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El Gran Terremoto del Este de Japón de 2011[1] impulsó a las iglesias japonesas a repensar la forma de involucrarse en la evangelización y el desarrollo de la iglesia. En el área de Tohoku, al norte de Japón, hay muchos ejemplos de personas que previamente no habían demostrado ningún interés en el evangelio, pero se volvieron receptivas luego de su experiencia del desastre de 2011.  Esta apertura se produjo no por una gran campaña evangelística o un atractivo programa de iglesia. Más bien, la gente se vio atraída al cristianismo cuando vieron a Cristo en la vida de los voluntarios cristianos que, sin exigir nada a cambio, seguían acudiendo a las áreas de desastre para proveer ayuda y apoyo.

Los voluntarios cristianos nunca dejaron de acudir

Inmediatamente después del desastre de 2011, una gran cantidad de voluntarios locales y del exterior acudieron a la costa de Tohoku arrasada por el tsunami. Sin embargo, solo unos meses después, cuando los centros de evacuación comenzaron a cerrar, la distribución de agua y alimentos se volvió innecesaria y el trabajo de quitar el lodo del tsunami de las casas prácticamente llegó a su fin, la mayoría de los voluntarios y las organizaciones de apoyo dejaron de acudir; pero no los voluntarios cristianos.

Los cristianos eran conscientes de que los que estaban sufriendo no estaban lidiando solo con necesidades físicas.

Trabajaron a través de iglesias locales y siguieron apoyando a personas afectadas por el desastre, aun después que hubieran sido desplazadas de los centros de evacuación hacia viviendas temporales. Los cristianos eran conscientes de que los que estaban sufriendo no estaban lidiando solo con necesidades físicas, como ropa, comida y vivienda, sino que estaban enfrentando también necesidades espirituales, mientras luchaban con la pérdida de seres queridos y posesiones muy caros a sus sentimientos.

Mientras se preguntaban por qué les había ocurrido tal desastre, los pastores y los voluntarios cristianos se encontraron involucrados en un “ministerio presencial”, escuchando incansablemente a las víctimas que repetían sus historias de dolor, ansiedad y pesar. Aun hoy, seis años después del terremoto y el tsunami, muchos pastores, tanto hombres como mujeres, siguen visitando a ancianos en la región de Tohoku que se encuentran solos y atrapados en viviendas temporales. Los pastores comparten tazas de té, charlan y ofrecen apoyo espiritual.

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Cristo en la vida de los cristianos

A estos cristianos, que siguen visitando a las personas afectadas por el desastre, se los ha venido a llamar Kirisuto-san, o “Sr./Sra. Cristo”, con respeto y aprecio.

Ahora que la mayoría de los voluntarios ha partido, las personas en las zonas de desastres a menudo expresan su preocupación de que el resto del mundo se olvide de ellos, aun cuando el trabajo de restauración está lejos de estar completado. A estos cristianos, que siguen visitando a las personas afectadas por el desastre, se los ha venido a llamar Kirisuto-san, o “Sr./Sra. Cristo”, con respeto y aprecio. Esto recuerda lo que ocurrió en el primer siglo. La gente usó por primera vez el término cristiano para burlarse de los seguidores de Cristo, pero luego terminaron usándolo con respeto y afecto. Lo mismo ocurre veinte siglos después, en el norte de Japón, al ver las personas a Cristo en la vida de los cristianos.

La mayoría de los cristianos que participaron en la ayuda humanitaria en Tohoku jamás pidieron algo a cambio, como exigir a las víctimas que escucharan una presentación del evangelio. Abrumados por la devastación total de Tohoku y las circunstancias trágicas de las personas, los trabajadores cristianos no pensaron en realizar un “proselitismo indigno”.[2]

Lamentablemente, en algunas ocasiones, grupos pequeños de cristianos apasionados y algo fanáticos aparecían de pronto a la puerta de personas en áreas de viviendas temporales. Distribuían un tratado evangelístico o de otro tipo sin intentar obtener ningún tipo de permiso de los residentes. Algunos de estos cristianos presentaban un mensaje evangelístico e hacían una invitación a quienes deseaban creer, pero nunca tomaban en cuenta las heridas abiertas de las personas a las que hablaban. Los residentes locales rechazaron a estos cristianos categóricamente.

