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Las estimaciones del número de budistas en el mundo varían entre los 330 y los mil millones. La mayoría de los conteos coinciden en que los budistas constituyen en torno al 6% de la población mundial. Aunque mucho menor que el cristianismo, el budismo se ha convertido en una religión global.

Extensión del budismo

Los términos “budismo occidental” y “budismo global» se refieren a la extensión del budismo desde su lugar de origen en Asia:

  • Sidharta Gautama, que llegó a ser «el Buda», vivió en lo que hoy es la frontera entre India y Nepal, en algún momento entre los siglos VI y V antes de Cristo.
  • Bajo el patrocinio inicial del emperador Ashoka, (269-232 a. C.), el budismo pudo extenderse a Ceilán, hacia el noroeste a Afganistán, después hacia el norte a Tíbet, China, Corea y Japón y hacia el sudeste a Birmania, Tailandia, Laos, Vietnam y Camboya.

Llegada a Occidente

La llegada significativa del budismo a Occidente comenzó en el siglo XIX. Como parte de la empresa colonizadora los europeos se apropiaron de textos budistas de Asia para traducirlos y estudiarlos. Entonces la compresión occidental del budismo estaba teñida de orientalismo y a menudo enmarcada en la Teosofía. El reformador budista de Ceilán, Anagarika Dharmapala (1864-1933), asistió al Parlamento Mundial de Religiones de Chicago en 1893. En retrospectiva, algunos consideran a Dharmapala como el fundador del budismo estadounidense.

Un mayor contacto con los budistas de Asia por medio de la inmigración (por ejemplo, la inmigración japonesa a EEUU a partir de la década de 1850) o de la búsqueda de oro en el s. XIX (California, Australia, Nueva Zelanda,) supuso que los budistas asiáticos fueran vistos cada vez menos como alguien ajeno por parte de la cultura anfitriona dominante.

Rápido crecimiento

Mientras llevó cientos de años, quizá mil, que el budismo se estableciera en Asia, en algunos países occidentales se ha asentado en menos de una década.

Fue en los años sesenta del s. XX, sin embargo, cuando el budismo se expandió rápidamente en Occidente. Esto se debió en parte a la salida del Dalai Lama del Tibet en 1959 y su subsiguiente lanzamiento a la primera plana mundial. Al mismo tiempo muchos lamas y refugiados tibetanos obtuvieron residencia en países occidentales y abrieron centros de enseñanza. Los occidentales además encontraron que el Budismo Zen tenía cosas en común con el movimiento hippie de los 60 y los ideales de los Beatniks:

  • Esta primera oleada llegó sobre todo a EEUU y después más lentamente a Europa Occidental y otras naciones occidentales.
  • Hoy las entidades budistas de Occidente incluyen centros de enseñanza y retiro, editoriales, grupos de estudio, grupos de meditación, hospicios, librerías, centros de formación y similares.

Estas entidades budistas encuentran su cauce de expresión en numerosas webs que representan una plétora de tradiciones y líneas budistas. El Directorio Budista Mundial (www.buddhanet.info) por ejemplo, invita a las entidades budistas a inscribirse. Por ejemplo, a principios de 2014, una selección ad-hoc mostraba:

  • al menos 1.100 centros budistas en EEUU y Canadá, incluidos más de 430 en California;
  • 64 centros en Londres;
  • 149 en Suiza, y
  • 125 en Victoria, Australia.

Todas estas cifras eran substancialmente más altas que en 2005. El budismo también ha penetrado en Sudamérica (incluyendo 33 centros en Brasil) y África (incluyendo 46 en Sudáfrica). Tanto en EEUU como en Australia algunos consideran al budismo como la religión de más rápido crecimiento.

Definiciones

El budismo asiático y el budismo occidental se manifiestan ahora de diferente manera. Se habla de “budismo inmigrante” y “budismo converso”:

  • El budismo inmigrante puede estar representado por un templo chino donde los inmigrantes chinos reciéntes se congregan para sus festividades, ritos semanales y apoyo cultural.
  • El budismo converso puede estar representado por los bungalós de madera renovados o las salas alquiladas sobre locales comerciales donde los conversos locales se reúnen para la meditación y la enseñanza. A menudo son personas blancas, de clase media, y cuentan con ingresos disponibles, es decir, son de un grupo demográfico particular.

Sin embargo, estas simplificaciones son problemáticas. Entre estos budistas conversos los comentaristas sugieren más categorías:

  • Budistas de raigambre:descendientes de los primero inmigrantes;
  • Budistas de cuna: criados en una familia budista;
  • Budistas ocultistas: influidos por la teosofía;
  • No sólo Budistas: aquellos con múltiples identidades;
  • Budistas “light”: los que practican la meditación ocasionalmente;
  • «dahrma-hoppers»: los que revolotean entre tradiciones;
  • Budistas de “mesilla de noche”: los que no se comprometen más allá de tener «en la mesilla de noche» un libro budista que están leyendo;
  • Budistas del “baby-boom”: pertenecientes a una demografía generacional; o simplemente
  • Budistas conversos: los que voluntariamente eligen el Budismo y pertenecen al “Nuevo Budismo”[1].

