Ivy tenía una pregunta. No se trataba de si era una líder o no; como muchos estudiantes internacionales, ya había liderado exitosamente en diversos contextos. Tampoco se preguntaba si su fe cristiana debía influir en su liderazgo; su relación con Dios afectaba todos los aspectos de su vida, incluida su forma de liderar. La pregunta de Ivy se refería al tipo de principios de liderazgo que quería llevarse a casa cuando regresara a Kenia. Preguntó: «¿Qué principios de liderazgo bíblicos son aplicables a todas las culturas?”.
La pregunta de Ivy puso de relieve para mí una cuestión importante para todos los que participan en el ministerio estudiantil internacional. Los estudiantes internacionales son los «transformadores del mundo de mañana», la próxima generación de «constructores de países».[1] Cada año, miles de estudiantes cristianos internacionales regresan a sus países de origen o se trasladan a un tercer país. Muchos anhelan servir a Dios de una manera bíblica y culturalmente pertinente, sin limitarse a copiar modelos occidentales. Sin embargo, para ello necesitan saber qué principios de liderazgo bíblicos pueden aplicarse en cualquier cultura.
En este artículo, explicaré primero las debilidades frecuentes que tienen muchos libros sobre liderazgo cristianos cuando intentan responder esta pregunta. Segundo, sentaré las bases de los principios de liderazgo bíblicos, proporcionando algunos fundamentos en las áreas altamente controvertidas del liderazgo y la interpretación bíblica. Por último, propondré tres principios de liderazgo bíblicos que creo que pueden aplicarse en cualquier cultura, ayudando a desarrollar líderes fieles a Dios en todo el mundo.
Debilidades frecuentes en libros sobre liderazgo cristianos
Muchos libros sobre liderazgo cristianos no se basan realmente en la Biblia, a pesar de lo que afirman sus autores. Si se examinan más de cerca, es sorprendente el número de libros que se basan en la opinión y la experiencia del autor. Algunos vuelven a empaquetar sus propios libros de liderazgo seculares [2] y añaden algunos versículos bíblicos, mientras que otros se limitan a utilizar la Biblia como texto de prueba para respaldar su propia experiencia.[3] Si bien la experiencia es una guía útil, no puede ser infalible. Por ejemplo, lo que funciona en una megaiglesia estadounidense puede no funcionar en la zona rural de Kenia.
Otra debilidad frecuente es que muchos libros sobre liderazgo cristianos no reconocen el papel que desempeña la cultura. Los estudiantes internacionales deben ser conscientes de que la mayoría de la literatura sobre liderazgo es de autores estadounidenses y británicos.[4] Esto lleva a los autores a enfatizar características e ideas de liderazgo que son valoradas en su propia cultura occidental, como la autorrealización, incluso cuando sea contrario a las enseñanzas de la Biblia.[5]
Además, numerosos libros sobre liderazgo cristianos solo ven el liderazgo desde una perspectiva individualista y centrada en el líder.[6] Este punto de vista occidental atribuye una gran responsabilidad al líder individual asignado y ni siquiera considera el liderazgo distribuido o grupal. Esto es restrictivo, porque un enfoque colaborativo, que tiene ecos del «cuerpo de Cristo» (1Co 12:12-31), sería potencialmente un modelo más eficaz, especialmente en culturas orientadas al grupo.
