacer una donación para el Fondo de Becas del FMT para participantes del Mundo Mayoritario?
Notas
- Barry Corey recounts this story in his book, Love Kindness: Discover the Power of a Forgotten Christian Virtue (Tyndale Momentum, 2016). ↑
- http://www.unikorea.go.kr/eng_unikorea/relations/statistics/defectors (accessed 24 Oct 2018) ↑
- Ed. Jason Mandryk. Pray for the World: A New Prayer Resource from Operation World. (Downer’s Grove: Operation World / IVP, 2015). ↑
- North Korean refugees living in the South have been called ‘the test lab for reunification’. https://www.washingtonpost.com/graphics/2018/world/a-new-generation-of-north-korean-defectors-is-thriving-in-seoul (accessed 24 Oct 2018) ↑