El eclecticismo y la ambivalencia son frecuentes. Si se excluyen los criterios dogmáticos, esencialistas  o de asistencia, la descripción “cercanos al Budismo” puede ser suficiente para muchos.

Un compromiso más profundo

Esa ambigüedad de autodefinición está compensada con una noción de compromiso más profundo, en la ceremonia de “tomar refugio”. Este compromiso más profundo puede ser con el budismo en sí, o en la ordenación como monje o monja. Alternativamente, puede ser por un periodo de retiro o de reclusión durante una fase particular de la vida:

  • Se pronuncia una simple fórmula ritual: “Tomo refugio en Buda; tomo refugio en el Dharma; tomo refugio en el Shanga”, es decir, en el Buda, sus enseñanzas y la comunidad.
  • Esta simple fórmula es adoptada en Occidente, pero la “conversión” al Budismo no se limita a esto o por esto.

Bastante a menudo los que se autodefinen como budistas en Occidente se alinean con más de una tradición (dentro del Budismo) y a veces con más de una religión. Por tanto, no es extraño encontrar que un occidental asista al Centro Tibetano Budista una noche, a una misa católica otro día, a un fin de semana de retiro con sus amigos Zen y a ritos paganos del Solsticio, y se declare “sin religión” en el censo.

Expresiones occidentales

A pesar de esta ambigüedad de compromiso y práctica, se pueden identificar varias líneas y tradiciones. Cada una de las tres grandes tradiciones budistas está representada en Occidente: Theravada, Mahayana y Vajrayana (es decir, la forma Tibetana).

  • Algunas de estas tradiciones son “cebos” intencionales de Asia (por ej. la Fundación para la Preservación de la Tradición Mahayana, FPMT).
  • Otras son claramente innovadoras (por ej. la Orden Budista Occidental, recientemente renombrada Triratna).
  • Otras retienen su demografía asiática, pero nacen de una renovación en sus países de origen (por ej. Buda Luz Internacional tiene raíces taiwanesas).
  • Algunas han sido criticadas por mostrar características de secta ( por ej. Soka Gakkai).
  • Algunas se han occidentalizado y después se han replantado en Asia (por ej. FPTM tiene un centro en Mongolia).
  • Algunas tradiciones se han extendido ampliamente (Nueva Tradición Kadampa tiene 1.100 centros en 40 países.

Contornos y modelos

Varios contornos del Budismo Occidental son reconocibles hoy en día.

  • La velocidad de aceptación no tiene precedentes. Si bien el Budismo necesitó cientos de años, quizá 1.000, para implantarse en Asía, ahora ha arraigado en menos de una década en algunos países occidentales.
  • Al contrario que en Asia donde distintas tradiciones culturales budistas han dominado en diferentes países, (por ejemplo el Zen en Japón), toda la gama de tradiciones budistas coexisten en muchas ciudades occidentales. Esto ofrece más opciones a los practicantes y más superposición entre las líneas mismas.

 Otros modelos son identificables:

  • Las estructuras de liderazgo están cambiando: los monjes ordenados en Asia, formados durante años de rigurosa doctrina y práctica, han sido sustituidos por estudiosos laicos en Occidente.
  • Las estructuras de autoridad pueden diferir: las comunidades budistas de Occidente pueden ser más democráticas e igualitarias; en ellas las mujeres suelen tener más voz. Esto puede deberse también a que los laicos suelen ser personas con un nivel alto de formación.
  • Los modelos de promulgación también son diferentes: en Occidente los medios de comunicación y los personajes famosos promueven el budismo como una herramienta psicológica o como un medio para la paz mundial y la compasión, o simplemente como una tendencia de moda.
  • La cultura material es similar. Pero el budismo occidental es fácilmente comodificado con un talante de “bricolaje”. La noción misma de un credo definido es anatema para algunas personas en Occidente.

Panorama

El budismo continúa mutando en expresiones variables:

  • El budismo comprometido ha ganado auge por su fuerte impulso ético, sincrónico con el crecimiento del Movimiento Verde y la concienciación social y política entre algunos budistas de Occidente.
  • El budismo feminista, budismo negro y budismo gay son hoy reconocibles.

Dado que el Budismo está hoy desligado de su Asia natal, ahora está abierto a las fuerzas culturales locales a las que toda religión debe hacer frente cuando se sitúa desde cero en un contexto extranjero. La presencia del budismo está llegando a ser verdaderamente global, pero a nivel local, si su historia nos enseña algo, se adaptará y contextualizará.

Está aún por determinar cuánto tendrá que ceder en sus puntos en común universales. ¿Cuánto tendrán en común, por ejemplo, los budistas de Marruecos con los budistas gays de América? ¿Y se parecerá alguno de los dos remotamente al budismo de Asia?