Por último, muchos libros sobre liderazgo cristianos presentan a los líderes como «grandes hombres». Aceptan incuestionablemente la «teoría del gran hombre» de Carlyle, que sigue siendo la base de la mayoría de las ideas occidentales actuales sobre el liderazgo.[7] Autores como John Maxwell escriben que “los grandes líderes se levantan y encuentran la manera de que el equipo gane… poseen una fe, compromiso, ingenio y perseverancia ilimitados”.[8]
Pero esta visión del liderazgo es la antítesis de la fe cristiana. Presenta a los líderes como personas tan seguras y capaces que se convierten en «héroes» que no necesitan a Dios. SE asemeja al «ateísmo funcional».[9] La visión del «gran hombre» conduce a la idolatría tanto del líder como del liderazgo. Ignora la advertencia de la Biblia: «No pongan su confianza en hombres importantes, en simples hombres que no pueden salvar” (Sal 146:3, DHH). Este punto de vista también distorsiona el mensaje de la Biblia, ya que presenta a personajes como Abraham, Moisés y David como «grandes hombres» de las Escrituras, cuando en realidad son hombres caídos, que pecan, pero que, por la gracia de Dios, igual son utilizados por él.[10]
Fundamentos para principios de liderazgo bíblicos
Estas debilidades frecuentes indican que, antes de proponer principios de liderazgo bíblicos, es necesario sentar las bases en las siguientes áreas:
Cómo se usa la Biblia en el ámbito del liderazgo
Aunque la Biblia es la máxima autoridad para los cristianos, es simplista y anacrónico suponer que pueden extraerse fácilmente comportamientos específicos de liderazgo de la Biblia. Huizing afirma que las Escrituras «no están escritas ni diseñadas para ser un libro de texto sobre liderazgo».[11] La Biblia no explora de forma explícita o directa el liderazgo en el sentido en que nosotros utilizamos el término.[12] Cualquier modelo de liderazgo derivado de las Escrituras es, de hecho, una «formulación de segundo orden», ya que el texto «se centra en realidad en un asunto totalmente distinto».[13] Por lo tanto, un uso más fiel del texto bíblico consiste en identificar creencias o doctrinas aceptadas que puedan aplicarse al liderazgo, del mismo modo que pueden aplicarse a cualquier ámbito de la vida.
Cómo pueden aplicarse principios de liderazgo en cualquier cultura
Para evitar que la enseñanza del liderazgo se vea influida de manera poco útil por la cultura, necesita contener, en palabras de Huizing, «suficiente verdad para que sea pertinente en cualquier contexto y, sin embargo, suficiente flexibilidad para utilizar las verdades inherentes para construir sobre cualquier contexto».[14] Todos los principios de liderazgo bíblicos generales pueden y deben contextualizarse, al igual que el resto del mensaje cristiano, para que sean pertinentes en cualquier cultura.
Qué tipo de principios de liderazgo beneficiarían a los cristianos
El tipo de principios de liderazgo que son bíblicos son los que se refieren más al propósito que a la eficacia. Esto se debe a que, para los cristianos, las preguntas más importantes sobre el liderazgo son «¿por qué hago esto?» y «¿cómo promoverá el reino de Dios?». Por el contrario, la literatura dominante sobre el liderazgo se centra sobre todo en la eficacia y plantea la pregunta «¿cómo logramos determinados resultados?»[15] Una vez establecidos estos fundamentos, propondré a continuación tres principios de liderazgo bíblicos.
Tres principios de liderazgo bíblicos
Primero, los líderes cristianos están llamados a seguir más que liderar.
Esto podría parecer un principio tan obvio que parece superfluo. Sin embargo, el hecho de que los líderes cristianos sigan a Dios, que es el líder supremo en quien se debe depositar la fe, suele ser completamente ignorado por muchos autores cristianos populares. Para algunos, seguir a Jesús puede mencionarse en términos de salvación personal,[16] pero rara vez influye en la forma en que los autores entienden el liderazgo.
La descripción más útil que puedo ofrecer a los estudiantes internacionales de «seguir más que liderar» es la que hace Wells de los creyentes.[17] Dice que los cristianos «no están llamados a ser héroes. Están llamados a ser santos». Contrasta al líder «heroico» y al «santo» de cinco maneras:
- El héroe está en el centro de la historia, haciendo que todo salga bien, mientras que el santo está en la periferia de una historia, centrado en Dios.
- La historia del héroe celebra la fuerza, valentía y sabiduría, mientras que la historia del santo solo celebra la fe, ya que el santo puede no poseer ninguna otra virtud.
- Las historias de héroes presuponen una lucha y que prevalecerá una gran valentía, mientras que las historias de santos se alegran de que Cristo ya ha luchado y vencido, lo que hace que los santos practiquen el amor, la alegría y la paz, en lugar de la violencia.
