La cultura creativa contemporánea fomenta la corrupción moral y exige un carácter orgulloso. ¿Cómo puede un cristiano perseguir la creatividad de manera diferente?
La creatividad es celebrada como uno de los atributos más valiosos de nuestros días. LinkedIn, un popular sitio web de redes de empleadores y empleados, estudió su vasta red de aproximadamente 700 millones de miembros y 50 millones de empresas para saber cuáles son las habilidades más demandadas.[1] En 2019 y 2020, los resultados fueron los mismos. El atributo más buscado de los empleados era la creatividad.
Es importante señalar que la investigación de LinkedIn abarcó toda la gama de sectores económicos y disciplinas aplicadas. Con demasiada frecuencia, las nociones de creatividad quedan relegadas a las bellas artes y artes aplicadas: artistas, músicos o ejecutantes. Sin embargo, como muestra este estudio, la capacidad creativa es clave para una amplia gama de actividades humanas, desde matemáticos, científicos y empresarios hasta cirujanos y atletas.
El atributo más buscado de los empleados era la creatividad.
Creatividad, imagen de Dios y corrupción
La observación de la amplia presencia de la creatividad en las actividades humanas no es una sorpresa para el punto de vista cristiano. La Biblia cristiana enseña que Dios creó el cosmos y toda la vida en él. Como parte de este acto, Dios hizo una creación especial, el hombre y la mujer, y los formó a su propia imagen.[2] Así que, puesto que Dios es un Dios creativo, y estamos hechos a su imagen, nosotros también somos creativos. No solo algunos de nosotros, sino todos nosotros.
Pero es importante señalar que tenemos una capacidad limitada para alinear nuestro carácter y nuestras acciones con los atributos de Dios. El cristianismo enseña que hay una distinción entre el Creador y la creación. Hemos sido creados a imagen de Dios, pero no somos Dios. Por lo tanto, no poseemos estos atributos perfectamente como los tiene Dios, y a menudo vivimos una vida definida por la corrupción moral.
Desafortunadamente, la cultura creativa contemporánea se define fundamentalmente por la corrupción. Si tomamos cualquier libro o artículo sobre la creatividad, estará lleno de llamados a la acción trillados: ¡Sé fiel a ti mismo! ¡Encuentra tu voz! ¡Expresa tu auténtico yo! O, en otras palabras, mírate a ti mismo, y solo a ti, como la fuente de bondad, verdad y belleza. La cultura creativa contemporánea fomenta la corrupción moral y exige un carácter orgulloso.
Cuando practicamos la creatividad desde un carácter corrupto, sacrificamos la creatividad exitosa en el altar de los deseos egoístas. La vanagloria, la pereza, la lujuria de los ojos, la ira, la codicia, la envidia y el orgullo envenenan nuestro carácter y ahogan nuestra creatividad.
Lo que somos afecta nuestra creatividad. Nuestro carácter moral puede producir una creatividad desordenada o cultivar una creatividad floreciente.
Como seguidores de Cristo, debemos entender esta cultura orgullosa y dedicarnos a reflejar los atributos de creatividad de Dios desde una actitud humilde. Solo entonces, como creativos humildes, podremos ver los frutos saludables de una creatividad floreciente.
Este código de humildad creativa intenta simplificar lo que es, en realidad, la manifestación de un camino muy largo que requiere una asociación activa con Dios y la recepción de gracia abundante.
Un código para creativos humildes
Lo que sigue es una especie de código, que bosqueja una descripción de una vida creativa definida por la humildad. Este código de humildad creativa intenta simplificar lo que es, en realidad, la manifestación de un camino muy largo que requiere una asociación activa con Dios y la recepción de gracia abundante. A pesar de sus limitaciones, el código pretende ofrecer una imagen coherente de las raíces humildes necesarias para una vida de creatividad floreciente.