Implicaciones para la Misión

Por su perfil creciente, es el momento de que los cristianos evangélicos reparen en el budismo de occidente, tanto en el contexto de la inmigración como también en sus manifestaciones  conversas. Continuará creciendo; el budismo es una religión misionera. Sin embargo, el número de los que se identifican sólo como budistas convertidos practicantes probablemente se estancará en los países occidentales en un 2% de la población. Así lo indican dos décadas de censos en Australia, Nueva Zelanda y Gran Bretaña.

Los cristianos, por tanto, necesitan «prácticas» de las que hablar: disciplinas de lectura de la Palabra a diario, meditación y oración, participación en la Eucaristía/Cena del Señor. Estas prácticas están abiertas  a ricas conversaciones.

Muchos de estos conversos proceden de contextos cristianos: muchos son ex-cristianos desilusionados que han sido maltratados en la iglesia o han hallado poco socorro en ella o consideran que el budismo es de mayor estímulo intelectual o tiene un mayor valor ritual. Los evangélicos pueden señalar el budismo occidental como nueva frontera para la misión, pero esto implicará desafíos intelectuales y pastorales en los que habrá que pensar detenidamente.

Respuestas sugeridas

Esta conceptualización puede informarse mejor por conversaciones, no primordialmente en el campo del budismo y las religiones mundiales, sino con misioneros que trabajen entre adeptos a la Nueva Era y a los Nuevos Movimientos Religiosos de Occidente. Los budistas de occidente están menos preocupados por la doctrina y la creencia y más interesados en la “práctica”, en lo que hace uno a diario en la religión.

Los cristianos, por tanto, necesitan una práctica de la que hablar: la disciplina de leer la Palabra a diario, la meditación y oración y la participación en la Eucaristía/Cena del Señor. Estas prácticas están abiertas  a ricas conversaciones. Mientras que muchos evangélicos están cansados de ritual, es precisamente el ritual lo que a menudo atrae a los budistas occidentales. Pertenecer a una comunidad con rituales puede muy bien llevarles a creer [2]: aquí hay una llamada implícita a los cristianos a ser misionales con un perfil visible, ofreciendo hospitalidad y conversación. Además, asistir durante una temporada a una Comunidad Budista Occidental puede llevar a valiosas conversaciones sobre Jesús.

Los budistas occidentales a menudo han rechazado simplemente la iglesia institucional, muchos son ex-cristianos que han sido dañados por la iglesia. Este rechazo, junto con sus características sociológicas y culturales es común a los practicantes de la Nueva Era, Nuevos Movimientos Religiosos y neo-Paganismo: todos tienden a abrazar creencias, prácticas y formación identitaria eclécticas.

Un interés auténtico y lleno de curiosidad y amor hacia ellos como personas lleva a una conversación intensa y a menudo cálida. Ya sea visitando un templo New Kadampa o comiendo con un grupo Zen, o confraternizando con gente en la calle Mayor de Glastonbury, la gente me ha hecho la misma observación: “Eres el primer cristiano real que hemos conocido”.

La reflexión sobre el encuentro misional con el budismo occidental continúa en el Grupo Temático 16 de Pattaya 2004 del foro de Lausana. Esto se encuentra reflejado en el Papel Ocasional de Lausana 45, “Espiritualidad religiosa y no religiosa en el mundo occidental (Nueva Era)”, que constituye un buen punto de partida para el viaje hacia el encuentro misional con el budismo occidental.[3]

Notas

  1. Thomas Tweed, ‘Night-Stand Buddhists and Other Creatures: Sympathizers, Adherents, and the Study of Religion’ in American Buddhism: Methods and Findings in Recent Scholarship, ed. Duncan Ryuken Williams y Christopher S (Reino Unido: Curzon Press, 1999). Y James W Coleman, The New Buddhism: The Western Transformation of an Ancient Tradition (NewYork: Oxford University Press, 2001).
  2. G Davie, Religion in Britain since 1945: Believing without Belonging (Oxford: Blackwell, 1994).
  3. Nota del editor: Este documento está disponible para descarga en PDF en https://lausanne.org/en/documents/lops/860-lop-45.html.

Otras lecturas

Almond, Philip C. The British Discovery of Buddhism. Cambridge: Cambridge University Press, 1988.

Bluck, Robert. British Buddhism: Teachings, practice and development. Londres y Nueva York: Routledge, 2006.

Clasquin, Michel, y Jacobus S Krueger, eds. Buddhism and Africa.Pretoria: University of South Africa Press, 1999.

Coleman, James W. The New Buddhism: The Western Transformation of an Ancient Tradition. New York: Oxford University Press, 2001.

Hugh Kemp es profesor adjunto de misionología en el St John´s College de Auckland, Nueva Zelanda. Ha enseñado teología en Mongolia, Inglaterra, Filipinas y Sri Lanka.