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Respuestas a la presencia

Entretanto, las mismas personas del lugar aceptaron a cristianos que simplemente se presentaron como colaboradores de la iglesia y siguieron atendiendo las necesidades de las personas. Los residentes en viviendas temporales abrazaron a estos cristianos como amigos. Con el tiempo, les pidieron que les hablaran acerca de la Biblia. Cuando preguntaban a los cristianos por qué venían repetidamente de tan lejos para ayudarlos, era una invitación abierta a compartir sus testimonios.

En la ciudad de Iwaki, en la prefectura de Fukushima, la iglesia del pastor Eiji Sumiyoshi se convirtió en un centro de distribución para los materiales de socorro que habían llegado de iglesias de todas partes luego del desastre de 2011. Si bien había habido explosiones en la central nuclear 80 kilómetros al norte de la iglesia[3] y muchos residentes habían huido de la ciudad, Sumiyoshi se quedó. Conocía a personas alrededor de la iglesia que se quedaron, y no podía simplemente abandonarlas.

Junto con otras actividades, ayudó a suplir las necesidades en la comunidad sirviendo comidas en el centro de evacuación. Su presencia constante sorprendió completamente a los residentes locales. Dado que Sumiyoshi había sido asignado a la iglesia de Iwaki desde Tokio solo cuatro años antes del desastre, las personas del lugar supusieron que estaría entre los primeros en huir. Cuando se enteraron que Sumiyoshi había escogido quedarse por ellos, respondieron con gratitud y respeto.

Varias personas desarrollaron voluntariamente un deseo de asistir a su iglesia y escucharlo predicar los domingos. Algunos se hicieron asistentes regulares, y con el tiempo fueron bautizados. Como toda comunidad local en Japón, las personas en la prefectura de Fukushima por lo general perciben a las personas nuevas como forasteras, por lo menos durante los primeros años. Sin embargo, el pastor Sumiyoshi se ha ganado ahora la confianza de sus vecinos. “Desde el momento en que fui asignado a la iglesia de Iwaki hasta que el desastre golpeó la zona, jamás he podido hablar de manera tan abierta como lo he hecho desde entonces”, comenta Sumiyoshi.

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Respuestas de pescadores

Otro pastor fue a ayudar repetidamente a una aldea de pescadores donde el tsunami había causado una devastación considerable. Un día, un pescador se acercó al pastor y dijo: “Llevo al dios dragón sobre mis hombros, pero sobre mi cabeza está Jesús”.

El dios dragón es una deidad autóctona a quien los pescadores del lugar oran tradicionalmente pidiendo seguridad y una buena pesca cuando salen al mar arriesgando su vida. La comunidad de pescadores está tan fuertemente ensamblada que negar al dios dragón puede significar ostracismo. Esta es, probablemente, la razón por la que el pescador no se animó a decir que abandonaría al dios dragón, aun cuando había aceptado a Jesús como su Amo. Declaró su fe de la mejor manera que pudo en el momento, diciendo que Jesús estaba arriba. Fue así como el pastor interpretó la declaración del pescador.

Llegará el día en que el pescador ya no necesitará al dios dragón sobre sus hombros. Entonces se entregará exclusivamente a Jesús. El pastor espera en oración que ocurra esto. Un pescador del lugar, hasta ahora atado a prácticas y costumbres religiosas tradicionales, ha aceptado a Jesús en su corazón. En la mente del pastor, esto es un avance sin precedentes.

En un caso diferente, otro pastor ha estado ministrando también ayuda a una aldea de pescadores. Algunos pescadores han llegado a creer en Jesús. Sin embargo, el pastor no tiene ninguna intención de instarlos a asistir al culto del domingo en su iglesia, que se encuentra tierra adentro. Los pescadores no siguen la semana natural. Salen a pescar cada vez que el clima es favorable. Descansan cuando las aguas están agitadas.

El pastor va a la aldea de pescadores un día de clima malo para tener un culto en la casa de un pescador. Cuando se corre la voz que llegó el pastor, un pescador tras otro viene a la reunión. El culto no se hace en el estilo conservador occidental. Para la mayoría de estos pescadores, la lectura de libros no forma parte de su estilo de vida. El pastor, por lo tanto, comparte relatos de los Evangelios usando un libro con ilustraciones que ha preparado para contar historias de Jesús.

desde el desastre de 2011 muchas cosas han estado ocurriendo en las comunidades rurales más conservadoras de Japón.