El código del creativo humilde
- Reconozco que la fuente última de lo correcto y lo bueno no puede ser definida por una naturaleza humana caída. Ningún ser humano es la manifestación más completa de la bondad, la verdad o la belleza. Por lo tanto, no podemos mirar simplemente a nuestra «propia voz» o a nuestro «verdadero yo» como la fuente. En cambio, debemos buscar fuentes externas, ejemplificadas mejor por Dios mismo; hacer lo contrario es ser orgullosos.2. Entiendo que, a pesar de una naturaleza caída, la humanidad está hecha a la imagen de Dios (imago dei). Tenemos la capacidad innata de reflejar los atributos de Dios, incluida la creatividad. También debemos reconocer que la mejora no se produce sola, sino que es un proceso y una asociación intencional con Dios. Todo auténtico desarrollo moral es un desarrollo espiritual que proviene de la gracia de Dios.3. Tengo la voluntad de asegurar mi identidad en las garantías de Dios y no en la aceptación popular del trabajo creativo, sin confundir las obras creativas con la identidad personal. De esta forma, el creativo humilde ejemplifica un proceso creativo que es libre de explorar, experimentar y, en última instancia, fracasar.4. Me dedico a llevar a cabo un proceso creativo que satisface las exigencias del amor. Dicho proceso sitúa las necesidades de los demás por encima de un estilo creativo o una marca, definiendo los objetivos creativos a través del servicio empático, el cuidado y el amor.
5. Me comprometo a utilizar principios creativos definidos por la bondad, la verdad y la belleza por encima de la tentación de explorar curiosidades hedonistas. Dicha creatividad no busca la novedad por la novedad misma, sino que pretende comprender realmente la creación y al Creador.
6. Aprecio los talentos y los éxitos de otras personas creativas. El creativo humilde evita los sentimientos de duda, inseguridad y amargura asociados, celebrando el éxito de otras obras creativas por su papel en promover la bondad, la verdad y la belleza.
7. Soy proclive a compartir ideas y colaborar en el proceso creativo, sabiendo que el fin último de la creatividad no es la gloria propia, sino la reconciliación de Dios y su creación. Tal creatividad prioriza el deber de actuar como agente de reconciliación en este mundo por encima de la seguridad de la propiedad.
8. Aprecio que vivir una vida definida por la humildad es esencialmente contracultural, reconociendo que alcanzar tal nivel de creatividad floreciente no es un evento único. Se trata más bien de una larga fidelidad en la misma dirección de búsqueda de la humildad, la virtud y la semejanza con Cristo. Esa fidelidad sabe que una vida sin intencionalidad —y sin la gracia de Dios— derivará naturalmente hacia la corrupción. Sin embargo, a pesar del camino estrecho, la esperanza y el anhelo de una creatividad floreciente catalizan la acción para llegar a ser un creativo humilde.
Cuando participamos en actos creativos, no nos limitamos a expresarnos, sino que reflejamos los atributos de Dios. Por lo tanto, como cristianos que persiguen la creatividad, no debemos trabajar de manera orgullosa para «ser fieles a nosotros mismos». Más bien, como cristianos que persiguen la creatividad, debemos mejorar humildemente nuestro carácter según la semejanza de Cristo. Solo entonces, como creativos humildes, nuestra creatividad podrá florecer de acuerdo con la intención de Dios.
Nota del editor: Este artículo está basado en el libro The Humble Creative: Moral Vice and the Pursuit of Flourishing Creativity. The Humble Creative pretende ofrecer un primer paso en la búsqueda de una creatividad floreciente, examinando la cultura creativa contemporánea e identificando las áreas clave en las que esta cultura fomenta corrupciones específicas en la vida de un creativo. El libro es un llamado a la acción a todos los creativos cristianos para que formen su creatividad desde una actitud de humildad.
Endnotes
- Petrone, P (2020, December 2018). Why creativity is the most important skill in the world. LinkedIn: https://www.linkedin.com/business/learning/blog/top-skills-and-courses/why-creativity-is-the-most-important-skill-in-the-world ↑
- Génesis 1:27 ↑