- Como las acciones del héroe son fundamentales para que la historia termine positivamente, cualquier admisión de un error o falla grave es un desastre, potencialmente fatal para los héroes y quienes confían en ellos. En cambio, para el santo, los fracasos son de esperar, y los errores abren un ciclo de arrepentimiento, perdón, reconciliación y restauración.
- El «gran» héroe está solo, al margen de la comunidad, contra el mundo. En cambio, los santos dependen no solo de Dios, sino también de la comunidad de los santos para mantener una vida fiel.
Segundo, los líderes cristianos necesitan ser dadores de poder.
Dar poder es un principio claro para todos los cristianos en las Escrituras. Jesús instruyó a sus seguidores que se lavaran los pies unos a otros (Jn 13:1-17), se hicieran como niños (Mt 18:4), asumieran el carácter de siervos (Mr 9:35) y se convirtieran en esclavos de todos (Mr 10:45).
Dar poder es especialmente importante para los líderes, porque el poder está inextricablemente ligado al liderazgo. Como afirma Lidstone, el ansia de poder puede arraigarse profundamente en el corazón y la mente de los seres humanos.[18] Para contrarrestar este deseo, los líderes cristianos deben hacer de Jesús «el centro de lo que somos… sustituyendo nuestra búsqueda de poder».[19] El indicador clave de que Jesús ha sustituido nuestra búsqueda de poder es que podamos dar poder. A menudo, muchos autores ignoran este tema crucial o lo convierten simplemente en una «técnica».
El principio de dar poder está bien ilustrado por la descripción de Lidstone del siglo III. Para que un creyente pudiera ser bautizado en aquella época, se le exigía que dejara de vestir de púrpura, ya que era el «símbolo supremo del poder mundano»[20] y se consideraba incompatible con la fe cristiana. Este requisito de renunciar a la púrpura fue lo que impidió que Constantino se bautizara durante 25 años después de su conversión. Lidstone desafía a los líderes cristianos de hoy a que no utilicen su posición para obtener honor y poder, exhortándolos en cambio a ceder poder y ser «agentes contraculturales del reino de Dios».[21]
Tercero, los líderes cristianos necesitan usar la Biblia para criticar y dar forma a sus marcos y suposiciones sobre el liderazgo.
Los líderes cristianos deben tener, como afirma Huizing, una teología que defina el liderazgo en lugar de una teoría del liderazgo que defina la teología.[22] Muchos autores de liderazgo cristiano escriben libros que “se basan más en las experiencias subjetivas de los líderes o en observaciones anecdóticas que en las Escrituras o en una buena investigación’.[23] Hacen caso omiso de los supuestos culturales, lo que significa que la enseñanza del liderazgo es “forzada” dentro del molde del mundo (Ro 12:2; traducción de JB Phillips). Sus conceptualizaciones de liderazgo se utilizan para apoyar el sesgo de un autor y sus teorías de liderazgo “que no tienen nada que ver con el evangelio”[24] pueden aparecer en libros para cristianos. Todos los escenarios anteriores pueden ocurrir porque los autores no han sometido sus marcos y supuestos a la crítica de las Escrituras.
Conclusión
Para que los estudiantes internacionales se conviertan en líderes fieles a Dios, necesitan seguir principios de liderazgo verdaderamente bíblicos que puedan aplicarse en cualquier cultura. Para ayudarlos, necesitan ser conscientes de las debilidades frecuentes que aparecen en libros sobre liderazgo cristianos y comprender los fundamentos de los principios de liderazgo bíblicos. He destacado tres de esos principios, que son: seguir más que liderar, dar poder y utilizar la Biblia para criticar y dar forma a los marcos y supuestos de liderazgo utilizados. Seguir estos principios dará lugar a una práctica de liderazgo muy diferente de la que utiliza el mundo. Esto se debe a que, como afirma Dykstra,
Las prácticas cristianas son diferentes, y eso se debe a que su historia es diferente. . . [Nuestra historia es] que los brazos eternos de un Dios bondadoso y amoroso sostienen el universo. Así que nuestra tarea básica no es el dominio y el control. Es más bien confianza y receptividad agradecida. Nuestros ejemplos no son héroes. Son santos. Nuestro epítome no es la excelencia; nuestro honor está en la fidelidad.[25]
Endnotes
- ‘International Student ministry,’ Lausanne Movement, accessed 11 March 11 2023, https://lausanne.org/networks/issues/international-students.
