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El mayor sub-segmento de la sociedad americana, los milenialistas (nacidos entre 1980 y 2001), se están haciendo mayores. Recibirán la mayor transferencia intergeneracional de riqueza de la historia americana (unos 58.1 billones de dólares)  según Pew Research; sin embargo, comparado con las generaciones previas, es más probable que no tengan afiliación religiosa,  y menos probable aún que crean en Dios. Por lo tanto, el impacto de este hecho en cómo los milenialistas den y a quién, es una cuestión de peso para los líderes evangélicos.

Características del milenialista

Según los datos [1] del estudio Pew Research, el 29% de los milenialiastas encuestados se identificaban sin afiliación religiosa, mientras que el 50% se identifican como políticamente independientes aunque en la mayor parte de las cuestiones se inclinan hacia el partido demócrata. Son la generación racialmente más diversa en la historia de América: el 43 % no son blancos, el 26% están casados, comparados con el 36% de la Generación X, el 48% de la Generación del Baby Boom, y al 65% de la Generación Silenciosa [2] a esa misma edad.

Un 19% de los milenialistas dice que se puede confiar en la mayoría de la gente, comparado con el 31% de la Generación X, 40% de la Baby Bommers y el 37% de los Silenciosos. Sin embargo, son más optimistas en cuanto al futuro que la generación X, la del Baby Boom y la generación Silenciosa.

Descritos como “Nativos Digitales”, han crecido en un universo virtual de la Word Wide Web WWW donde la identidad y el sentido son construidos y extendidos a los demás a través de la tecnología. Tiene 300.000 millones de dólares de poder adquisitivo, 69 de ellos discrecionalmente. [3] Buscan una mayor educación en mayor número pero también han acumulado una deuda record en educación. Sus esferas social, política y económica se solapan, y buscan trascender las barreras entre la empresa privada, el gobierno y las organizaciones sin ánimo de lucro.

¿Una precaria situación financiera?

Los milenialistas ganan comparativamente menos que las generaciones previas:[4]

  • Las entradas medias de un hombre de entre 25 y 34 años graduado de educación secundaria era de unos 31.000 dólares en 2010 frente a los 41.000 de 1980 (medidos en dólares de 2010).
  • Tienen mayores niveles de deuda.[5]
  • Los milenialistas dependen más del apoyo paternal, dependiendo económicamente de sus padres hasta bien entrados los veinte. [6]
  • Llegan a la mayoría de edad en un momento de debacle financiero y economía global incierta.
  • Afrontan menos seguridad en el trabajo y la presión constante de actualidar su formación y educación para mantener su empleabilidad.
  • Están detrás del creciente número de trabajadores sin ánimo de lucro (1.8 millones) que compiten con sueldos limitados y periodos de atención limitada.[7]

Implicaciones: un punto de vista alentador

Kari Dumm Saratpvsky y Derrick Feldmann en su libro, Cause for change- The Why and How of Nonprofit Millennial Engagement (Una causa para el cambio: El por qué y el cómo de la participación de los milenialistas sin ánimo de lucro) señala que los milenialistas “están influyendo rápidamente en cómo se comunican las organizaciones con las audiencias… poniendo énfasis en historias auténticas y en presentaciones visuales que sean concisas, compatibles con el móvil y distribuidas on-line mediante la plataformas de comunicación”

Resaltan varias características de los milenialistas que afectan a su filantropía:

  • Dan impulsivamente.
  • Quieren que su contribución consiga resultados para una causa.
  • Prefieren dar en eventos o personas afines.

Los colegas son una influencia importante para los milenialistas:

  • Prefieren enterarse de las oportunidades a través de amigos.
  • Están dispuestos a ayudar a recaudar fondos para causas que les importan, normalmente acudiendo a amigos o a la familia.
  • La influencia de un individuo en sus amigos es sustancial.

Los cuatro factores principales que incitan a los milenialistas a involucrarse en una causa son: apasionarse por el tema; encontrar a gente afín; aumentar su experiencia y prestar su conocimiento y experiencia, así como su tiempo, en ayudar a una causa.

En relación a la tecnología, usan redes y buscan máquinas para reunir información, encontrar oportunidades de voluntariado y dar dinero, más que la información enviada o eventos fuera de la web. Se conectan y comunican online con sus redes.

El autor concluye: “Nuestro estudio revela que son una generación que está tratando enérgicamente de transformar el mundo para bien. El mandato es claro: las organizaciones no pueden permitirse abastecer sólo a los antiguos donantes y voluntarios. El público más joven está exigiendo que las causas que apoyan cambien la forma de conectar con él. Esperemos que estos conocimientos puedan ayudar a las organizaciones a trabajar con milenialistas a desatar esta fuerza para siempre”.