Lecciones aprendidas

Antes del desastre de 2011, evangelistas pioneros habían intentado plantar iglesias en las aldeas de pescadores a lo largo de la costa. El cristianismo que presentaron era percibido como occidental, una religión completamente irrelevante para las personas del lugar. Para seguir a Jesús uno debía abandonar los ídolos y asistir a un culto en la iglesia cada domingo. Un enfoque tan conservador de la evangelización nunca produjo auténtico fruto. Los cristianos en Japón, protestantes y católicos combinados, representan menos del uno por ciento de la población. Atada a fuertes tradiciones religiosas, el área de la costa de Tohoku tiene una cantidad de cristianos e iglesia particularmente pequeña con relación a la población.

Sin embargo, desde el desastre de 2011 muchas cosas han estado ocurriendo en las comunidades rurales más conservadoras de Japón. Estos fenómenos no difieren de movimientos internos que han estado surgiendo en las fortalezas del islam y el hinduismo en todo el mundo.[4]

Cambio de paradigma

En Tohoku, la red Miyagi Mission Network[5] (MMN) fue creada con el propósito de usar las lecciones obtenidas a través de trabajo humanitario para una evangelización más efectiva. Con el tiempo, el pastor Yukikazu Otomo, el director de MMN, ha llegado a creer que comenzar iglesias hogareñas es la clave para multiplicar iglesias y cristianos. Otomo está convencido del valor de un cambio de paradigma: salir del edificio de iglesia a la comunidad local, y comenzar iglesias hogareñas en los hogares de creyentes, en vez de seguir el modelo tradicional de reunir personas en el edificio de una iglesia.

La escala sin precedentes de este desastre ha abierto los ojos de los cristianos japoneses a una comprensión más holística del evangelio, y está estimulando una transformación de las estructuras fundamentales de la iglesia.

El Sexto Congreso de Japón sobre Evangelización (Sixth Japan Congress on Evangelism – JCE6)[6] se realizó en septiembre de 2016. Uno de los 15 proyectos de JCE6, Iglesias que comparten cargas, exploró cómo las iglesias podrían aprovechar las lecciones aprendidas a través de la experiencia del Gran Terremoto del Este de Japón.

Algunos pastores que asistieron al taller del proyecto expresaron su pesar porque la iglesia, en su mayor parte, no había estado interesada en el dolor de las comunidades y de las personas que las integraban. A través de su participación en las actividades humanitarias del área del desastre, los pastores se han dado cuenta de que el alcance del cuidado pastoral no debe estar confinado a los límites de la iglesia, sino que debe extenderse a las personas de la sociedad en general.

La catástrofe de 2011 promovió esta clase de concienciación, y las iglesias en todo Japón, independientemente de si han tenido esta clase de experiencia o no, deberían reconsiderar ­cómo participar en la misión. La escala sin precedentes de este desastre ha abierto los ojos de los cristianos japoneses a una comprensión más holística del evangelio, y está estimulando una transformación de las estructuras fundamentales de la iglesia.

Notas

  1. Informe de 2011 emitido por la oficina de Gestión de Desastres del Gabinete de Japón. http://www.bousai.go.jp/kaigirep/chousakai/tohokukyokun/pdf/Outline.pdf
  2. El Compromiso de Ciudad del Cabo, Parte II. C. 1
  3. Resumen de los accidentes de la Central Nuclear de Fukushima Daiichi, emitido por la Asociación Nuclear Mundial. http://www.world-nuclear.org/information-library/safety-and-security/safety-of-plants/fukushima-accident.aspx
  4. El Compromiso de Ciudad del Cabo, Parte II. C. 4
  5. Sitio web (solo en japonés) http://www.mm-network.jp/
  6. http://jcenet.org/eng/

Photo credits

Feature image from ‘stand tall japan2‘ by Daniel Pierce (CC BY 2.0).

First image is from ‘Leaving The City‘ by Warren Antiola (CC BY-NC-ND 2.0). Second image is from ‘Ofunato‘ by Warren Antiola (CC BY-NC-ND 2.0). Third image is from ‘A Fisherman At Miyako Bay‘ by infradept (CC BY-NC-ND 2.0).

Shoichi Konda es miembro del Comité de Lausana de Japón. Ha servido como periodista cristiano durante más de 30 años, y fue editor en jefe de The Christian Shimbun, un importante periódico semanal cristiano japonés publicado por Word of Life Press Ministries. Es, también, un conferencista sobre grupos sectarios, derechos religiosos en la historia de la misión japonesa y ministerios cooperativos de pastores y laicos