- Bill Hybels, Courageous Leadership (Grand Rapids: Zondervan, 2012).
- John Maxwell, 21 Laws of Leadership in the Bible: Learning to Lead from the Men and Women of Scripture (Nashville: Thomas Nelson, 2018), is a reworking of: John Maxwell, The 21 Irrefutable Laws of Leadership: Follow Them and People Will Follow (Nashville: Thomas Nelson, 1998).
- Richard Bolden, Jonathan Gosling, Beverley Hawkins, and Scott Taylor, Exploring Leadership: Individual, Organizational, and Societal Perspectives (Oxford: OUP, 2011), 20, 26.
- For example see: Ken Blanchard, Phil Hodges, and Phyllis Hendry, Lead Like Jesus Revisited (Nashville: Thomas Nelson, 2016), xi. 2.
- Such as: Hybels, Courageous Leadership, and Blanchard, Hodges, and Hendry, Lead Like Jesus Revisited.
- Justin Lewis-Anthony, You are the Messiah and I Should Know: Why Leadership is a Myth (and Probably a Heresy) (London: Bloomsbury Publishing, 2013).
- Maxwell, 21 Laws of Leadership in the Bible, 163-164.
- L. Roger Owens, ‘Staying with God: Eugene Peterson and John Chapman on Contemplation’, in Pastoral Work: Engagements with the Vision of Eugene Peterson, eds. Jason Byassee and L. Roger Owens (Eugene, Oregon: Cascade Books, 2014), 132.
- Joel Rainey, ‘Great Man Theory’ and the Myth of Christian Heroism’, accessed 29 January 2022, http://joelrainey.blogspot.com/2015/09/great-man-theory-and-myth-of-christian.html.
- Russell Huizing, ‘Bringing Christ to the table of leadership: Moving towards a theology of leadership’, Journal of Applied Christian Leadership, 5(2), (2011): 69.
- Arthur Boers, Servants and Fools: A Biblical Theology of Leadership (Nashville: Abingdon Press, 2015), 41.
- Lewis-Anthony, You are the Messiah and I Should Know, 235.
- Huizing, ‘Bringing Christ to the table of leadership’, 69
- Christopher A. Beeley and Joseph H. Britton, ‘Introduction: Toward a theology of leadership’, Anglican Theological Review, 91(1), (2009): 3-10.
- Blanchard, Hodges, and Hendry, Lead Like Jesus Revisited, 25-26.
- [Samuel Wells, Improvisation: The Drama of Christian Ethics (Baker Academic, 2018), accessed 2 February 2022, https://www.perlego.com/book/2063126/improvisation-pdf.
- Juylan Lidstone, Give up the Purple: A Call for Servant Leadership in Hierarchical cultures (London: Langham Global Library, 2019), 72.
- Sherwood Lingenfelter, Leading Cross-Culturally (Baker Academic, 2008), accessed 12 February 2022, https://www.perlego.com/book/2039639/leading-crossculturally-pdf.
- Juylan Lidstone, Give up the Purple, 7-8.
- Juylan Lidstone, Give up the Purple, 87.
- Huizing, ‘Bringing Christ to the table of leadership,’ 62.
- Aubrey Malphurs, Being Leaders: The Nature of Authentic Christian Leadership (Grand Rapids, Baker Publishing Group, 2003), 10.
- Lewis-Anthony, You are the Messiah and I Should Know, chap.1.
- Craig Dykstra, Growing in the Life of Faith: Education and Christian Practices, 2nd ed. (Kentucky: Westminster John Knox Press, 2005), 76.