Implicaciones: un punto de vista menos alentador

Christian Smith en su libro,  Lost in Transition- The Dark Side of Emerging Adulthood (Perdidos en la transición: El lado oscuro de los nuevos adultos) advierte que aunque los milenialistas están dispuestos al altruismo, carecen de las herramientas de razonamiento y de la capacidad de mantener interés con compromisos benefactores a largo plazo con ningún proyecto dado. Así pues, los ministerios y las ONGs sin ánimo de lucro, sienten la necesidad de emprender guerras de marketing para convertirse en “la causa escogida”:

Smith señale que los milenialistas a menudo desarrollan “un fuerte sentido de fatalismo… sobre el mundo social y político más amplio. A la vez que son muy optimistas sobre su propio futuro personal, apenas son optimistas sobre los prospectos  de ayudar a convertir algún aspecto del mundo sociopolítico más amplio, en un lugar mejor”. Continua afirmando que: “ Si los nuevos adultos no empiezan a aprender las prácticas de dar y participar en lo público lo suficientemente pronto, por lo menos para cuando se asienten,  no tenemos buenas razones para creer las vayan a aprender mejor después”.

Según Smith, esta deficiente “imaginación moral” ha dejado a los milenialistas desorientados y moralmente confusos:

“Comprometerse con lo público conlleva trabajar con otras persona por los ideales que son en última instancia normativos y morales…muchos de los nuevos adultos carecen de las herramientas intelectuales básicas para decidir lo que es genuinamente bueno y malo moralmente o lo que es realmente bueno para los individuos y la sociedad. A casi ninguno le han enseñado a tener convicciones morales y  a vivir en paz en un mundo de pluralismo moral… Cualquier noción de responsabilidades compartidas de una humanidad común, una vocación trascendente de protección de la vida y la dignidad del prójimo y una responsabilidad moral de buscar el bien común- que puede motivar una implicación civil, participación política, voluntariado o incluso donación económica- estaba ausente casi por completo entre los jóvenes adultos”.

Smith admite que hay muchos ejemplos de milenialistas que hacen el bien, pero estos ejemplos demasiado a menudo crean la percepción errónea de esta generación en general como que “los adultos jóvenes hoy en día están profundamente comprometidos con la justicia social, participando apasionadamente en el activismo político, y son activamente voluntarios en sus comunidades locales, dedicándose a construir un mundo más verde, más pacífico y justo. Casi nada puede estar más lejos de la verdad, por lo menos en lo que se refiere a los jóvenes entre los 18 y los 23 años, considerados a nivel nacional como un grupo.”

¿Quién tiene razón?

Ambos puntos de vista ofrecen visiones clave para entender a los milenialistas y su filantropía. Saratovsky y Feldmann nos ayudan a entender a los milenialistas y el “cómo” dar, mientras que Smith mira más profundamente a el “por qué” de los milenistas y el dar.

Ambos estudios resaltan la importancia primordial de las redes familiares y de amigos, y el hecho de que los jóvenes adultos están “más socialmente involucrados” que las generaciones anteriores. El autor subraya la importancia del relato o de la narrativa para los milenialistas. Ambos señalan la importancia de la tecnología y de la conectividad digital. Finalmente, ambos autores tienen cuidado de no generalizar sobre toda una generación, y llegan a la conclusión de que los milenialistas desafían el ser etiquetados de una manera en particular, a no ser quizá como “enigmáticos”. [8]

Respuestas sugeridas para los líderes cristianos.

Los líderes cristianos deben ciertamente orar y estudiar más; www.causeforchangebook.com y el Informe sobre ¿el Impacto Mileniano? [9] son buenos puntos de partida. Más específicamente:

  • Como líder cristiano, plantéese enseñar y orientar a los milenialistas dentro de un marco bíblico y moral (responsabilidad moral y obligación hacia otras personas creadas a la imagen de Dios), pero hágalo dentro de un contexto de acción.
  • Como cristiano que recauda fondos, prevea (y luche por) pequeñas cantidades de dólares de un gran número de donantes milenialistas. El modelo de dador individual altamente tecnológico probablemente no sea eficaz con este segmento de la población.
  • Conozca las últimas plataformas on-line de donación, como Crowdrise, Fundly, Razoo y Kickstarter.
  • Plantéese involucrar a los milenialistas en una estrategia o visión de una buena causa social y no en una necesidad económica. [10]
  • Plantéese un espectro de formas para que los milenialistas participen en el ministerio, empezando por algo pequeño, incluso virtual, que lleve a formas más grandes y creativas.
  • Use la narrativa como vehículo para que la verdad despierte la imaginación moral.
  • Asegúrese de que las iglesias y los ministerios sean abiertos y transparentes en todas sus actividades financieras.
  • Dado que los milenialistas son influidos por sus amigos y familia de forma importante, anime a compartir y proporcione a los donantes formas claras y precisas de atraer a amigos y a la familia en el proceso.

Mayores implicaciones

Los milenialistas son un segmento importante y reflexivo de la sociedad. Pasar el testigo de la administración a este grupo inquisitivo y socialmente activo es vital en la carrera de resistencia  de dar a conocer a Cristo:

  • Invertir tiempo y recursos en entender el “cómo” y el “por qué” del dar.
  • No fijarnos demasiado en la tecnología como si ella por sí sola definiera al grupo. Usan las tecnología casi ininterrumpidamente pero sobre todo como un medio para relacionarse.

Valoran y desean auténticas relaciones dignas en las que confíen. Que los milenialistas den a los esfuerzos de evangelismo y discipulado supondrá ganarse su confianza ayudándoles a ver el verdadero impacto de sus dones, así como de sus oportunidades para dar más allá de lo económico. Si un donante milenialista ve su donación como algo accesible, interesante e importante, es muy probable que lo haga saber a sus amigos en sus redes sociales. Cuando esto ocurre, dar se convierte en algo intemporal, transciende generaciones: cuando un amigo nos invita a ir con él, le seguimos.

Finalmente, como líderes cristianos, debemos tener en cuenta la admonición de Christian Smith de desarrollar el “por qué” de dar las misiones. Smith usa el término “imaginación sociológica o moral” para describir el marco o los cimientos que él ve trágicamente descuidados en esta generación. Nuestros mensajes de generosidad y de dar, especialmente los dirigidos a milenialistas, deberían basarse en la teología bíblica de una misión eclesiástica que desarrolle su imaginación moral (véase el libro de Christopher Wright The Mission of God’s people -La misión del pueblo de Dios).

Es el momento para una visión convincente y coherente de una misión holística para la generación milenialista. Una visión que abarque las realidades presentes de la tecnología, la globalización, urbanización y diversidad racial. Una visión de la misión fundada en una teología bíblica que pretenda maximizar nuestro tiempo en el periodo redentor de la narrativa bíblica, no simplemente terminar la misión y traer de vuelta a Cristo, sino también atraer a otras personas a Dios para que encuentren sus bendiciones y salvación de una forma amplia y de varias maneras, mediante la donación generosa de tiempo, talento y tesoros.

Notas

  1. Pew (Social Trends), pewsocialtrends.org/2014/03/07/millennials-in-adulthood.
  2. Para definiciones véase http://www.pewsocialtrends.org/2014/02/11/the-rising-cost-of-not-going-to-college/sdt-higher-education-02-11-2014-0-05/.
  3. Pew (Impacto del Milenio), www.themillennialimpact.com.
  4. Forbes, http://www.forbes.com/sites/onmarketing/2014/05/09/millennial-marketing-lessons-every-financial-services-giant-will-need/.
  5. Pew (Tendencia Social)
  6. Christian Smith with Kari Christoffersen, Hilary Davidson, Patricia Snell Herzog. Lost in Transition—The Dark Side of Emerging Adulthood (Oxford: Oxford University Press, 2011), 14.
  7. Kari Dunn Saratovsky, Derrick Feldmann, Cause for Change: The Why and How of Non-profit Millennial Engagement (John Wiley & Sons, 2013), XVI.
  8. Jeff Fromm, Celeste Lindell, Lainie Decker, ‘AMERICAN MILLENNIALS: Deciphering the Enigma Generation’. Este informe de Barkley está basado en las investigaciones llevadas a cabo como parte de la colaboración entre Service Management Group, The Boston Consulting Group, y Barkley.
  9. www.themillennialimpact.com
  10. Véase Giving Circles, Angela Eikenberry. Véase también The One Percent Foundation’s website, onepercentfoundation.org.

Steve Steddom sirve como Director Ejecutivo de Harry J Lloyd Charitable Trust. Es candidato a la cátedra de Filosofía en Oxford Centre for Mission Studies. El interés de su estudio se centra en la intersección de la fe y la filantropía para la generación milenialista de la iglesia evangélica en América.

Thomas Harvey es el Decano Académico de Oxford Centre for Mission Studies, en Oxford, Reino Unido. Entre 1997 y 2008 fue profesor titular de Teología Sistemática en Trinity Theological College, en Singapur.